España y el sonado efecto argentino

    Tras siete años seguidos de crecientes ganancias ­remitidas puntualmente, en el caso de las externas­, empresas y bancos españoles con intereses en el exterior tuvieron un mal 2001 y afrontan un incierto 2002.


    Dos factores pesan en resultados y perspectivas. Por una parte, la desaceleración, los quebrantos corporativos y ­ahora­ los precios petroleros en las principales economías del mundo. Por la otra, la crisis argentina, que terminó de estallar justo a finales del año pasado. Su impacto se hace sentir en las cuentas de grandes grupos hispánicos, porque sucede a problemas en otros países del subcontinente.

    Retroceso de utilidades


    Tomando el 2001, los resultados son peores en términos de utilidades por acción. Entre las cotizantes del principal panel madrileño (el Ibex 35), el recorte asciende a casi 10% y se nota especialmente en Telefónica de España, Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) y Banco Santander Central Hispano (BSCH). En la Argentina, el primero controla al Banco Francés, y el segundo al Río.


    La inmovilización de fondos en previsión de pérdidas y la depreciación contable de activos explican en buena medida el empeoramiento de balances.


    En otro plano, el negocio en sí ­salvo excepciones­ no se ha deteriorado e, incluso, mejora la rentabilidad potencial por acción. Sobre todo en el caso argentino, las amortizaciones, los resultados ordinarios y extraordinarios explican, en último extremo, que un incremento de ingresos brutos acabe transformado en una caída de ganancias netas.


    Basta un solo ejemplo, Repsol-YPF, cuyos beneficios por ¤ 1.025 millones (US$ 900 millones) suponen un retroceso de 57,8% con respecto al 2000. Este margen responde, en parte, a la caída de los crudos pero, sobre todo, a las provisiones y saneamientos contables derivados del “riesgo argentino”. Sin esta reserva, los beneficios habrían bajado 18,4%, en línea con otros grupos petroleros internacionales.

    El caso Telefónica


    Junto a Repsol, pero en menor medida, aparece Telefónica. Aunque le ha ido mejor que a sus equivalentes europeas, no pudo evitar la reversión de beneficios. El resultado neto consolidado cayó 15,9% en el 2001, el primer descenso desde 1992. La Argentina no es la culpable principal, sino apenas una. Las demás: depreciación de otras monedas latinoamericanas, crisis en el mercado mundial de telecomunicaciones y una onda recesiva global.


    En el 2000, Telefónica había tenido utilidades por ¤ 3.907 millones (US$ 3.438 millones), la mayor parte sólo contables y procedentes de la salida a bolsa de Telefónica Móviles. El año pasado, los ingresos extraordinarios se redujeron a ¤ 302,1 millones (US$ 265,8 millones) y las ganancias netas a ¤ 2.107 millones (US$ 1.854 millones), incluyendo impacto preventivo de la devaluación del peso ­que ocurrió recién en enero del 2002­, cuantificado en ¤ 369 millones (US$ 325 millones). Otros ¤ 1.424 millones (US$ 1.253 millones) de “efecto argentino” se han cargado contra el balance y no se descontaron provisiones extraordinarias por posibles contingencias. Los bancos españoles lo han hecho y, aún así, muestras más utilidades.


    Los resultados en el 2001 ­y las proyecciones hasta marzo último­ han estado también fuertemente condicionados por las filiales Móviles y Terra Lycos. La buena evolución del negocio celular en España y el control del gasto han permitido a la operadora Móviles capear la crisis global en telecomunicaciones, pero también los recursos contables han aportado lo suyo. Móviles descontó de la cuenta utilidades la mayor parte del impacto de la devaluación argentina, que cargó en el rojo. Igual hizo con el negocio inalámbrico local e internacional.


    Por consiguiente, casi ¤ 726 millones (US$ 471 millones) en pérdidas vinculadas a dispositivos de tercera generación en España, Alemania, Italia, Suiza y Austria, más ¤ 254,8 millones (US$ 224,2 millones) por la devaluación del peso, no han afectado los beneficios. Terra Lycos, empero, ha seguido siendo un lastre. No pudo evitar que las pérdidas de la filial Internet ascendieran a ¤ 566,3 millones (US$ 498,3 millones) ni que la facturación diese señales de debilidad.


    Como se ha indicado, la contracción de utilidades en el 2001 sigue a siete ejercicios de vacas gordas, con 20% de crecimiento medio anual. Las tasas más altas se habían dado justamente en 1999-2000, en realidad a causa de masivas ampliaciones de capital.


    Así como la bolsa española, en 1993, se adelantó a un ciclo internacional ascendente, desde el 2000 (no 2001, como podrían pensar quienes ven el “efecto argentino” como clave) fue anticipándose al fenómeno opuesto. Por ende, se han encadenado dos años seguidos en baja, algo que no ocurría desde 1982 (cese de pagos periféricos, detonado por México).

    Dos bancos en pos de fórmulas


    Santander Central Hispano (Banco Río, localmente) y BBVA (Banco Francés) empezaron el año buscando fórmulas contables que les permitan reducir al máximo el impacto de la crisis argentina en sus resultados del 2002, después de las fuertes provisiones ­inmovilización de fondos contra posibles pérdidas­ hechas en el 2001. Por de pronto, han vuelto a sondear al Banco de España (central), a ver si les facilita la consolidación de filiales en la Argentina.


    Entre las opciones planteadas, figura una flexibilización contable. Según comentarios oídos en Madrid, incluso se ha propuesto no consolidar balances. Hasta el momento, ambos bancos consolidan por integración global de resultados, al tener más de 50% y la gestión de controlados. Pero, con la opción que se baraja, se eliminaría o se reduciría sensiblemente el “efecto argentino” en el balance de cada grupo.


    Lo que quieren los bancos es “bajarle los decibeles” al efecto argentino en este ejercicio y mandar un mensaje al mercado: esa crisis no castigará más sus resultados. Además, desean evitar que ­si el 2002 es negativo para sus filiales argentinas­, la comparación con el 2001 sea desfavorable.

    Preguntas en el aire


    Una pregunta ronda en todas las reuniones: ¿tiene sentido seguir consolidando por integración global las filiales en la Argentina? En el caso de BBVA, esa inversión tiene valor cero en sus libros, tras la provisión de ¤ 1.354 millones (US$ 1.191,5 millones) contra resultados y otros ¤ 535 millones (US$ 470,8 millones) contra recursos propios en el 2001. Santander ha cubierto el impacto total de la devaluación del peso con ¤ 1.287 millones (US$ 1.132,6 millones). El saneamiento de las inversiones en Banco Río (SCH) y Banco Francés (BBVA) se asentó reduciendo a cero el valor teórico contable de la inversión y amortizando totalmente los fondos de comercio pendientes.


    Ambos bancos han reiterado no hallarse dispuestos a inyectar más liquidez en la Argentina. Entonces, lo peor posible es que se consuman totalmente los recursos propios actuales. Al margen del efecto en el balance del grupo, la integración global obliga a incorporar a la cuenta resultados de la matriz la totalidad de la filial.


    En Banco Río, BSCH tiene 80,3% y una opción sobre otro 18,5%. La entidad registró el pasado año pérdidas netas por US$ 6,16 millones (¤ 7 millones). Banco Francés, donde BBVA tiene 68,3%, cerró el año con ganancias por ¤ 20 millones (US$ 17,6 millones).


    A pesar de las presiones de BBVA y Santander, es poco habitual que el Banco de España exima del cumplimiento de la norma, aunque sea en situaciones excepcionales. No obstante, la autoridad monetaria coincide en la necesidad de que la crisis argentina no contamine la solvencia española.