El debate ha sido llevado en términos extremos. Hay gente que habla del fin del capitalismo y del fin de la democracia liberal. ¿Es tal vez exagerado? ¿Qué está pasando? Porque el G20 acaba de asumir que por primera vez desde 2008 no hace ningún reclamo para mantener al proteccionismo afuera.
El gran cambio es que EE.UU. cede su liderazgo global. Hace un año nadie se hubiera atrevido a pronosticar un giro tan radical en el escenario mundial. Tras medio año de Gobierno de Donald Trump parece que se avanza en ese camino. El planeta estaba acostumbrado: desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, en la segunda mitad del siglo 20, la superpotencia fijaba el nuevo orden internacional. Situación que se agudizó luego con el colapso del viejo rival, la entonces Unión Soviética, en los años 80.Para algunas corrientes teóricas la globalización aporta beneficios de manera inequívoca, mientras que otras advierten sobre efectos nocivos que, en algunos casos, podrían más que compensar a los beneficios de una mayor integración a la economía mundial.
Este nuevo escenario se plantea con abierta crudeza en temas como los que siguen, sobre la globalización digital, el papel de una nueva superpotencia como China, la presencia resentida de una nueva generación con menores ingresos que los que tenían sus padres, cómo la tecnología incide también sobre el manejo de los recursos naturales, lo que se avecina en cambios que impondrá la tecnología y el nuevo escenario que planteará la inteligencia artificial en pocos años.
Impacto de los flujos digitales
Hay una globalización nueva y ahora es digital
Según la sabiduría convencional, está estancada. Pero aunque el comercio global de productos se encuentre achatado y los flujos de capitales entre países estén caídos desde 2008, la globalización no ha dado marcha atrás. Más bien está entrando en una nueva fase de enorme circulación de flujos de datos e información.
Los flujos digitales, que prácticamente no existían 15 años atrás –ahora tienen un impacto mucho más grande sobre el crecimiento del PBI que el centenario comercio de productos, según un nuevo informe del McKinsey Global Institute, Digital Globalization: The new era of global flows (*). Y aunque el cambio permite que las empresas alcancen mercados internacionales con modelos de negocios que requieren mucho menos capital, también plantean nuevos riesgos y desafíos.
El mundo está más conectado que nunca pero la naturaleza de sus conexiones es otra. La cantidad de banda ancha transfronteriza que se usa creció 45 veces desde 2005. Se calcula que aumentará otras nueve veces en los próximos cinco años en forma de flujos de información, búsquedas, comunicación, video, transacciones y tráfico intracompañías.
Además de transmitir información e ideas, los flujos de datos permiten el movimiento de bienes, servicios, finanzas y personas. Prácticamente todo tipo de transacción internacional hoy tiene un componente digital.
Mayor apertura
Hubo un tiempo en que el comercio estaba confinado principalmente a las economías avanzadas y sus grandes empresas multinacionales. Hoy, una forma más digital de globalización abrió la puerta a los países en desarrollo, a pequeñas compañías y start-ups y a miles de millones de personas. Empresas pequeñas y medianas de cualquier país se han convertido en exportadoras sumándose a mercados de e-commerce como Alibaba, Amazon, eBay, Flipkart y Rakuten. Casi 12% del comercio global de productos se realiza a través de e-commerce internacional. Hasta las empresas más pequeñas pueden nacer globales: 86% de las start-ups de tecnología encuestadas por el MGI dijeron tener algún tipo de actividad internacional. Hoy, hasta las firmas más pequeñas pueden competir con las grandes multinacionales.
La gente está usando plataformas digitales globales para aprender, para buscar trabajo, para mostrar su talento y para crear redes personales. Unos 900 millones de personas tiene conexiones internacionales en las redes sociales y 360 millones participan en e–commerce internacional. Las plataformas digitales para empleo tradicional y freelance comienzan a crear un mercado laboral más global.
En esta era de globalización cada vez más digital, las grandes empresas pueden manejar sus operaciones internacionales en forma más simple y más eficiente. Las plataformas y herramientas digitales también pueden vender en mercados de gran crecimiento manteniendo equipos virtuales conectados en tiempo real. Este es un momento para que las empresas reconsideren sus estructuras, productos, activos y competidores.
