A simple vista todas las vacas son iguales. Pero si se usan sistemas con inteligencia artificial aparecen las diferencias. La tecnología de reconocimiento facial bovino, desarrollada por una sociedad estratégica entre Cargill y una compañía irlandesa llamada Cainthus, coloca en los galpones y en los campos cámaras inteligentes que identifican en segundos cada una de las vacas de un rebaño por sus características faciales.
Conectado a un software de máquinas que aprenden, el sistema determina si la vaca está comiendo bien o si está enferma y puede alertar al agricultor con una app en el teléfono. También puede observar el comportamiento de todo el rebaño para decidir la mejor manera de distribuir el alimento o programar los turnos de las vacas en un corral o sector del campo. Con el tiempo, la plataforma aprende de lo que ve y comienza a automatizar más del cuidado diario de cada animal.
La cuarta revolución industrial (4RI) está comenzando a cambiar la manera en que cada actor del campo, desde una familia de agricultores hasta un conglomerado global, produce alimentos y productos relacionados.
La difusión en la agricultura de las llamadas ocho tecnologías esenciales –que incluyen IA, blockchain, drones e Internet de las Cosas (IoT)– está generando mayores rindes, menores costos y menos impacto ambiental. Esas herramientas también están permitiendo que las chacras aumenten su resiliencia al clima extremo y al cambio climático.
Elegir a los ganadores tecnológicos
Hay mucho dinero en juego. En 2018, las startups de agritecnología recaudaron US$ 16.900 millones, 43% más que el año anterior. Cuando se difundan más las tecnologías y las redes inalámbricas de alta velocidad se acelerará la adopción de tecnología en la agricultura.
Pero esa revolución introduce nuevas demandas a los productores y a las organizaciones que los atienden. Para prosperar en 2030 y después, las compañías agrícolas deberán elegir con mucho cuidado las nuevas tecnologías para no perder tiempo y dinero o, peor, perder oportunidades importantes. Muchas también tendrán que cambiar la forma en que se organizan para aprovechar mejor esas tecnologías. Para encarar todos esos desafíos, tendrán que definir su lugar en el mundo de la agricultura digital y luego identificar y desarrollar el sistema adecuado de capacidades.
No se puede saber exactamente cómo será el mundo en 2030, pero las actuales megatendencias indican la probabilidad de que haya más población y que muchos vivan en ciudades; más desastres climáticos y naturales; más problemas con el agua potable, la tierra cultivable y otros recursos naturales; elevación del nivel de los océanos, exceso de pesca, y sobrecalentamiento. Todo esto junto puede parecer desolador, pero con el procedimiento adecuado, las compañías agrícolas pueden alimentar al planeta en el futuro cercano mientras simultáneamente reducen la presión sobre los recursos.
8 tecnologías revolucionarias
Las que se consideran esenciales son inteligencia artificial, blockchain, drones, Internet de las Cosas (IoT), realidad virtual, realidad aumentada, robótica e impresión en 3D.
Se están desarrollando muchísimas tecnologías que las combinan. Una compañía brasileña, por ejemplo, ofrece un sistema que usa drones y sensores IoT para recabar datos sobre los cerdos. Permite a los criadores introducir al sistema información sobre peso o edad hablándole al teléfono. Otras compañías tienen soluciones similares en el mercado para otros tipos de ganado.
Algunas tecnologías agrícolas de la 4RI parecen de ciencia ficción. Una firma está desarrollando un ejército de mini-robots que plantan semillas. Controlados por el agricultor con su tableta, que opera con ayuda de satélites y software en la nube, los robotitos podrían poner cada semilla en el lugar adecuado con mayor precisión que los métodos actuales.
La tecnología eliminará la necesidad de tractores y conductores. Como los robots pueden ajustar el lugar de la semilla según cambian las condiciones, aumentará el rendimiento con menores costos, más velocidad de siembra y menos impacto en el ambiente.
