Esta creciente ansiedad afecta al mundo empresarial, pero también a los gobiernos, y a las relaciones internacionales. Todo el 2017 estuvo signado por esta realidad, y el escenario promete ser más complicado durante 2018.
Las cifras son elocuentes al respaldar esta presunción.
Las violaciones de seguridad en las compañías han aumentado en 27% el último año, desde un promedio de 102 a 130. Solo los ataques de ransomware han doblado su frecuencia, de 13% a 27%. La pérdida de información representa el componente de costos más grande, con un alza de 35% en 2015 a 43% en 2017.
Las tecnologías más desarrolladas por las empresas en torno a la ciberseguridad son los sistemas inteligentes de seguridad (67%), la identidad avanzada y gestión de acceso (63%).
La actividad financiera es la más afectada por el cibercrimen. En segundo lugar, se encuentra el sector de energía y servicios públicos, y en tercero el de Defensa y Aeroespacio.
Los tipos de ataques que más sufren las empresas son: malware (98%), phishing (70%) y ataques basados en la web (63%). Además, los ataques de ransomware se doblaron el último año, pasando de 13% a 27%. Los tipos de ataques más costosos para las empresas son los de malware y los basados en la web.
Argentina y la región no son ajenos a esta tendencia. Latinoamérica se apresta a dar un paso adelante en la seguridad informática, y Argentina se despereza tras una larga siesta, como lo revelan los datos de la nota de portada de esta edición (que se despliega a partir de la página 30).
Mientras tanto, la vigilancia informática está en estado de alerta permanente después de los ataques de los últimos meses. Al menos los expertos pronostican una inminente amenaza de un ransomware (tipo de programa dañino que restringe el acceso a determinadas partes o archivos del sistema infectado, y pide un rescate a cambio de quitar esta restricción),
A mediados de año, organizaciones y empresas en más de 100 países fueron golpeadas por WannaCry, como se llamó al programa temible que infectó los sistemas operativos Windows, al par que reclamaba recompensa para devolver la normalidad.
Nadie se salva de estos ataques. Ni las fábricas de autos, ni los proveedores de servicios públicos, ni los datos de prestadores de la salud. Al punto que las compañías de seguros se preguntan si hay que inventor un nuevo producto: pólizas contra ciber ataques.
El nuevo mundo de la auditoría
Como ocurre desde hace varios años, siempre en la edición de enero de Mercado aparece un informe especial con la puesta al día de lo que ocurre en el sector de las firmas de auditoría y consultoría. El dossier (que aparece a partir de la página 44) da una mirada en profundidad a una actividad con enormes transformaciones.
Las grandes firmas del sector enfrentan una revolución incesante y veloz. Los ingenieros se convierten en colegas y respaldo de los contadores. La robotización a través de software avanza indetenible. El sector creció en volumen de clientes y de negocios en el sector de consultoría.
Sería sobre simplificar decir que consultoría es ahora más importante que auditoría. No son dos negocios totalmente separados, y en verdad se mezclan mucho.
Los clientes demandan ayuda en nuevos campos, digitalización, ciberseguridad, presencia en redes sociales, marketing estratégico. Lo que obliga a nuevas alianzas en búsqueda de compleja expertise y a un cambio drástico en los perfiles de reclutamiento de recursos humanos.
Todas las grandes firmas de auditoría tuvieron siempre un costado dedicado a la tarea de consultores. Pero ahora el cambio, inducido por la veloz disrupción tecnológica, la imperiosa necesidad de los clientes por digitalizarse, y el uso de herramientas sofisticadas como big data y annalytics, es indetenible y provoca una mutación sustancial en un escenario conocido.
Protagonistas diferentes
Son empresas muy especiales, que merecen ser distinguidas porque tienen una estrategia original, respaldada por fuertes convicciones, y cultivan la diversidad –aunque en muchos casos lo hagan inconcientemente–.
A primera vista cuesta distinguirlas. Todas ellas están en el Ranking de las 1.000 empresas que más venden. Sin excepción, todas ellas tienen tienen una activa presencia en el campo de la sustentabilidad y de la responsabilidad social empresarial. En todas las mediciones sobre reputación, transparencia y ética empresarial, aparecen en muy buenas posiciones.
Entonces, ¿qué es lo que las hace diferentes a los ojos de Mercado y de sus lectores? Sin hacer ruido, apenas con la mínima comunicación usual, orientan y llevan a cabo, solas o en alianzas calificadas, acciones que trascienden el campo usual de la responsabilidad social, como se advierte en el informe que aparece a partir de la página 68.
Son protagonistas diferentes, porque cultivan la diferenciación por convicción y con pasión.