Desarrollo regional participativo

    Por Gustavo Baiman


    Juan Moravek
    Foto: Gabriel Reig

    El impulso de un grupo de empresarios patagónicos renovó la discusión sobre la importancia del desarrollo de las economías regionales. La propuesta busca superar las fallidas experiencias de desarrollo regional y de promoción realizadas en el pasado sosteniendo que el cambio no depende sólo de la “autoridad” ni de una tecnocracia ilustrada sino que tiene que lograrse a través de proyectos consensuados entre el sector privado, el sector público y los habitantes del lugar. La conclusión a la que llegan es contundente: si bien ahora hay un crecimiento en la mayoría de los sectores, si no se desarrollan las economías regionales no hay futuro para el país.
    Sobre este concepto, la Fundación para el Desarrollo Humano Sustentable de la Patagonia (FDHSP) y la Unión Industrial Patagónica llevan adelante el Programa de Desarrollo Local y Competitividad de Pequeñas Empresas. El objetivo central es la creación de una nueva cultura de desarrollo, caracterizada por la participación, el diálogo y los consensos. Los lineamientos apuntan a generar desarrollo económico regional con equidad social y con cuidado ambiental.
    Según el presidente de la fundación, Juan Moravek, “el problema de la pobreza es insoluble si no hay desarrollo regional. Tenemos una aberrante tasa de ocupación y de organización del territorio. La Argentina es un país que tiene graves problemas regionales y esto se modifica solamente con política. Hoy el progreso se llama inteligencia socialmente organizada. Pensamos en un proceso de desarrollo humano sustentable, con base en tres ejes: el cuidado ambiental, el desarrollo económico y la equidad social”.

    Proceso en acción
    La idea de desarrollo local se entiende como un proceso que se va generando día a día con la participación de los actores públicos y privados de un determinado lugar. Tiene carácter sistémico. En este sentido el programa contempla no sólo tareas de capacitación y consultoría para mejorar la competitividad de las empresas. También busca crear un entorno favorable que dé impulso a estos procesos. Se promueve, además, la formación de grupos asociativos entre las empresas y el fortalecimiento de las instituciones públicas para generar sinergias entre el sector público y privado. El proyecto contempla actividades particulares para cada sitio, pero manteniendo líneas horizontales. Se trabaja sobre cadenas de valor, ya sea de manufacturas industriales o agrícolas, según las características locales.
    “La fundación no tiene por objeto hacer crecer el PBI regional. Promovemos un proceso participativo que facilite el crecimiento, y ello, de por sí, es un cambio cultural muy grande. El potencial de la Patagonia es fenomenal porque es la región vacía habitable más grande del planeta. Hay mucho para construir pero se requiere de una política. No tenemos que pensar sólo en esquiadores y en la gente que va a ver los glaciares; hay otras posibilidades vinculadas con la producción sobre un territorio de casi un millón de kilómetros cuadrados, es decir, dos veces el territorio de Francia”, dice Moravek.
    La realización de los programas de desarrollo tiene varias etapas. Primero se traza un diagnóstico participativo y se llega a una visión comunitaria de lo que se quiere para la ciudad. Después se determina cuáles son los ejes para llegar a la conformación de esta visión y por último se establecen los proyectos que permiten llegar a los objetivos fijados en el mediano y largo plazo.
    “Esta es una fundación creada por empresas industriales para promover estos procesos cuya base es la participación. Este sistema se puede aplicar para organizar un sector productivo o una región. Las ciudades normalmente deberían tener un plan estratégico, que se puede diseñar a partir de la labor de funcionarios o con la participación de la gente. Con esta última opción se crea una sinergia social muy grande: además de la legalidad de las cosas que se hacen, los dirigentes municipales tienen legitimidad porque cumplen con la voluntad de la gente”, concluye Moravek.
    Junto a otras entidades como Banco Interamericano de Desarrollo, Fundación Avina y Fundación Potenciar, la FDHSP llegó con este programa a 35 localidades entre las que se encuentra Esquel, Bariloche, El Bolsón y Comodoro Rivadavia. M
    G.B.