Cantidad de flujos globales de todo tipo apuntalan el crecimiento aumentando la productividad, y los flujos de datos amplifican ese efecto ampliando la participación y creando mercados más eficientes. El análisis encontró que en una década, todos los flujos actuando en conjunto elevaron 10,1% el PBI mundial por encima de lo que habría resultado en un mundo sin flujos internacionales. Ese valor representó unos US$ 7,8 billones en 2014 solamente, y los flujos de datos representan US$ 2,8 billones (millón de millones) de este impacto. Tanto los flujos entrantes como los salientes importan para el crecimiento, porque exponen las economías a ideas, investigaciones, tecnologías, talento y mejores prácticas de todo el mundo.
Con todas estas ventajas, no todos los países están aprovechando al máximo este potencial. El último índice de Conectividad del MGI, que ranquea a 139 países por flujos entrantes y salientes de bienes, servicios, finanzas, personas y datos, encuentra grandes diferencias entre un puñado de países líderes y el resto del mundo. Singapur encabeza los últimos rankings, seguida de los Países Bajos, Estados Unidos y Alemania. China se conectó y llegó a ocupar el puesto número siete, pero las economías avanzadas en general se mantienen más conectadas que los países en desarrollo.
Los países retrasados están achicando la brecha que los separa de los líderes con mucha lentitud y su escasa participación ha tenido un costo real para la economía mundial. Si el resto del mundo hubiera aumentado su participación en los flujos globales a la misma velocidad que los del cuadrante más alto, el PBI mundial sería de US$ 10 billones, o sea 13% más alto que el actual.
(*) Los autores del informe: James Manyika, Susan Lund, Jacques Bughin, Jonathan Woetzel, Kalin Stamenov y Dhruv Dhingra.
Oportunidades de liderazgo
El papel de China en la próxima globalización
La globalización ha sido una fuerza poderosa en el crecimiento económico. Una investigación reciente concluye que el movimiento de productos, servicios, finanzas, datos y gente entre países alimenta el PBI y el crecimiento de la productividad y que China ha sido uno de los principales beneficiarios del mundo.
En el período durante el cual la nación creció a dos dígitos, mediados de los 2000, fue cuando creció el flujo de bienes hacia adentro y hacia fuera de China. Con el aumento de las exportaciones de US$ 257.000 millones en 2000 a US$ 2.400 billones (millones de millones) en 2016, China se convirtió en el principal exportador del mundo.
Pero a la vez que la globalización acelera el crecimiento, también aumenta la inequidad y la disrupción. En las 25 economías avanzadas, dos tercios de los hogares vieron estancarse o decaer sus ingresos entre 2005 y 2014, mientras el reducido grupo de los más ricos en cada país vieron una enorme multiplicación de sus ganancias. Esta creciente desigualdad generó una reacción política, con un avance en los pedidos de proteccionismo y restricciones a la inmigración en muchos países. Este camino podría tener consecuencias dañinas en un mundo que todavía tiene dificultades para volver a crecer, según el informe del McKinsey Global Institute.
Los legisladores deben ahora preservar las ventajas de la globalización mientras se ocupan de sus externalidades negativas. Aunque la desigualdad es una cuestión mayormente de política interna, también hay trabajo por hacer a escala internacional.
El mundo debe dar nuevo impulso a la tarea de ayudar a los trabajadores a adaptarse a los cambios en el mercado laboral, ya sean causados por la competencia extranjera o por las tecnologías de automatización. Las prioridades adicionales incluyen ampliar la participación en la economía digital, lanzando proyectos de infraestructura que pueden aumentar la demanda global y la productividad, y mejorar la gobernanza global de la inversión y los flujos digitales. Las innovaciones generadas en una parte del mundo deben difundirse entre los pueblos del mundo que puedan beneficiarse.
El trabajo detalla las oportunidades que tiene China de ejercer el liderazgo global en esas áreas, como orientar su enorme capacidad de investigación a los desafíos científicos compartidos y llevar adelante el esfuerzo de estar online con todo el mundo. La nación también puede continuar aportando capital y experiencia a proyectos globales de infraestructura, apoyándose en el impulso iniciado por la iniciativa “Un cinturón, una ruta”.
La erosión de apoyo a la globalización plantea riesgos verdaderos para China, cuyas perspectivas económicas están profundamente enraizadas con su integración a los mercados mundiales. China articuló su deseo de convertirse en el campeón de una versión más sustentable e inclusiva de globalización y el mundo estará observando sus acciones. Ahora que algunas economías avanzadas se repliegan hacia adentro, el futuro de la globalización puede depender de si China pone todo su peso detrás de una nueva estrategia.
