Cuando se trata de un número redondo –como es éste– hay que admitir que es una buena oportunidad para una reflexión de fondo, para una mirada diferente. Para hacer una evaluación de lo que pasó. Pero también para indagar sobre lo que vendrá.
Para los seres humanos al frente de una empresa o institución que vive uno de esos aniversarios tan especiales, es también una admisión de una importante cuota de vanidad. En un país donde todo suele ser efímero, la permanencia es un valor sobresaliente. También es la circunstancia adecuada para indagar sobre el futuro de los medios de comunicación y, dentro de ellos –como es el caso de Mercado–, el de las revistas de economía y negocios.
La realidad cotidiana, hoy, no sorprendería, seguramente, a los fundadores de esta publicación. Igual que hace medio siglo, y que cada década –por no decir cada año– las crisis frecuentes, avances y retrocesos son la constante. Lo que sí los dejaría asombrados es la intensidad y velocidad del cambio tecnológico que ha tornado en irreconocible la forma en que se desenvuelven los medios de comunicación y los novísimos modelos de negocios que hacen más meritoria la supervivencia.
Los remotos orígenes
En 1969, cuando apareció la primera edición de Mercado, los ahora llamados “medios convencionales” estaban en su apogeo. El público se informaba a través de los diarios –e incluso de las revistas–, de los escasos noticieros televisivos y de la más frecuente información radial.
Hoy, los consumidores de medios –de los de antes y de los nuevos– tienen la idea de que, de un lado, se les ofrecen casi infinitas alternativas a las que recurrir para informarse, en especial en Internet y en las redes sociales.
Pero además tienen otra aprensión, antes inexistente: al ponerse en contacto con todos los medios de comunicación, se enfrentan con otro grupo de interés cuyo objetivo dominante no es servir a las audiencias, sino atender a sus propios intereses.
Tal vez esta es la razón por la que en el actual universo de Internet y en especial de las redes sociales, los consumidores abandonan el rol pasivo y se convierten en editores y distribuidores de nuevos contenidos que tal vez no se ajustan a los cánones periodísticos, pero que compiten intensamente con ellos.
A la fragmentación de los medios siguió la de las audiencias, y todavía más, estalló la agenda informativa elaborada por los medios como un espejo roto en mil pedazos que refleja distintas realidades.
La reacción de Mercado ante el nuevo escenario, tanto en la versión papel como en la digital, fue concentramos en el conocimiento. Es decir, información con significado. Poner foco en el análisis, la interpretación, la memoria, y la puesta en contexto de los hechos y sus antecedentes. Somos un software que actúa como un filtro inteligente: ante el alud informativo seleccionamos lo que es vital para nuestros lectores.
La nueva realidad
Con más tecnología, más recortes en la estructura de costos, intensa competencia desde Internet, e intensa búsqueda de la calidad de la labor periodística. En este contexto, ¿hay margen para el periodismo de investigación, el que profundiza en los temas, el que sirve para entender, el que ejercita la memoria y el análisis, el que pone los hechos en contexto, el que facilita la interpretación?
La gente tiene más fuentes de informaciones que nunca. Hay mucho más acceso a la información, pero también una enorme fragmentación de las audiencias. Dicho de otro modo: mucha información, pero de menos calidad.
Con aristas específicas, algo similar ocurre con las publicaciones de economía y negocios (Mercado fundó el género hace exactamente 50 años). Siempre las preguntas son las mismas: ¿adónde va la gente a buscar información? ¿Los medios convencionales están perdiendo relevancia?
En este contexto, Mercado tiene dos objetivos muy claros. El primero, continuar profundizando en su edición papel, el rol de software inteligente que selecciona y llama la atención sobre los temas que, a nuestro juicio, permiten al lector reconstruir ese universo fragmentado y darle sentido a la realidad.
El otro, reemplazar nuestro actual sitio en Internet por una nueva versión, de última generación, que hará su aparición el próximo mes de marzo.
Lo que surge con nitidez como conclusión, es que en el futuro, para que el periodismo siga siendo relevante, debe desafiar preconceptos fuertemente arraigados en la profesión. Será el resultado un escenario mucho más variado, con más vida, y más abierto a la gente que todo lo que se ha visto en los 50 años precedentes.