Por Alejo Marcigliano
Ignacio Ferrer
Además, se refiere las características propias del servicio de la transportadora, sus rasgos más específicos, muchos de ellos relacionadas con la tecnología, como el sistema de entretenimiento de a bordo y el WiFi en vuelo.
A partir de mayo pasado, Air Canada sustituyó el vuelo compartido con Santiago de Chile, por la conexión directa desde Buenos Aires, con el aeropuerto Pearson, de Toronto. Esto no solo mejoró el vuelo en sí, sino que puso al pasajero argentino al alcance de una serie de conexiones hacia Europa. De todos modos, Ignacio Ferrer, Country Manager de la compañía para la Argentina, asegura que el énfasis está en posicionar a Canadá como destino final.
El punto de partida es una creciente relación bilateral, sostenida por inversiones mineras canadienses en la Argentina, y la proyección la aporta el turismo: conocer Canadá cuyas ciudades más conocidas, son protagonistas anuales y reiteradas del ránking de mejores ciudades para vivir que elabora la ONU.
–¿Qué beneficios ha generado la introducción del nuevo avión de Air Canda, el Boeing B-787 Dreamliner en los vuelos a Buenos Aires?
–En mayo de 2016, Air Canada comenzó a operar el Boeing B-787/900 Dreamliner. La máquina presenta ventajas para el pasajero, pero también para la compañía porque ahorra mucho combustible. El B-787 es el más moderno de la flota, sustituye al Boeing B-767 e incorpora mucha más tecnología. Por ejemplo, de cara al pasajero, la cabina se humidifica más, haciendo que el viaje sea más agradable y se minimicen los efectos de los vuelos largos. Los compartimientos porta-equipajes son mucho más grandes que los de sus predecesores. Y la mayoría de los materiales del avión son compuestos y mucho más livianos. Hace un año reemplazamos el avión en la ruta (B-767 por B-787), pero la gran novedad es que hace tres meses, desde mayo de 2018, comenzamos a volar sin escalas a Toronto, tres veces por semana. Esta es la mayor innovación para el mercado argentino.
–¿Cómo se compone el tráfico entre Argentina y Canadá?, ¿cuántos viajeros hacen escala en América del Norte y continúan a otro destino?, ¿cuánto del tráfico es corporativo y cuánto turístico?
–Hubo un cambio radical respecto de lo que sucedía hace casi una década atrás cuando Canadá, como destino final, era muy poco demandado. Sin embargo, producto de una gran emigración de argentinos, como también a que Canadá levantó el perfil y las relaciones bilaterales comerciales fueron creciendo, tenemos cada vez más pasajeros con ese destino final, que es lo que más nos interesa.
Somos una aerolínea global que conectamos a todo el mundo, pero lo que más nos interesa es el local traffic: el tráfico entre Argentina y Canadá, donde tenemos los mejores revenues. El cambio de frecuencia y de horarios (porque los horarios también se modificaron: salimos desde acá a la mañana, el vuelo es diurno de Sur a Norte, y desde el Norte a Sur es nocturno), provocó que tengamos hoy una buena conectividad con Europa. Y eso hizo que el pasajero “en conexión” creciera mucho. Air Canada tiene una oferta bastante fuerte hacia Europa, aunque nuestro principal tráfico es en y hacia Canadá y Estados Unidos.
De todos modos, todavía no hemos logrado que el pasajero argentino valore adecuadamente a Toronto como centro de conexión. El aeropuerto es espectacular y se congestiona mucho menos que muchos aeropuertos de Estados Unidos. Antes cuando volábamos con escala en Santiago de Chile (Buenos Aires/Santiago/Toronto) ya llamaba la atención el aeropuerto Pearson de Toronto.
–¿En qué áreas de la economía argentina hay intereses canadienses hoy?
–El minero es el más fuerte. La mayoría de las empresas mineras que explotan yacimientos en la Argentina son de origen canadiense. Es nuestro principal mercado de negocios y que utiliza la clase ejecutiva, el servicio de primer nivel. Luego vienen las energías alternativas y la industria petrolera. Calgary, en el centro-oeste de Candadá, tiene grandes inversiones petroleras.
–¿Cómo cierra 2018 Air Canada en Latinoamérica?
–En 2017, la región que mejor performance tuvo en cuanto a crecimiento (no en volumen neto), fue Latinoamérica justamente. Este año, con la crisis en Argentina y Brasil, no creo que logremos un resultado tan positivo. Los números finales van a ser parecidos a los del año pasado, pero no creo que logremos crecer tanto. Dejamos la vara muy alta en 2017.
