La digitalización no puede esperar

    Por Rubén Chorny


    Didier Lelièvre

    Había llegado en 1994 a la Argentina enviado por Telecom, adjudicataria de una de las dos partes en que el Gobierno de Carlos Menem dividió a la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTel) para privatizarla. La otra porción fue para la española Telefónica.

    No hablaba “ni jota” de español y entendía menos aún cuando le contaban que para tener una línea telefónica había que cortar clavos en interminables listas de espera o “conocer a alguien influyente” que la consiguiera.

    En seis meses ya se manejaba lo más de bien con el idioma, ejercitado desde la función de director técnico de Telecom Argentina. Lo repatriaron en el 2000, pero para esto ya había echado raíces afectivas, lo mismo que su esposa e hijos.

    En 2013 France Telecom, donde lo hicieron regresar, mutó en Orange e inició otro camino de ascensos hasta llegar a la vicepresidencia.

    Pero fue el cargo de director general adjunto de la subsidiaria de la ex France Telecom, la firma de soluciones digitales Sofrecom Internacional, la excusa para que se lo vea arribar seguido al aeropuerto de Ezeiza, hasta dos veces al año.

    Durante su estadía de fines del siglo pasado, las telcos habían transitado desde los viejos cables negros que recorrían los postes al tendido subterráneo y hasta submarino de la fibra óptica, con lo que el uso de los teléfonos se generalizó y se los comercializó como en cualquier parte del mundo.
    A los 57 años, Didier Lelièvre es partícipe necesario de los prolegómenos de otro gran salto tecnológico global hacia 2020: la llegada de las redes móviles 5G, que son 250 veces más rápidas que las mejores redes fijas actuales de fibra óptica.

     

    Cuádruple play

    –Cisco prevé que dentro de cuatro a cinco años existirán más usuarios en el mundo con smartphones (5.400 millones) que personas con acceso a la energía eléctrica (5.300 millones), agua potable (3.500 millones) o vehículos (2.800 millones), ¿ve a la Argentina preparada para afrontar semejante proyección?

    –En este momento es difícil cubrir lo que no se hizo en estos años. Para lo que veo del estado de la red actual en la Argentina, insumirá cuatro o cinco años llegar a la convergencia en la oferta de servicios y tendrán que ser obligados los operadores a cumplir con los plazos para concretar las inversiones. Pero también hay una disposición en la Justicia de volver atrás todo y que la empresa de cable no pueda ofrecer telefonía ni las telco dar cable. La controversia viene de atrás: arranca en la ley de medios. Hasta que esto no se resuelva estaremos en un “pending” de inversiones. De todos modos, antes que se cumplan los plazos que fijaron los reguladores para que una misma empresa pueda dar el cuádruple play (televisión, internet, telefonía fija y móvil), los inversores en Cablevisión ya compraron las acciones de Telecom (el fondo Fintech) y entonces reúnen las cuatro prestaciones.

    –¿Cuán lejos quedó la Argentina del mundo en materia de telecomunicaciones?

    –En la Argentina no está instalado todavía este tema de la convergencia. Cablevisión está por un lado y por otro la telefonía móvil, con los celulares Personal de Telecom, Movistar de Telefónica y un tercero que es Claro que tiene móvil puro. No hay integración. Fíjese cómo se da la competencia del cable en Francia: SFR, el segundo operador, compró America para agrandar su parque de clientes bajo cable y, junto a cobre y fibra, ofrece telefonía fija y le agrega la móvil. Es una de las grandes diferencias entre la Argentina y Europa en el mercado de las telecomunicaciones.

    –¿Afecta la inversión en la Argentina la falta de integración que señala, en contraste con la globalización de los negocios en los países más avanzados?

    –En la estrategia esencial global de Orange hasta 2020, América Latina no figura entre las prioridades de inversión, por el momento. Pero vemos que cualquiera que fuese a invertir necesitaría claridad en las reglas y el hecho de que Cablevisión esté en el medio sería un tema importante a resolver. En nuestro caso, actuamos en dos mundos: el europeo, del que estamos más compenetrados, y el de Ãfrica y Medio Oriente. Los últimos resultados trimestrales de nuestro balance muestran que la convergencia es el eje de negocios de cinco a 10 años a esta parte. Además de darse en Francia, se repite en España. Junto con Polonia constituyen los tres pilares de Orange en Europa.  

