La gran base estable del negocio

    Por Leandro Africano (*)


    Diego Prado

    El compromiso con la sustentabilidad integra la cultura corporativa, se encuentra en cada una de las áreas de negocio y es parte esencial del modelo de gestión empresarial, como explica Diego Prado, director de Asuntos Corporativos de la firma automotriz.
    “La Visión Global de Toyota surge como producto de la articulación entre la clase de compañía que Toyota es y la que espera ser. La imagen de un árbol ha sido elegida para simbolizar esta Visión Global, de las raíces a las frutas. Las raíces representan los valores compartidos, la “manera de hacer las cosas”; el “fruto” es el producto que Toyota ofrece a sus clientes, “siempre vehículos mejores” y el “mejorar la calidad de vida en las comunidades en las cuales opera”. El “tronco” es el soporte subyacente de Toyota, es decir “la base estable de negocios”.
    “El concepto global se basa en asegurar el crecimiento sostenible, fomentando el círculo virtuoso entre: siempre vehículos mejores, crecimiento económico de las comunidades y una base estable de negocios. Desde su fundación en Japón en el año 1937, Toyota adhirió al principio central de realizar un aporte a la sociedad mediante la fabricación de productos y servicios de alta calidad. Sus prácticas y actividades comerciales basadas en este principio central han creado valores, creencias y metodologías de negocios que se han transformado, a través de los años en una fuerte ventaja competitiva. Hoy, la compañía tiene presencia en 29 países con 54 plantas reproducción, 340.000 empleados y sus productos se comercializan en 170 países”.

    –En este contexto, cómo cree usted que ha evolucionado el concepto de sustentabilidad con relación a la visión de un capitalismo orientado a las nuevas necesidades del siglo 21.
    –Desde Toyota pensamos a la sustentabilidad como una condición, no como un negocio. El concepto de sustentabilidad es la forma en la que debemos plantear y llevar adelante el negocio. La visión a largo plazo, la ética y transparencia, el cuidado de los recursos, los resultados económicos y el desarrollo de las comunidades son algunos de los lineamientos para alcanzarlo.

    –La idea es que toda compañía debería ser capaz de aportar valor a la sociedad a través de su negocio central. ¿Piensa que así ocurre en el caso argentino, o que todavía estamos lejos de llegar a esa meta?
    –Para nosotros la Responsabilidad Social Empresaria es la forma de atender y dar respuesta a las necesidades de las comunidades locales. Enriquecer la vida de las comunidades y contribuir a una sociedad en armonía con la naturaleza son una parte de los desafíos por los que trabajamos día a día. Toyota Argentina busca ser un buen ciudadano corporativo contribuyendo al desarrollo sustentable de las comunidades en las que opera. Para ello lleva adelante actividades y programas basados en tres ejes principales: ambiente, seguridad vial y educación para la empleabilidad, además de trabajar con la comunidad cercana para comprender y atender sus necesidades.
    En este sentido y con el foco puesto en la sustentabilidad, Toyota Argentina posee un Sistema de Gestión Ambiental certificado bajo la norma ISO 14001, a partir del cual se ejecutan planes de acción por periodos de cinco años sobre tres ejes prioritarios que contribuyen al desarrollo sostenible de la sociedad: contribución a una sociedad con baja emisión de CO2, contribución a una sociedad basada en el reciclaje y contribución a una sociedad en armonía con la naturaleza.
    Asimismo, en 2016 Toyota lanzó a escala global el “Desafío Ambiental 2050”, un ambicioso plan que aspira a reducir el impacto durante la fabricación y conducción de vehículos. El Desafío 2050 consta de seis objetivos agrupados en tres ámbitos: diseño de vehículos cada vez mejores, optimización de las plantas productivas y enriquecimiento de la vida de las comunidades.Valor esencial y transversal. 

    (*) Los testimonios de esta sección fueron recogidos por Leandro Africano.

    Valor esencial y transversal

    Alinear responsabilidades de empresa y estrategia del país

    Kimberly Clark con 25 años de presencia ininterrumpida en la Argentina es pionera en la interpretación y adaptación a las necesidades de transformarse en una empresa sustentable con gran proyección de futuro, como surge de modo nítido en las respuestas de Fernando Hofmann, director de Asuntos Legales y Corporativos de Región LAO – Austral.


    Fernando Hofmann

    –¿Qué lectura hace la compañía de la evolución del concepto de sustentabilidad y la necesaria nueva versión de un capitalismo superador? ¿Se puede hablar de una nueva visión?
    –Los conceptos necesariamente se resignifican a lo largo del tiempo y el “capitalismo” como tal, no es la excepción. Si bien todavía hay muchas barreras por derribar, puede vislumbrarse la exigencia a los sectores productivos sobre la importancia de tomar conciencia de su accionar e incorporar a la sustentabilidad ­como un valor esencial y transversal que forma parte de su responsabilidad como actor de la sociedad.
    La definición global de una agenda de 17 objetivos y 169 compromisos –pactados entre miembros de la ONU en la Cumbre del Milenio, durante 2016– en la que los Gobiernos, las entidades privadas, las sociedades civiles y cada uno de nosotros como individuos nos comprometimos a contribuir a la erradicación de la pobreza, protección del planeta y asegurar la prosperidad para todos, impactan directamente sobre la dinámica mundial y transforman al capitalismo.
    Esta nueva forma de ver los negocios nos invita a repensar lo que hacemos, y no es una tarea fácil porque obliga a alinear las responsabilidades de las empresas, con la estrategia del país y los acuerdos internacionales.
    Por otra parte, el desarrollo de una sociedad más consciente ante el tema ambiental requiere de la articulación de lo público, privado y el tercer sector. En Kimberly–Clark estamos convencidos de la importancia del trabajo en red para generar valor real para la comunidad y el medioambiente, y en ese sentido, las empresas asumimos un compromiso sustentable con todos los actores de la sociedad, formando un solo equipo. De esta manera, la sustentabilidad no es una bandera que deba asumir un solo sector, sino que la preocupación y ocupación sobre la temática ambiental debe resultar del entramado social.

    –La idea es que toda compañía debería ser capaz de aportar valor a la sociedad a través de su negocio central. ¿Piensa que así ocurre en el caso argentino, o que todavía estamos lejos de llegar a esa meta?
    –Exacto. Toda la compañía debe ser capaz de aportar valor a la sociedad a través de su negocio central. Desde ese aspecto, en la Argentina estamos en un proceso de crecimiento y consolidación: cada vez más el sector privado está comprometido, potenciando toda su escala y experiencia para cambiar los sistemas globales y mejorar la calidad de vida de las personas.
    La creación de los Comités de Sustentabilidad, como es el caso de Kimberly–Clark y de muchas otras empresas del país, son el resultado de entender que cada uno desde su función corporativa puede aportar e impactar positivamente en la sociedad.
    No solo se trata de mejorar los indicadores de calidad, huella hídrica o propuesta de valor, sino también de cómo son nuestros procesos que dan como resultado ubicar nuestros productos en la góndola y el vínculo que tenemos con las comunidades en las que operamos.
    En nuestro caso el objetivo hacia el cero impacto ambiental se ha iniciado desde hace varios años. Excede a lo discursivo y somos muchos actores sociales los que estamos comprometidos con el objetivo, el cual es ambicioso y llevará su tiempo. Son innumerables las iniciativas que se están llevando a cabo, pero probablemente sea la próxima generación la que perciba los resultados en concreto.
    Sin embargo, documentos de gestión como los Reportes de Sustentabilidad son funcionales para observar el camino que se lleva recorrido, la evolución en los procesos, las acciones preventivas y correctivas que se han tomado y obviamente, lo mucho que queda por recorrer.

