El gran cambio en el futuro del trabajo


    Un estudio realizado por PwC pone foco en las tendencias que van a incidir en el futuro del trabajo: tecnología, demografía, urbanización y poder económico. De ahí surge la predicción tentativa de cómo será el mundo del trabajo en 2030.
    Estamos atravesando una transformación fundamental en la forma de trabajar. La automatización y las “máquinas inteligentes” están reemplazando tareas y empleos humanos y cambiando las habilidades que buscan las organizaciones en su personal.
    “Talento” ya no significa lo mismo que hace diez años; muchos de los roles, habilidades y cargos que van a existir en el futuro no se conocen hoy. ¿Cómo pueden las organizaciones prepararse para un futuro que pocos se animan a definir? ¿Cómo van a cambiar las nencesidades de talento? ¿Cómo se puede atraer, mantener y motivar a la gente que necesitamos? ¿Y qué quiere decir todo esto para Recursos Humanos? Todos estos interrogantes se plantean en “Four Worlds of Work”, un trabajo realizado conjuntamente por Carol Stubbings y Jon Williams, ambos al frente de la división People and Organization, de PwC.
    La idea de ese trabajo es que no se puede esperar a que se desenvuelvan los acontecimientos; para prepararse para el futuro primero hay que entenderlo. Por eso el informe analiza en detalle cómo podría ser el lugar donde la gente trabaje en la próxima década. Se basó en una investigación comenzada en 2007 por un equipo de PwC y el James Martin Institute for Science and Civilisation en la Said Business School de Oxford, Inglaterra y en una encuesta a 10.000 personas de China, India, Alemania, Gran Bretaña y Estados Unidos.

     

    Percepción de la gente

    Los resultados de esa encuesta permitieron a los autores saber cómo imagina la gente que va a evolucionar el trabajo y cómo cree que esa evolución afecte sus perspectivas de empleo y su futura vida laboral.
    Partiendo de la premisa que ninguna exploración del futuro es concluyente, el informe global de PwC arriesga que para el año 2030 habrá “Cuatro mundos del trabajo” (Four Worlds of Work), o sea cuatro escenarios posibles que se podrían desarrollar y brinda herramientas para prepararse para ese futuro.

