Para Redrado, claramente se está frente a un movimiento que indicaría
el final de un período de estancamiento que caracterizó al bloque
regional en la última parte de la década pasada y principios de
la actual. Pero esa caída en la interdependencia comercial fue el resultado
de la política interna de los socios que conforman el bloque, signada,
entre otras cosas, por la recesión y por el sobreendeudamiento (y con
paridad fija en el caso de la Argentina).
“Sin embargo, hoy estamos en una nueva etapa, donde hay una voluntad política,
donde está claro que hay una interdependencia no sólo comercial,
sino también financiera”, explicó Redrado. Y agrega que ésas
son las bases para tener una mejor coordinación y trabajar con el objetivo
de desarrollar una mejor integración. “De esta forma se plantea
una nueva oportunidad”, redondea.
De profundizarse el proceso de integración –incluso sumándose
Venezuela, Perú, eventualmente Colombia–, ¿podría
tener lugar alguna especie de “división internacional del trabajo”?
¿Cuál sería el papel de la Argentina en ese caso?
En relación con una eventual “división internacional del
trabajo” dentro del bloque regional, Redrado afirma que no cree en una
división “estática”. Por el contrario, piensa que la
Argentina “tiene capacidad para especializarse en distintos sectores de
la producción, y no solamente en el de los alimentos”. En ese sentido,
“nuestro país ha conseguido importantes avances en materia de diseño,
vinculado a la indumentaria, a la construcción y a los muebles, por ejemplo”.
Redrado sostiene que la Argentina debe especializarse en el marco de cadenas
de valor y de espacios productivos, y no se imagina una división del
trabajo estática, más todavía en función de las
ventajas que resultan de la ecuación de recursos naturales y recursos
humanos.
De cara a las relaciones con Estados Unidos, y el ingreso al Alca, Redrado cree
que formar parte del Mercosur nos permite contar con más cartas e instrumentos
de negociación. “En particular, durante la década pasada,
la Argentina mantuvo una relación con Estados Unidos pero casi sin tener
contrapartida”, afirmó el funcionario.
Por otra parte, Redrado destaca el nuevo modelo de política comercial
que implementó la cancillería argentina, dotado de “consistencia
teórica, consistencia técnica y consenso en los sectores privados
y en los sectores productivos”. Además, añadió que
la consistencia teórica se basa en que “por primera vez se han hecho
mediciones de impacto a partir de modelos de simulación, de qué
ocurre cuando la Argentina disminuye aranceles a cero en negociaciones intra
Mercosur, en negociaciones con el Alca, con la Unión Europea y con la
Organización Mundial de Comercio”.
Según aseguró Redrado, está claramente demostrado que cuantas
más negociaciones pueda hacer la Argentina en simultáneo, mayores
ganancias de comercio puede tener. “Éste es el esquema que yo llamo
multipolar goza también de gran consenso en el sector privado, porque
implica un esquema de consulta permanente con el sector privado y porque ha
generado que la Argentina haya salido a negociar en bloque dentro del Mercosur
y otro importante número de mercados”.
El dilema de la subordinación
¿Se encuentra la Argentina frente a un dilema de subordinación:
a Estados Unidos o a Brasil? Redrado plantea, a partir del esquema multipolar,
que “no se trata de opciones exclusivas sino inclusivas: no es Mercosur
o Alca, sino Mercosur y Alca, y la Unión Europea, y la OMC, y la India,
y Sudáfrica, y todos aquellos mercados que nos permitan aumentar el acceso
de la producción nacional en los mercados internacionales”.
En términos del desarrollo del bloque, Redrado afirma que “no sólo
es conveniente la expansión sino también la consolidación
del proceso de integración”. Y explicó que, en ese sentido,
se había diseñado la agenda para la cumbre presidencial del 18
de junio en Asunción, donde se trabajó sobre “la consolidación
de la unión aduanera –lo que supone tener un arancel externo común,
eliminar las barreras técnicas al comercio– y el avance hacia el
mercado común, lo que implica trabajar en tres vertientes: tener un protocolo
que permita a empresas de los países asociados participar de las licitaciones
de compras gubernamentales intrabloque; luego, un programa de liberalización
de servicios intra Mercosur; y, por último, tener un tratado de garantía
y protección de inversiones que dé tratamiento nacional a los
inversores del bloque”.
En cuanto al liderazgo intrarregional, Redrado reconoció la importancia
que tiene Brasil por su dimensión. Sin embargo, para él, “la
Argentina tiene un liderazgo de concepto, de tipo intelectual, en el sentido
de poder generar propuestas innovadoras que puedan mejorar la calidad de la
institución”. Asimismo, agregó que “se trata de dos
socios que son pares, con distintas dimensiones y asimetrías, pero la
Argentina no hace seguidismo de nadie”.
Según el viceministro, “la Argentina tiene una política comercial
con intereses permanentes que se proyectan hacia el exterior, en parte, con
una serie de coincidencias con Brasil, pero también con diferencias que
pueden y deben ser solucionadas”. M