    –Diversas investigaciones muestran que las distintas generaciones tienen también sensibilidades distintas en el tema de la sustentabilidad. Así, todo indica que la generación de los millennials es la primera con conciencia ambiental, que asume un compromiso respecto de la sustentabilidad. ¿Coincide esta versión con su experiencia personal en este campo?
    –Más allá de una generación en particular, percibo que hoy en día contamos con más información sobre el impacto que tenemos cada uno como individuo en la sociedad y eso nos ha llevado a todos a reflexionar sobre qué hacemos desde nuestro lugar para generar cambios positivos. Nos volvimos protagonistas y dejamos de ser espectadores.
    En ese sentido, los millennials nacieron y crecieron entendiendo su rol protagónico, definiendo cuál es su propósito en la vida y ya no logran concebir su accionar de otra manera que no sea respetuosa con el entorno. En su gran mayoría, su forma de vida es comprometida con la sustentabilidad y le demandan a sus pares esta misma concepción (sean o no de la misma generación). Bajo esta visión de una “búsqueda de un mundo mejor”, tenemos un presente y futuro muy prometedor.

    Un papel en el cambio global

    Articular sector público, privado y sociedad civil

    Para Unilever las empresas son un socio clave en el avance de la agenda de desarrollo sostenible por tener la enorme oportunidad de transformar mercados. Además si logran integrar la sustentabilidad al negocio, pueden generar grandes impactos positivos en el medio ambiente y en la sociedad.


    Axel Flügel

    Juegan un rol vital en el cambio del mundo. Por este motivo –afirma Axel Flügel, gerente de Relaciones Externas y Sustentabilidad Cono Sur– es que forman parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Sin embargo, el esfuerzo aislado no conduce a un cambio transformacional, sino que es necesaria la articulación del sector público y la sociedad civil. “A través de la sinergia y el trabajo colectivo lograremos que la sociedad alcance su potencial”, explica Flügel.

    –¿Considera usted que hay una nueva visión del capitalismo que incorpora y hace suya la idea de una más amplia responsabilidad de la empresa frente a la sociedad en la que está inserta?
    –Sí, totalmente. En un contexto de cambio climático acelerado, crecimiento poblacional y necesidades sociales, las empresas debemos adaptarnos a una nueva forma de hacer negocios. En Unilever creemos que los negocios sustentables y la acción colectiva son la fórmula del capitalismo del futuro. El nuevo capitalismo posiciona a la sustentabilidad en el centro del negocio y se nutre de la acción colectiva, que involucra no solo a las empresas, sino también a los gobiernos y a la sociedad en todo su conjunto. Solo a través de un capitalismo circular, que crea un ciclo de valor, podemos generar un cambio transformacional.

    –Lo demográfico y lo ecológico son dos dimensiones que se tocan en la convergencia de la sustentabilidad y el escenario mundial. Hay que saber cómo alimentar a una población mundial 10 años mayor en número, en apenas 50 años. De otro lado, los países ricos se enfrentan a la opción de permitir (o no) la inmigración en masa. ¿Inciden ambos elementos en la marcha de lo sustentable global?
    –Sí, la sustentabilidad tiene que contemplar las dos dimensiones; no podemos desacoplar impacto ambiental de desarrollo social. Un planeta sin recursos impacta en la calidad de vida de la población y una sociedad sin equidad, salud y bienestar no permite mejorar el ambiente en el que vivimos. Impulsar el cuidado del medio ambiente y el desarrollo social es el mejor camino para crear un futuro mejor.

    –En el camino por llegar a “cero impacto ambiental”, ¿cree que se ha recorrido parte del camino o que es mera cosmética verbal?
    –Veo una mayor conciencia de las empresas por la sustentabilidad, sobre todo a partir de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Creo que las empresas están buscando la forma de contribuir con los ODS y por tener un rol más activo, con una visión de futuro que construya sobre el bien común.
    La sustentabilidad está comenzando a ser concebida como una nueva forma de hacer negocios y, de a poco, la acción colectiva empieza a estar presente en todas las conversaciones del sector corporativo.
    Por otra parte, y con perspectiva de futuro, la sustentabilidad como propósito es algo muy bien percibido por los jóvenes, ya que a ellos les interesa ser líderes de una organización que tenga consciencia social y ambiental. De hecho hay estudios que lo demuestran, como el de Compañía de Talentos, que indica que uno de los principales motivadores para los jóvenes es que la empresa cuente con un propósito.

    Confianza de usuarios, ciudadanos y consumidores

    Un propósito creíble y sostenerlo con acciones

    Las compañías advierten que es necesario lograr el crecimiento sostenible y eso solo se logra si se tiene en cuenta el triple impacto ambiental, social y económico. Los ciudadanos del mundo son cada vez más exigentes y demandan proactividad a las compañías.


    Juan Pablo Barrale

    “En CCU –dice Juan Pablo Barrale, gerente de Asuntos Corporativos– hace tiempo establecimos las metas ambientales 2020 para reducir consumos de agua, valorizar residuos y disminuir el impacto en el entorno, y hoy son nuestras marcas las que proponen el reciclado. Como hace Heineken en cada evento o el consumo consciente que propone Schneider al impulsar las ventajas de ahorros de energía y emisiones que tiene la lata como empaque cervecero”.
    “Desde nuestra perspectiva las compañías, más temprano que tarde, entenderán lo que muchos ya están trabajando activamente: es necesario tener un propósito creíble y sostenerlo con acciones para poder ser confiable ante los usuarios, ciudadanos y consumidores.”

    –¿Considera que hay una nueva visión del capitalismo que incorpora y hace suya la idea de una más amplia responsabilidad de la empresa frente a la sociedad en la que está inserta?
    –El triple impacto sostenible es parte de los planes estratégicos. En CCU Argentina tenemos un Plan de Desarrollo Sostenible basado en cuatro pilares: Consumo consciente, donde no solo importa promover el consumo responsable de nuestras bebidas con alcohol, sino también la conciencia ambiental al momento de comprar; Innovación y colaboración, orientado a generar valor de ideas y conocimientos en las comunidades, con un fuerte trabajo con el ecosistema emprendedor y universitario; Medio ambiente, sostenido fundamentalmente en nuestras metas 2020, orientadas a reducir 30% de nuestros consumos de agua, 20% de nuestras emisiones y a valorizar nuestros residuos en 100%.
    Por último, Derechos humanos y calidad de vida, con un foco en nuestros colaboradores y objetivos concretos detrás de generar espacios de trabajo que permitan el crecimiento. Ese plan nos permite alinear a la organización detrás de los objetivos que nos hagan más sanos y sostenibles como compañía.