    Las fuerzas que dan forma al futuro

    Para imaginar cómo será el trabajo en el futuro debemos considerar las grandes preguntas de nuestra era. ¿Qué influencia tendrán el continuo avance de la tecnología, la automatización y la inteligencia artificial en definir el lugar donde trabajamos y la forma en que lo haremos? ¿Tendremos necesidad de trabajar? ¿Cuál será nuestro lugar en un mundo automatizado?
    Muchos analistas se concentran en la tecnología y el rol que se presume tendrá la automatización en los empleos y el lugar de trabajo. Los autores de este informe creen que la verdadera historia es mucho más complicada. Dicen que no se trata tanto de la innovación tecnológica sino de la forma en que los humanos decidan usar esa tecnología. La forma que adopte la fuerza laboral del futuro será el resultado de fuerzas complejas, cambiantes y encontradas. Algunas de esas fuerzas son inevitables, pero la velocidad con que se desarrollen es difícil de predecir. Regulaciones, leyes, los Gobiernos que las impongan, las opiniones de consumidores, ciudadanos y trabajadores, todo eso influirá en la transición hacia el trabajo automatizado.
    El resultado de esa batalla determinará el futuro del trabajo en 2030. Cuando son tantas las fuerzas en juego, las predicciones lineares son demasiado simplistas. Las empresas, los Gobiernos y los individuos deben estar preparados para una serie de resultados. Las innovaciones disruptivas, el pensamiento radical, los nuevos modelos de negocios y la escasez de recursos que están impactando en todos los sectores.
    Las empresas necesitan un propósito y un mandato claro y serio para atraer y retener empleados, clientes y socios en la próxima década. Las megatendencias identificadas por PwC forman la base para todos los escenarios.
    La digitalización y la inteligencia artificial están cambiando el trabajo
    El potencial que tienen las plataformas digitales y la IA para apuntalar y hacer crecer el mundo del trabajo es ilimitado. Ya desempeñan un papel esencial en el desarrollo de los cuatro mundos del trabajo, adecuando las habilidades al empleador, el capital al inversor y el consumidor al proveedor. Esta capa de plataformas puede crear un mercado floreciente, pero a la vez puede crecer hasta adueñarse de todo el sistema económico. Y con la proliferación de plataformas viene la vulnerabilidad a los cíberataques o a la manipulación en gran escala. Ligado a lo digital están los datos. O data. La forma en que Gobiernos, organizaciones e individuos decidan compartirla y usarla es clave para todos los mundos previstos.
    Finalmente IA: los asistentes digitales, los chatbots y las máquinas inteligentes que entienden, aprenden y luego actúan sobre la base de esa información. Es útil pensar en tres niveles de IA: La inteligencia asistida, muy difundida actualmente, mejora lo que la gente y las organizaciones ya están haciendo. Un simple ejemplo, que predomina en los autos actuales, es el programa de navegación GPS que da indicaciones al conductor y se adapta a las condiciones de la ruta. La inteligencia aumentada, actualmente en surgimiento, ayuda a la gente y a las organizaciones a hacer cosas que de otro modo no podrían. Por ejemplo, un negocio como el de compartir un viaje en auto no podría existir sin la combinación de programas que organizan el servicio. La inteligencia autónoma, actualmente en desarrollo para el futuro, habilita máquinas que actúan por cuenta propia. Un ejemplo de esto serán los autos totalmente autónomos, cuando se generalice su uso.
    Algunos optimistas creen que IA podría crear un mundo donde las habilidades humanas se amplifiquen para que las máquinas ayuden a la humanidad a procesar, analizar y evaluar la abundancia de datos que crea el mundo de hoy permitiendo a los seres humanos dedicar más tiempo al pensamiento de alto nivel, creatividad y toma de decisiones.

     

    Dar forma a nuestro propio destino

    Las megatendencias aportan el contexto para los mundos futuros pero no dictan ni su forma ni las características en un punto específico del tiempo. La forma en que respondan los humanos a los desafíos y oportunidades que traen esas megatendencias determinará los mundos en que el futuro se desarrolle.
    La opinión pública y su impacto es difícil de predecir, porque se ve afectada por la cultura, la historia y muchos otros factores locales. Como se ha visto en años recientes, la opinión pública puede afectar profundamente el rumbo de una nación en el contexto de una elección o un referéndum. Pero no hay duda de que los Gobiernos y la opinión pública influirán en las fuerzas que sostienen cada escenario.

     

    Colectivismo versus individualismo

    ¿Predominará el “primero yo” o las sociedades trabajarán juntas con un sentido de responsabilidad colectiva? ¿Cuál será el rol del Gobierno para equilibrar una economía fuerte con los intereses de su pueblo? Inevitablemente las regiones y los países –y hasta las ciudades– adoptarán una visión diferente sobre el nivel de intervención estatal que se necesita.

     

    Integración versus fragmentación

    ¿La tecnología digital inevitablemente marcará el fin de las grandes empresas? La tecnología ha permitido que empresas diminutas aprovecharan el amplísimo reservorio de información, habilidades y financiamiento que antes solo estaban al alcance de las grandes organizaciones. Mediante el uso de la tecnología, lo pequeño se ha vuelto poderoso. También permitió a las grandes empresas reducir drásticamente sus costos internos y externos.
    Las organizaciones pueden ser más productivas con menos personal y pueden expandir sus operaciones sin tener que invertir enormes cantidades de capital. Pero otra vez, la participación humana juega su parte. Las acciones de los Gobiernos pueden incentivar o penalizar a las grandes empresas o fomentar a las pequeñas y a las startups.