Habrá quienes supongan que es una frase ingeniosa de la oposición. Pero en verdad es una buena descripción de la realidad. El título de la nota de Portada de esta edición (Infraestructura. Hacer obras –ganar votos– y que las pague el próximo que venga) refleja un procedimiento que se pone en marcha ya, y que puede representar el programa más exitoso en muchas décadas en el campo de la obra pública.
En esencia, el gobierno de Mauricio Macri ha concertado con el club de constructores un programa federal de obras con financiamiento privado para tenerlo funcionando a pleno en 2019, cuando el trinomio Pro que el Presidente integra con María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez se esté jugando la reelección.
Una investigación a fondo como lo refleja la palabra oficial del vocero gubernamental en este campo, el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich. Para cotejar, la posición de la Cámara Argentina de la Construcción, y de su titular, Gustavo Weiss y de la larga lucha de este sector por instalar un plan estratégico de largo plazo para la actividad. Como remate, la opinión de técnicos internacionales y de consultores.
Un intento de explicar un complejo escenario de modo sencillo, como para que lector tenga ideas claras sobre lo que hará y se debatirá en los próximos años. Todo a partir de la página 36.
Más allá de la RSE y la Sustentabilidad
Si se mira la relación entre sociedad y compañías, se observa que estas no pueden sobrevivir aisladas de la sociedad. Paralelamente, el desarrollo social descansa en el crecimiento de las compañías. Esta interdependencia decide que sociedad y compañías interactúan entre sí y a la vez se ven restringidas por sus respectivas reglas de desarrollo; es más, las compañías, como organizaciones sociales, tienen sus intereses independientes; los beneficios sociales son del bienestar público.
Los objetivos de desarrollo de las empresas están en maximizar sus ganancias corporativas, mientras que los objetivos de desarrollo social son incrementar los beneficios comunes a sus miembros en una sociedad. Además, las compañías, como una capa de la sociedad, requieren que los intereses corporativos sean puestos bajo las limitaciones de los beneficios sociales y los objetivos de la compañía deberían cumplir con los de los beneficios sociales. Por eso, se hace evidente que las compañías deberían asumir sus respectivas responsabilidades sociales.
Este nuevo escenario se privilegia en esta habitual práctica anual de indagar sobre los modos de rendir cuentas en esta materia. Un territorio donde los tradicionales temas han casi desaparecido, para dar lugar a una novedosa y atractiva agenda (a partir de la página 46).
Los consumidores reclaman a las empresas que tomen posición clara sobre todos los asuntos en controversia. Una situación inédita. Nunca antes se habían encontrado éstas en situación similar. Algo parecido ocurre en el campo de los accionistas. Una nueva realidad trasciende la estrategia de comunicación. La responsabilidad empresarial alcanza nuevas dimensiones.
Ahora, la obligación es la de la transparencia. Tanto el personal como evaluadores externos están atentos a toda transgresión real, o potencial. La responsabilidad de una empresa alcanza así nuevas dimensiones. Es que ahora, prima la honestidad y la apertura. Es responsabilidad y rendir cuentas.
Anuario de los Recursos Humanos
Este producto que aparece cada doce meses, (Anuario de los Recursos Humanos. También conocido como Anuario del Talento) es un producto de Mercado, que pasa revista a los grandes temas que definen el estado de situación de esta disciplina en el escenario mundial; y se concentra en los tópicos que monopolizan el debate en el plano nacional.
En esta ocasión, el foco se ha puesto en la transformación que se avecina en el mundo del trabajo, que no tiene precedentes, en su profundidad y en su velocidad. Habrá que hacer frente a la disrupción tecnológica, a la creciente y vertiginosa robotización de las tareas, a la expansión de la inteligencia artificial (a partir de la página 94).
Estamos en el umbral de una transformación tecnológica que va a cambiar la forma en que la humanidad vive, trabaja y se relaciona. Súper computación móvil, digitalización, robots inteligentes, autos que se manejan solos.
Las empresas globales están a punto de integrar sus operaciones en un todo digital indiferenciado. Y cuando lo hagan, el mundo será otro.
En primer plano, domina la escena todo lo atinente a la transformación de los empleos tradicionales o ya existentes, a la aparición de otros nuevos, e incluso a la desaparición de algunos roles y a concebir los perfiles de los que nacerán en los próximos tiempos.