Contexto internacional

    Perspectivas de la economía mundial

    Sigue el crecimiento global pero con importantes ajustes

    Los últimos datos estadísticos de Estados Unidos incrementaron
    los temores de una recesión. No obstante, este escenario no es todavía
    el más probable. La gran economía del norte enfrenta un proceso
    de desaceleración y rebalanceo de las principales variables que, aunque
    genere ruidos en el corto plazo, todavía es saludable para la economía
    global. El mundo se enfrentará a presiones inflacionarias durante el
    primer semestre de 2008 por lo que se observará una política monetaria
    más cauta.

    Estados Unidos mostraría en 2007 y 2008 un crecimiento de 2,2% y 1,9%
    respectivamente, guarismos por debajo de su crecimiento de largo plazo (+3%),
    aunque la actividad comenzaría a mostrar mayor dinamismo hacia mediados
    del segundo semestre.
    La desaceleración de la principal economía del mundo le quitaría
    menos de 1 punto de crecimiento a las economías asiáticas, las
    cuales exhiben una gran diversificación de sus exportaciones y son cada
    vez más dependientes de su mercado interno. Este bloque registraría
    un crecimiento de 7% en 2008.
    Europa está más expuesta frente a una desaceleración en
    Estados Unidos y en medio de cambios estructurales importantes en su organización
    interna. De todos modos, continuaría creciendo sólidamente a una
    tasa de 2,3%; 0,3 puntos mayor a su promedio de largo plazo.
    El fenómeno de la inflación preocupa en el presente a toda la
    comunidad internacional. El mundo se enfrentará a presiones inflacionarias
    durante el primer semestre de 2008 por lo que se observará una política
    monetaria más cauta. Quizá la peor parte se la lleva Estados Unidos,
    que deberá manejar esta situación junto con temores recesivos
    y una crisis financiera todavía sin resolver.
    En función de estos datos, estimamos un crecimiento mundial para 2007
    y 2008 de 4,9% y 4,4% respectivamente. Si bien 2008 registra una desaceleración
    de 0,5 puntos, vale destacar dos elementos: (a) el mundo está en un proceso
    de rebalanceo y ajuste y es positivo que se lleve a cabo en un contexto de crecimiento;
    (b) se continúa creciendo por encima del promedio de los últimos
    10 años (+3,6%).
    Todas estas cuestiones aseguran precios de commodities elevados y estables,
    una gradual caída de la volatilidad hacia fines de 2008 y un mercado
    de capitales más dinámico a mediano plazo. Lo último, sumado
    a los excelentes fundamentals de los países de la región (superávit
    fiscal, superávit comercial, alto nivel de reservas, reducción
    gradual de los niveles de endeudamiento y tipos de cambio flexible), promete
    un avance firme de la región.
    En este sentido, sobresale el caso brasileño cuyas reformas de los últimos
    cuatro años comienzan a dar frutos, mostrando un crecimiento dinámico
    con base en un fuerte proceso inversor tanto de capitales locales como extranjeros.

    Estados Unidos

    Desaceleración de la economía

    Luego de varios años de expansión económica, crecimiento
    del empleo, aumentos en la productividad y bajas en índices de volatilidad,
    2007 quedó marcado por diversos puntos de inflexión en varios
    mercados y variables claves.

    Por Andrés Rossi (*)