    –¿Es la misma política que aplican los otros grandes jugadores?  

    –Claramente. Hoy la convergencia es el eje de desarrollo en Europa. Casi todos los operadores agregan el servicio fijo, bajo cobre o fibra óptica, al móvil y le proponen al cliente llegar a la casa por wifi o entrar con la fibra.

    Integración y competencia


    –A veces cuesta entender que dos o más competidores en un segmento puedan poner de acuerdo en forma privada sus intereses para proteger su core business…

    –Tomar la decisión de pasar de cable a fibra implica invertir dinero. En Europa se aplicó la convergencia, porque para dar el mismo servicio también se puede hacer bajo el móvil 4G, que más o menos funciona a la misma velocidad. Sí existe la posibilidad de agregar todo: va a necesitar 1+1 ¿no?, pero las sumas nunca serán inferiores a 2. En Europa reflexionamos sobre todo esto y sacamos la conclusión de que no podíamos seguir haciendo esas inversiones por separado.

    –No hubo regulaciones ni plazos, como acá…

    –Para nada intervinieron los reguladores, sino que el mercado se puso a  ver cómo dar más servicios con menos costos. Porque el problema actual de los operadores es achicar costos. Saben que tienen que hacer inversiones para mejorar el servicio a los clientes.

    –¿Cuál es la diferencia en el desarrollo de las telecomunicaciones entre Europa y Estados Unidos?

    –En 27 países del Viejo Continente hay más de 200 operadores móviles virtuales y se ve que se consolidarán porque se les redujo el espacio y no podrán sobrevivir. Lo veo a través de mi nuevo cargo en Orange. La diversificación de los porfolios de servicios es otra de las salidas en curso. Lo estamos haciendo con el lanzamiento del banco digital el 6 de julio. Teníamos el sistema de transferencia de dinero de la cuenta de las telefónicas principalmente a Ãfrica, donde había poca bancarización: se hizo posible salir lejos de la casa sin llevar dinero y poder comprar a través del teléfono móvil, lo cual elimina el riesgo de robo. Las telecomunicaciones tienen una gran ventaja sobre los otros sectores, porque la información circula en una red interna y, en este aspecto, ofrecemos una diversificación en cuanto a la seguridad. Otra cuestión es la referida al contenido y definir si las telcos tienen que ir junto a las empresas que se dedican a elaborarlo. Es lo que hizo Orange con Orange Studio y el acuerdo con HBO en cine. Todo apunta a complementar y no quedar como actores, vendedores de tubos con datos adentro.

    –¿O sea, integrar mobile, cloud y big data?

    –Las nubes están incluidas en las redes, tanto móviles como fijas, y aparte está big data, que implica cómo explotar todos los datos que tenemos. Pero se hace vertical por vertical, porque los datos especializados, por ejemplo los que hacen pronósticos del clima o de la agricultura, son difíciles de abordar para Telecom, ya que requeriríamos muchos más conocimientos sobre las temáticas. Estamos ubicados entre los datos que tenemos y su utilización. No vamos a hacer esto último, porque ir a cuestiones inmensas como la salud nos queda muy lejos. Pero tenemos que prepararnos y entregar los datos a quienes los van a utilizar. Se trata de sobrevivir con relación a los que tienen más datos que nosotros, como AT&T, Google, Amazon, lo cual impone definir el rol a asumir. E ingresar en la diversificación no es nuestro fuerte en el fondo de comercio, pero nos puede acercar información a la que no tenemos acceso desde la telefonía.  

    –¿A más redes más datos o funciona al revés?

    – La explosión del uso de los datos es increíble. En Europa, el 15 de junio se dan por finalizados los acuerdos de roaming y cualquiera que vaya con un teléfono francés a Alemania o a Polonia paga lo mismo que por el consumo nacional. Estamos esperando más de 400% de crecimiento en el uso de los datos. Hoy todos toman la foto y la postean, lo cual multiplica el espacio que se utiliza. La cuestión es que no puede utilizarse ida y vuelta en la red entre el móvil y el fijo sin que se dupliquen los equipos y las tecnologías, lo cual torna necesario simplificarlos mediante la convergencia. Y eso que todavía no se generalizó internet de las cosas, que transportará mucho menos peso pero con una cantidad de interacción de los objetos infinita.

