Con el reciente premio Nobel concedido a Daniel Kahneman y a Vernon Smith (además
de la distinción de la Asociación Económica de Estados
Unidos a Mathew Rabin), la economía conductista obtuvo reconocimiento
como tema central del modo de pensar la economía.
Cierta inercia en las corrientes tradicionales, alentó el nuevo protagonismo
del conductismo, que abreva de la psicología, la sociología, la
historia, el derecho, y otras ciencias sociales. Su mérito parece radicar
en proporcionar explicaciones del comportamiento de los individuos que, de otro
modo, no estarían disponibles.
Cuestionada por los economistas tradicionales, esta nueva línea de pensamiento,
con rápido desarrollo en las últimas décadas, está
aún en la infancia cuando se trata de la formulación de políticas
públicas en países desarrollados o en desarrollo. Pero su reciente
influencia es indudable y merece un mejor conocimiento.