Caída del ingreso disponible
Más pobres que sus padres, otra inequidad de ingresos
Casi todas las personas que llegaron a la mayoría de edad en las economías avanzadas desde la Segunda Guerra Mundial supusieron siempre que lograrían un nivel de vida mejor que el de sus padres. Durante mucho tiempo, esa expectativa se hizo realidad. Ya no.
Excepto por un breve período en la década de los 70, la economía global y el crecimiento del empleo durante los últimos 70 años permitieron que la gente tuviera salarios cada vez más altos. Entre 1993 y 2005, todas las familias (con excepción solo de 2%) en 25 economías avanzadas experimentaron alzas en su salario real.
Pero esa tendencia terminó. Un nuevo informe del McKinsey Global Institute, Poorer than their Parents? Flat or falling incomes in advanced economies, encuentra que entre 2005 y 2014 los ingresos reales en esas mismas economías avanzadas se amesetaron o cayeron para 65-70% de los hogares, o sea para más de 540 millones de personas. Si bien las transferencias estatales o la reducción de impuestos mitigaron parte de ese impacto, hasta un cuarto de todos los hogares sufrió una marcada caída de su ingreso disponible en esa década.
Esta información ofrece una nueva perspectiva al debate sobre la inequidad de ingresos, que hasta ahora se preocupaba solamente por las remuneraciones desproporcionadamente altas que reciben los altos directivos de empresas. El análisis muestra con detalle el pronunciado aumento en la cantidad de familias que no ven avanzar sus ingresos. Y los que más sufren son los jóvenes, especialmente los trabajadores con menos nivel educativo, toda una generación que está viendo que su destino es ser más pobre que sus padres.
Si bien los factores que más contribuyeron a esta falta de avance en los ingresos fueron la recesión primero y la lenta recuperación de la crisis financiera de 2008, hubo y habrá otros factores que influyen en este proceso. Entre ellos, la tendencia demográfica de una sociedad compuesta cada vez más por más personas mayores que viven más años, la reducción del tamaño de las familias y los cambios en el mercado laboral.
Incidencia peligrosa
El impacto económico y social de todos esos factores es peligroso. Una encuesta realizada como parte de la investigación para el informe descubrió que un importante número de personas con ingresos deprimidos está perdiendo la fe en el sistema económico. Casi un tercio de ellos dijo que cree que sus hijos también van a tener muchas dificultades en el futuro y expresaron opiniones negativas sobre el libre comercio y la inmigración.
Si continúa el bajo crecimiento económico de la última década, la proporción de personas en segmentos de ingresos estancados podría llegar a 70 u 80% en la próxima década. Aun si se acelerara el crecimiento económico, el tema no va a desaparecer: la proporción de familias afectadas podría disminuir a 10 o 20% pero esa proporción se podría duplicar si el crecimiento viniera acompañado por un rápido aumento de la automatización en el trabajo.
La noticia alentadora es que es posible reducir el número de personas con ingresos estancados si cambiaran las prácticas en el mercado laboral y también los impuestos y las transferencias del estado, aunque esto último puede no ser sostenible en un momento en que muchos Gobiernos tienen altos niveles de deuda.
En Suecia, por ejemplo, donde el Gobierno intervino para preservar empleos durante la crisis global, los ingresos se redujeron solo para 20% de las familias, mientras el ingreso disponible creció para casi todos. En Estados Unidos, las menores tasas de interés y las mayores transferencias del gobierno transformaron la caída en los ingresos para cuatro quintos de la población en un aumento del ingreso disponible para casi todas las familias.
Esfuerzos como esos, junto con medidas adicionales como instigar a los dirigentes de empresas a adoptar estrategias de largo plazo, pueden cambiar el panorama. Este tema de los sueldos estancados es lo suficientemente serio como para merecer medidas audaces de parte de gobiernos y empresas.
Pobre desempeño
Poco crecimiento en América latina
Las economías de la región han tenido un crecimiento anual del PBI de 3% en los últimos 15 años, muy inferior al de otras regiones en desarrollo. Casi 80% del crecimiento latinoamericano durante este período provino del crecimiento poblacional más que la productividad.
Entre 2000 y 2015, la productividad en la región creció a razón de 0,6%, uno de los desempeños más pobres en cualquier región del mundo. Sin mayor productividad, el crecimiento va a peligrar frente a tres fuerzas disruptivas que golpearán en simultáneo.