Están apareciendo tantas tecnologías, productos y servicios que todo el sector pronto será irreconocible a los participantes de una generación atrás. Para prepararse para ese futuro, las compañías agrícolas deben tomar las medidas adecuadas ahora.
No solo de digitalizar los actuales modelos de negocios
La respuesta más común entre las empresas ha sido introducir nuevas tecnologías a los viejos modelos de negocios, esperando mejorar esos modelos con herramientas más inteligentes y más datos. Pero la táctica no es esa, dicen Sebastiaan Nijhuis e Iris Herrmann en un análisis para Strategy & Business. No alcanza con hacer funcionar mejor los viejos modelos, no cuando las tecnologías van a crear modelos totalmente nuevos que volverán obsoletos los viejos.
Muchas compañías de pesticidas y fertilizantes, por ejemplo, están usando tecnologías 4RI para ofrecer mejores productos y sacarlos más rápido al mercado. La agricultura de precisión –que usa IoT, imágenes aéreas en 3D generadas desde drones e IA para analizar el suelo y el comportamiento de los cultivos– pronto reducirá la necesidad de fertilizantes y pesticidas.
Un método mejor es descubrir y desarrollar esos nuevos modelos de negocios. En lugar de buscar un producto mejor habría que buscar mejores soluciones para los problemas de los clientes, ya se trate de agricultores, proveedores agrícolas o consumidores finales.
Para decidir qué soluciones ofrecer y cómo hacerlo, las compañías deben entender plenamente su actual posición competitiva, incluidas sus fortalezas y vulnerabilidades. Los líderes pueden entonces determinar dónde quieren competir en el ecosistema agrícola del futuro.
Para cualquier posición competitiva que elijan tendrán que tener las capacidades adecuadas para ganar. Innovación orgánica, joint ventures, incubadoras y adquisiciones, todo eso deberá ser considerado para que la organización aprenda y evolucione.
Cuatro capacidades
Las empresas van a necesitar muchas capacidades diferentes, según la posición competitiva que hayan elegido. Pero para casi todo jugador agrícola, cuatro capacidades clave serán la base del éxito.
Generar explicaciones con operaciones digitalizadas y analítica avanzada
La digitalización tal vez sea el ejemplo más claro de cómo las tecnologías de 4RI pueden hacer mucho más que mejorar los modelos tradicionales. Esas nuevas tecnologías están creando una cadena de valor agrícola totalmente nueva, con negocios digitales en cada eslabón de esa cadena aprovechando nuevas corrientes de ingresos.
Esas compañías agrícolas ayudan a los clientes a entender qué datos necesitan y cómo obtenerlos; también ayudan a estandarizar y analizar datos para reconocer patrones y formular recomendaciones. O sea, generan explicaciones de las montañas de datos en que tantas organizaciones se ahogan actualmente.
En la práctica, producir esas explicaciones generalmente implica aplicar analíticas para operar los equipos; determinar formulaciones más precisas; manejar el bienestar animal; crear mercados y manejar mejor la logística, la fijación de precios, el desempeño del cliente y mucho más.
John Deere, por ejemplo, vende servicios de administración de datos además de equipamiento agrícola. Esos servicios permiten a los agricultores recolectar datos del equipo (sea éste de marca Deere o no), ver y analizar los datos en sus pantallas, compartirlos con socios y operar las máquinas en forma remota.
Para Deere y otras compañías como ellos, el análisis de datos ya no es más un costo que hay que recortar. Es una capacidad estratégica que puede crear nuevos modelos de negocios.
Participar en nuevos sistemas de colaboración
Es imposible para una sola compañía reunir, administrar, desarrollar y usar todas las fuentes de datos y todas las nuevas tecnologías de las que dependen los modelos de negocios agrícolas. Las súper chacras autónomas y las biofábricas que pronto podrían ofrecer la mayor parte de los alimentos de la humanidad van a tener que trabajar junto a una multitud de stakeholders, desde conglomerados hasta startups y chacareros en el campo.