    La economía estadounidense fue testigo durante 2007 de una serie de
    cambios que marcaron el comienzo de un ciclo de fuerte desaceleración
    económica y de ajustes en mercados claves. Repasando los últimos
    años, entenderemos más el presente desenlace. El comienzo del
    milenio había sorprendido a Estados Unidos con la explosión de
    la burbuja tecnológica del Nasdaq y el atentado a las Torres Gemelas.
    En ese punto se inició una fase expansiva tanto en política monetaria
    como fiscal, coordinada junto con las demás economías desarrolladas
    para financiar una nueva fase de crecimiento económico.
    Todavía con Alan Greenspan al timón de la política monetaria
    estadounidense, después de haber mantenido la tasa de referencia en el
    mínimo histórico de 1% durante varios trimestres, financiando
    la expansión en mercados de acciones e inmobiliario entre otros; comienza
    la suave contracción de política monetaria en 2004 para luego
    cambiar de presidente de la Reserva Federal en 2007.
    Estos años fueron de cómodo crecimiento económico, tanto
    en Estados Unidos y Europa como en las economías emergentes. Estas últimas,
    en un contexto de evolución del mercado de commodities y mayor liquidez,
    alcanzaron una situación holgada desde el punto de vista de la balanza
    de pagos y deuda pública y con mayores grados de libertad en lo monetario
    y fiscal.
    La llegada de Ben Bernanke a la Fed a principios de 2007, luego del prolongado
    mandato de Greenspan, no estuvo exenta de cuestionamientos y, con algunos traspiés,
    dio inicio a su gestión.
    La primera prueba fue a fines de febrero, con los rumores de que China aumentaría
    sus tasas de interés para paliar el geométrico crecimiento y burbuja
    de su mercado de capitales. Posteriormente los comentarios extraoficiales de
    Bernanke acerca de las tasas de interés llevaron a una abrupta normalización
    de la curva de rendimientos y a un brusco cambio en las expectativas tanto de
    tasas como de inflación.
    A mediados de año, la información del mercado inmobiliario (venta
    de casas nuevas y usadas, precios y cantidades de transacciones, inversión
    residencial y atrasos en hipotecas de baja calificación), acercó
    el escenario de una fuerte crisis inmobiliaria e hipotecaria. Años de
    tasas bajas y políticas crediticias blandas habían alimentado
    una burbuja inmobiliaria que estaba explotando y así llevándose
    consigo miles de millones de dólares en hipotecas e instrumentos estructurados
    a partir de ellas.
    Si bien la economía creció por debajo de su tendencia de largo
    plazo durante el primer trimestre, los dos subsiguientes registraron números
    llamativamente sólidos, con una confianza del consumidor que ya mostraba
    una tendencia a la baja. Hacia mediados de 2007, la creación de empleo
    comenzó a desacelerarse, el desempleo a aumentar y otros indicadores
    de la economía real ya auguraban una desaceleración con una cada
    vez mayor probabilidad de recesión.
    La Reserva Federal, a través de sus comunicados, intentó mostrarse
    atenta a todos los mercados y variables además de la inflación,
    ya que comprendió que los riesgos de la economía no sólo
    provenían por el lado de los precios y de las expectativas inflacionarias.
    La baja de medio punto porcentual en la tasa de referencia el 18 de septiembre,
    justificada en los riesgos sobre la economía derivados de problemas de
    solvencia, fue una clara señal al mercado de que algo más había.
    Fueron varios los fondos mutuos y hedge funds que fueron anunciando la imposibilidad
    de rescate por parte de sus inversores, dado que los activos en que invertían
    carecían de liquidez en sus respectivos mercados, y por lo tanto no tenían
    un valor que asignarles. Esto sucedió en grandes fondos de grandes bancos
    estadounidenses como europeos, lo que demostraba que el problema trascendió
    las fronteras geográficas sin perder tiempo y necesitaría de una
    acción más coordinada para encontrar una solución global.
    Si bien los datos del producto bruto interno eran coherentes con la teoría
    oficial de que la crisis inmobiliaria no afectaría al resto de la economía,
    las pérdidas de los bancos y demás entidades del sector hipotecario
    más el efecto patrimonial negativo generado por la caída de los
    precios de las propiedades infundió temor en los analistas.

    ¿Qué podemos esperar para el corto-mediano plazo?
    De aquí en más presenciaremos:
    • Varios trimestres de crecimiento por debajo de la tendencia de largo
    plazo de la economía.
    • Una normalización de la curva de rendimientos, en parte por el
    aumento de las expectativas inflacionarias fruto de la evolución del
    precio de commodities y también por el efecto de una política
    monetaria expansiva.
    • Mercados de acciones altamente volátiles, donde el sector financiero
    seguirá cotizando muy por debajo de los niveles alcanzados precrisis,
    lo que implica importantes oportunidades de compra a mediano plazo.
    Es de esperar que el consumidor estadounidense restrinja su consumo en función
    de:
    • La contracción del mercado laboral.
    • Aumento en los precios de la energía, que siguen el alza del
    petróleo.
    • El efecto patrimonial negativo por la baja en los precios de los inmuebles.
    • La restricción del crédito.
    Aunque la visión para el corto-mediano plazo es de una profundización
    sobre los cambios y ajustes presenciados a partir de 2007, es relevante remarcar
    que contribuyen a una estabilidad macroeconómica mundial, desde el punto
    de vista de la cuenta corriente y precios de activos cuya evolución reciente
    parecía no ser sustentable. Entonces, la clave pasa a ser cuán
    ordenado es el ajuste y aquí prevalecerán las señales que
    se den a partir de las autoridades monetarias y políticas y el manejo
    de expectativas del mercado.

    (*) Andrés Rossi se desempeña como analista económico-financiero
    en Capital Markets







    La crisis hipotecaria, ¿el comienzo
    del fin?