La primera es que la tasa de fertilidad en Latinoamérica cayó en los últimos 15 años, de un promedio de casi 2,7 a 2,1 nacimientos por mujer. Entre 2015 y 2030 se calcula que la tasa de crecimiento del empleo se reducirá a la mitad para caer a solo 1,1% al año. Si no cambia el crecimiento de la productividad, esto significa que el crecimiento del PBI en América latina será 40% más débil en los próximos 15 años de lo que fue en los 15 anteriores.
La segunda es el fin del súper ciclo de los commodities, que había impulsado el crecimiento del PBI, especialmente en la región de los Andes. El subcontinente continuará beneficiándose de sus abundantes recursos, pero el actual contexto exige un cambio hacia mayor eficiencia en la producción y uso de esos recursos.
La tercera fuerza disruptiva es el riesgo que implica el retorno del proteccionismo luego de décadas de apertura económica. El proteccionismo en Estados Unidos es especialmente preocupante porque ese país es el destino para 45% de las exportaciones latinoamericanas.
Para contrarrestar las amenazas al crecimiento, se señalan cuatro grandes prioridades:
La región debe ampliar actividades de valor agregado en las principales cadenas de valor eliminando obstáculos a la competitividad. Hoy, los sectores más productivos de América latina (con relación a los mismos sectores en Estados Unidos) representan menos de un quinto del empleo total en la región. En promedio, los trabajadores latinoamericanos producen 25% de lo que producen los trabajadores estadounidenses.
Las economías latinoamericanas deben adoptar plenamente la actual ola de digitalización y automatización. Sin embargo, según el Banco Mundial, la región invierte solo alrededor de 0,8% del PBI en actividades de I&D, comparado con un promedio de casi 2,4% en los países que pertenecen a la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y 1,8% en China.
Automatización y transición
Casi la mitad de las horas a tiempo completo que se trabajan en América latina se podrían automatizar, algo que podría cubrir el equivalente de más de 76,4 millones de trabajadores full time. La productividad aumentaría, pero habría que implementar medidas para ayudar a los trabajadores a adquirir habilidades que les permitan hacer la transición hacia nuevos tipos de trabajos.
Para hacer frente a los desafíos creados por presiones sobre el empleo, los países de la región deben elevar las habilidades mejorando la educación y la capacitación de manera que los trabajadores posean las habilidades que necesitan las empresas. Una de las investigaciones de McKinsey muestra que entre 40 y 50% de los empleadores latinoamericanos citaron la falta de habilidades como la principal razón de la existencia de vacantes en el nivel introductorio. La entrada de más mujeres a la fuerza laboral podría ayudar a mitigar la presión sobre los trabajadores e impulsar el crecimiento del PBI. Si todos los países latinoamericanos pudieran llevar la paridad de género al nivel del mejor de la región y elevaran la participación de la mujer en la fuerza laboral sumarían US$ 1,1 billón (millón de millones) al PBI para 2025, 14% más de lo se puede lograr a las tasas actuales de progreso.
Finalmente una estrategia inclusiva y sostenible de crecimiento requiere fortalecer el basamento macroeconómico e invertir en el capital y la infraestructura que permiten crecimiento de la productividad y competitividad.
Los Gobiernos, las empresas y las personas deben tener un rol en transformar todo este potencial en impacto real. Los desafíos a enfrenta América latina son muchos y difíciles pero un liderazgo amplio y concertado de la sociedad puede armar una nueva agenda que permita al subcontinente capear la tormenta demográfica, transformar la productividad e impulsar el crecimiento para el largo plazo.
Una etapa disruptiva
La tecnología cambió oferta y demanda de recursos naturales
Históricamente, este sector siguió un modelo que consistía en “perforar y entregar”, donde el éxito estaba dado primeramente por el tamaño y la calidad de los activos. Las industrias dependían de tener reservas en abundancia. La demanda de recursos crecía junto con la economía y convenía tener buena calidad de activos abundantes.
Eso ya no es así. Mucho más importante que la cantidad de activos que tiene un productor es la forma en que los maneja. Hoy la tecnología es el nuevo petróleo y está cambiando el juego para los productores de los principales commodities: petróleo, carbón, hierro, gas natural y cobre.
En los últimos 15 años el mundo de los commodities vivió un “súper-ciclo” que primero disparó a las nubes los precios del petróleo, gas y metales para después volver a desplomarlos. Ahora que las empresas productoras de recursos y los países exportadores comienzan a recuperarse, se topan con una nueva era disruptiva. La innovación tecnológica –incluidas la adopción de robótica, la inteligencia artificial, internet de las cosas y data analytics– junto a las tendencias macroeconómicas y los cambios en la conducta del consumidor, todo eso está transformando la manera en que los recursos se consumen y se producen.
