Crecimiento, aunque en forma desigual

    Amén de reformas que han reducido regulaciones excesivas, un sostenido repunte industrial y agrícola promueve inversiones locales y externas. A su vez, esto estimula el consumo de la próspera clase media urbana ­un quinto de la población total­, liderado por los menores de 25 años (la mitad de ese sector).
    Tras subir 4,3% el año pasado, el producto bruto interno indio ­segundo en impulso luego del chino­ podría avanzar casi 7% este año. Durante el decenio 1993-2002, la burguesía urbana (250 millones de personas) ha ido ganando más y su consumo es factor clave en el crecimiento. Esto nunca había ocurrido.

    Por consiguiente, India tiene hoy el mercado de telecomunicaciones más dinámico del mundo: un millón de nuevos usuarios móviles por mes. Cada día se venden 10.000 motocicletas y afines. Los bancos otorgan US$ 15.000 millones anuales en créditos hipotecarios, debido a los intereses más bajos en décadas.

    Naturalmente, el potencial de crecimiento ulterior es vasto. Según el censo de 2001, apenas 31,6% de los 192 millones de hogares tiene televisor y sólo 2,5% alguna clase de automotor. En enero-septiembre, los inversores institucionales han colocado casi US$ 5.000 millones en la plaza financiera y bursátil, seis veces el total de 2002. A mediados de año, las reservas disponibles en divisas alcanzaron un récord en Asia meridional: US$ 90.000 millones.
    Mientras tanto, empresas víctimas de la recesión (1996-8) y presiones competitivas exógenas han logrado mejorar productividad y obtienen utilidades sin precedentes. India empieza a ser conocida no sólo como exportadora de software y servicios tercerizados, sino también de automotores, sus partes y motocicletas.
    En ciertos reductos de la nueva burguesía urbana, como Bangalore o Gurgaón, los cambios han sido impresionantes, sobre todo en cuanto a consumo. Un signo es la proliferación de paseos de compras. El primero del país se abrió en 1999, el segundo en 2000 y, a fines de 2004, habrá casi 150. Por supuesto, estas burbujas comerciales luego se desinflan un poco.

    Las debilidades

    Sin duda, el déficit en infraestructura civil, energética y social continúa siendo enorme. Un cuarto de la población vive en la miseria. La inequidad en materia de ingresos y el desempleo crecen peligrosamente. La desmedida relevancia de la actividad agrícola es otro riesgo, pues significa 27% del PBI y 70% del empleo. Basta un mal monzón ­como el de 2002­ para amenazar toda la economía.
    En el plano social y político, muchos resisten la imitación de modelos occidentales a expensas de la cultura india, a veces más antigua (aunque no más rica). No obstante, la globalización es un proceso en marcha. Al menos, para los estamentos económicamente más altos; o sea, 20 a 24% de la población. Se observa en esos niveles un auge de consumo impulsado por los jóvenes.
    La mayoría de ellos trabaja en los servicios, que representan casi la mitad del PBI. Viven con sus padres, por lo cual disponen de más dinero para gastar. Así, un instructor de computación gana US$ 2.175 anuales, cuatro veces y media el ingreso medio por persona (480).
    Por encima de todo, ha mejorado el ánimo. Hace un año, India estaba preocupada porque China aumentaba sus ventajas económicas. Hoy, existe la idea de que ­al correr del tiempo­ la tortuga india sobrepasará a la liebre china, gracias a mejor calidad empresarial, buena educación superior y una administración mucho menos centralizada. Además, India tiene US$ 500 millones de superávit comercial con China.
    Basta un ejemplo: Moser Baer India, tercer productor internacional de soportes tipo DVD y CD, acaba de construir la mayor fábrica de su tipo en el mundo, en algo más de seis meses. Antes de 1993, le hubiese tomado ese mismo lapso tramitar los permisos de obra.