“Hay que estimular al sistema productivo”

    Encontrar un hueco en la agenda de Ibarra no resultó fácil. Una y otra vez se postergó esta entrevista que, por fin, se realizó un sábado a las diez de la mañana en su casa en Villa Ortúzar. Luego de dos días con más de 4.000 kilómetros recorridos (jueves a La Pampa, viernes a El Calafate con los presidentes Kirchner y Lula), el jefe de Gobierno porteño comenzó la jornada sabatina a las 6.30, en Ezeiza, donde recibió al juez español Baltasar Garzón. El horario sirvió entonces para restarle crédito al mito del Ibarra que sólo se levanta de la cama alrededor del mediodía.
    En realidad, su costumbre madrugadora es muy anterior a su llegada al gobierno de la Ciudad. Se remonta, por lo menos, a 1981 cuando comenzó su carrera judicial, a los 23 años, como secretario del Juzgado en lo Criminal de Sentencia letra (curiosamente) K de Capital Federal. Como la mayoría de los abogados, llegaba con puntualidad a las siete de la mañana a los Tribunales, apunta uno de sus colaboradores.
    Para realizar la entrevista, Ibarra eligió el lugar más iluminado de su casa ­el living­ y música clásica como fondo.

    ­¿Cuál debe ser a su juicio el papel del Estado local en los procesos productivos?
    ­En relación con el rol del Estado, sobre todo en el ámbito local, hay dos posiciones que confrontan. Una es la que sostiene que la economía depende de las políticas nacionales o federales, de la macroeconomía, y que los gobiernos locales ni tienen que entrometerse ni tiene sentido que lo intenten. El otro enfoque, del que soy partidario, es el que predica que, más allá de los límites que hay en un distrito a partir de las decisiones macroeconómicas, los gobiernos locales pueden desarrollar políticas eficaces que ayuden a modificar parte de su realidad económica y a promover el sistema productivo. Desde el día que asumí la Jefatura de Gobierno defendí esta última posición. En consonancia, diseñamos políticas que pronto resultaron afectadas por la profundidad de la crisis que atravesó la Argentina, pero que en un nuevo contexto decidí retomar con más fuerza. Desde el primer día, por definición, pensamos que las actividades a estimular debían ser aquellas que tuvieran que ver con incorporación de valor agregado, de creatividad; con los sectores productivos más dinámicos, aquellos en condiciones de incorporar tecnología y con capacidad de ofertar empleo. Y en ese sentido, el esfuerzo del Estado se concentró en el apoyo a esos sectores, tanto en términos económicos, como de recursos humanos y de asesoramiento.

    ­El apoyo a las pequeñas y medianas empresas se ha convertido casi en un lugar común desde el plano discursivo.
    ­Es cierto, una especie de fácil muletilla. Sin embargo, desde el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires pusimos en marcha políticas concretas. Por ejemplo, las de asistencia crediticia, con créditos a tasa cero o a tasa subsidiada por parte del Estado; la promoción y el asesoramiento en términos de prácticas asociativas entre empresas con o sin perfil exportador; el impulso de industrias culturales como también las vinculadas al diseño, la moda y el turismo. De esa forma, un importante número de pequeñas y medianas empresas se beneficiaron con algún nivel de asistencia por parte del gobierno local.