De lado de la demanda, el consumo de energía está perdiendo intensidad y ganando eficiencia a medida que la gente usa menos para vivir y las tecnologías eficientes se integran al hogar, a la empresa y al transporte. Además, los avances tecnológicos ayudan a reducir el costo de las energías renovables, como la solar y eólica, dotándolas de un mayor papel en el mix energético de la economía global, con importantes efectos tanto para los productores como para los consumidores de combustibles fósiles.
Del lado de la oferta, los productores de recursos van aplicando una cantidad de tecnologías a sus operaciones que ayudan a explotar minas y yacimientos que antes les eran inaccesibles, que mejoran la eficiencia de las técnicas de extracción y que usan el análisis de datos para identificar, extraer y administrar los recursos.
Un nuevo informe de McKinsey Global Institute, Beyond the supercycle: How technology is reshaping resources, se enfoca en estas tres tendencias y encuentra que tienen la posibilidad de destrabar de US$ 900.000 millones a US$ 1,6 billones (millones de millones) en ahorros de toda la economía mundial para 2035, una cantidad equivalente al actual PBI de Canadá o Indonesia. Al menos dos tercios de ese valor total, se deriva de la reducción en la demanda de energía como resultado de una mayor productividad energética, mientras que el tercio restante proviene de ahorros de productividad de los productores de recursos.
Fluctuaciones de precios
La demanda de una cantidad de commodities, especialmente petróleo, podría llegar a su punto máximo en los próximos 20 años y los precios podrían sufrir grandes fluctuaciones. Cómo terminará siendo la dimensión de esta oportunidad depende no solo de la adopción tecnológica sino también de la forma en que los productores de recursos y los Gobiernos se adapten a su nuevo entorno.
Los Gobiernos podrían aprovechar las ventajas en productividad de esta revolución de los recursos aceptando con los brazos abiertos el cambio tecnológico y permitiendo que el mix energético de la nación se modifique libremente, incluso aunque tengan que hacer frente a los efectos disruptivos de la transición sobre el empleo y la demanda.
Los exportadores de recursos cuyas finanzas dependen de esos ingresos tendrán que encontrar fuentes alternativas de ingresos. Los importadores podrían aprovisionarse de reservas de commodities mientras los precios están bajos para protegerse de alteraciones en la oferta o los precios e invertir en infraestructura y educación.
Para las compañías de recursos, particularmente las establecidas desde hace tiempo, navegar un futuro con más incertidumbre y menos fuentes de crecimiento va a exigirles agilidad. El aprovechamiento de la tecnología será esencial pero no suficiente para conseguir aumentos de productividad. Podrán tener una ventaja las compañías que se concentren en lo fundamental –aumentar el rendimiento y bajar el gasto, los costos de capital y de trabajo– y que busquen oportunidades en áreas tecnológicas. En el nuevo paisaje de productos básicos, tanto las empresas establecidas como sus atacantes correrán para desarrollar modelos de negocios viables, y no todas ganarán.
Oportunidades para la economía y la sociedad
Lo que viene ahora en inteligencia artificial
Los rápidos avances tecnológicos en digitalización y data analytics vienen transformando el entorno de los negocios, mejorando el desempeño y permitiendo el surgimiento de más innovaciones en negocios y nuevas formas de competencia.
Simultáneamente, la tecnología misma sigue evolucionando y trayendo nuevas oleadas de avances en robótica, analytics e inteligencia artificial, especialmente en máquinas capaces de aprender. Todo eso junto genera un cambio profundo en las capacidades técnicas que podría tener consecuencias para la empresa, para la economía y también para la sociedad.
Big data y analytics tienen un poder transformador. Sin embargo, las empresas que las utilizan solo aprovechan una fracción de su valor. Ambas técnicas vienen cambiando las bases de la competencia desde 2011. Las compañías líderes están usando sus capacidades no solo para mejorar sus operaciones centrales sino también para lanzar modelos de negocios totalmente nuevos.
Los efectos de las plataformas digitales están creando una dinámica estilo “el que gana se lleva el pozo” en algunos mercados. Sin embargo, mientras el volumen de los datos disponibles creció exponencialmente en los últimos años, muchas empresas están captando solamente una fracción del valor potencial en términos de ingresos y ganancias.
El proceso de transformación necesario para adoptar big data y analytics tiene varios pasos:
• En primer lugar, formular las preguntas básicas para trazar una visión estratégica: ¿Para qué se va a usar big data y analytics? ¿Cómo se va a extraer valor con los conocimientos que se obtengan con esos recursos? ¿Qué grupos de datos son los más útiles para lo que se necesita?