    Luego de varios años de bajas tasas de interés, facilidades
    para contraer hipotecas, regulaciones laxas y un mercado en claro auge,
    la burbuja inmobiliaria explota y así todo este mercado y sus
    participantes trasladan el ajuste al resto de la economía.
    El mercado inmobiliario estadounidense registró una notable evolución
    en los últimos cinco años. Acompañando este proceso,
    el mercado de capitales mostró una profundización e innovación
    en el proceso de financiamiento a través de la entrada de nuevos
    intermediarios y de la creación de vehículos para invertir
    en dicho mercado. Fue así que la actividad tomo la forma de un
    círculo, en principio virtuoso, donde el mayor financiamiento
    generó mayor demanda y esta última aumento de precios
    y cantidades de las propiedades.
    Estas cuestiones, acompañadas por los buenos números del
    empleo, mejores salarios reales y bajas tasas de interés, fueron
    generando una burbuja en el mercado inmobiliario. Con el fin de continuar
    creciendo se comenzaron a emitir hipotecas incluso a personas de muy
    baja calificación crediticia para luego securitizar (1)
    dichos activos y venderlos a buenas tasas tanto dentro del mercado estadounidense
    como en el extranjero. Llegado a este punto, ante el más mínimo
    empeoramiento de alguna de las condiciones que se daban, como la baja
    en los precios y transacciones, la burbuja explota, y comienzan, de
    esta manera, a detonar varios eslabones de la cadena crediticia.
    Dentro del universo de hipotecas se distinguen tres grupos, en función
    de la calificación crediticia del deudor conocida antes de la
    emisión. Así nos encontraremos con las denominadas Prime,
    Alt-A y Subprime. Es este último el segmento
    más sensible al empeoramiento de las condiciones económicas
    y el que hoy se encuentra en el ojo de la tormenta.
    Las hipotecas subprime son aquellas que reúnen al menos
    una de las siguientes características: historial crediticio débil
    del deudor (falta de pago de cuotas anteriores y entrada en bancarrota),
    escasa capacidad de cumplimiento, baja calificación por puntaje
    crediticio y cocientes de ingreso/cuotas desfavorables.
    Si bien es de esperarse que un determinado porcentaje de las subprime
    caigan en default durante la vida de la hipoteca, esta medida
    se ha acelerado para los primeros meses de vida durante los últimos
    años (ver gráfico adjunto).
    Ahora bien, esto es sólo la punta del iceberg. Buscando ampliar
    los fondos prestables, los intermediarios securitizaron estas hipotecas
    creando vehículos de inversión y ofreciéndolos
    en todo el mundo en un contexto de bajas tasas de interés (lo
    que los hacían más rentables). Si un deudor hipotecario
    entra en mora, el problema lo tiene el deudor; pero si millones de deudores
    entran en mora, es el acreedor quien lo tiene. Aquí empiezan
    las complicaciones. En este nuevo entorno ¿quién es el
    acreedor?; ¿en que país está?; ¿cómo
    contabilizar las pérdidas o ganancias si el instrumento incluye
    miles de hipotecas? Esta situación generó pánico,
    lo que devino en un retiro furioso de fondos y venta anticipada de activos
    con pérdida de valor.
    Las entidades más golpeadas fueron y seguirán siendo por
    ahora las más pequeñas, menos capitalizadas y menos diversificadas.
    De hecho, una gran proporción de estos prestamistas ha abandonado
    el mercado por medio de la bancarrota. Entre los bancos comerciales
    y de inversión más grandes, se encuentran los mejor preparados
    para enfrentar los aumentos en las tasas de incumplimientos de pagos
    de hipotecas.
    Según cálculos del FMI, si las pérdidas acumuladas
    ascendieran a US$ 180.000 millones y los bancos estuvieran expuestos
    a 25% de ese monto, las pérdidas representarían 5% de
    su capital, sin afectar de manera significativa los ratios financieros
    más sensibles exigidos por la regulación.
    Estos bancos comerciales y de inversión son los mayores jugadores
    del mercado de estructuración de instrumentos con hipotecas como
    garantía y demás vehículos de inversión.
    Los compradores de estos instrumentos son en general hedge funds
    tanto de Estados Unidos como de Europa. Fueron muchos los fondos de
    este tipo que han comunicado a sus cuotapartistas que no podrían
    rescatar sus inversiones, dado que estos Mortgage Backed Securities
    y Asset Backed Securities no poseen liquidez en sus respectivos
    mercados y por lo tanto no es posible obtener una valuación del
    fondo en su totalidad. Así, la crisis se fue expandiendo a otros
    instrumentos, otras economías e inversores.
    De acuerdo a estimaciones del Fondo Monetario Internacional, en el caso
    de que los precios bajen 5% adicional, algo altamente probable, las
    pérdidas ocasionadas por las hipotecas Subprime y Alt-A
    ascenderían a US$ 180.000 millones.
    Hasta el momento, la presente crisis ha impactado directamente sobre
    el sector inmobiliario, financiero y crediticio. Las acciones de bancos
    estadounidenses han sufrido bajas de hasta 40/50% con respecto a su
    máximo precrisis y varios de ellos han renovado su management
    de manera de encarar un proceso de reorganización.
    Esta situación tuvo como consecuencia, por ahora, una crisis
    de liquidez (problemas de descalce financiero y no patrimoniales). Por
    este motivo y buscando que no se produzca un derrame sobre la economía
    real, los Bancos Centrales de Estados Unidos, Europa, Japón,
    Suiza y otros países inyectaron fondos en los mercados aceptando
    como garantía estos instrumentos. De esta manera, la política
    monetaria va más allá de bajar las tasas de interés,
    profundizándose el uso de la ventanilla de redescuentos.
    Es probable que esta crisis lleve a la economía estadounidense
    a un período recesivo, y que las autoridades monetarias se encuentren
    frente al desafío de timonear un ciclo contractivo acompañado
    de incómodos niveles de inflación, lo que mantendrá
    a la política monetaria y al poder político en vilo en
    un año eleccionario.

