La consultora Mori (Market & Opinión Research International) realizó un interesante relevamiento sobre las preocupaciones ambientales en nuestro país. La encuesta, basada en 500 casos tomados en Capital y Gran Buenos Aires, ubicó al tema en el segundo puesto del ranking de rubros que generan las mayores amenazas para las generaciones futuras, luego de los problemas económicos.
Es revelador analizar que, aun en momentos de crisis como la que vive nuestro país, la preocupación sobre la contaminación ambiental (25%) y el agotamiento de recursos naturales (15%) supera a problemáticas como la carencia de alimentos (11%), las guerras y conflictos armados o las enfermedades.
Concentrándose específicamente en las cuestiones ecológicas, los temas a los que los entrevistados atribuyen mayores índices de contaminación, son las emisiones de los automóviles y la contaminación de ríos y lagos, seguidos por la basura, la contaminación del aire, la pérdida de los bosques y la contaminación industrial.
Y, quizá como en pocos otros ámbitos de la vida diaria, la población considera que más allá de los efectos que todos estos rubros puedan provocar en su entorno cotidiano o en el país, ven con enorme preocupación que es el planeta entero el que sufre por los descuidos ambientales.
Con respecto a su comunidad, las inquietudes de la población están focalizadas en las aguas negras, la falta de sanidad pública, la basura y el desecho de desperdicio sólido, la calidad de agua potable o la del aire local. Coinciden en su mayoría en que los problemas ambientales afectan enormemente a la salud, especialmente por el impacto que genera lo que se llama “efecto invernadero”.
Responsabilidad
Es curioso acceder a las respuestas sobre el comportamiento de los individuos frente a la cuestión ambiental. Seis de cada diez entrevistados dicen estar preparados para actuar con respecto al medio ambiente, aunque no creen que otras personas lo hagan. No obstante, confían en que la acción conjunta podría implicar un cambio considerable porque es muy poco lo que una sola persona puede hacer al respecto.
Por otro lado, seis de cada diez consultados argumentan que el hecho de no tener información específica sobre cómo actuar y no disponer de oportunidades en su vida diaria, son las principales razones por las que no toman más precauciones para evitar los problemas de contaminación. Mientras que siete de cada diez personas coinciden en que la falta de tiempo o dinero extra no les permite tomar los recaudos necesarios.
Basta observar algunos datos: sólo 32% de la gente evitó utilizar una marca o un producto en particular por razones ambientales, mientras 33% consiguió información. Sólo 14% escribió o hizo una llamada para expresar su preocupación y apenas 8% votó a un candidato político por sus propuestas en el tema.
Estos porcentajes se mantienen para las actitudes domésticas en relación con el medio ambiente. Sólo tres de cada diez entrevistados dicen tener en sus casas basura separada con el fin de reciclarla o deshacerse de ella de manera segura. Y cuatro de cada diez dicen tener un producto que compraron especialmente porque es mejor para preservar el medio ambiente.
Sin embargo, alrededor de 60% de los entrevistados manifiesta que estaría dispuesto a pagar más por un producto “verde”, un combustible por ejemplo, si esto implicara un menor daño para el medio ambiente.
Gobierno e industrias
Otro de los puntos básicos de la encuesta apunta al cuidado del medio ambiente por parte del gobierno y las industrias. Sin embargo, la población considera que las empresas no están trabajando duro para evitar contaminar. De hecho, sus actuaciones son consideradas como muy malas por 49% de la gente. La industria privada, seguida por el gobierno nacional, es la peor calificada.
Por ello, seis de cada diez entrevistados creen que lo más efectivo sería implementar leyes estrictas y multas fuertes para castigar a las empresas que contaminan el ambiente. Entre las distintas alternativas punitorias para los gobiernos que no cumplan con sus compromisos, la aplicación de leyes estrictas y fuertes multas (57%), seguida por informes públicos de los niveles de contaminación de las empresas y la presión de la opinión pública para avergonzarlos (18%) son las más votadas por la gente. En menor medida (14%), piensan en la reducción de impuestos e incentivos financieros para que a las empresas les sea más caro continuar contaminando que no hacerlo.
Con respecto a la industria química, si bien 41% de los entrevistados está de acuerdo con que la misma es capaz de manejar efectivamente los riesgos relacionados con los productos químicos, 72% no cree que las empresas estén trabajando efectivamente para evitar conflictos. Seis de cada diez entrevistados están en desacuerdo con que los beneficios de los productos químicos para la sociedad son mayores que sus riesgos pero aun así prefieren usarlos para evitar insectos en sus casas en lugar de sufrir la incomodidad que esas plagas pueden causar.
Con respecto al papel de las autoridades nacionales, los entrevistados consideran que los gobiernos deberían tomar con más seriedad el problema ambiental y las negociaciones internacionales para alcanzar acuerdos legalmente obligatorios para reducir los impactos humanos en el clima mundial.
Según el secretario de Medio Ambiente, el ingeniero forestal Carlos Merenson: “La economía se quedó sin combustible, no hay un motor que esté impulsando el desarrollo económico a nivel mundial. Las dos primeras revoluciones se hicieron a costa del medio ambiente y la tercera debe consistir en su reconstrucción para fomentar una nueva economía. Países en desarrollo como el nuestro deberían ver esta pequeña luz y empezar a asignar recursos, a orientar las decisiones empresariales y todo nuestro sistema científico-técnico a trabajar en materias de sustentabilidad, todo lo que sea la economía del futuro. No se trata de una tarea fácil, pero quienes comiencen a desarrollar estos modelos tendrán una ventaja comparativa y competitiva con quienes tienen que reconvertir su aparato insustentable con un modelo diferente”.
A pesar de todo, la Argentina no se encuentra tan mal en, al menos, un ranking mundial que evaluó el desempeño de 142 países. Está en el puesto número 15 entre los mejores ubicados en cuanto a sustentabilidad ambiental, según un índice elaborado conjuntamente por las universidades de Yale y de Columbia, Estados Unidos, y el Foro Económico Mundial.
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