–¿Qué afecta más a la compañía en nuestro país, una posible caída de la demanda o el incremento de los costos por la devaluación?
–Se da una combinación de ambos factores. La devaluación del peso es un tema que enseguida asusta a la gente. Sin embargo, hay un público consumidor que ya está acostumbrado a viajar. Ni siquiera creo que el problema sea el precio del dólar en sí, sino la inestabilidad, hasta dónde va a llegar. En los años 90 sucedía lo mismo. El 1 a 1 metió a mucha gente en el mundo de los viajes. Y ahora volvió a suceder lo mismo y los argentinos se acostumbraron.
Obviamente, puede haber un ajuste, una reducción parcial en la cantidad de viajes por año. O que se busquen destinos más cercanos y económicos. Nuestro destino no es extremadamente popular, por eso creo que vamos a ser menos afectados que otros destinos, en definitiva.
–¿Qué expectativa tiene de la participación de Air Canada en la próxima Feria Internacional de Turismo (FIT)?
–Este año vamos a volver a estar presentes en la feria. Hablamos de un stand propio de 48 metros cuadrados, con la idea de dar a conocer al consumidor final el vuelo sin escalas a Toronto. Y también, obvio, impulsando Canadá como destino turístico. Defendemos el destino y creemos que tiene envergadura suficiente para merecer un viaje propio.
Me molestan aquellos que dicen “conocí Canadá”. “¿Ah, sí? ¿Dónde estuviste?”, “Fui a Estados Unidos y pasé dos días por Toronto, Montreal y Ottawa”. Si es así, no conocés Canada. Es un país lo suficientemente grande e interesante para merecer un viaje propio. Todos los años, Canadá instala varias ciudades en el ranking de mejores ciudades por calidad de vida que elabora la ONU. Y este año, Calgary, Vancouver y Toronto entraron al Top Ten.
El producto en desarrollo
–Hoy Air Canada dispone de un esquema de tres clases, pero no es el habitual de Primera, Ejecutiva y Económica, ¿cómo es?
–Fuimos pioneros en tener una cabina de Premium Economy y no son muchas compañías las que la tienen. La idea es brindar un servicio diferencial a un pasajero que está dispuesto a pagar un poco más y que le interesa viajar con cierta comodidad, pero no llega presupuestariamente a la business.
Ese es el segmento, y es muy utilizado en los viajes de familia (los que denominamos VFR, Visiting Friends and Relatives) y de turismo, son viajeros expertos que ya conocen lo que es viajar y buscan un servicio diferencial para vuelos superiores a las 10 horas.
A diferencia de otras líneas aéreas, es una cabina independiente y distinta. Muchos piensan que son los primeros asientos de la Económica con un poco más de espacio. Pero en nuestro caso es un área exclusiva distinta y dedicada, con un menú especial, una gama de bebidas más amplia, asientos con mayor espacio (tanto de ancho como de rango de reclinación), el pitch (la distancia entre hileras) es de casi un metro y es superior a la clase Económica.
Air Canada dispone hoy de 35 Boeing B-787/900 operando, uno de ellos vuela a la Argentina y dispone de 21 asientos en la Premium Economy (con una configuración 2–3–2). Por supuesto hay 30 asientos en nuestra antigua business, hoy denominada Signature Class, y además, la Económica.
–¿En qué consiste el servicio de Concierge?
–Lo hemos incorporado hace poco en Argentina. Es un sistema de acompañamiento para el pasajero que vuela en Signature, y lo pusimos en marcha en paralelo a cuando implementamos el vuelo sin escala. El Concierge es un asesor y asistente del pasajero en todo su proceso de check-in. Ayuda en todo lo que el pasajero necesita, por supuesto si él lo desea.
–Tras la llegada de los Dreamliners, ¿cómo continúa la renovación de la flota?
–La novedad es la incorporación de los Boeing B-737MAX 8 de la cual pedimos 61 unidades y ya hemos sumado 18. Con ellos sustituimos los Embraer E-190. Son aviones más confortables y más eficientes en el consumo de combustible. Nos permiten, además, ofertar más asientos. También estamos pensando en agrandar la flota sustituyendo los Bombardier CRJ A220 (los exBombardier CS300), por los Airbus A220. En total, tenemos más de 300 aviones en la flota.
–¿Cuáles son las características del IFE (In–flight Entertainment) de la empresa?
–Desde hace varios años, Air Canada innovó en ese tema y fuimos pioneros. El IFE tiene mucho que ver con la autogestión y se nota mucho en Air Canada Rouge, la aerolínea vacacional del grupo. Allí, cada pasajero utiliza su propio dispositivo para conectar y acceder a la programación que le ofrecemos, que es muy buena y variada.