    Andrés Rossi

    1- Proceso mediante el cual se financia un conjunto de activos financieros
    similares pero independientes (generalmente préstamos u otros
    instrumentos de deuda) a través de la emisión de un nuevo
    instrumento financiero que representa el derecho sobre el flujo de caja
    generado por el conjunto de activos.


    Europa

    Aun con interrogantes, 2008 será favorable

    A pesar de los inconvenientes que generó la crisis de hipotecas en EE.UU.
    en materia de política monetaria, se espera una normalización
    de la situación en el segundo trimestre de 2008. Las perspectivas para
    el viejo continente son optimistas.

    Los años comprendidos en el quinquenio 2001/2005 fueron de mediocre
    performance macroeconómica en la zona del euro, que registró
    un crecimiento de 1,4% como promedio anual. La profundización del Estado
    de bienestar (2) generó un sobredimensionamiento del sector público
    por sobre el privado, lo cual impactó negativamente en la productividad.
    Particularmente, los desempeños de Alemania e Italia, dos de las economías
    más grandes del área, explicaron gran parte de los pobres guarismos
    expuestos. En el período mencionado, estos países registraron
    subas anuales promedio de 0,6% y 0,7% respectivamente, con consecuencias sociales
    claras.
    A partir de 2005 algunas economías europeas comenzaron a instrumentar
    reformas estructurales, principalmente en materia laboral y previsional, buscando
    una mayor flexibilidad y capacidad de respuesta de sus economías frente
    a shocks. Desde entonces, y de la mano de una economía global
    en crecimiento, la zona Euro aumenta su dinamismo. Paralelamente, los esfuerzos
    de las Pyme y de los mismos Gobiernos por integrarse mejor a una economía
    globalizada comienzan a surtir efecto, mejorando la rentabilidad empresaria.
    Estos cambios tuvieron su correlato en reducciones del déficit público
    en general.
    Durante 2007, la zona Euro se mostró dinámica, estimándose
    para el cierre un crecimiento de 2,7% anual, levemente por debajo de 2,8% registrado
    en 2006. Uno de los principales tractores de la actividad fue el comercio, tanto
    exterior como el intrazona, este último revitalizado por la recuperación
    de Alemania e Italia y por un mayor dinamismo de las economías de Francia
    y del Reino Unido. Al mismo tiempo, Europa oriental sigue evolucionando en forma
    favorable, dándole aire fresco a una madura economía europea.
    El consumo registró un rebote importante de la mano de una fuerte caída
    del desempleo. El dato relevante es que este descenso se da en un contexto de
    suba en la oferta laboral, con lo cual el efecto sobre la demanda privada es
    mayor. La inversión mostró también una aceleración
    de la mano de buenas ganancias empresarias, una moneda fuerte y el buen momento
    financiero de la región.
    La inflación minorista de la zona Euro registró variaciones anuales
    en torno a 1,8% hasta agosto. De allí en más, se mostró
    más volátil y con tendencia alcista, a raíz de la fuerte
    suba del precio del petróleo y de los commodities agrícolas.
    La inflación en 2007 cerrará en 3%, muy por encima del target
    del Banco Central Europeo (BCE) que se ubica en torno (pero nunca mayor) a 2%.
    El comportamiento alcista de estos precios no es novedoso, sino que se observa
    desde 2002 en el caso del petróleo y desde 2005 en el caso de los productos
    alimenticios. Esto puso al Banco Central Europeo (BCE) en alerta, el cual comenzó
    con alzas preventivas en su tasa de referencia en diciembre de 2005 (estaban
    en 2%), logrando mantener la inflación bajo control.
    Las subas fueron interrumpidas en junio de 2007 en un nivel de 4%, consecuencia
    de los problemas de liquidez derivados de la crisis del mercado de hipotecas
    de EE.UU. Así fue como el índice que incluye todos los bienes
    (HIPC all items) comenzó a escaparse, alcanzando la ya mencionada
    alza de 3%. El índice que excluye los alimentos aceleró también
    su marcha, aunque el mismo se ubicó en torno a 2%.
    Si bien el sesgo de política monetaria sigue siendo contractivo, la pausa
    impuesta por el BCE al alza de la tasa de referencia duraría al menos
    hasta el segundo trimestre de 2008 a la espera de que se materialicen los escenarios
    optimistas y empiecen a mejorar los balances de los bancos que tuvieron problemas
    recientemente.
    El nivel de actividad seguirá dinámico (+2,4%) aunque se mostrarían
    algunas tensiones inflacionarias durante el primer trimestre de 2008. El crecimiento
    vendría explicado por:
    • Europa oriental (+6,2% anual).
    • Alemania y España, que continuarían creciendo dinámicamente
    (+2% y +3,1% anual respectivamente).
    • Crecimiento sostenido del Reino Unido (+2% anual) e Irlanda (+5,5% anual).
    • Leve recuperación de Italia (+1,8% anual) y Francia (+1,6% anual).

    2- Existe un Estado de bienestar o Estado providencia cuando el Estado asegura
    la protección social, entendida ésta como los derechos a la sanidad,
    vivienda, educación, servicios sociales, pensiones de jubilación
    y la protección del empleo o el empleado.

