-Según la consultora Ecolatina, el canje de deuda debería concretarse con un riesgo país a 800 puntos y una tasa de 13%. De otro modo, los beneficios serían muy módicos. ¿Cómo evalúa este diagnóstico?
-El canje de deuda es un instrumento financiero. Y, como instrumento, está detrás de la consolidación de otros aspectos, como las mejoras que se están notando en la eficiencia y la gobernabilidad en la Argentina. Y esto está relacionado con la interacción entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, y las provincias. Además, están las cuestiones fiscales, los adelantos que se llevan a cabo en términos de atención de las urgencias fiscales y la disminución del déficit. En tercer lugar, la reposición del programa financiero que estaba previsto para este año. Y por último, los avances estructurales que permitan la mejora de la productividad y, por lo tanto, un aumento en las posibilidades de crecimiento. Estos elementos son los que realmente deberían reflejarse en una mejor o peor percepción de lo que llamamos riesgo país. El elemento financiero ayuda porque quita presión en el futuro. Pero no hay que confundirse con respecto al poder de este instrumento. Es poderoso, pero es un instrumento.
-¿Esto significa que las especulaciones en cuanto a tasas y nivel de riesgo país para efectuar el canje son relativas?
-Por supuesto. En cuanto a la evaluación del canje, tiene que ver con el costo y el beneficio. Cuánto nos alivia con respecto a las tasas, cuánto baja el costo del endeudamiento futuro; fundamentalmente, a cuánto se rescata la deuda a rescatar y a cuánto la que se emitirá.
-El académico estadounidense Allan Meltzer propone que el Fondo Monetario compre bonos de los países emergentes con graves problemas de deuda externa. Hace una mención muy específica de la Argentina y dice que, en este caso, el FMI debería garantizar la compra por un valor de sostén de 60% de sus bonos públicos. ¿Cuál es su opinión?
-Creo que es sólo un escrito de un señor muy respetable. Es mucho más fácil escribirlo que hacerlo. Y tiene muchas más consecuencias que las que se describen rápidamente en un artículo. Nosotros debemos ocuparnos de las cuestiones prácticas. Ahora, por ejemplo, cuestiones como el rescate de un bono que vence dentro de 30 o 50 años, con 20% de descuento, si tiene un cupón muy bajo, es totalmente distinto que rescatar algo que vence en pocos días con un cupón alto. No son cuestiones comparables. Hay temas prácticos que observar.
-Cuando asumió, el ministro Domingo Cavallo dijo que le hablaría a la gente y no a los mercados, pero terminó proponiendo que la recaudación fiscal sea ofrecida como garantía de la deuda. ¿Cuáles son las presiones para llegar a este extremo?
-Hay varias cosas. En primer lugar, hay gente tomando decisiones. Esas decisiones se reflejan en precios y éstos se dan en mercados. No hay necesariamente una incompatibilidad entre la gente y los mercados. El ministro Cavallo no lo dijo en el sentido de que ambos mensajes fueran incompatibles. Al contrario, creo que es una mala conclusión pensar que lo son. Por otro lado, el proyecto de Ley de Crédito Público es una inquietud que surge especialmente de lo que están haciendo muchas provincias, que opinan que esto es deseable para llevarlo al nivel nacional. Le corresponderá al Congreso determinarlo.
-Pero, nuevamente, ¿hay presiones para establecer este tipo de garantía?
-No conozco presiones o complots para alcanzar esta garantía.
-En el mismo equipo económico se habló de una conspiración.
-Con respecto a esto no hay conspiraciones. Puede haber otras cosas. Gente moviéndose con intereses determinados por otras cuestiones. Sin dudas. Todo el mundo tiene intereses personales.
-Para salir de la secuencia déficit fiscal-endeudamiento-ajuste-recesión-más endeudamiento, sería necesario que la economía argentina ingresara en un período de fuerte crecimiento. ¿Durante cuánto tiempo y a qué ritmo debería crecer para que desaparezca el fantasma de la insolvencia?
-El crecimiento no se decreta. Es el resultado de una serie de interacciones en las que tienen mucho que ver el sector privado y el sector público. Pueden tomar decisiones que, en definitiva, llevan al crecimiento. Obviamente, es deseable que haya mayor crecimiento lo antes posible. Y que sea sustentable a lo largo del tiempo. Esto significa tener en orden nuestras propias cosas. Y buscar la forma de mejorar la productividad, porque esta mejora tiene que ver con el hecho de quitar trabas o abaratar el costo de inversión.
-Algunos especialistas dicen que para que el canje de deuda no tenga consecuencias indeseables hay que crecer a un ritmo de 4% desde el 2002 y a 6% anual en la próxima década. ¿Es posible este crecimiento en el contexto en que se plantea?
-Diría que es posible. Y deseable. Se habla de hasta dónde puede ser posible un crecimiento mayor. Pero este crecimiento no es para afrontar el canje. Se necesita por las circunstancias que mencioné.
-Es bastante frecuente escuchar a especialistas que dicen que no hay dudas de que la Argentina entrará en default; que sólo falta saber cuándo y cómo. ¿Qué dice al respecto?
-Hay dos partes. Está la voluntad y la capacidad de pago. La Argentina ha manifestado, como país, que tiene la voluntad de pagar. Hay gente que quiere lo contrario. Y lo dice públicamente. Rescato la voluntad de pagar. Teniendo esta voluntad, el país está pagando y debería seguir haciéndolo porque esto tiene un beneficio importante. Si no lo hace, se interrumpe toda la cadena de crédito, y cuando esto sucede se generan efectos muy fuertes sobre el nivel de ingresos de todos. Si nosotros empezamos a generar dudas con respecto a la voluntad de pagar, o alguien las genera, se paga un costo por la incertidumbre, sin tener ningún beneficio.
-¿Y en cuanto a la capacidad?
-Si uno observa la capacidad, la Argentina tiene un déficit fiscal relativamente bajo. Debería ser menor, pero no es algo que según parámetros internacionales genere algún inconveniente. La Argentina tiene vencimientos de deuda que son también relativamente bajos medidos con cualquier parámetro, si se consideran en términos internacionales: producto, servicios de deuda, vencimientos por año en relación con la monetización. Obviamente, se dice que habría que crecer más. Es algo que muchos países han enfrentado. Hace diez años, en Estados Unidos, yo veía enormes carteles luminosos que exhibían números que cambiaban continuamente. Mostraban el crecimiento de la deuda pública y decían falta poco para hundirnos. Parece ridículo, pero es lo que algunos pensaban en Estados Unidos. Ni hablar de España o Italia. Pero por mantener la voluntad y seguir orientándose hacia el objetivo de generar capacidad, mantener el crédito y ordenar las cosas, se logró crecer. ¿Por qué la Argentina tiene que ser diferente? Si está en una situación relativamente mejor, o mucho mejor, que la que tenían estos países de acuerdo con sus indicadores de deuda hace diez años. También en la relación deuda externa/PBI. Como sucedió en esos países, fomentamos la cultura del ahorro y la utilización del título público como algo valioso, como instrumento de colocación de dinero y acumulación a lo largo del tiempo. Y no nos gustaría que sea algo que llegue a pocos.
