Política monetaria y cambiaria

    Respuestas e incertidumbres

    Hasta que de pronto llegó la crisis…

    Hasta la crisis internacional (originada por el fin de la burbuja hipotecaria
    en EE.UU.), el BCRA priorizó el mantenimiento del tipo de cambio nominal,
    realizando una fuerte acumulación de reservas; después de la crisis,
    la política monetaria estuvo orientada a brindar liquidez en un marco
    de salida de capitales y a mantener en línea al Tipo de Cambio Nominal.

    Si bien el sistema financiero respondió favorablemente, las condiciones
    externas adversas dejaron secuelas que aún persisten: mayor tasa de interés
    local, mayor recurrencia al corto plazo en los depósitos privados y una
    preferencia por mayor liquidez por parte de los bancos (la colocación
    de LEBAC a un plazo superior a los 6 meses quedó en el olvido).
    En este contexto la preservación del valor del peso quedó en un
    segundo plano, observándose un crecimiento de 24% a/a de la oferta monetaria
    (consistente con una inflación superior a 15%).
    Para 2008 esperamos que se lleve a cabo una política monetaria más
    conservadora en aras de estabilizar la inflación, por lo que se observaría
    una menor compra de reservas y una expansión más moderada de la
    oferta monetaria.

    Antes y después de la turbulencia

    Hubo una importante suba en las reservas

    Durante el primer semestre del año la dinámica de las variables
    fue similar a la de 2006, priorizando el BCRA el mantenimiento del tipo de cambio
    nominal en un marco de una balanza comercial favorable y una importante entrada
    de capitales privados (US$ 5.563 millones). La contracara fue una fenomenal
    acumulación de reservas internacionales por US$ 11.120 millones.

    Una cifra que casi supera al incremento total durante 2006 excluyendo la variación
    por el pago de la deuda al FMI (US$ 12.936 millones).
    Por la compra de divisas, el BCRA inyectó $28.126 millones, de los cuales
    fue esterilizado casi 90% ($25.055 millones). El principal instrumento de esterilización
    fue la colocación de LEBAC y NOBAC por $17.071 millones, llevando de
    esta forma el stock a fines de junio a $58.707 millones (incremento
    superior a 40% desde fines de 2006). Otros mecanismos de esterilización
    fueron los pases ($3.969 millones) y la cancelación de redescuentos ($2.276
    millones). Durante este período, tanto las tasas de interés de
    referencia como el tipo de cambio nominal contra el dólar se mostraron
    estables.
    A fines de julio de 2007, aparecieron los primeros problemas asociados a la
    burbuja hipotecaria en EE.UU. y con ello se revirtió el flujo de capitales
    privados, observándose una fuga por US$ 2.700 millones durante el tercer
    trimestre. Esto exigió un golpe de timón por parte de las autoridades
    del BCRA, orientando la política monetaria a minimizar el impacto de
    la crisis sobre las entidades financieras. La salida de capitales obligó
    al sistema financiero a reponer liquidez mediante recompra de LEBAC ($12.904
    millones) y la reducción del stock de pases pasivos ($2.298
    millones). Por su parte, los bancos buscaron suavizar la salida de depósitos
    mediante una suba en las tasas de interés. Hacia fines de 2007 la situación
    se normalizó, se frenó la salida de capitales y el BCRA volvió
    a acumular reservas, superando el nivel precrisis.
    El sistema financiero logró sortear favorablemente la turbulencia, pero
    quedaron algunas huellas que aún persisten:
    • Tasa de interés más elevada.
    • Preferencia de los bancos por las LEBAC de corto plazo (la última
    licitación de estos instrumentos a un plazo mayor a cinco meses fue junio
    de 2007).
    • La modificación de normas contables referentes a la valuación
    de los instrumentos que los bancos mantienen en sus carteras para moderar los
    efectos de la crisis sobre los balances no sienta un precedente positivo.
    Si bien el BCRA cumplió formalmente con el programa monetario durante
    2007, debió apelar a cierta contabilidad creativa que va en contra de
    su “espíritu”. Cabe recordar que en la Argentina el objetivo
    primario y fundamental del BCRA de acuerdo con su carta orgánica es el
    mantenimiento del valor de la moneda. Si bien no existe un inflation targeting
    como en Brasil o Chile, se busca cumplir con el objetivo limitando la expansión
    del agregado monetario M2 (billetes y monedas en poder del público más
    los depósitos en cuenta corriente y cajas de ahorro en los bancos tanto
    del sector privado como el público).
    Para 2007, el programa monetario fijaba como límite inferior $137.986
    millones para fin de año (expansión de 12% respecto a diciembre
    de 2006) y $146.663 millones como límite superior (19% a/a). Teniendo
    en cuenta que el promedio de M2 a diciembre de 2006 se ubicaba en $123.381 millones,
    el límite superior fijaba un incremento máximo de $23.252 millones
    para 2007. Sin embargo, los billetes y monedas en poder del público y
    las cuentas corrientes y cajas de ahorro privados se expandieron $29.162 millones.
    El BCRA debió apelar a un traspaso de cuentas públicas desde cajas
    de ahorro y cuenta corriente (que forman parte del M2) a plazos fijos (que no
    forman parte del agregado) por $7.455 millones.
    De no haberse producido este traspaso el M2 hubiera cerrado 2007 en $152.543
    millones, lo cual lo hubiera ubicado por encima del límite superior y
    hubiera implicado una suba de más de 24% respecto a fines de 2006. Este
    swap responde a la observancia formal del PM y no a decisiones de composición
    del portfolio del sector público, con lo cual cabe preguntarse
    si el BCRA está realmente comprometido con el cumplimiento del PM y por
    ende con el control de la inflación local.