No en vano, Skytrax nos ha distinguido como la mejor compañía aérea de América del Norte este año, por segundo año consecutivo y por séptima ocasión en los últimos nueve años. Tenemos la categoría cuatro estrellas, según la consultora.
Por su parte, Air Canada Rouge acaba de cumplir, justamente, cinco años y hoy por hoy tiene mucho que ver con el crecimiento y la expansión del grupo. Es clave para nuestra sustentabilidad. Hace cinco años comenzó operando con 4 aviones y seis rutas y hoy tenemos más de 50 más y más de 100 rutas.
–¿Y como es el modelo de negocios de Air Canada Rouge?
–Operamos con una flota compuesta esencialmente por Airbus A319, Boeing B-767 y volamos a destinos vacacionales donde el pasajero busca, esencialmente, precio. Por eso los aviones han sido reconfigurados con más asientos, se les quitó la Signature Class y el pasajero termina pagando por los servicios que utiliza, por ejemplo, el entretenimiento de abordo.
–¿Cuáles son los planes de expansión de la red de destinos?
–Hemos sumado 25 rutas nuevas en el último año. Y ahora en el verano boreal se viene otro lote similar. Varias de esas escalas están en manos de Rouge desde Montreal, como Lisboa, a Bucarest. Y como decía antes volamos a segundas y terceras ciudades de Europa como Zagreb y Reyjavik, desde Toronto.
–¿Qué postura tiene Air Canada respecto de los denominados ingresos auxiliares (ancillaries revenues)?
–Estamos comenzando a cobrar por la selección de asientos: las primeras hileras de la Económica tienen un costo adicional, por ejemplo. La competencia es muy voraz y debemos desarrollar nuestra inteligencia para ser más competitivos. Los pasajeros demandan cada vez más servicios, pero a su vez quieren precio. De modo que el margen termina siendo muy finito entre un aspecto y otro, entre lo que se exige y lo que se está dispuesto a pagar.
–¿La empresa ofrece conectividad WiFi en sus vuelos?
–Es sin duda uno de los grandes avances tecnológicos en el servicio. Hoy podemos viajar, volar, sin desconectarnos. Todos los aviones de fuselaje angosto ya tienen WiFi. Ya comenzamos con la instalación en los B-777 y los B-787 van a ser los últimos en recibirlo.
Tendencias del mercado
–En los últimos meses se han incorporado varias low cost airlines al mercado canadiense, ¿a qué se debe la repentina explosión?
–No es un fenómeno exclusivo solo de Canadá, es de toda América del Norte. Y se debe a que se han abierto muchos nuevos mercados y rutas. El pasajero canadiense siempre disfrutó el hecho de viajar, siempre fue más curioso que su vecino estadounidense. Y en término medio es un consumidor medido en el gasto y que valora mucho lo que paga.
–También han arribado varias low cost long range (compañías aéreas de bajo costo operando en rutas de largo recorrido) al mercado canadiense como Wow Air o Norwegian…
–La presencia de esas empresas nos obliga a ser más inteligentes. Es verdad que operan con modelos símil low cost, es discutible si aplican el modelo tradicional y convencional de los bajos costos, pero bueno, ese es otro debate. Nosotros debemos agudizar el ingenio y aunque no queramos terminamos compitiendo con ellos.
–Desde hace varios años la Asociación del Transporte Aéreo Internacional (IATA) habla de que Asia será el mercado más importante en el futuro, ¿está tomando esto en cuenta Air Canada?
–A nivel internacional, en los últimos diez años crecimos muchísimo sobre todo en Europa. Y creo que lo que se viene, es justamente, la expansión en Asia. Recientemente, incrementamos la presencia en Medio Oriente, sumamos vuelos a India: triple diario desde Toronto. Hoy volamos a seis ciudades asáticas.
–¿Cuáles son las principales tendencias que se verifican en la actividad aerocomercial hoy?
–Vamos hacia una gran tecnificación. La tecnología, desde el aspecto comercial, hablamos de Internet, de las compras online, las redes sociales, han cambiado el panorama de modo increíble. En los últimos cinco años ha cambiado radicalmente la comercialización. Seguro en Canadá se vio antes, como suele suceder. Hoy el pasajero llega muy entrenado, muy educado, ante los mostradores o puntos de contacto. El agente de viajes esta obligadísimo a entrenarse todo el tiempo para estar un paso adelante. Y creo que en la comercialización va a seguir habiendo cambios.
Y en lo que hace al transporte en sí, con aeronaves nuevas y con tecnologías nuevas sucede lo mismo. El avión pasó por una gran modernización en confort, en tecnología.