    –Lo demográfico y lo ecológico son dos dimensiones que se tocan en la convergencia de la sustentabilidad y el escenario mundial. Hay que saber cómo alimentar a una población mundial 10 años mayor en número, en apenas 50 años. De otro lado, los países ricos se enfrentan a la opción de permitir (o no) la inmigración en masa. ¿Inciden ambos elementos en la marcha de lo sustentable global?
    –Debemos ser muy cuidadosos con el uso de los recursos, como el agua: no sólo porque nos pertenecen a todos, sino para lograr más productividad y ser capaces de llegar con buenos productos a cada vez más gente. En nuestro caso, hemos reducido, con mejores tecnologías e inversiones, más de un 30% en los consumos de agua–.

    –El objetivo generalizado es que toda compañía debería ser capaz de aportar valor a la sociedad a través de su negocio central. ¿Piensa que así ocurre en el caso argentino, o que todavía estamos lejos de llegar a esa meta?
    –Sí. Desde el impacto económico que la producción federal de la cerveza tiene, hasta el espíritu de mejora constante por lograr que los productos se consuman con responsabilidad, trabajando junto al estado, son espacios de valor para las comunidades.

    –Las investigaciones muestran que las distintas generaciones tienen también sensibilidades distintas en el tema de la sustentabilidad. Así, todo indica que los “millenials” es la primera generación con conciencia ambiental, que asume un compromiso respecto de la sustentabilidad. ¿Coincide esta versión con su experiencia personal en este campo?
    –El tema es parte de la agenda relevante de las nuevas generaciones. Es interesante y muchos de ellos son, en el caso de CCU, los talentos que nos permiten trabajar nuestro Plan de Desarrollo Sostenible.

    La compañía, que elabora 4,5 millones de hectolitros, en un mercado que alcanza a los 18 millones al año, anunció en 2016 una inversión de $2.200 millones de pesos hasta 2019 en Argentina para reducir fuertemente el uso de agua, y de energía eléctrica y térmica en sus procesos de producción.

    Transparencia y honestidad

    Generar oportunidades en la nueva economía

    La sustentabilidad como un tema central hoy en la agenda empresaria, política y de la sociedad en general, marca un nuevo clima de época. Que tiene que ver con una conciencia cada vez más colectiva y generalizada de que no se puede seguir produciendo ni consumiendo como si los recursos fuesen infinitos.


    José Ignacio De Carli

    Este nuevo contexto –alimentado sin duda además por todo un nuevo panorama de tecnologías de comunicación que promueven un alto grado de transparencia en las relaciones con los consumidores– fue dando lugar a nuevos patrones de consumo y producción que se retroalimentan, aporta José Ignacio De Carli, gerente de Asuntos Corporativos de Natura.
    “Hace diez años, el consumo tomaba el precio y la calidad como las principales variables de decisión y hoy vemos que aparece cada vez más el peso de factores que hacen a la sustentabilidad: cuál es el origen del producto, cuál es su cadena de valor, qué impacto ambiental tuvo, si fue testeado o no en animales, cuál es su huella de carbono. Esto nos da la pauta de que los consumidores buscan transparencia y honestidad en la comunicación para tomar sus decisiones. Miran cada vez más a la “empresa” detrás de la marca y buscan que sea afín con sus propósitos o causas.”
    “En este sentido, las empresas hoy tienen una gran responsabilidad y deben ir más allá de reducir o mitigar impactos; deben convertirse en agentes que mejoren la sociedad, el ambiente y su alrededor. Entendemos que las marcas que tengan esta mirada serán cada vez más relevantes para los nuevos consumidores, que buscan historias detrás de los productos.”
    “También tenemos la convicción de una sustentabilidad más democrática, con mayor accesibilidad. En este punto hay un gran camino por recorrer en la relación con el consumidor: la sustentabilidad tiene que tener sentido para aquellos que consumen. De ahí nuestro desafío como marca, de generar productos que transmitan valores y comportamientos necesarios para la construcción de un mundo más sustentable, así como buscar la innovación a partir de tecnologías también sustentables”.

    Contabilidad ambiental
    “En Natura el año pasado presentamos los resultados de nuestro primer informe de contabilidad ambiental, con el cual medimos ‘en dinero’ el impacto ambiental de toda nuestra cadena de producción y de la etapa de uso por parte del consumidor. El estudio nos dio que el uso “es la etapa de mayor impacto: más del triple que la etapa de producción. En el caso de nuestros productos, se debe especialmente al uso de agua y energía en la ducha”.
    “La escala es otro de los grandes desafíos de la sustentabilidad. Porque muchas veces el proceso de generar un producto sustentable o reciclado es más caro. La escala permite equilibrar esos valores. Porque precio y sustentabilidad no deberían ser atributos excluyentes. Promover el desarrollo de proveedores para que puedan multiplicar su generación de servicios es una forma de crear cadenas sustentables en el tiempo”.
    “En Natura Argentina tenemos el caso del alcohol orgánico; el proveedor es una empresa de Salta que hasta ese momento solo producía de manera tradicional, y a partir de nuestra necesidad fuimos trabajando juntos para desarrollar esta nueva capacidad, que tiene la misma calidad y un impacto ambiental mucho menor. Todavía tiene oportunidades de ganar escala, pero es un ejemplo de que se puede.”
    “Hoy, afortunadamente, cada vez más empresas están demostrando avances importantes en materia de gestión sustentable, ya sea con resultados actuales o firmes compromisos a futuro. Y en este sentido la sustentabilidad, ya no puede ser una estrategia de diferenciación entre marcas, tiene que ser parte de una agenda común de empresas, Gobiernos y sociedad en general. De esta manera, la responsabilidad de las empresas será aumentar la oferta de este tipo de bienes y de los consumidores valorarla para incentivar el crecimiento de este mercado. Confiamos en que cuantos más seamos con la misma motivación, más fácil resultará implementar cambios y mejoras.”

    Sustentabilidad con empresa y gobierno

    Lo económico, lo social y lo ambiental deben ir de la mano

    Desde la perspectiva de una compañía multinacional como Holcim Argentina, se advierte que el escenario planteado con la situación del Acuerdo de París, no se ve con desánimo sino como una preocupación en general para muchos países. Estados Unidos junto con China son grandes emisores de CO2.


    Hugo Barroso

    La salida de EE.UU. del Acuerdo de París es una gran preocupación –afirma Hugo Barroso, coordinador corporativo de Asuntos Ambientales de la empresa– porque el objetivo del acuerdo entre otras cosas es el de reducir emisiones para evitar el aumento de la temperatura global. El retiro de EE.UU. complica este objetivo puesto que es uno de los grandes emisores. Ante este escenario, las empresas y los Gobiernos deberán hacer un esfuerzo extra para mantener un ambiente sustentable.
    Holcim Argentina es una compañía que pertenece al grupo Lafarge Holcim y en el país es uno de los líderes de la industria de la construcción en la producción de cemento, hormigón y pétreos. Cuenta con una capacidad instalada de 4,8 millones de toneladas de cemento, más de un cuarto de millón de m3 de hormigón elaborado y una amplia cobertura en el territorio nacional.
     
