En septiembre de 1864, las tropas del general confederado William T. Sherman ocuparon Atlanta y expulsaron a toda la población civil. En noviembre, antes de retirarse para continuar su arrasadora marcha hacia el sur, incendiaron la ciudad, que se convirtió en el único centro urbano importante totalmente destruido durante la Guerra de Secesión.
El símbolo elegido por los pobladores que regresaron a levantar nuevos edificios sobre las ruinas fue el ave fénix. Y Atlanta logró, verdaderamente, resurgir de las cenizas. Se convirtió en capital del estado de Georgia y se hizo famosa en todo el mundo como el hogar natal de la legandaria Coca-Cola y de la no menos célebre escritora Margaret Mitchell (autora de Lo que el viento se llevó). También alcanzó notoriedad por los devastadores estallidos del odio racial: allí fue asesinado Martin Luther King, en 1968.
En el más apacible año de 1996 fue sede de los Juegos Olímpicos.
Actualmente, alberga a las casas matrices de 14 de las 100 empresas más grandes de Estados Unidos. En ese elenco de residentes estelares se encuentran la línea aérea Delta, Coca-Cola, las cadenas hoteleras Holiday Inn y Ritz Carlton, las emisoras de televisión CNN y Turner, la telefónica Bell South, los almacenes minoristas The Home Depot y el correo UPS.
Río abajo
Menos conocido es el dato de que el aeropuerto internacional de Atlanta, Harstfield, es el más transitado del mundo.
Y es en este punto donde la historia de la ciudad se entrelaza con la de Delta Airlines, fundada en 1924 con otro nombre (Huff Daland Dusters) y otro core business: la fumigación aérea.
Los fundadores de la firma vieron surgir la oportunidad del negocio cuando la plaga del gorgojo se extendió desde México hasta el valle del Mississipi, donde amenazaba devastar los campos de algodón.
Pero, como la fumigación sólo generaba ingresos en los meses de verano, los dueños decidieron trasladar las operaciones a Perú durante las estaciones de baja actividad. Allí se adjudicaron, además, la licitación del correo aéreo.
En 1928 hubo un cambio parcial de accionistas y de nombre: la empresa fue bautizada Delta en honor a la famosa desembocadura del río Mississipi. Al año siguiente, hizo su primer vuelo de pasajeros, entre Dallas y Jackson.
Luego vendrían las fusiones con Chicago and Southern Air Lines (C&S), con Northeast y, finalmente, con Western.
En 1991, Delta adquirió las rutas transatlánticas de la quebrada Pan Am y se convirtió poco después en la primera aerolínea que introdujo el sistema de códigos compartidos. En 1997 superó el récord de los 100 millones de pasajeros transportados.
Como Atlanta, también Delta fue protagonista de una historia de crecimiento impetuoso. Tiene ahora 80.000 empleados, opera 814 aviones, y realiza algo más de 2.000 vuelos diarios propios. Llega a 369 ciudades en 65 países. Y en el 2000 vendió casi 120 millones de pasajes que le permitieron sumar una facturación cercana a los US$ 900 millones.
Mirando al sur
El eje de esta estrategia de expansión se asienta, precisamente, en la ciudad de Atlanta, desde donde Delta distribuye buena parte de sus vuelos y se propone desplazar a Miami como puerta de entrada preferida por los pasajeros que transitan las rutas entre la región latinoamericana y Estados Unidos.
Delta consiguió ya que algo más de un tercio de los pasajeros latinoamericanos que viajan a Estados Unidos entren por el aeropuerto de Harstfield. Desde abril de 1998, el tráfico entre Atlanta y los destinos de la región ha crecido a un ritmo de 23% anual.
Estar en el corazón geográfico de Estados Unidos le ha permitido al aeropuerto, y a Delta, multiplicar las ventajas en materia de conexiones, sobre todo para quienes vienen desde el sur del continente. En 1996, los vuelos desde y hacia América latina representaban 17% del tráfico de Harstfield; ahora absorben casi dos tercios.
Septiembre negro
El impacto destructivo de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos no afectó el rumbo de esta estrategia, aunque sí introdujo números rojos en los florecientes registros de Delta, como en el resto del sector. La aerolínea sumó pérdidas por US$ 400 millones en el tercer trimestre y anunció la reducción de 13.000 puestos de trabajo.
Pero, en medio del desolador panorama del negocio aéreo, Delta resultó relativamente menos afectada. Durante el primer mes posterior a los atentados, United perdió 26% de sus ventas, American registró un descenso de 20% y la caída de Delta se detuvo en 16%.
América latina, por otra parte, fue la región menos afectada por la retracción de las ventas de pasajes.
En la lucha por este prometedor mercado, Delta enfrenta a dos rivales de peso. American y Continental la preceden en las rutas latinoamericanas, donde marcha tercera, con un share de 8,7%. Pero su tasa de crecimiento es la más alta: 24% anual, frente a 22% de Continental y 1% de American (United, por su parte, cayó 1%).
Buenos Aires es la más reciente incorporación a la lista de 20 ciudades latinoamericanas a las que actualmente llega Delta (y que le deparan una envidiable tasa de rentabilidad de 7,2%).
Los ejecutivos de la división regional no parecen preocupados por el cambio de mapa de la competencia que les planteó, este año, la resurrección de Aerolíneas Argentinas. Ese es, dicen, un motivo de inquietud para American y United, a las que AA procurará disputarles el tráfico desde y hacia Miami y Nueva York. En el mítico sur de Scarlet O´Hara, Delta sigue siendo una vedette con pocas rivales.
A la carga Papayas La división Dentro de La región |