• Cambio de procesos. A muchas empresas les cuesta pasar de los sistemas tradicionales de datos a una arquitectura más ágil y más flexible que puede extraer lo más posible de big data y analytics. Es posible que deban profundizar la digitalización de sus operaciones para sacar más provecho y obtener más datos de las interacciones con sus clientes, de las cadenas de suministro, equipos y procesos internos.
• Cambiar los procesos de negocios para incorporar los datos (conocimientos) obtenidos, a las actividades normales del trabajo. Esto es un obstáculo muy común. Requiere llevar los conocimientos adecuados a las manos de quienes toman las decisiones, y asegurar luego que esos ejecutivos entiendan cómo usar esa información.
Aplicar y poner en prácticas estos tres pasos no es fácil. En una encuesta reciente de McKinsey entre más de 500 ejecutivos que representan compañías de todos los sectores, regiones y tamaños, más de 85% admitió que sólo lograban algunas metas en sus iniciativas de data y analytics.
Modelos de negocios perturbados
Las capacidades que introducen están transformando algunas industrias y pueden cambiar muchas más. Aquellos que utilizan nuevos modelos basados en datos en un determinado mercado llegan para moverles el piso a todos los que operan con determinadas características.
• Combinación ineficiente de oferta y demanda.
• Predominio de activos subutilizados.
• Dependencia de gran cantidad de datos demográficos en un momento en que se cuenta con datos de comportamiento.
• Prejuicios humanos y errores en la interpretación de los datos.
En negocios donde la mayoría de las empresas tradicionales se han acostumbrado a depender de un cierto tipo de datos estandarizados para tomar sus decisiones, incorporar nuevos tipos de datos (por ejemplo datos “ortogonales”) para complementar los que ya se usan, puede cambiar la base de la competencia. Esto se ve, por ejemplo, en los seguros de vivienda y de accidentes, donde las nuevas compañías entraron al mercado usando datos telemáticos que arrojan luz sobre la conducta de manejo, y se suman a los datos demográficos que ya se utilizaban para la evaluación del riesgo.
Uno de los usos más poderosos es la micro-segmentación basada en las características de conducta de los individuos. Esto está cambiando la esencia de la competencia en muchos sectores: educación, viajes y ocio, medios, retail y publicidad.
La digitalización de modo desparejo
El aprovechamiento de la digitalización que está haciendo el mundo empresarial en general es también muy desparejo.
El uso que hacen los autores de la investigación del término digitalización abarca lo siguiente:
• Activos, que incluyen infraestructura, máquinas conectadas, datos y plataformas de datos, etc.
• Operaciones, que incluyen procesos, modelos de pagos y de negocios, interacciones con los clientes y la cadena de suministro y
• Fuerza laboral, que incluye el uso que hace el trabajador de las herramientas digitales, trabajadores con habilidades digitales, nuevos empleos digitales y roles.
Al medir cada uno de estos aspectos de la digitalización, encontraron grandes disparidades incluso entre compañías grandes.
La investigación encontró que las compañías con capacidades digitales avanzadas en activos, operaciones y fuerza laboral acrecientan ingresos y participación en el mercado más rápidamente que sus pares. Mejoran los márgenes de ganancias tres veces más rápido que el promedio y, con mucha frecuencia, han sido las mayores innovadoras y las revolucionarias en sus sectores.
Muchas de ellas “nacieron digitales”, pero tal vez lo más sorprendente es el pequeño grupo de empresas tradicionales que se transformaron en líderes digitales y se benefician doblemente con sus fortalezas tradicionales y sus nuevas capacidades digitales.
También hay disparidades entre sectores en términos de grado de digitalización:
• En Estados Unidos, el sector de tecnología de información y comunicaciones, medios, servicios financieros y profesionales se está colocando a la cabeza mientras que los servicios públicos, minería y manufactura entre otros, están en las primeras etapas de la digitalización. En sectores de trabajo intensivo como el retail y la salud, gran cantidad de sus grandes fuerzas de trabajo no usa mucha tecnología.
• Esta disparidad también se observa entre países; en todos hay mucho margen para aumentar la digitalización.
• La economía estadounidense en general alcanza solo 18% de su potencial digital,
• Francia logró 12% de su potencial digital (ese es el promedio de la Unión Europea) mientras Alemania e Italia están en 10%,
• Las economías emergentes están todavía más atrás, con países en Medio oriente y Brasil llegando a menos de 10% de su potencial digital.