    –El concepto de sustentabilidad ha evolucionado en paralelo con la idea sobre el capitalismo. ¿Hay una nueva visión del capitalismo que incorpora y hace suya la idea de una más amplia responsabilidad de la empresa frente a la sociedad en la que está inserta?
    –Las empresas de hoy deben dar respuestas en asuntos de sustentabilidad. La sociedad exige que la huella ambiental sea cada vez menor con lo cual las empresas que quieran ser productivas y eficientes deben ser sostenibles. Hace algunos años los impactos ambientales que generaban las empresas no eran considerados partes del negocio, eran una “externalidad”. Hoy en día la mayoría de las empresas que trabajan con conceptos de sustentabilidad han internalizado lo relativo al ambiente.
    Antes no había responsabilidad por el producto, una vez que salía de la empresa lo importante era la venta, hoy las nuevas normas incorporan el concepto de ciclo de vida extendiendo la responsabilidad durante la vida útil del mismo. En otras palabras una empresa debe resolver que será del producto que vende cuando sea un residuo o termine su vida útil.

    –Lo demográfico y lo ecológico son dos dimensiones que se tocan en la convergencia de la sustentabilidad y el escenario mundial. Hay que saber cómo alimentar a una población mundial 10 años mayor en número, en apenas 50 años. De otro lado, los países ricos se enfrentan a la opción de permitir (o no) la inmigración en masa. ¿Inciden ambos elementos en la marcha de lo sustentable global?
    –Sí, esta es una de las grandes cuestiones a resolver. La pobreza también es un problema medioambiental; de hecho, para que exista sostenibilidad deben estar en equilibrio los tres pilares: lo económico, lo social y lo ambiental. Si no logramos que vayan de la mano no habrá sostenibilidad. El crecimiento demográfico junto con la distribución de la riqueza y los recursos son uno de los primeros problemas a resolver y así lo ha expresado la ONU en los 17 Principios para el Desarrollo Sostenible.

    –Para muchos expertos, son las empresas las que deben dar un paso al frente en la batalla por el liderazgo en el campo ambiental. Los que discrepan dicen que es como poner al zorro al frente del gallinero. Recuerdan algunas desventuradas acciones (u omisiones) de empresas con el daño consiguiente.
    –Hay muchos puntos de vista ante esta pregunta. Como mencionaba anteriormente, antes no se internalizaban los impactos ambientales y entonces las empresas no era sostenibles y la sociedad las condenaba por ello. En el pasado, en países como la Argentina, las empresas multinacionales fueron las primeras en establecer estándares ambientales altos, ante el retraso del gobierno en crear normas que controlaran la situación.
    Empresas como Holcim trabajan desde hace 15 años con estándares ambientales muy altos que ya fueron internalizados en el negocio y que ayudan al desarrollo sostenible. La realidad de hoy es que los Gobiernos están mucho más alineados con estos conceptos, aun así el liderazgo debe ser compartido porque no pude haber sustentabilidad sin ambas partes, empresa y gobierno.

    –La idea es que toda compañía debería ser capaz de aportar valor a la sociedad a través de su negocio central. ¿Piensa que así ocurre en el caso argentino, o que todavía estamos lejos de llegar a esa meta?
    –Creo que en la Argentina ya está ocurriendo pero a un paso muy lento. Grandes empresas con grandes recursos y también pymes con capitales menores, realizan un esfuerzo para aportar valor a la sociedad.

    –En el camino por llegar a “cero impacto ambiental”, ¿cree usted que se ha recorrido parte del camino o que es mera cosmética verbal?
    –En mi opinión ya recorrimos parte del camino. A lo largo de estos años se avanzó, aunque a pasos muy lentos, hacia un cambio de mentalidad. La idea de “cero impacto ambiental” hoy es una utopía, aunque hay un esfuerzo muy grande por reducir la huella ambiental de las operaciones industriales. Podemos tomar como ejemplo del camino que vamos haciendo, las políticas de energías renovables. Por otra parte, las empresas están concentrando su esfuerzo en reducir las emisiones de dióxido de carbono comprometiéndose a valores que van entre 10% a 40%. Ya no se trata de expresiones de deseo, hay compromisos cuantitativos asumidos públicamente.

    –Varias investigaciones muestran que las distintas generaciones tienen también sensibilidades distintas en el tema de la sustentabilidad. Los “millennials” se asumen con gran conciencia ambiental y tienen un compromiso respecto de la sustentabilidad. ¿Coincide esta versión con su experiencia personal en este campo?
    –Coincido absolutamente en que los “millennials” son una generación con una conciencia distinta a la que tienen las anteriores. Ellos valoran mucho más la empresa en la que eligen trabajar o confiar; prefieren que sea sostenible y con acciones de RSC reales por sobre el volumen de negocios o el sueldo ofrecido.

    Dar un paso al frente

    Un camino que se recorre en conjunto

    La sustentabilidad se ha convertido en una necesidad global creciente de la sociedad en su conjunto: Estado, empresas, organismos no gubernamentales y, sobre todo, consumidores. Las nuevas generaciones juegan un rol clave en este cambio.


    Susana Casabé

    Expresan un especial interés por compañías con una misión y un propósito humanos y genuinos, cuyos valores coincidan con los propios. Esta es la visión que transmite Susana Casabé, directora de Comunicación y CSR de Avon. “A lo largo del tiempo, este “pedido” se convirtió en un factor inherente e insoslayable a cualquier actividad, proviniendo no solo desde exigencias de terceros. Porque la sostenibilidad es (o debería ser) intrínseca a cualquier actividad, en el caso de las compañías, principales interesadas en desarrollar una actividad sustentable, más allá de marcos regulatorios vigentes o de manifestaciones de la sociedad.
    “Desde el sector privado debemos ser motores de ese cambio, reflejándolo en las dimensiones medioambiental, económica y, sobre todo, social. En esa línea, Avon trabaja hace más de 130 años para mejorar la calidad de vida de las mujeres, a través del empoderamiento y la independencia económica. Mediante la venta directa de productos de primera calidad, la “Compañía para la Mujer” brinda la oportunidad de desarrollar su negocio a más de 6 millones de revendedoras independientes en todo el mundo. Asimismo, puertas adentro, se compromete a reconocer, empoderar e impulsar a las mujeres a través del acceso a posiciones clave y de su participación en los procesos de toma de decisiones. Y, a través de las cruzadas contra el cáncer de mama y la violencia de género, se ocupa de las dos causas que más aquejan a las mujeres en todo el mundo”.
    “Es importante tener en cuenta el contexto, promoviendo que las prácticas desarrolladas a escala global sean replicadas en cada mercado y región, teniendo en cuenta las necesidades y realidad local. Una demostración de ello es la iniciativa global de reforestación de Avon, “Bosques sanos, un mundo mejor”, que ha logrado, desde 2010, recolectar más de US$ 6.800 millones a través de la venta de productos especiales para recaudación de fondos destinados apoyar a bosques tropicales en peligro de Brasil e Indonesia. La novedad este año es que parte de esos fondos se destinarán por primera vez a reforestar zonas críticas de la Argentina”.
    “Entonces, finalmente, ¿son las empresas las que deben dar un paso al frente en la batalla por el liderazgo en el campo social y ambiental? La respuesta es sí. Toda compañía debería ser capaz de aportar valor a la sociedad a través de su negocio. No obstante, este camino hacia la sustentabilidad se construye siempre entre todos. La articulación público–privada es fundamental para sumar esfuerzos compartidos entre el primer, segundo y tercer sector y la sociedad en general. Y, afortunadamente, hacia allí vamos”.