    Depósitos y préstamos

    Hay divergencia en la expansión del crédito

    Los depósitos mostraron en los últimos cinco meses de 2007 una
    preferencia por la liquidez (depósitos a la vista) y, por el lado de
    los plazos fijos, una búsqueda de refugio en el dólar. Los préstamos
    siguieron con la fuerte expansión de años anteriores, apoyados
    en el impulso de los créditos a las familias. Resultado: incremento de
    las tasas de interés.

    Por Ignacio Fernández Dussaut (*)

    En materia de depósitos, el mercado se inclinó por la liquidez
    y las colocaciones en dólares.
    En 2007, las turbulencias financieras internacionales delimitaron claramente
    dos subperíodos en la evolución de los depósitos. Así,
    entre enero y julio, la dinámica de los Plazo Fijo (PF) superaba a la
    de los depósitos a la vista, y los incrementos de los PF en dólares
    iban en tándem con aquellos denominados en pesos. Sin embargo, a partir
    de julio, el Sector Privado No Financiero (SPNF) mostró una preferencia
    por la liquidez en detrimento de los depósitos a plazo fijo, y dentro
    de este segmento se inclinó por los denominados en dólares.
    Los PF se incrementaron a un ritmo de 18,2% interanual en 2007, disminuyendo
    un escalón respecto a 2006 (27,6%). Esta merma en el ritmo de crecimiento
    se explicó por el fuerte freno que tuvieron las colocaciones en pesos,
    que en los últimos cinco meses del año se incrementaron a un ritmo
    anualizado de 1,4%, mientras que durante los primeros siete meses este guarismo
    había sido de 22%. Por su parte, las colocaciones en dólares mostraron
    un redoble en su paso registrando una suba de 64,9% anualizado en los últimos
    cinco meses del año, mientras el incremento hasta julio había
    sido de 35,4%.
    En este contexto, el incremento total de los PF mostró una marcada desaceleración
    en los últimos cinco meses, al crecer 10,5% anualizado, mientras en los
    primeros siete meses lo había hecho 24%. Esto se debió principalmente
    al mayor peso relativo que conservan los depósitos a plazo fijo en moneda
    nacional en relación a aquellos en dólares. En consecuencia, el
    total de PF aumentó en $10.000 millones en 2007, monto inferior al de
    2006 en $1.900 millones. Así, los PF alcanzaron a $64.600 millones, mostrando
    un incremento interanual de 18,2%.
    Por su parte, los depósitos a la vista aumentaron en $18.000 millones
    (31,6% interanual), alcanzando a $75.800 millones. En consecuencia, este tipo
    de colocaciones mostró una aceleración respecto a la dinámica
    de 2006, evidenciando la preferencia por la liquidez motivada tanto por las
    turbulencias internacionales como por la incertidumbre en el contexto local
    respecto a las elecciones presidenciales y a la verdadera evolución de
    la inflación. Si bien esta situación comenzó a revertirse
    a finales de noviembre, todavía no está claro qué dinámica
    predominará en 2008.