Alrededor de 12% del comercio global de bienes se realiza a través del e-commerce internacional, gran parte del cual se realiza en plataformas como Alibaba, Amazon, eBay, Flipkart y Rakuten. Además del e-commerce, las plataformas digitales para el empleo tradicional y los puestos freelance están comenzando a crear un mercado laboral más global. Casi 50% de los servicios que se brindan en el mundo ya están digitalizados. Esas transformaciones permiten a las empresas pequeñas y medianas en cualquier parte del mundo competir cabeza a cabeza con las grandes compañías tradicionales.
Se acerca una nueva ola de oportunidad relacionada con el uso de robótica, máquinas que aprenden e inteligencia artificial. Las empresas que empleen tecnologías de automatización pueden lograr sustanciales mejoras en el desempeño y tomar la delantera n sus sectores, mientras simultáneamente sus esfuerzos ayudan a mejorar la productividad.
Los avances en robótica
Los recientes avances en robótica, máquinas que aprenden e inteligencia artificial están corriendo la frontera de lo que las máquinas son capaces de hacer y todas las facetas de los negocios y la economía.
Los robots físicos existen desde hace mucho tiempo en la manufactura, pero ahora hay robots más capaces, más flexibles, más seguros y menos caros que se ocupan de actividades de todo tipo y combinan mecanización con capacidades cognitivas y de aprendizaje. Están mejorando constantemente con capacitación por parte de compañeros humanos y, cada vez más, comienzan a aprender solos.
La idea de inteligencia artificial no es nueva, pero el ritmo de los avances recientes sí lo es. Tres factores están generando esta aceleración:
• Los algoritmos que permiten aprender a las máquinas han progresado en años recientes, especialmente con el desarrollo del aprendizaje profundo y las técnicas de refuerzo de aprendizaje basadas en redes neurales.
• Se están generando enormes cantidades de datos que se pueden usar para entrenar modelos de máquinas que aprenden. Por ejemplo, la creación diaria de millones de millones de imágenes, voz y video, y sensores en el corazón de internet de las cosas.
La combinación de estos avances lleva a demostraciones espectaculares como AlphaGo, de DepMind, que derrotó a un campeón humano en el complicado juego de mesa Go en marzo 2016.
Todavía habrá que superar enormes desafíos tecnológicos antes que las máquinas puedan igualar el desempeño humano en una cantidad de actividades cognitivas. Uno de los más grandes desafíos técnicos es lograr que las máquinas adquieran la capacidad para entender y generar el lenguaje natural, algo indispensable para una cantidad de actividades laborales. Las asistentes personales como Siri (Apple) Alexa (Amazon y Google Assistant, todavía están en desarrollo y todavía son imperfectas, aunque su progreso es palpable para millones de usuarios de smartphones.
El aprovechamiento de estas tecnologías va a generar muchos beneficios para las empresas.
Para las empresas, la adopción de estas tecnologías todavía en evolución va a mejorar notablemente el desempeño. Algunas de las ventajas vendrán por el lado de la sustitución del trabajo, pero la automatización también tiene la posibilidad de aumentar la productividad, elevar la producción, mejorar las predicciones, los resultados, la precisión y la optimización además de ampliar el descubrimiento de nuevas soluciones en áreas súper complejas como biología sintética y ciencia de materiales.
Ya hoy, una cantidad de tecnologías de automatización están generando valor.
Por ejemplo:
• Río Tinto está utilizando camiones de carga automatizados y máquinas perforadoras en sus minas de Pibara, Australia. Dice que experimenta aumentos de 10–20% en la utilización.
• Google aplicó la inteligencia artificial de su máquina DeepMind a sus propios centros de datos y redujo 40% la cantidad de energía que usa.
Hay una enorme cantidad de usos que las empresas de todos los sectores pueden hacer de las máquinas automatizadas.
La aplicación de actividades de inteligencia artificial y automatización puede permitir el crecimiento de la productividad y otros beneficios no solo para las empresas sino también para las economías. A escala macroeconómica, los investigadores calcularon que solo la automatización podría elevar el crecimiento de la productividad global en 0,8 a 1,4% al año.
La inteligencia artificial y otras tecnologías también pueden ser beneficiosas para la sociedad ayudando a hacer frente a desafíos como el cambio climático o la cura de enfermedades. La inteligencia artificial ya se está usando en biología sintética, investigación del cáncer, ciencia del clima y ciencia de materiales.