     

    China

    Crecimiento que pone límites al impacto global

    El vigoroso crecimiento del consumo interno y la inversión aseguran
    un fuerte crecimiento en 2008 a pesar de una demanda externa más débil,
    limitando la necesidad de fuertes correcciones de política económica
    por parte de las autoridades del coloso asiático.

    El crecimiento económico se mantuvo firme en 2007, cerrando un quinquenio
    con variaciones del PIB anuales superiores a 10%, a pesar de una política
    monetaria más restrictiva y de medidas administrativas para aplacar la
    demanda. La persistencia del crecimiento estuvo acompañada por un cambio
    en su composición, ganando terreno el consumo doméstico y la inversión
    en desmedro de exportaciones menos vigorosas que reflejan el menor crecimiento
    mundial y menores beneficios impositivos por parte del Gobierno.
    La contracara ha sido una aceleración de la inflación minorista,
    que se ubicó en 6,5% a/a en noviembre (mayor valor de los último
    11 años), impulsada por el precio de los alimentos.
    Las dudas respecto a 2008 se centran en el impacto de una posible recesión
    en EE.UU., dado que la fuerte integración que ha experimentado China
    con el mundo aumenta la vulnerabilidad de la economía a cambios en la
    demanda externa. Sin embargo, el sector externo se ha vuelto más resistente
    a shocks de demanda debido a:
    Diversidad de los productos. El mix de productos
    exportados ha ido ganando en valor agregado de la mano de innovaciones tecnológicas
    y mayor productividad laboral, destacándose el caso de productos eléctricos
    y mecánicos que aportan actualmente 60% de las exportaciones. Siguen
    siendo relevantes, aunque su importancia relativa va en descenso, productos
    de menor valor agregado como textiles (14%) y derivados del acero (7%)
    Diversidad de los destinos. Si bien EE.UU. es el principal
    país comprador de productos de China actualmente representa sólo
    19% de las exportaciones. Entre los demás destinos se destaca Asia, que
    acumula 47% del total de exportaciones.

    Por su parte, la fortaleza de la demanda doméstica también servirá
    como contrapeso en 2008 al menor crecimiento global. La evolución de
    la masa salarial sigue apuntando hacia arriba, dado que los incrementos salariales
    continúan rezagados respecto a los aumentos en la productividad, lo cual
    se verá reflejado en el consumo privado que exhibió la mayor tasa
    de crecimiento de los últimos ocho años. Luego de que la inversión
    privada se desacelerara en la segunda mitad de 2006 por la imposición
    de medidas administrativas por parte del Gobierno, recuperó fuerza en
    2007 y apuntaló el crecimiento de la mano de elevada rentabilidad, aumento
    de los préstamos y tasas de interés reales negativas.
    Otro elemento que ha encendido señales de alarma fue la aceleración
    de la inflación minorista que se ubicó en 6,5%, muy por encima
    del target indicativo del Banco Central de China (3%), impulsado por
    la suba en los precios internacionales de los alimentos. El precio de los demás
    bienes se ha mantenido estable (1% a/a), en parte por controles administrativos
    que incluyen los combustibles y los servicios públicos. No se espera
    que los precios internacionales de los alimentos repitan en 2008 la suba experimentada
    en 2007, por lo cual un escenario de una desaceleración de la inflación
    minorista es el más probable. Sin embargo, persisten cuestiones estructurales
    (precios controlados por el Gobierno de energía, servicios públicos,
    servicios naturales, tierra) que apuntan a una inflación de mediano plazo
    en ascenso.
    El Gobierno respondió durante 2007 a las presiones inflacionarias y a
    cierto recalentamiento de la economía mediante un paquete de medidas,
    que incluye subas en la tasa de interés, una leve apreciación
    del reminbi, menores restricciones a las subas de capitales e incremento de
    los programas de compras de activos externos. Es probable que estas medidas
    se profundicen en 2008, aunque la menor demanda externa ayudará a que
    el ajuste vía apreciación del reminbi no tenga que ser
    abrupto.







    El “desacople” del crecimiento,
    ¿verdad o mito?


    La teoría del “desacople” cobró especial
    relevancia en los últimos meses, como consecuencia de una eventual
    desaceleración de la economía de EE.UU. Algunos datos
    permiten ser optimistas sobre su certidumbre, lo que implicaría
    una menor volatilidad del crecimiento mundial ante la aparición
    de nuevos shocks reales o financieros.
    En 2007 EE.UU. crecería 2,1%, mientras que el promedio de los
    últimos 17 años es de 3%. A raíz de la crisis de
    hipotecas, el crecimiento podría desacelerarse en 2008 y parte
    de 2009 a un ritmo de 1,8/2%, guarismos que podrían incluso implicar
    una recesión de uno o dos trimestres.
    La dinámica de la economía mundial en los últimos
    años, ubicó a América latina como principal proveedor
    de materias primas de un continente asiático con fuerte crecimiento
    y con una demanda de alimentos mayor y de mejor calidad. Al mismo tiempo,
    Asia, con China a la cabeza, se convirtió en el principal proveedor
    mundial de bienes mano de obra intensiva, cuyo destino son principalmente
    EE.UU. y las economías desarrolladas de Europa.
    De este modo, existe actualmente el temor de que una mala performance
    de la principal economía del mundo produzca una interrupción
    en la cadena de comercio, arrastrando al mundo a una recesión.