    Escuchar a los “prosumidores”

    La empresa como agente de cambio

    “En el transcurso de los últimos años fuimos testigos del cambio trascendental que han experimentado las empresas, pasando de un rol de proveedoras de bienes y servicios, a uno más abarcativo, como actor social, como un transformador de realidades. Hoy ya no se discute el importante rol que cumplen las empresas para el progreso de la sociedad”.


    Bettina Llapur

    Es que –como sostiene Bettina Llapur, directora de Comunicación y Relaciones Institucionales de Gas Natural Fenosa en Argentina– “las empresas han madurado tanto, al punto que ya no solo se conocen cuáles son sus objetivos de negocio, sus estrategias productivas, comerciales y financieras, como fue tradicionalmente, sino que también han aprendido a identificar sus compromisos con la sociedad, con la comunidad para la que trabajan, su aporte al desarrollo global y, a raíz de ello, descubrieron su potencialidad máxima: convertirse en agentes del cambio.
    “Gran parte de este crecimiento es producto de la escucha activa que las compañías realizan cotidianamente de sus consumidores (hoy en día llamados “prosumidores”), quienes al elegir una marca buscan verse reflejados en ella, identificarse con los valores que la misma transmite y esto es lo que hace que las personas se decidan por un producto o servicio y le den su voto de confianza cuando eligen. Hoy, esta escucha se aplica también a todos los públicos de interés de la empresa, porque el identificar sus deseo o necesidades y aspirar a satisfacerlos en pos del bien común es lo que, en conjunto, va a convertir a la empresa en un agente del cambio y del desarrollo”.
    “Sin embargo, no solo existen las empresas y los prosumidores, también están los Estados, las organizaciones no gubernamentales y la ciudadanía en general. Es decir, todos los actores sociales, quienes progresivamente acuerdan sobre la relevancia de los temas esenciales de la sociedad en los que debemos trabajar articuladamente para contribuir, entre todos, al desarrollo.”
    “Estas dimensiones impostergables y urgentes, esta agenda del desarrollo como se ha dado en llamar, sobre la que, hoy los principales actores ya trabajan en forma mancomunada son la inclusión social y la reducción de la pobreza, el cuidado del medio ambiente, la marginación y la mejora de la calidad educativa de toda la población. Hoy no se concibe que esta agenda no esté incluida en las estrategias más importantes de una compañía.”

    Objetivos corporativos
    “Más allá de algunas excepciones, la humanidad en su conjunto, ha comprendido esto y por eso, cada vez son más las voluntades que se comprometen y trabajan en conjunto y con sinergias para contribuir al progreso. Y no debe tratarse para la empresa de una agenda periférica o secundaria, sino que deben estar incluidas estas inquietudes con programas concretos y en la lista de los principales objetivos corporativos. Hoy la empresa es valiosa, no solo por su rol de productor, generador de bienes y servicios o empleador, sino como actor social que trabaja y promueve el desarrollo y contribuye a generar el cambio”.
    “Un claro ejemplo de esta idea es el impulso que las corporaciones han estado propiciando al incrementar y potenciar sus programas de responsabilidad social que, además, de atender a las temáticas anteriormente mencionadas, también hoy proponen muchísimos otros fines, como por ejemplo, educar sobre el uso y consumo de los bienes y servicios que comercializan para procurar el cuidado del medio ambiente, o diseñar herramientas para incluir a aquellas poblaciones que aún no acceden a muchos bienes y servicios”.
    “Estas acciones y programas deber ser diseñados por la alta dirección de la empresa e integrar sus principales objetivos. Solo de esta manera, la empresa moderna se convertirá en un agente del cambio, del progreso, del desarrollo y de la promoción de la inclusión de las poblaciones más postergadas”.
    “Además, hablando de exclusión, vale mencionar que las empresas que no logren advertir estas tendencias, responder a las necesidades actuales y adaptarse al cambio y a la agenda global que hoy se impone, estarán condenadas al fracaso. El camino que se han trazado los principales actores sociales del mundo entero, incluidos la gran mayoría de los Estados, es absolutamente irreversible y trasciende algunos posibles o aparentes retrocesos que a veces observamos”.

    Aporte para agregar valor a la sociedad

    Sustentabilidad, de tendencia a obligación en el sector privado

    El debate por la sustentabilidad y el rol de las empresas entró en un nuevo terreno desde que el presidente de los Estados Unidos Donald Trump decidió retirarse del Acuerdo de París hace unas semanas. Desde la visión de Quilmes, el mayor fabricante de cerveza de la Argentina, más allá de las decisiones políticas, el sector privado tiene un rol fundamental.


    Juan Mitjans

    Un rol caracterizado por mantener y avanzar con los objetivos ambientales y climáticos comprometidos en el Acuerdo de París. En esta línea, recientemente el grupo AB–InBev anunció un compromiso para utilizar el 100% de la energía eléctrica que provenga de fuentes renovables a 2025, colaborando con la transformación de la matriz energética en la Argentina, y otros países del mundo. En el país, el compromiso representaría el equivalente al consumo de energía de 69.000 casas en un año, advierte Juan Mitjans, gerente de Asuntos Corporativos de Cervecería y Maltería Quilmes.

    –Hay mayor militancia verde entre empresas y empresarios. Hace semanas, una de las más grandes administradoras de capitales de Europa e importante inversora global, envió una carta a 84 empresas globales en la que les advierte que votará en contra de los presidentes del directorio de aquellas que no se preparen para una economía más verde. ¿Puede ser el comienzo de una tendencia?
    –La sustentabilidad pasó de ser una tendencia a ser una obligación en el sector privado, y en nuestro caso forma parte de nuestro ADN desde hace más de 120 años. Desde nuestra creación en 1890, en Cervecería y Maltería Quilmes basamos nuestro modelo de negocios en el paradigma económico impulsado por la economía circular, implementando prácticas sustentables y nuevas tecnologías en la elaboración de nuestros productos e integrando los aspectos ambientales en la estrategia, la toma de decisiones y en nuestras actividades diarias.