    Los préstamos
    Profundizaron el sesgo hacia los créditos a las familias y para el consumo.
    Los préstamos al Sector Privado No Financiero (SPNF) continuaron con
    la expansión que comenzó en 2004. Así, por tercer año
    consecutivo, registraron un crecimiento superior a 20% interanual apoyado en
    los créditos a las familias y en aquellos para el consumo, marcando un
    sesgo hacia el corto plazo. El total de préstamos alcanzó a $104.600
    millones, aumentando 39,4% en 2007. Este incremento no fue uniforme en todos
    los segmentos, destacándose la suba en los créditos personales,
    que fue de 60,7%.
    Los préstamos a las familias exhibieron un aumento de 52,2%, totalizando
    $46.000 millones. De este modo, aumentaron su participación sobre el
    total de los créditos al SPNF en 3,7 puntos porcentuales, hasta un guarismo
    de 44% en 2007. La contrapartida de este incremento es una disminución
    en el peso relativo de los préstamos a las empresas, que mostraron un
    aumento de 30,8% interanual, por debajo del promedio.
    La diferencia entre la tasa de expansión de los préstamos a las
    familias y los préstamos destinados a las empresas se acentuó
    en 2007. Esta brecha alcanzó los 21,5 puntos porcentuales mientras que
    en 2005 era de 4,3 y en 2006 de 17 puntos porcentuales.
    Entonces, la pregunta que cabe hacerse es: ¿se mantendrá en el
    futuro esta divergencia en las tasas de expansión del crédito?
    Algunos indicadores podrían ayudar a clarificar el panorama:
    • El aumento del riesgo país complica el financiamiento de las
    empresas; sumado a la mayor aversión al riesgo de los inversores extranjeros
    como consecuencia de las turbulencias financieras internacionales.
    • Además, las incertidumbres locales hacen que las empresas no
    profundicen su endeudamiento. Esto puede deberse a diversas incertidumbres:
    en el sector energético, en lo referente a la inflación o, en
    general, sobre las medidas que pueda llegar a tomar el Gobierno.
    Por lo tanto, habrá que prestar mucha atención a la evolución
    de estas variables durante 2008, ya que el menor margen de ganancias de las
    empresas reduce el financiamiento con fondos propios y, debido a los riesgos
    recién mencionados, el financiamiento con fondos externos también
    se dificulta, pudiendo condicionar la expansión futura de la oferta local.
    Utilizando la clasificación que realiza el BCRA en su Informe Monetario
    Mensual, tenemos que:
    Los créditos al consumo siguen con tasas de
    crecimiento superiores a 50%. En 2007, la expansión de este tipo de préstamos
    fue de 55,8% interanual, alcanzando un monto total de $31.800 millones. Así,
    este tipo de crédito aumentó en 3,2 puntos porcentuales su participación
    y representa 30,4% de los préstamos totales al SPNF. La contribución
    al aumento de estos créditos fue de 38,8 puntos porcentuales por parte
    de los créditos personales y de 17 puntos porcentuales los de tarjeta
    de crédito.
    Los préstamos comerciales tuvieron una desaceleración
    de 9,8 puntos porcentuales y se ubicaron en un andarivel de 29,1% interanual.
    Este incremento se explica principalmente por la expansión de 37,7% de
