La actitud antes que la estrategia

    El actual gerente general de Osde es, también, su fundador. Cuenta que en los tempranos años 70, en aquella empresa incipiente, no eran más que tres personas. Un médico, una secretaria y yo, recuerda Rodolfo González hoy, cuando la organización ­otrora tripartita­ tiene más de 900.000 asociados y casi 4.000 empleados. Un detalle llamativo: sus vendedores no cobran comisión por sumar afilados. Resulta que el directivo no cree en el trabajo a destajo. Según uno de los vendedores consultados, esa filosofía es compartida por los más de 400 promotores que la firma tiene en todo el país.
    Además de Osde Binario y Arauca Bit, el grupo está integrado por Binaria, seguros de retiro; Urgencias 435-1111, sistema de emergencias médicas prehospitalarias; e Interturis, empresa de turismo. En 1992 fue creada la Fundación Osde, con el propósito de aportar al desarrollo cultural, económico y científico de la sociedad. A tal fin, ha implementado, por ejemplo, el foro Libertad, economía y sociedad, conformado por jornadas y seminarios de alto nivel académico que cuentan con la participación de destacadas personalidades del ámbito nacional e internacional.

    ­Según la edición 2003 del ranking que MERCADO elabora sobre las 1.000 empresas que más venden, Osde Binario lidera el sector dedicado a los servicios de la salud. Al mismo tiempo, tanto Osde como la AFJP Arauca Bit son las elegidas por los empresarios como las firmas de mayor calidad en sus respectivos rubros, de acuerdo con la encuesta que realiza cada año Total Argentina. ¿Cuál fue la estrategia del grupo para alcanzar esas posiciones?
    ­Bueno, en realidad, no hay una estrategia, hay una actitud. Porque nosotros practicamos aquello que dice que el mejor marketing de una empresa de servicios es el servicio. Entonces, fundamentalmente, tratamos de dar el mejor servicio y atender con eficiencia los requerimientos del afiliado. Así, aunque Arauca Bit no tenga una primacía en cantidad de asociados, es percibida como la de mejor servicio. Nuestra intención no es ser más grandes ni más chicos que nadie. Nuestro crecimiento es la consecuencia natural del servicio que brindamos a los afiliados. O sea, el respaldo de Osde, como el de Arauca Bit, está dado por sus propios socios.

    ­De sus palabras se desprende que no está previsto, en la estrategia de crecimiento, que Arauca Bit sea primera en cantidad de afiliados.
    ­No, nosotros no tenemos ninguna meta fija de crecimiento. Simplemente trabajamos para lograr la mayor eficiencia, la mejor administración de recursos y el mejor servicio. Eso trae aparejado un crecimiento, pero no tenemos ninguna meta especial en materia numérica.

    ­Desde la competencia se argumenta que la principal ventaja de Osde es que es una obra social y, por esa causa, paga menos impuestos. ¿Considera que es una imputación válida?
    ­No, porque no es cierto. El único impuesto que no pagan las entidades calificadas como obras sociales es el impuesto sobre distribución de ganancias; pagamos todos los demás como cualquier otra prestadora. Por otra parte, 50% de los afiliados a Osde está integrado por autónomos, que tributan los mismos impuestos que los afiliados a cualquier otra entidad. O sea que se trata de un argumento que no responde a la realidad.

    ­Aunque Osde esté orientada principalmente a los empresarios, ¿piensa que en algún momento incorporará también a trabajadores de menor estrato socio-económico?
    ­Bueno, Osde no es exclusiva de los empresarios. En realidad, es una obra social de los sectores medios. La mitad de sus afiliados son profesionales autónomos o pequeños comerciantes, aunque originariamente nació de un grupo empresarial para atender al personal jerárquico. Además, todo depende de qué se entiende por empresario. La palabra empresario en la firma pretende indicar un tipo de nivel de servicio, es decir, organizado empresarialmente. Pero no significa que sólo se afilie a este segmento, porque entonces sería una obra social muy pequeña.

    ­Pero, definitivamente, no está orientada a los sectores socio-económicos bajos
    ­No, por una razón: la única posibilidad de funcionamiento autónomo era ésta. Nosotros presentamos en reiteradas oportunidades un modelo gerenciado de salud que, a diferencia de los clásicos modelos que tienen su referente principal en América del Norte, no trabaja sobre la base del abaratamiento de costos por concentración de demandas. Es decir que no restringe la presencia de profesionales en la cartilla y no trabaja con núcleos reducidos, sino que trata de llegar al máximo posible, en un concepto de libre elección. Se trata de un modelo de anillos concéntricos que promueve la generación de entidades gerenciadas con modelos similares en todos los niveles de ingresos sociales, incluido el de los sectores con menos recursos, donde se requeriría del subsidio estatal, parcial en el caso de quienes perciben bajos ingresos y total en el caso de los desocupados. Pero con una característica especial: no se subsidiaría a los prestadores, sino que se subsidiaría a los ciudadanos, con lo cual se aseguraría la efectividad del dinero invertido, porque el ciudadano sería el dueño del subsidio y podría cambiar de prestador cuando así lo decidiera para mantener la calidad de la prestación. Es una modalidad que no sólo hemos presentado en nuestro país, sino que también la hemos ofrecido en Brasil, Uruguay, Chile.