    –La evolución del concepto de sustentabilidad ha seguido en paralelo con el concepto de capitalismo. ¿Hay una nueva visión del capitalismo que incorpora y hace suya la idea de una más amplia responsabilidad de la empresa frente a la sociedad en la que está inserta?
    –Nuestro sueño es “Unir a la gente por un mundo mejor”, y para cumplirlo, nuestro modelo de negocio abarca tres ejes que son transversales a todas las áreas de la compañía: Medio Ambiente, Comunidad y Consumo Responsable. En definitiva, buscamos en primer lugar, minimizar el impacto ambiental de nuestras operaciones con prácticas sustentables y nuevas tecnologías, volviendo más eficiente el proceso productivo en toda la cadena de valor en cuatro aspectos centrales: agua, energía, CO2 y potencial de reciclaje.
    En segundo lugar, desarrollar nuestra cadena de valor y crecer junto a las comunidades vecinas a las cervecerías, malterías y plantas de elaboración de gaseosas donde operamos. Y, por último, fomentar una cultura de consumo inteligente para disminuir el consumo excesivo de bebidas con alcohol, a través de distintos programas dirigidos a comercios, sector educación, padres y seguridad vial.
    Para Quilmes es muy importante establecer alianzas y articulación entre el sector público y el privado para poder trabajar en conjunto los distintos programas y que estos logren mayor impacto y sostenibilidad en el tiempo, logrando que sean permanentes. Vemos una oportunidad de crecimiento en el sector, donde las industrias le otorgan un mayor impacto a las campañas de promoción en esta temática. Es nuestro compromiso colaborar para fomentar la sustentabilidad desde nuestro lugar.
    Estamos convencidos de que cada uno desde su lugar tiene que realizar su aporte para agregar valor a la sociedad. Es por esto que desde nuestra creación hace 126 años, basamos nuestro modelo de negocio en el concepto de economía circular, implementando prácticas sustentables y nuevas tecnologías en la elaboración de nuestros productos, integrando los aspectos ambientales en el plan de negocios, en la toma de decisiones y en las actividades diarias.
    Contamos con 5.719 empleados directos y más de 180 distribuidores independientes a lo largo y ancho del país. Nuestro producto insignia, que es la cerveza en botella de vidrio retornable, es un claro ejemplo de negocio sustentable y beneficioso para el medio ambiente, ya que genera menos residuos y transforma a los consumidores en usuarios. Desde la perspectiva social y económica, la industria de los envases de vidrio retornables es 100% nacional y es una verdadera “industria de industrias” (gráfica, logística, vidrio, etc.) que genera 102.000 puestos de trabajo en todo el país.
    Como ejemplo de resultados, gracias a las iniciativas implementadas durante el periodo 2009-2016 logramos reducir 35% el consumo de agua utilizando menos de 3 litros de agua por litro de cerveza producido, siendo la Compañía que tiene el menor consumo de agua en la elaboración de sus bebidas.

    Default ambiental

    El medio ambiente demanda competitividad responsable

    En mercados globales cada vez más complejos y competitivos, la RSE se convirtió en el nuevo modelo de gestión, y se afianzó la idea de que las empresas, para generar beneficio, además de tomar decisiones adecuadas, deben comportarse de forma ética, gestionando los impactos sociales, económicos y ambientales involucrados en su actividad.


    Pablo Swiecicki

    “El concepto de RSE y sustentabilidad dejó de ser retórico y se está incorporando transversalmente en todas las áreas, de modo que comienza a estar en el mismo ADN de las compañías. Lo que en un comienzo fue una tendencia de algunas empresas, se está extendiendo. Muestra de ello –sostiene el arquitecto Pablo Swiecicki, director del Estudio Swiecicki Arquitectos– es nuestra organización, ESARQ, que comenzó a elaborar su Reporte de RSE coincidente con el balance comercial, como una manera de acercarse al ideal de presentar uno sólo como resultado anual de la gestión”.
    “En lo que se refiere a nuestro segmento, la arquitectura sustentable, hay una mayor conciencia de que, si se va a mantener al planeta sano y próspero, se debe diseñar y construir de una manera que tenga en cuenta factores como el cambio climático y el continuo agotamiento de los recursos no renovables, bajo un modelo que, al mismo tiempo que aporta ventajas tangibles a la competitividad de las empresas, contribuya al desarrollo sostenible”.

    Energías renovables
    “Está comprobado que el mundo ha entrado en default ambiental por consumir más recursos de los generados en un año. Por su parte, la Argentina dejó de estar entre los países con superávit ambiental per cápita por su biocapacidad a la hora de generar recursos, lo que indica que la demanda de recursos está superando a la oferta. Frente a este contexto, y teniendo en cuenta los recursos naturales y variedad de condiciones bioclimáticas presentes en nuestro territorio, es imprescindible avanzar hacia la inversión en el desarrollo de energías renovables como la energía eólica disponible en nuestra Patagonia, la energía solar en la región norte, la energía hidroeléctrica en el litoral y la energía extraída de la biomasa generada por desechos orgánicos y/o industriales”.
    “La incorporación de este tipo de energías en nuestras construcciones ayudará a revertir el cambio climático. Pero para que esto sea posible, es necesaria la colaboración del Estado mediante incentivos a los consumidores y apoyo al sector privado para ofrecer servicios de provisión de este tipo de energías a precios competitivos”.
    Lo ecológico y el crecimiento demográfico inciden fuertemente en la sustentabilidad global. Los Gobiernos deben trabajar, de la mano del sector privado, arquitectos, urbanistas y diversas disciplinas, en la planificación consciente y a largo plazo de ciudades sustentables, que contemplen su crecimiento demográfico junto la forma en que esta situación impacta en el medio ambiente, sin comprometer la disponibilidad de recursos para las generaciones futuras.

    Hablar de sustentabilidad hoy

    Repensar la relación entre Estado, empresa y sociedad

    La sustentabilidad hace referencia a una evolución del concepto de inversión social privada, donde la compañía mide sus impactos sociales, económicos y ambientales. Buena parte de la sociedad piensa estos conceptos como en evolución y estrechamente ligados.


    Agustina Zenarruza

    Mientras que la responsabilidad social está más ligada atender necesidades concretas y a una escucha activa, la sustentabilidad viene a repensar una nueva relación entre Estado, empresa y sociedad, según la visión de Agustina Zenarruza, líder de Responsabilidad Social Empresarial de Pan American Energy.
    “Un ejemplo de ello son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Lanzados en 2015, sus metas plantean líneas de llegada e indicadores de medición concretos que apuntan a mejorar la gestión y a transformar el entorno en el que vivimos”.
    “En este sentido, las empresas tienen mucho para aportar a partir de la definición de este horizonte trazado por Naciones unidas. Estos 17 objetivos y sus 169 metas resultan fundamentales a la hora de aunar esfuerzos, trabajar en conjunto y reportar resultados obtenidos”.
    “Desde Pan American Energy, entendemos los ODS como una gran matriz de materialidad. Muchas de sus metas son estratégicas para nuestro trabajo y nos ayudan a pensar sustentablemente en proyectos, teniendo en cuenta todo su ciclo de vida”.
    “Es por eso que cuando definimos nuestro modelo de gestión, nuestros principales drivers son la visión a largo plazo, la innovación constante, el compromiso con la producción responsable de petróleo y gas, el cuidado por las personas y el ambiente y nuestro compromiso con las localidades en donde vivimos y operamos”.
    “Esta mirada nos brinda la oportunidad de crear valor compartido. Por eso, nos concentramos en soluciones concretas que respondan a las necesidades inmediatas y en proyectos de largo plazo que resuelvan problemas de fondo en nuestro entorno”. “Para alcanzar esta meta, nos vinculamos con la comunidad y con distintas organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, generando las herramientas y desarrollando las capacidades necesarias para transformar la realidad”.
    “Sin dudas, en los próximos años, la sustentabilidad jugará un rol crucial en términos de desafíos sociales, económicos, ambientales y culturales. En este camino, la innovación, el trabajo articulado entre los estados y las empresas, la complementariedad y el diálogo activo con la comunidad serán claves para la acción”.