    los documentos a sola firma, que justifica 16 puntos porcentuales del aumento
    de los créditos comerciales. Los adelantos en cuenta corriente contribuyeron
    con 5 puntos porcentuales y otros créditos con los restantes 8. En total,
    los préstamos comerciales alcanzaron un monto de $52.500 millones, perdiendo
    4 puntos porcentuales en la participación sobre el total de los créditos,
    para ubicarse en un guarismo de 50,2%.
    Los créditos con garantía real observaron
    una aceleración en su ritmo de crecimiento traccionado por la expansión
    de las hipotecas. La suba en su tasa de variación fue de 20,6 puntos
    porcentuales ubicándose en 2007 en 45,7% interanual, ratio que la coloca
    más cerca de las tasas registradas en los créditos al consumo
    que en los comerciales. El aumento de 45,7% se explica en 30 puntos porcentuales
    por los préstamos hipotecarios y en 15,7 por los prendarios. Cabe recordar
    que los préstamos con garantía real fueron los que más
    sufrieron las consecuencias de la crisis que azotó al sistema financiero
    desde 2001. Los primeros en recuperarse fueron los prendarios, desde enero de
    2005, mientras que los hipotecarios, cuyos montos y plazos son mayores, lo hicieron
    desde comienzos de 2006.
    Los créditos con garantía real se encuentran con dificultades
    para profundizar su recuperación por la carencia de fondeo de largo plazo
    que sufren los bancos. Los principales problemas son:
    • La preferencia por la liquidez en los depósitos.
    • La falta de una moneda de referencia sobre la cual denominar los préstamos.
    En este contexto, las entidades financieras tienen dificultad para prestar en
    dólares (excepto a exportadores) y no pueden indexar los créditos
    (por lo que resta vigente de la ley de convertibilidad). A esto se agrega la
    aversión de la clientela a aceptar préstamos en pesos a tasas
    flotantes, por la incertidumbre sobre la evolución de las mismas.
    A modo de resumen, en 2007 se observaron dos claros fenómenos:
    1- Una marcada preferencia por la liquidez acompañada de un sesgo hacia
    el dólar en los depósitos.
    2- La continuidad de fuertes tasas de crecimiento en los créditos.
    La combinación de estas dos situaciones motivó una suba en las
    tasas de interés en el segundo semestre de 2007. En los depósitos
    a plazo fijo en pesos a 30 días el incremento fue de 3,1 puntos porcentuales,
    ubicándose en diciembre en un guarismo de 10,2%. Por su parte, la tasa
    Badlar (depósitos a 30 días de más de un millón
    de pesos) alcanzó un nivel de 13,5% en diciembre, mostrando un aumento
    de 5,6 puntos porcentuales en la segunda mitad del año. Respecto a las
    tasas activas, la Prime (créditos a empresas de primera línea)
    trepó 7,3 puntos porcentuales en el segundo semestre, y culminó
    en 16% en diciembre.
    De persistir o profundizarse los dos fenómenos descriptos anteriormente,
    las tasas de interés seguirán aumentando. Por lo tanto, para revertir
    esta situación, el Gobierno debería atacar activamente las incertidumbres
    respecto a la política económica, fiscal y energética.
    Para esto es fundamental sentar reglas de juego claras y duraderas.