Las compañías que se pongan a la cabeza serán hábiles para asociarse con otras compañías grandes y pequeñas y con universidades y otras fuentes de innovación para identificar tendencias y capitalizar el conocimiento externo. Serán “extrovertidas”, serán organizaciones que miran hacia afuera con la visión de orquestar nuevos ecosistemas agrícolas. Y usarán fusiones y adquisiciones para llenar agujeros en modelos de negocios basados en 4RI.
La colaboracion debería siempre estar basada en una evaluación de las propias fortalezas y de las fortalezas de un socio externo con miras a un objetivo. Por ejemplo, una compañía puede tener un excelente departamento de I&D pero necesita socios para llevar sus invenciones al mercado. La clave está en entender cuál es el propio rol en la cadena de valor agrícola de mañana, para luego crear las asociaciones y hacer acuerdos que fortalezcan ese rol.
Innovar modelos de negocios sobre la base de las fortalezas centrales.
Toda compañía, agrícola o no, quiere ser más innovadora. Pero las ganadoras serán las que basen sus esfuerzos en una sólida comprensión de sus actuales fortalezas y cultura.
Cargill, por ejemplo, ayudó a desarrollar una solución blockchain de fuente abierta para brindar herramientas digitales reusables para casos de cadena de suministro, como seguridad de los alimentos y trazabilidad. Como el sistema es de fuente abierta, no vende exclusivamente productos Cargill. Pero la compañía se está colocando en el medio de la innovación global, conectándose con potenciales proveedores y clientes y dándose la posibilidad de ayudar a moldear la tecnología blockchain en su propio beneficio.
Cualquiera sea su especialidad, las compañías agrícolas necesitarán procedimientos para seleccionar, evaluar y priorizar sistemáticamente las tecnologías emergentes.
También necesitarán la colaboración en todas las funciones para identificar mejor y más rápido las mejores ideas; unidades internas de I&D y tecnología capaces de crear pilotos rápidamente; y un método ágil para llevar rápido al mercado las ideas más prometedoras. Es importante para las compañías testear una amplia gama de soluciones, “equivocarse rápido” con las ideas menos prometedoras y reasignar capital y otros recursos a las ideas ganadoras.
Monetizar las oportunidades que surgen de la sustentabilidad
La sustentabilidad es una de las más grandes oportunidades de ganancias para el sector agrícola. Un estudio respaldado por la ONU coloca el valor potencial de las oportunidades de negocios relacionadas con alimentos y sustentabilidad en US$ 2.300 billones (millones de millones) para 2030.
Esas oportunidades se encuentran en la reducción de desperdicios alimentarios; reformulación de productos y packaging; desarrollo de nuevos fertilizantes y formas más precisas de mejorar las características de las plantas; administración de chacras, bosques y océanos con una menor huella; fomentar la micro-irrigación y aumentar el composteo y la captura de energía. Por mencionar algunas.
Para triunfar con estas y otras oportunidades, las compañías deben entender las expectativas de la sociedad, los cambios ecológicos y los avances tecnológicos– Deben poder cuantificar la sustentabilidad en todas sus inversiones y decisiones de negocios.
Coca-Cola y Unilever, por ejemplo, han fijado metas de sustentabilidad ambiciosas y mensurables: Coca-Cola juntará y reciclará el equivalente de cada botella o lata que vende en el mundo para 2030 y Unilever reducirá a la mitad su huella ambiental, en términos de gases de invernadero, uso del agua y packaging, también para 2030. Cuantificar metas de esta forma requiere integrar métricas no financieras en los modelos de negocios y una planificación estratégica de largo plazo.
En especial, la sustentabilidad requiere las tres capacidades fundacionales: datos y análisis de datos de la mejor calidad, colaboración en toda la cadena de valor e innovación in-house.