    Transformación a escala global

    Ya no es una elección ser una empresa responsable

    Es factible encontrar comunes denominadores que fortalecen y potencian el desarrollo social, económico y la igualdad de oportunidades orientando una reconfiguración de las instituciones públicas hacia el denominado “capitalismo equitativo”.


    Hernán da Cunha

    Es que la sustentabilidad ha evolucionado a lo largo de las últimas décadas convirtiéndose en un factor competitivo para el sostenimiento económico, el crecimiento y el desarrollo de las compañías, según afirma Hernán da Cunha, gerente de Relaciones Institucionales de Laboratorios Bagó.
    “El proceso de evolución de este concepto se ha dado en el marco de una transformación cultural y social a escala global, que resignificó la relación entre los diferentes actores involucrados en este diálogo: ha evolucionado el rol de los ciudadanos, el de la dirigencia política y el de las empresas”.
    “En este nuevo contexto las compañías ocupan un lugar central, dada su capacidad para ampliar su compromiso social a través del efecto multiplicador de sus acciones y el impacto que logran en lo económico, social y ambiental. Ser una compañía ética, responsable y competitiva ya no es una elección sino que se convirtió en un requisito demandado socialmente”.
    “En Laboratorios Bagó trabajamos constantemente sobre la visión de sustentabilidad que hemos asumido como filosofía de trabajo y que atraviesa transversalmente todas las áreas y acciones de la compañía, en consonancia con nuestros principios y valores corporativos”.
    “Las empresas tienen un importante impacto y una gran capacidad para aportar al desarrollo sostenible, ya sea desde la dimensión económica, social o ambiental. En este sentido, el desafío fundamental para cualquier compañía es crear valor y ser sustentable económicamente a través de sus productos. Los consumidores, cada vez más exigentes y comprometidos, demandan beneficios más allá de la funcionalidad de los productos y demuestran una alta valoración y preferencia por aquellos productos o empresas que gestionan de manera sustentable”.
    “Nuestra actividad industrial –producir medicamentos para el cuidado de la salud– aporta en sí misma un importante valor social debido al impacto que tiene el mejorar la calidad de vida de la gente. En nuestros productos se centran nuestros esfuerzos a través de la innovación, la investigación y la calidad, y a ello sumamos nuestro constante compromiso para facilitar el acceso a los medicamentos y producirlos haciendo un uso racional de los recursos”.
    “Consecuentes con este objetivo, nuestras plantas cuentan con la certificación de las Normas ISO 14001 de gestión medioambiental, asumiendo un rol activo en materia de sustentabilidad bajo parámetros internacionales. Asimismo, consideramos imprescindible enfocar las acciones institucionales y de RSE en programas ‘orgánicos’ que permitan alinear nuestra actividad principal, el cuidado de la salud, con programas que buscan aportar desde sus diferentes dimensiones (económica, social y ambiental)”.

    10 desafíos concretos de gestión

    La sustentabilidad como valor esencial

    Las nuevas generaciones tienen gran interés en realizar cambios positivos en la sociedad y crear un mundo más sustentable e innovador, profundizando la toma de conciencia a escala global. Acindar-Grupo ArcelorMittal, a lo largo de 75 años se hicieron eco de esas necesidades y acompañaron el proceso para hacer el acero sustentable.


    Andrea Dala

    “Asumimos el compromiso de garantizar el mejor futuro posible para la industria y para las próximas generaciones, sabiendo la importancia de las buenas prácticas ambientales. En pos de lograr ese objetivo es que formamos parte del CEADS (Consejo Empresario Argentino para el Desarrollo Sostenible) y también somos miembros de la Mesa Directiva de Pacto Global, en donde mantenemos un intercambio constante con otras empresas trabajando con miras hacia la agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU”, recuerda Andrea Dala, gerente de Comunicaciones Externas y Responsabilidad Corporativa de Acindar.
    “Hemos desarrollado una estrategia de responsabilidad corporativa basada en 10 desafíos concretos de gestión para alcanzar el desarrollo sustentable de nuestro negocio, que van desde la manera en la que producimos el acero y utilizamos los recursos buscando hacer el acero sustentable, hasta la forma en la que elaboramos nuevos productos y estamos en contacto con la gente”.
    “Logramos reducir 98% el consumo para el proceso de producción de alambres en la planta de Villa Constitución. Para esto utilizamos circuitos cerrados de recirculación de agua que requieren únicamente de reposición por pérdidas de evaporación y/o ante una eventual rotura. En nuestra planta de La Tablada los tratamientos de efluentes líquidos son llevados a cabo por una moderna planta de 2.000 m2 con un alto nivel de automatización, reduciendo nuestro impacto”.
    “En 2016 implementamos un software de alta complejidad que permite controlar las emisiones difusas en nuestra acería de Villa Constitución, así como detectar de manera temprana situaciones anormales. Además, hacemos uso responsable de la energía utilizando instalaciones de equipos de alta eficiencia basados en diodos emisores de luz (LED)”.
    “Dentro de la planta de Villa Constitución tenemos áreas protegidas definidas, logrando la preservación de 572 especies (entre plantas vasculares, aves, mamíferos, mariposas, insectos, peces, etc.). El estudio de biodiversidad que realizamos nos permitió identificar cinco áreas con una superficie aproximada de ocho hectáreas. Nos comprometimos a proteger esas especies y a dar a conocer los ecosistemas tanto dentro como fuera de la empresa”.
    “Entendemos las inquietudes de nuestras comunidades y compartimos la visión de que la sustentabilidad es un valor esencial. Escuchamos a nuestra gente, aprendemos en conjunto y renovamos el compromiso con el medio ambiente”.

    Triple sustentabilidad

    Rentabilidad insostenible sin progreso en el entorno

    La conciencia de que hay que atenuar el impacto en el ambiente se ha expandido desde los pioneros que advertían acerca de un proceso que ya exhibía sus primeras manifestaciones. Las empresas han creado áreas específicas de medio ambiente de manera de generar mejores procesos productivos.