    ­Un informe elaborado por la Asociación Civil de Actividades Médicas Integradas (Acami) y publicado en agosto de 2001, indicaba que desde fines de 2000 hasta ese momento, el número de afiliados a los sistemas de salud prepagos había caído 17% en promedio. ¿Cómo afectó a Osde en particular la crisis económica? ¿Ha tendido a estabilizarse la situación?
    ­Es difícil conocer la situación de la competencia porque no todos los datos son presentados con claridad. A algunos miembros de Acami, entidad de la que también Osde es integrante, les ha ocurrido lo que manifiesta el informe. En nuestro caso, la población se mantiene en condiciones normales. Ha habido un pequeño bajón, pero seguido por una nueva recuperación. En ese sentido, no hemos tenido una merma de afiliados, ni en Buenos Aires ni en el resto del país.

    ­Los aumentos implementados en los últimos tiempos, ¿han alcanzado para mantener el nivel de la prestación?
    ­Hasta ahora sí. Hemos tratado de ser lo más medidos posible. Incluso recurrimos muy poco al gasto publicitario, porque no tenemos una meta específica de crecimiento, sino que tendemos a consolidar la institución, tanto en el orden del seguro de retiro, como de las jubilaciones y el servicio de salud.

    ­¿Conoce el plan federal sobre el que está trabajando el Ministerio de Salud? ¿Cuál es su visión respecto de un plan nacional de salud?
    ­No conozco el plan federal. Por otra parte, creo que, tanto en el orden de la salud como en el de la educación, es necesario recuperar el protagonismo de la Nación. A mi criterio, en las políticas de salud y de educación debería retomarse la línea argentina tradicional de conducción central o nacional, aunque de ejecución descentralizada y respetando las características regionales.

    ­El ministro de Salud, Ginés González García, habla de un sistema mixto, integrado tanto por sectores del Estado como por sectores privados. ¿Cuál cree que debería ser el lugar del sector privado en ese escenario?
    ­El modelo de salud al que aludí antes implica la incorporación como prestadores gerenciados a los hospitales públicos como elementos reguladores del mercado. Nuestro criterio es que la economía solidaria puede recuperarse si aplica técnicas modernas de gerenciamiento. El Estado de bienestar colapsó porque debía mantener muchas estructuras, con loables principios e intenciones, pero con técnicas de administración que las hicieron insostenibles. Nosotros no queremos que desaparezcan esas estructuras, sino que se modernicen. Por eso, nuestro modelo incluye a los prestadores públicos y privados, tanto a los profesionales individuales como a las instituciones de diagnóstico o de tratamiento.

    ­En el último tiempo, se ha discutido bastante sobre la necesidad de redefinir las leyes relativas a la mala praxis. ¿Cuál es su opinión al respecto?
    ­Es indudable que, como toda actividad profesional, el mal ejercicio de la medicina debe ser sancionado por la Justicia. No obstante, sucede también que, por ausencia de una reglamentación o legislación suficientemente elásticas para adaptarse a diferentes circunstancias, se producen muchas situaciones anómalas que pueden terminar en la sanción de un profesional por no haber pedido una determinada cantidad de estudios. Así, en ocasiones se produce un encarecimiento y hasta una mala praxis legal, ya que el profesional somete al paciente a un exceso de estudios cuando quizá no es necesario, porque si ocurre algo puede ser acusado por no haber ordenado la totalidad de los análisis. De esa forma se resta jerarquía a la idoneidad profesional.

    ­¿No existe un equilibrio, entonces?
    ­Es muy difícil medir el punto de equilibrio, porque si bien no se puede permitir que el médico actúe con displicencia o negligencia, tampoco es acertado coartar la capacidad científica, al punto de convertir al profesional en un mero expendedor de órdenes de estudio cuando estime que tales no son necesarios. Pero resulta que después aparece un abogado y, basándose en pericias de médicos que por lo general no están en el ejercicio de la profesión, pueden sancionarlos porque argumentan que no agotaron todos los estudios que hay en plaza. Pienso que la regulación de los médicos tiene que estar dada sobre la opinión de los mejores profesionales, con participación de todas las instituciones idóneas: los mejores profesionales de la medicina, las cátedras universitarias, la Academia Nacional, las pautas internacionales.

    ­¿El negocio de los juicios motiva la revisión de la reglamentación vigente?
    ­Las acciones por mala praxis se han convertido en una industria del juicio, como alguna vez se conformó la industria del juicio laboral. En esta situación, los médicos se sienten amenazados. Llegan, a veces, a situaciones paradojales. Por ejemplo, si una persona en estado grave se presenta a un servicio y el médico ve que las posibilidades de supervivencia son mínimas, trata de eludir la atención a esa persona porque piensa: Puedo intentar salvarlo, pero tengo muy pocas probabilidades y si se muere quizá me hacen un juicio.

    ­¿Y cómo afecta esta situación a las empresas?
    ­En los costos. Lo importante es que no se trabaje sobre la base de negar un estudio necesario, pero tampoco sobre la base de producir estudios que no son necesarios. Para eso no basta con leyes. La Justicia, para poder aplicar las normas, debería contar con pautas muy serias, elaboradas por los principales referentes de cada una de las especialidades médicas, bioquímicas y del arte de curar en general.