    La teoría del desacople
    La teoría del “desacople” afirma que la marcha de
    la economía mundial y, en segunda instancia, de los países
    emergentes, se está volviendo gradualmente más independiente
    de la evolución de las economías de los países
    industriales y específicamente de la de EE.UU. Esto implica un
    desacople real, vinculado con el comercio; y otro financiero, relacionado
    con los flujos de capitales. Lógicamente, es más claro
    el desacople real, que es el que trataremos a continuación.
    Como se observa en los gráficos adjuntos, los ocho países
    emergentes más relevantes (EME8 (3)) han ganado terreno en los
    últimos seis años, lo que incrementó su poder adquisitivo,
    convirtiéndose en fuertes demandantes a escala mundial. Si bien
    el Grupo de los 7 (G7 (4)) sigue ostentando casi 60% del PIB mundial
    contra 17% del EME8, éstos muestran un crecimiento que más
    que triplica el de los primeros, lo que les da una importancia similar
    a los países desarrollados.
    Paralelamente, si se analiza el crecimiento dentro del G7, se puede
    observar que éste se diversificó notablemente ganando
    relevancia sus representantes europeos y Japón en detrimento
    de EE.UU. Puntualmente, la economía japonesa aceleró su
    ritmo de crecimiento en el período 2004-2007 respecto del 2000-2003,
    pasando de una tasa promedio anual de 1,2% a otra de 2,2%.
    Analizando más detalladamente los datos de comercio, vemos como
    también hubo en los últimos 25 años cambios relevantes
    en la estructura de demanda mundial de bienes. Mientras que las demandas
    de los principales países europeos y de EE.UU. mostraron variaciones
    anuales oscilantes, en el caso del EME8 la tendencia fue siempre alcista.
    Esto implicó, inevitablemente, una cada vez mayor participación
    en el total de las importaciones mundiales (demanda), que pasó
    de 8% en 1980 a 18% en la actualidad. Sólo entre 2000 y 2007,
    período en donde las economías asiáticas toman
    relevancia por su tamaño, el EME8 gana 4,3 puntos de participación
    en detrimento, nuevamente, de EE.UU. que pierde 4,5 puntos. De esta
    manera, no sorprende que hoy en día Europa haya pasado a ser
    el principal destino de las exportaciones asiáticas.
    Otro elemento para tener en cuenta es la evolución del consumo
    asiático. Desde 2000 creció a tasas de dos dígitos,
    significando el principal tractor de su economía y también
    de la economía mundial. En el caso chino, su demanda creció
    a un ritmo de 10% anual en los últimos ocho años, sustentada
    en el aumento importante de la masa laboral, de los sueldos y en la
    apreciación gradual de su moneda. El consumo privado chino representa
    hoy 70% del PIB de dicho país.
    Las tendencias observadas en el EME8 se han registrado en general para
    todo el bloque emergente. Éste muestra economías dinámicas,
    sustentadas en exportaciones récord y consumos locales sólidos,
    diversificando entonces la matriz de exportaciones más allá
    del mundo desarrollado.
    Estimamos que si la tasa de crecimiento de EE.UU. se reduce a la mitad
    (1,8/ 1,5%) el crecimiento asiático sería de 6% en lugar
    de 7%, lo que haría que el mundo crezca en 2008 un 4% (en lugar
    de 4,5%).

    3- China, India, Indonesia, Corea del Sur, Taiwán, Brasil, México
    y Rusia.
    4- Estados Unidos, Alemania, Japón, Francia, Italia, Canadá,
    Reino Unido.


    Brasil

    Proceso virtuoso que favorece la inversión

    El gran socio del Mercosur tuvo un 2007 récord en casi todas sus variables
    económico-financieras. Las perspectivas para 2008 son muy favorables,
    con todos los agentes económicos a la espera de alcanzar el anhelado
    investment grade
    .

    Le economía brasileña cerró un 2007 con números
    más que optimistas en todos los campos. La actividad económica
    crecería 5,2% anual pero, a diferencia de otros años, en medio
    de un contexto virtuoso y de gran estabilidad. Dejando de lado 5,7% registrado
    en 2004, por darse en medio de una macro inestable que obligó al equipo
    económico a revaluar el real y a enfriar la economía con el objeto
    de evitar un rebrote inflacionario, el de 2007 es el mayor crecimiento de los
    últimos 13 años.
    El crecimiento del PIB superó holgadamente todas las estimaciones realizadas
    a principios de 2007. Como se observa en el gráfico adjunto, la demanda
    interna tuvo mucho que ver en el rebote de la actividad, principalmente el consumo
    y la inversión privada.
    En el caso del consumo privado, los drivers fueron básicamente tres:
    Mejora en los indicadores laborales. Durante 2007 se
    crearon 661.000 nuevos puestos de trabajo, superando los guarismos de 2006 y
    2005 (516.000 y 478.000 puestos respectivamente). Este incremento superó
    el aumento de la oferta laboral (+449.000) contribuyendo por lo tanto a una
    caída del número de desempleados, ubicando la tasa en 7,3%.
    Recortes de la tasa de referencia SELIC (tasa de interés
    de referencia brasileña).
    Generó una mayor oferta monetaria
    y principalmente de créditos para el consumo lo cuales crecieron en torno
    a 30% anual.
    Apreciación del tipo de cambio nominal. Lo que
    incrementó los salarios en términos de los bienes comerciables
    que representan 25/30% del total de los bienes de la economía.