    Eduardo Nougués

    Por ejemplo, con gestión de residuos o diversificación de su matriz energética hacia fuentes renovables y, aún más, trabajar directamente sobre el entorno natural que las rodea. Las empresas, que además de principios éticos tienen pragmatismo, han visto que un medio ambiente deteriorado afecta a sus empleados y a su comunidad, y también a su rentabilidad, dados los costos que generan los problemas climáticos y los cambios en ciertos fenómenos periódicos, como ser lluvias o temperaturas, como detalla Eduardo Nougués, director de Asuntos Institucionales de Ledesma.
    “En la esencia del capitalismo está la rentabilidad. Si ella peligra por la sucesión de problemas climáticos que a la vez dan lugar a otros desórdenes en la cadena de valor –como ser grandes movimientos demográficos, cambios culturales en los patrones de consumo y nuevas regulaciones de los estados sobre la actividad empresarial– es lógico que el capitalismo como sustento ideológico de las empresas revise sus propias bases y busque una “reconciliación” con sus públicos basada en la sustentabilidad ambiental, social y económica. La rentabilidad es insostenible en una comunidad que no progresa y en un entorno natural crítico”.
    “La triple sustentabilidad –ambiental, social y económica– implica un balance entre los tres pilares. Para proteger el medio ambiente y hacer las inversiones necesarias con este objetivo, la empresa debe tener rentabilidad y asegurar el círculo virtuoso en el que se da la sinergia entre las tres patas de la sustentabilidad. Este equilibrio es difícil de lograr, pero en épocas históricas anteriores el hombre también se vio frente a distintas encrucijadas y pudo salir adelante.
    “Es cierto que ha habido casos de malas prácticas, pero las empresas que hacen bien las cosas son una mayoría, más allá de que siempre haya terreno para progresar. Ledesma, por ejemplo, preserva 100.000 hectáreas de bosques nativos, genera muchísima energía renovable y acaba de terminar un plan de construcción de 1100 casas para sus trabajadores en Jujuy, entre otras acciones. Por supuesto, siempre hay espacio de mejora: lo importante es la voluntad de progreso constante frente a desafíos que hace unos años no se planteaban”.

    Aportar valor a la sociedad

    Transformar la sustentabilidad

    Cada vez más, las empresas tienen que asumir el desafío de entender a la sustentabilidad como una parte esencial e inseparable del negocio. Si bien es cierto que en los últimos años se han registrado muchos progresos, aún queda camino por recorrer.


    Candela Arias

    “El contexto global y local también invita a que las personas tengamos más conciencia sobre la manera en la que queremos vivir y, a escala corporativo, las empresas debemos actuar en consecuencia”, advierte Candela Arias, gerente de Sustentabilidad y RSE de Carrefour Argentina.
    “Los ciudadanos de por sí, cada día más exigentes, nos desafían constantemente a adaptarnos a los nuevos tiempos. Estos consumidores ya no solo tienen en cuenta la calidad y precio de un producto, sino que también exigen un compromiso y una retribución de las empresas a la sociedad. Y si bien los avances son dispares en las industrias, este desafío condiciona cada vez más la manera tradicional de hacer negocios”.
    “Hoy, la responsabilidad de las organizaciones ya no está solamente en suministrar productos y servicios cada vez mejores a un número creciente de personas, sino que además debe hacerse creando valor para todas las partes interesadas y contribuyendo a dar respuesta a las grandes problemáticas de las comunidades donde opera. En ese camino, el mayor de los desafíos que debemos asumir es transformar a la sustentabilidad en un modo de hacer lo que hacemos siempre, generando un valor agregado, siendo responsables en nuestras acciones y escuchando a nuestros grupos de interés”.
    “En Carrefour, como cadena líder de supermercados, hace varios años que tomamos esa posición e implementamos un plan global para combatir el desperdicio de alimentos. Datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura afirman que un tercio de los alimentos producidos a escala mundial no llega a ser consumido. Dado que son varias, y a veces complejas, las razones por las que se generan desperdicios de alimentos, desde la compañía entendimos que no nos podíamos quedar de brazos cruzados y tomamos medidas en cada etapa del ciclo de vida de los productos”.
    “Asumimos esto como un desafío colectivo en donde involucramos a nuestros socios agrícolas y fabricantes en las sucursales y nuestros clientes. En esa dirección, asumimos el compromiso de reducir los desperdicios de alimentos en 50% en 2025 en comparación con 2016”.
    “Así es como concebimos la forma de hacer negocios, involucrándonos en las problemáticas reales de la sociedad y generando valor en todas las acciones que llevamos a cabo para nuestros colaboradores, proveedores, asociaciones, clientes y consumidores”.
    “Por todo esto, no caben dudas de que ya no es rentable plantear las acciones de sustentabilidad como campañas aisladas de RSE; el desafío para las empresas está en poder transformarlas en parte de la estrategia de negocios y en el corazón de todas las gestiones”.

    Mejora y desarrollo de la sociedad

    Respuestas sustentables a necesidades comunitarias

    Los últimos años estuvieron marcados por transformaciones que impactaron en el mercado, el panorama competitivo y el comportamiento de los consumidores. Hay una sociedad mucho más madura y expectante de lo que hacen las empresas.


    Constanza Gorleri

    Los “nuevos” consumidores exigen a los representantes del sector privado que impulsen un comportamiento ético, responsable y volcado hacia la sociedad, convirtiéndose la confianza y la reputación en aspectos cruciales, según afirma Constanza Gorleri, gerente de Sustentabilidad de Banco Galicia.
    “Las empresas asumimos el compromiso de adaptar nuestros negocios a los cambios del entorno para proponer respuestas sustentables a las necesidades de la comunidad, contemplando no solo los aspectos económicos sino también los sociales, ambientales y de gobierno corporativo”.
    “El éxito de este involucramiento con la mejora y desarrollo de la sociedad depende en gran medida de la articulación entre el sector privado, el sector público y las organizaciones sociales. Considero fundamental y sumamente necesario el trabajo en red entre todos los actores porque de ello depende el impacto que se alcanzará”.
    “Un claro ejemplo del rol que se les otorga a las compañías a nivel global, en este sentido, es el establecimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) de Naciones Unidas que están compuestos por 169 metas que abarcan las esferas económica, social y ambiental. Ya desde su concepción, se le asignó al sector privado una función central y compañías de diferentes países formaron parte de todo el proceso de elaboración y lanzamiento”.
    “Alineados a esta agenda internacional y en lo que respecta al cuidado ambiental, contamos con un sistema de Gestión Ambiental que nos proporciona un marco para gestionar y mejorar de manera activa y sistemática nuestro comportamiento ambiental. A través de este sistema establecemos la estructura organizativa, las actividades, las responsabilidades, los procedimientos y los recursos para desarrollar, implementar y hacer efectiva la Política Ambiental de Banco Galicia”.
    “Por otra parte, recientemente, inauguramos Plaza Galicia, un edificio que refleja nuestro compromiso con la sustentabilidad. Desde su etapa de diseño y para su construcción, se lo concibió con principios que nos permitirán obtener la certificación LEED en la categoría Silver”.
    “Entre las particularidades que presenta Plaza Galicia se pueden destacar el manejo de agua, reduciendo en 30% el consumo mediante