    ­Hasta esta parte, el Banco Ciudad ejerció un papel de significativa incidencia en el proceso productivo, ¿seguirá en la misma línea para el período 2003-2007?
    ­Me parece que es esencial tener un banco de la Ciudad que sea sinónimo de banco fuerte, sólido y confiable. No sirve tener un banco público si está desprestigiado, con una alta cartera de incobrables, sospechado de manejos espurios. El Banco Ciudad es algo que la Ciudad de Buenos Aires debe exhibir con orgullo; porque es un banco cien por cien público; porque se manejó con mucha profesionalidad y eficiencia; y también por la relevancia de su rol estratégico en el desarrollo económico de la Ciudad. En este sentido, el Banco Ciudad ha tenido y tendrá importantes líneas de crédito. El Estado ha ofrecido créditos a tasa cero o a tasa subsidiada con recursos propios, ya que las altas tasas no sirven a los pequeños y medianos empresarios que quieren acceder a fondos frescos, porque luego la rentabilidad se ve disminuida por la tasa de interés. El Banco Ciudad va a seguir en esa línea. En la actualidad tiene liquidez, de manera que hay recursos para colocar en función de las estrategias definidas. Donde el obstáculo sea el costo del dinero, el Ciudad va a llegar con recursos propios para que ese dinero sea accesible a los pequeños y medianos empresarios. Por otro lado, vamos a profundizar el mejoramiento de los centros comerciales barriales, donde el Gobierno se ha involucrado generando actividades y mejorando la infraestructura del lugar, mientras los comerciantes ofrecen precios más accesibles. Queremos dar un importante respaldo a los centros comerciales de los barrios, para convertirlos de nuevo en un lugar de referencia para la compra en la población.

    ­¿Como una forma de recuperar el terreno perdido frente a los shopping centers?
    ­Sí, claro. Ha habido una toda una política, una cultura del shopping, que creo que se reacomodará con el propio desarrollo del mercado. Sin embargo, los pequeños comerciantes necesitan del apoyo del Estado en términos de inversión, de infraestructura, de mayor seguridad y de una lógica de estacionamiento para que la gente pueda llegar con su vehículo, por ejemplo. No se trata de confrontar con los shopping sino de políticas para que los centros comerciales puedan equiparar sus servicios. Para eso, el Estado tiene que involucrarse. Y cuando lo hemos hecho tuvimos muy buena respuesta por parte de los comerciantes, quienes a partir de esas iniciativas ven aumentar su capacidad de venta. También desde otras áreas apuntamos a promover el crecimiento económico, como es el caso de la cultura, con la promoción de actividades en bares y confiterías notables. Creo que hemos articulado con inteligencia todo lo que tiene que ver con la cultura, el turismo y el desarrollo económico. En lugar de concebir la cultura sólo desde el plano de la satisfacción personal, la concebimos como una genuina fuente generadora de ingresos y movimientos de recursos.

    ­¿Desde qué lugar asiste el Estado a los empresarios que exportan o desean hacerlo?
    ­Nosotros armamos la red de exportadores (www.redexport.mercadoba .gov.ar), con el objetivo de brindar asesoramiento. Porque sucede que muchas veces, pequeños y medianos empresarios se encuentran con que tienen capacidad de exportar pero no tienen la menor idea de cómo y por dónde empezar. Ofrecemos, entonces, asesoramiento en términos de exportación y promovemos la asociatividad entre sectores vinculados con el propósito de potenciar la posibilidad de exportación. Ha sido muy importante la apertura de la oficina comercial en San Pablo, en el ámbito del Consulado, porque facilitó muchísimo el asesoramiento y aumentó la capacidad exportadora, en muchos casos de pequeñas y medianas empresas, al gran mercado paulista. También hemos favorecido la exportación a partir de situaciones indirectas, como es el caso de las empresas a las que asistimos para que recuperaran su ritmo de producción y, recién entonces, tomaran un perfil exportador. El desafío que asumimos en adelante es el de triplicar los niveles de exportación de la Ciudad de Buenos Aires en los próximos cuatro años.

    ­¿Siente que tiene una deuda pendiente con el desarrollo de la zona sur de la Ciudad?
    ­Sí. Pero confío en que ahora, con otro contexto económico, estamos en condiciones de impulsarlo. No es un tema que se resuelva de la noche a la mañana, pero se trata de una zona con una gran capacidad: por las extensiones de tierra, porque son más baratas y por la propia historia productiva e industrial del sur de la Ciudad que hay que recuperar. En la actualidad se están realizando inversiones, tanto privadas como públicas. El Estado ha desarrollado allí el Centro Metropolitano de Diseño y vamos a seguir con esa lógica, a partir de la promoción de medidas tentadoras para que haya una expansión de inversiones productivas en toda esa parte de la Ciudad.