    La inversión estuvo impulsada tanto por capitales locales como extranjeros,
    ambos confiados en la marcha firme de la economía. Mientras el Tipo de
    Cambio Nominal (TCN) favoreció la importación de bienes de capital
    (+30% anual), una macro predecible y estable incentivó también
    la producción de los mismos bienes a escala local. Esto último
    tuvo su correlato en el récord de producción industrial (+5,5%
    anual), cuyo crecimiento más alto se dio justamente en los bienes de
    capital (+18,5%). El cociente inversión / PIB cerraría 2007 en
    17,4%, el mayor registro en 10 años.
    Paralelamente vale la pena destacar que estos niveles de actividad se dan en
    el marco de un “real fuerte”. El TCN BR$/US$ alcanzó un valor
    récord cotizando por momentos a valores en torno a BR$ 1,75. Hace poco
    más de tres años la moneda brasileña rondaba los BR$ 3
    por dólar, lo que implica una apreciación de 41%.
    El hecho de que la industria se muestre dinámica y, principalmente, la
    producción de bienes de capital crezca a 20% anual con un real apreciado,
    implica que Brasil está en condiciones de competir en este rubro con
    las importaciones. No hay dudas de que en el último año hubo un
    claro incremento en la productividad (+4% anual).
    Todos estos elementos tuvieron su correlato en los mercados financieros, registrando
    el Bovespa una suba punta a punta de 44% en 2007.
    Las mayores preocupaciones se ubicaron alrededor de la inflación y la
    derogación del impuesto a las transacciones financieras, lo que quitó
    al Gobierno fondos por BR$ 40.000 millones de cara a 2008.
    El primer fenómeno obligó al Banco Central de Brasil a poner una
    pausa a los recortes de la tasa SELIC, que esperamos se retomen recién
    a fines del primer trimestre de 2008. Las causas detrás de la inflación
    fueron los precios de los commodities elevados y una demanda interna
    muy dinámica. Si bien la situación preocupó a algunos analistas,
    Brasil cuenta con anclas de corto y largo plazo para mantener los precios en
    línea.
    En primera instancia, aunque algo especulativo, se hace difícil imaginar
    precios de commodities creciendo al ritmo de los últimos 12
    meses (+40% anual promedio). Por otro lado, el tipo de cambio continuará
    siendo el ancla nominal por excelencia, con el objeto de mantener las expectativas
    inflacionarias estables.
    En el mediano plazo la inversión es el principal factor estabilizador
    de precios con el que cuenta la economía vecina. Desde 2005, Brasil muestra
    un fuerte dinamismo inversor, lo que permitió no sólo acelerar
    la tasa de crecimiento del PIB, sino también mantener la capacidad ociosa
    en niveles relativamente estables. Esto reduce las expectativas inflacionarias
    y agrega un ancla real de largo plazo que garantiza una inflación más
    estable de cara a 2008.
    En cuanto al impuesto sobre las transacciones financieras, si bien impactó
    negativamente en los mercados, su derogación no afectaría gravemente
    al superávit primario teniendo en cuenta que el Gobierno está
    analizando la posibilidad de compensar esta merma con:
    • Subas en otros impuestos (Ej. impuesto a la renta).
    • Suspensión provisoria de reducciones impositivas (Ej. beneficios
    al sector industrial).
    • Suspensión de incrementos en el gasto público (Ej. reajustes
    salariales de los funcionarios públicos).

    Proyecciones 2008
    Brasil se encuentra inmerso desde hace ya dos años un proceso virtuoso
    de carácter estructural que favoreció por sobre todas las cosas
    la inversión. Con políticas macroeconómicas serias que
    generaron estabilidad y previsibilidad. A esto último podemos agregarle
    otros condimentos tales como:
    • La suba en el spread de tasas entre Brasil y EE.UU. en los
    últimos cinco meses (algo que no ocurría desde hacía ya
    2 años).
    • Perspectivas de que próximamente Brasil llegará al
    investment grade.

    • Contexto internacional donde se esta produciendo un gradual flight
    to growth
    .
    • Reducción gradual y estable de su correlación con los
    mercados mundiales, haciendo que la evolución de su mercado local sea
    cada vez más independiente.
    Todos estos elementos aseguran no sólo capitales de corto plazo, sino
    también un flujo sólido y estable de Inversión Extranjera
    Directa. El acumulado doce meses en el mes de noviembre alcanzó a US$
    36.217 millones, del cual 80% está destinado a la ampliación de
    la capacidad productiva. Esto genera buenos augurios para 2008 en función
    de una continuidad en el crecimiento de los principales drivers de
    su economía, la inversión y la demanda interna, con estimaciones
    para el PIB que rondan 4,8%.