¿Qué pasará con el empleo y el trabajo?
El advenimiento de una nueva era de automatización está creando la preocupación pública por el efecto en el empleo y el futuro del trabajo. Para la mayoría de las ocupaciones, la automatización parcial es mucho más probable que la automatización plena en el mediano plazo y las tecnologías brindarán nuevas oportunidades de creación de trabajo.
Para evaluar las implicancias sobre el empleo que tiene la automatización, los investigadores observaron las actividades del trabajo en lugar de ocupaciones totales. Consideran que las actividades del trabajo son una medida útil ya que las ocupaciones son la suma de diferentes actividades, donde cada actividad separada tiene un potencial diferente de automatización. Por ejemplo, un vendedor pasa parte de su tiempo interactuando con clientes, poniendo mercadería en estantes o vendiendo.
Las actividades que son más fácilmente automatizables incluyen actividades físicas en entornos estructurados y predecibles, recolección de datos y procesamiento de datos. Esas actividades existen en todos los sectores.
El análisis que se realizó sobre potencial de automatización comprendió 46 países que representan 80% de la fuerza de trabajo global. En general, estiman que casi la mitad de las actividades por las que se paga a personas casi US$ 15 billones en todo el mundo tienen el potencial de ser automatizadas adaptando tecnología ya demostrada.
Todas las ocupaciones se verán afectadas. Solo una pequeña proporción de todas las ocupaciones, casi 5%, consiste en actividades 100% automatizables usando tecnologías ya demostradas. Sin embargo, 30% de las actividades en 60% de todas las ocupaciones podrían automatizarse. Esto significa que muchos trabajadores trabajarán junto a máquinas en evolución. Eso exigirá que también evolucionen las habilidades de los trabajadores. Este proceso en la naturaleza del trabajo afectará a todos, desde los soldadores hasta jardineros paisajistas agentes de bolsa y Ceos.
Varios factores afectarán el ritmo y alcance de la automatización. Algunos de ellos:
• La factibilidad técnica de la automatización es un importante primer paso que dependerá de la innovación sostenida, pero solo no es suficiente;
• El costo de desarrollo y de las soluciones para la aplicación;
• La dinámica del mercado laboral, que incluye oferta y demanda y los costos del trabajo humano como alternativa a la automatización;
• Las ventajas comerciales y económicas, no simplemente los beneficios por sustitución de trabajo sino también los beneficios por las nuevas capacidades que van más allá de las capacidades humanas;
• La aceptación regulatoria, del usuario y social, que puede afectar el alcance de la adopción aun cuando su aplicación tiene sentido comercial y económico.
La tecnología también ayudará a crear nuevos empleos y nuevas oportunidades para generar ingresos y ayudará a los mercados laborales a funcionar mejor.
Los cambios en la fuerza laboral que provocará la automatización a lo largo de varias décadas probablemente serán similares a los cambios que generó la tecnología cuando provocó la migración del campo a la ciudad, del campo a la fábrica y a los empleos de servicios. Esos cambios no resultaron en desempleo masivo de largo plazo porque vinieron acompañados por la creación de nuevos tipos de trabajos no previstos ni conocidos en aquel momento. No se puede decir definitivamente si ese precedente histórico se repetirá esta vez. Pero el análisis muestra que los seres humanos seguirán siendo necesarios en la fuerza laboral.
Entonces, si bien las tecnologías van a reemplazar algunos empleos, están creando nuevo trabajo en industrias que la mayoría de nosotros no puede siquiera imaginar y también nuevas formas de generar ingreso.
Un tercio de los nuevos empleos creados en Estados Unidos en los últimos 25 años fueron categorías que no existían anteriormente, o apenas existían, en áreas como desarrollo de IT, fabricación de hardware, creación de apps y sistemas de administración de IR. El creciente papel de big data en la economía y los negocios creará una necesidad importante de especialistas en estadísticas y analistas de datos, por ejemplo. Los investigadores estiman un déficit de hasta 250.000 científicos de datos en Estados Unidos en 10 años más.
Si bien el trabajo independiente no es nada nuevo (el cuentapropismo sigue siendo la forma predominante de trabajo en las economías emergentes), la plataforma digital que lo facilita sí lo es. Según la investigación entre 20 y 30% de la población en edad de trabajar en Estados Unidos y la Unión Europea realiza trabajos independientes. Apenas un poco más de la mitad de esos trabajadores complementan su ingreso y tienen empleos tradicionales, o son estudiantes o jubilados.