    (*) Ignacio Fernández Dussaut se desempeña como analista económico
    en IERAL Fundación Mediterránea.

    Tipo de cambio

    El peso argentino, a contramano del mundo

    Durante 2008 el Tipo de Cambio Nominal respecto al dólar registró
    una variación punta a punta de 2,5%. El TCN continuó con la tendencia
    alcista determinada por el Gobierno, a pesar de que las monedas de la región
    se apreciaron de manera significativa contra el dólar estadounidense.

    Aunque las presiones sobre la variable son bajistas (apreciación), la
    intervención del Banco Central (BCRA) comprando US$ 14.000 millones garantizó
    un TCN depreciado en un mundo donde el dólar se muestra débil.
    Por este motivo, la depreciación contra el real y el euro fue de 23,2%
    y 12,9% respectivamente.
    Si bien esta variable sigue mostrando una tendencia alcista, durante el año
    tuvo un comportamiento disímil a raíz de eventos financieros y
    comerciales. Las variables relevantes en la evolución del TCN fueron,
    en primera instancia, el mercado de bonos soberanos argentinos y luego los saldos
    comerciales.
    Se pueden distinguir cuatro claras etapas en la evolución de la cotización
    del peso.
    Estabilidad (enero-marzo). Se produjo una entrada de
    capitales poco significativa destinada a la adquisición de LEBAC e instrumentos
    de renta variable, contrarrestada por las compras del BCRA. El TCN se ubicó
    en torno a $3,12.
    Presiones bajistas (abril-junio). El segundo trimestre
    de cada año es estacionalmente de apreciación del TCN, consecuencia
    de la liquidación de la cosecha gruesa (soja, maíz y girasol).
    Particularmente en 2007, los precios de los commodities mostraron una tendencia
    alcista, sumando un factor adicional a la estacionalidad. Mediante fuertes compras
    de reservas (US$ 6.300 millones) el BCRA logró que el peso se apreciara
    sólo 1%.
    Turbulencias financieras y poca previsibilidad económica
    (julio-septiembre).
    El combo formado por la incertidumbre política
    por las elecciones presidenciales, las políticas heterodoxas del Gobierno
    para combatir la aceleración de precios y un contexto internacional turbulento
    provocó una fuga de capitales de aproximadamente US$ 2.500 millones.
    Las ventas del BCRA (US$ 1.300 millones) fueron insuficientes para mantener
    en línea al TCN, el cuál se depreció 2,6% ubicándose
    en torno a $3,18.
    Estabilización (octubre-diciembre). Después
    de un susto adicional en octubre relacionado con la crisis de hipotecas, un
    menor ritmo de compras del BCRA (US$ 57 millones diarios contra US$ 90 millones
    en el primer semestre) y saldos comerciales elevados determinaron un TCN más
    apreciado alrededor de $3,16.
    De los gráficos expuestos pueden extraerse dos conclusiones respecto
    de la participación del BCRA en el mercado de cambios:
    • El principal objetivo de la entidad monetaria fue evitar una
    apreciación del TCN
    . Durante 2007 la intervención estuvo,
    en promedio, destinada a comprar reservas.
    • Tuvo una actuación anti-cíclica frente a shocks.
    Esto último se desprende de un coeficiente de correlación respecto
    al TCN de –0,82 (1), implicando que las compras del BCRA tuvieran un comportamiento
    contrario al TCN.
    • Existe un objetivo implícito de perder la menor cantidad
    de reservas
    . Nótese que en los meses de abril/junio donde, producto
    de las liquidaciones de exportaciones, el TCN exhibe presiones a la baja, el
    BCRA intervino comprando US$ 6.300 millones. Lo contrario sucede en los meses
    de agosto/octubre donde, a raíz de la turbulencia financiera internacional,
    la cotización del peso se dispara y el BCRA interviene vendiendo tan
    sólo US$ 1.300 millones.