    Preguntas frecuentes sobre el petróleo

    Elementos de índole económica y política dispararon
    en los últimos meses el precio del petróleo a niveles
    históricos. De todos modos, esta situación no impactaría
    en la economía real. Un período de noticias políticas
    con escasa repercusión a escala internacional y la gradual desaceleración
    en EE.UU. serían suficientes para ubicar el precio del barril
    nuevamente en torno a US$ 80. Esa es la visión optimista.
    En los últimos meses, el precio del barril de petróleo
    ha sabido superar su récord histórico quebrando, por momentos,
    la barrera de US$ 100. Aunque con repercusión positiva en las
    acciones de empresas petroleras, este nivel de precios generó
    cierta inquietud por el incremento de costos asociado. No obstante,
    en términos reales (precio del barril deflactado por inflación
    minorista de EE.UU.), el guarismo se ubicó 10% por debajo de
    su máximo histórico.
    Cuáles son las causas para semejante evolución y las consecuencias
    de la misma son algunos de los temas que abordaremos a continuación.

    ¿Por qué está subiendo el precio del petróleo?
    La suba del precio del crudo no es mono-causal y pueden reconocerse
    al menos seis razones que oscilan entre lo político y lo económico.
    • El precio del crudo es sensible a las variaciones de reservas
    en manos de países alineados y no alineados
    con EE.UU., ya que dicho país representa 25% del consumo mundial.
    Durante el período 1986-1996, los niveles de reservas se mantuvieron
    estables, lo que se tradujo en estabilidad en el precio del barril.
    Lo contrario sucede en el período 1996-2006, cuando los alineados
    pierden 6,2 puntos y los no alineados ganan 6,9.
    • La demanda de los países alineados se dispara
    automáticamente frente a cualquier evento que perturbe el horizonte
    de provisión energética. En este sentido, la caída
    de las reservas de EE.UU., el empeoramiento de las relaciones con Rusia,
    Irán y Venezuela y la frágil situación política
    iraquí, impactaron negativamente provocando parte del pico que
    registró el precio spot.
    En los últimos 10 años, se aceleró fuertemente
    el consumo chino e indio, que pasó de 8% a 12% de la demanda
    mundial. Paralelamente, EE.UU. no mostró mejoras en el uso eficiente
    de energía, ostentando un consumo en relación a su PIB
    superior al promedio mundial y significativamente mayor al del resto
    de los países desarrollados.
    • La mala previsión de la OPEP respecto al consumo mundial
    de crudo, principalmente por parte de EE.UU, cuya economía todavía
    no observó signos de desaceleración.
    • La depreciación del dólar contra las principales
    monedas del mundo (7% contra el yen, 13% contra el euro, 20% contra
    la libra) también impactó en el precio del barril el cuál
    está nominado en dólares.
    • Aunque los picos recientes nada tuvieron que ver con esta cuestión,
    no debe perderse de vista que el petróleo es un recurso energético
    no renovable. Es normal que los precios muestren una constante tendencia
    alcista en el mediano plazo.

    ¿Es el precio actual preocupante para la actividad económica?
    Definitivamente no. Desde 1980, año en que se registró
    el último máximo histórico (en términos
    reales), la productividad en EE.UU. se incrementó 54%, mientras
    que la intensidad en el uso de energía se redujo 40%. Esto implica
    que, para producir una unidad adicional de PIB, se necesita 40% menos
    de energía que hace 30 años. Se puede concluir que el
    actual nivel de precios no es peligroso para la economía del
    norte ni para el mundo. En efecto, se estima que el precio del crudo
    debería situarse por encima de US$/barril 140 para mostrar un
    impacto relevante en la economía real.

    ¿Qué variables hay que seguir para inferir el
    precio del petróleo de aquí en más?

    En el corto plazo, la marcha de la economía estadounidense y
    la mejora o, al menos, un menor protagonismo mediático de las
    cuestiones de política internacional.
    A mediano plazo, será relevante observar las medidas que tomen
    los países que hoy impulsan la demanda de crudo (China e India
    por la dinámica, EE.UU. por el tamaño), en cuanto a la
    adopción de medidas que mejoren su eficiencia energética.
    Es más probable que sea EE.UU. quien tome la iniciativa, ya que
    China e India se encuentran aún en proceso de desarrollo.

    Conclusiones
    Independientemente de los conflictos geopolíticos, un período
    de escasas noticias económico-políticas a escala internacional
    (muy típico entre diciembre y febrero) y la gradual desaceleración
    de EE.UU. serían motivos suficientes para ubicar el precio del
    barril en torno a US$ 80.
    Un empeoramiento de la situación en Medio Oriente (Irán
    particularmente) repercutirá muy negativamente subiendo los precios.
    A mediano plazo, es relevante que EE.UU. converja a niveles de uso de
    energía similares a los de países europeos con el objeto
    de enfriar la demanda de petróleo y reducir el impacto ambiental,
    factor que ya empieza a tener consecuencias económicas visibles
    para todo el mundo.