Más allá de los disgustos que provocaba a Mafalda, en nuestro imaginario, la sopa está unida a una serie de valores -el calor, la familia, la simpleza, la economía hogareña, la nutrición- que hoy en día resultan más que deseables para todos. El comercial de caldos Knorr y las promociones encaradas por la empresa se encargan de resaltar estos atributos, y de señalar a la sopa como un alimento ineludible de estos tiempos, el que puede recomponernos y traernos bienestar.
Al ritmo de “Me hacés bien”, el hit del uruguayo Jorge Drexler, el comercial de Knorr muestra a distintos comensales de una fonda mientras toman sus respectivas sopas de letras. Cada uno de los clientes recibe un buen consejo formado por palabras que flotan en el caldo: “Un llamadito a la vieja” para el hijo distanciado o “Dale, animáte” para el pretendiente tímido. La sopa ofrece remedio hasta al enamorado triste: dos cubitos de caldo en lugar de uno.
“La respuesta al comercial fue excelente”, afirma Marcelo Rosatto, director de Marketing de Unilever Best Foods. “Esto se debe a que expresa un sentimiento que todos compartimos. Todos estamos sensibilizados por lo que pasa en el país y la película es un golpe al corazón. Buscamos apelar a los afectos, a recuperar las cosas simples. La sopa es un alimento vinculado al hogar, a la familia. Dar un plato de sopa es como dar amor. Nos interesó transmitir este sentimiento. Y creo que la gente recibió el mensaje.”
El comercial, imaginado por los creativos Leandro Raposo, Pablo Stricker, Santiago Lucero y Pablo Colonnese, de la agencia J. Walter Thompson, se rodó en una auténtica fonda de San Antonio de Areco, con varios de los parroquianos del lugar. Uno de los aciertos del aviso es que no explicita la situación crítica del país, sino que alude a ella lateralmente, mostrando cómo el producto ofrece consuelo a quienes lo necesitan.
Todas las acciones de la marca tienden a una recomposición de valores tradicionales que fueron arrasados por la crisis reciente. En julio de este año, Knorr inició el ciclo “La sopa en el bosque”, que se desarrolla en Palermo. Un Centro de Nutrición y tres cabañas de degustación permiten disfrutar de una variada gama de sopas y, además, recibir clases de cocina o una dieta personalizada de manos de probadas ecónomas y nutricionistas. Por las cabañas de Knorr ya pasaron más de 100.000 personas que no sólo pudieron probar algunos de los nuevos productos de la empresa -como las sopas caseras recientemente lanzadas- sino que, además, recibieron consejos de economía hogareña, un servicio nada prescindible en estos tiempos.
Según los datos de una encuesta de Ibope que documenta los cambios en la vida cotidiana provocados por la devaluación, 60% de los consumidores incrementó la elaboración de comidas hogareñas. La investigación afirma que la necesidad de cuidar el bolsillo hizo que mucha gente dejara de comprar comidas elaboradas, aderezos y congelados para volcarse a la preparación casera. Los datos reflejan que, desde la devaluación, 91% de los clientes de supermercados sustituyó los alimentos que consumía habitualmente por otros más baratos. Knorr supo aprovechar este marco para relanzar su producto. “El próximo paso consiste en expandir el período de consumo de sopas. Tradicionalmente, la sopa es vista como una comida para el invierno, pero estamos intentando que el consumo se mantenga durante todo el año”, explica Rosatto.
La empresa, que existe desde 1838, llegó a la Argentina en 1960, cuando, tras una exhaustiva investigación de mercado, presentó sus cubitos de caldo de carne y de gallina. Cuenta la leyenda que el éxito del producto fue tal que en sólo un mes se vendió el stock producido para el primer año. En 1961, Knorr dio a conocer sus primeras sopas instantáneas y desde ese momento lidera el sector. Actualmente, ofrece cerca de 50 variedades de caldos y sopas y tiene 90% de participación en el mercado.