    Proyección 2008
    Banco Central en retirada. Con el objeto de evitar
    una expansión monetaria que siga fogoneando la inflación, esperamos
    que el BCRA esté menos presente en el mercado de cambios con compras
    que rondarán los US$ 7.000 millones, la mitad que en 2007.
    Se incorpora el sector público en el mercado de cambios.
    Con un superávit fiscal abultado en función de las medidas tomadas
    durante los últimos dos meses de 2007, es altamente probable que el Gobierno
    compre dólares para colaborar con el BCRA.
    Saldo comercial cayendo. Estimamos que el saldo pasará
    de US$ 10.500 millones en 2007 a US$ 8.000 millones en 2008, lo que facilitaría
    la tarea del BCRA.
    Mercado de bonos soberanos como poco movimiento. El
    TCN es muy sensible a los flujos de capitales asociados al mercado de bonos
    soberanos (muestra un coeficiente de correlación de 0,82). En tanto y
    en cuanto no se resuelva la cuestión del Indec, se siga en default
    con el Club de París y no se den señales claras de mayor previsibilidad
    de mediano plazo no habrá entrada de capitales fuerte.
    Teniendo en cuenta estos elementos, esperamos que el TCN cierre 2008 en torno
    a $3,24, registrando una variación punta a punta de 2,5%.

    1- Medida estadística que mide el grado en que dos variables se mueven
    conjuntamente. Su valor está comprendido entre +1 (correlación
    perfecta positiva, las dos variables suben o bajan conjuntamente en la misma
    magnitud) y –1 (correlación perfecta negativa, una variable aumenta
    y la otra disminuye en la misma magnitud).







    El efecto del alto costo de las LEBAC

    Mucho se ha hablado sobre los límites de la política
    de acumulación de reservas del Banco Central y de esterilización,
    vía LEBAC, de una fracción de la base monetaria inyectada
    por las operaciones de compra de divisas. Uno de los límites,
    no necesariamente el único, sería que el organismo presentase
    un déficit cuasi fiscal (otro límite podría ser
    la inflación en determinado nivel). El resultado cuasi fiscal
    es la diferencia entre los resultados positivos de los activos remunerados,
    las reservas y los redescuentos, y los resultados negativos de los pasivos
    remunerados, las LEBAC y depósitos de las cuentas corrientes
    de los bancos en el BCRA.
    En el período 2005-2007, el organismo profundizó la utilización
    de las LEBAC como instrumento de esterilización, obteniendo una
    tasa de interés superior a la de las reservas internacionales.
    No obstante ello, la buena performance de las inversiones del
    BCRA y el mayor volumen de reservas permitieron un resultado cuasi fiscal
    positivo. En 2007, el resultado estimado fue de $2.400 millones, mientras
    que en 2006 y 2005 fue de $1.500 millones y $2.700 millones, respectivamente.
    Sin embargo, la suba en el costo de las LEBAC, que se ubicó en
    10,5% anualizado en las últimas licitaciones, obliga a analizar
    si el resultado del BCRA entrará en terrenos negativos durante
    2008. Para esto, simulamos diferentes escenarios de costo de las LEBAC,
    rendimiento de las reservas y nivel del tipo de cambio:
    • Bajo los tres escenarios de tipo de cambio y para tasas de LEBAC
    superiores a 8% el BCRA presentaría un déficit cuasi fiscal
    en 2008 en el caso de que el rendimiento de las reservas se ubique en
    3% (este rendimiento se observó durante 2005).
    • En el caso de que se mantenga el tipo de cambio en los niveles
    actuales y con un rendimiento de las reservas por sobre 4%, se observaría
    déficit sólo si el costo de las LEBAC trepase a 12%
    • El resultado del BCRA se agrava a menor valor del US$ ceteris
    paribus
    el rendimiento de las reservas y el costo de las LEBAC,
    aunque es posible que una apreciación del peso esté asociada
    a un menor costo de las LEBAC.
    En resumen, la suba del costo de las LEBAC está poniendo en jaque
    la política de acumulación del BCRA. Si bien el rendimiento
    obtenido por las reservas ha sido más que interesante en estos
    últimos dos años (5% anual) sigue siendo una variable
    en gran medida exógena para las autoridades del BCRA, con lo
    cual es imposible asegurar que se mantenga en los niveles actuales.
    Esto obliga a un replanteo de la estrategia por parte del BCRA y a una
    sintonía aún más fina para 2008.