    –¿Cómo se preparan para atender ese 400% en la multiplicación de datos?

    –Estamos desarrollando la norma de la 5G, que es menos consumidora de energía, porque una demanda como la que hablamos obliga a enchufar dos o tres veces por día la batería porque no da abasto. Actualmente el wifi o el bluetooth ya la agotan, y en los próximos cinco años se verá cada vez más inteligencia. La tenemos ya en los trenes, en los estacionamientos, en las autopistas, todo va a multiplicar las prestaciones. En Orange estamos trabajando con la empresa Euronouve para equipar los autos con el equivalente de un Safe Intelligent Mobility TestField (Sim TD), que permite a los constructores comunicarse con el vehículo y que este lo haga con los otros, con los peajes, etc. No solo para adentro de Francia; tiene que cubrir a los que van a Alemania con un tipo de roaming permanente que modifica totalmente su uso.  

    –Antes de llegar a internet de las cosas, ¿cuáles son las prioridades a encarar?

    –Los bancos cada vez más van de un sistema analógico al digital y cómo esa tecnología transforma el vínculo con el cliente. Lo mismo sucederá con los supermercados. En cinco años no existirán más los cajeros, se podrán registrar las operaciones y pagar sin la intervención de un empleado. La digitalización es clave para nuestro posicionamiento, como Sofrecom, en cada uno de los verticales, a fin de hacer la evolución con los partners, como IBM, Microsoft. En todo caso, el tema de la digitalización será qué tanto se usan o no las nubes. Los bancos se manejan con todo propio. En muchos casos no se justifica tener los datos en cada red y en parte se derivan hacia cloud, lo cual va generar muchísimo consumo de espacio de la nube: las digitalizaciones se van replicando entre los bancos si se elige el mismo set de productos.

    –¿A qué atribuye que en Argentina aún no se vea un proceso de digitalización de la banca más allá de la apertura de cajeros automáticos, mayor uso del home banking y el exponencial avance del e-commerce?, parece todo lo contrario: los bancos están comprando sucursales…

    –Podrá haber en principio una expansión en las sucursales, pero después la gente dejará de ir a medida que avance la digitalización. Esta es una gran ventaja, porque cuando presentamos el proyecto de Orange Bank nos permitió enlazar todas las diferentes tiendas físicas que tenemos y nos queda por delante el desarrollo de toda la parte online. Así alguien que no quiere ir al banco podrá operar directamente. El mundo de las telecomunicaciones va a mirar de cerca esta experiencia, porque se trata de la primera diversificación importante que realiza un grupo como Orange hacia un sector que hasta ahora no estuvo ocupado por otros como Vodafone, ni Telecom, ni Telefónica.

    –¿Lo veremos en la Argentina?

    –No está contemplado. Lo vamos a hacer para nuestros afiliados pero podríamos venderlo como marca blanca a otros operadores o, por qué no, transferir el know how que obtengamos. En algunos casos, la gente irá a las tiendas, en otros será online y en otros habrá que acudir al asistente virtual Watson, que creó IBM, uno de los ejes de los tres en que apoyaremos nuestra acción; el otro es el contacto de humano a humano con todas las tiendas que tenemos y el restante online.
    No tenemos feedback en esta clase de uso de asistencia virtual para una temática compleja como las finanzas personales. Este Watson va a entrar en la intimidad de la relación comercial y puede llegar a hacer que el cliente ponga la plata en la cuenta de ahorro y que le sea chocante la intromisión. Estamos entrando en un nuevo mundo. Habrá que ver qué parte se quiere hacer por decisión propia y cuál se le delega al asistente virtual.

    –Si después de la convergencia las telcos integran las inversiones en la banda ancha para abaratar costos, ¿quiénes quedarán con los clientes?  

    –Más o menos, las carteras no tendrán dueño. Ya se abrieron. Hasta ahora era el operador. Pero el año pasado fue el momento del quiebre, cuando los Microsoft, IBM dijeron “hasta acá llegamos” y declararon el fin de la era industrial para dar comienzo a la revolución digital. Las empresas que no se transformen en tres o cuatro años difícilmente sobrevivan.