Nuevo contexto local y un inminente cambio global

    Así, por ejemplo, en el mercado de salud estadounidense está ocurriendo una revolución que, inevitablemente será exportada. Los grandes prestadores de salud se consolidan en megafusiones y acuerdos, para generar escala económica y minimizar las ineficiencias.
    Los clientes, pacientes o como se les llame, toman más control de su salud con aplicaciones tecnológicas disponibles, como todas las wearables. El Gobierno comienza a introducir nuevas modificaciones. Hay enormes implicancias financieras. Se estima que para 2025, US$ 1,5 billones (millones de millones) en ingresos anuales cambiarán de mano entre diferentes actores del sector salud (una tercera parte de la facturación total en ese país).
    Si necesitamos obtener una imagen del interior de nuestro cuerpo nos ponen ante grandes aparatos que ven o escuchan señales que saben interpretar. Si sentimos molestias visitamos al médico quien nos ordena tal o cual medicamento, tratamiento o dieta.
    En pocos años, las mediciones las podremos hacer en casa. Los grandes aparatos de diagnósticos serán reemplazados por pequeños dispositivos digitales (un proceso que ya comenzó). Los medicamentos van camino de ser preparados con el dosaje específico para nuestros propios antecedentes moleculares y las ambulancias serán reemplazadas por drones. Y las pruebas clínicas, que hoy requieren de por lo menos una década para lograr aprobación y poder llegar al mercado, serán reemplazadas por pruebas virtuales. Hoy el cáncer mata y muy probablemente para 2050 sea una enfermedad crónica en todas sus variantes. Hoy esperamos la ambulancia, que en el mejor de los casos llega en media hora y en el futuro los drones llegarán en minutos con todo lo necesario para la emergencia.
    Los principales cambios que se avecinan fueron analizados por strategy+business, para detectar las tendencias clave en la actividad de prestaciones de salud, y de qué modo pueden afectar las modalidades de atención al paciente, incluyendo cantidad y calidad de prestaciones, precios y costos.
    Uno de los escenarios imaginados es uno impulsado por la oferta, donde los proveedores de servicios de salud tendrán el mayor impacto en la reformulación del sistema de salud.
    Otra posibilidad es que la escena sea orientada por la demanda, donde dominarán los cambios desde el lado del paciente. Serían ellos los que asuman un rol directo en su propio cuidado. Los mayores impactos en este esquema dependerán más de la tecnología para brindar cuidado personal en forma más directa.
    Finalmente, el escenario del equilibrio, donde la demanda y la oferta serán incapaces de imponer su hegemonía, ya que el predominio de uno significaría el achicamiento o la irrelevancia del otro. Por eso es el modelo que tiene más chances de instalarse.

    Medicina personalizada

    El mundo relacionado con la salud y los productos para mantenerla no podía escapar a la fenomenal ola de cambios que se están originando en la ciencia y la tecnología: datos genéticos cada vez más abundantes, métodos tecnológicos que aceleran el descubrimiento de tratamientos, participación del paciente cada vez más marcada. El resultado de la convergencia de todo esto será, muy probablemente, la llegada de una verdadera medicina personalizada.
    Diagnósticos realizados específicamente para un individuo, medicamentos personalizados y dietas únicas serán cada vez más el procedimiento común del sector salud en todo el mundo. Según la investigación realizada por BMI, para mediados de siglo las iniciativas de los pacientes y no del Gobierno son las que van a terminar guiando los pasos de la actividad. Las poblaciones crecen y envejecen y los sistemas de salud se transformarán en todo el mundo para brindar servicios y medicamentos más personalizados y más dirigidos al caso específico.
    La industria farmacéutica, con sus grandes inversiones en investigación, dependencia de complejos procesos químicos y alta comprensión de la biología humana, es considerada como un sector tecnológicamente avanzado. Sin embargo, en lo que hace a la manufactura, los laboratorios farmacéuticos están anclados en el pasado, estima Marcus Ehrhardt en una investigación sobre esta industria que realiza para Strategy &.
    Los actuales métodos de fabricar una droga, que según el investigador son ineficientes y de trabajo intensivo, están basados en procesos por remesas que se aplican en el sector desde mediados del siglo 20. Pero además, esas técnicas tradicionales exponen a los remedios a la contaminación.
    Esta situación está a punto de cambiar con las innovaciones que están llegando a la producción. Un nuevo método llamado manufactura continua transformará la cadena de valor farmacéutica. Este cambio afectará a todas las compañías en la industria, desde las gigantescas multinacionales hasta las fabricantes externas que contratan muchas start-ups para hacer sus productos. Este cambio en la capacidad de producción cambiará el juego para todas las farmacéuticas. El proceso de fabricación puede ser más eficiente, más barato y más ecológico.
    Pero esta no es la única innovación transformadora que va a modificar este negocio. La otra es la fabricación digital, la denominada impresión en 3D aplicada a las drogas. Esa tecnología también está demostrando que es no solo viable sino conveniente para hacer pequeñas tandas de medicinas que antes era demasiado costoso y poco práctico producir.
    La adopción de estos nuevos desarrollos será vital para que la industria se adapte a las presiones que soporta. La industria de la salud está en un permanente estado de cambio. El gasto global crece sin parar y varios países ya han implementado iniciativas para controlar costos. En el mundo, se está comenzando a ver una cantidad de innovaciones revolucionarias y el crecimiento en los mercados emergentes está creando una interesante masa de posibles consumidores nuevos.
    Sobre el estado de la medicina prepaga hoy en nuestro país, sobre el nuevo clima político-económico, y sobre los cambios que se avecinan opinan los principales actores del sector.

    (Todas las entrevistas de este Dossier fueron realizadas por el periodista Ricardo Quesada)

    Galeno

    La gran aspiración es que se modifique la ley de prepagas

    Con planes para construir nuevos centros de atención médica en Mar del Plata y Mendoza, y la cuarta torre del Sanatorio de la Trinidad de Palermo, que agregará 15.000 m2 a la estructura existente, la empresa ve con optimismo el futuro del sector en la Argentina.


    Julio Fraomeni

    El presidente de Galeno, Julio Fraomeni, se mostró optimista sobre el futuro del sector. Reconoció que deberán trabajar con el Gobierno en el problema de las tarifas. Dio por descontada la llegada de capitales extranjeros a la medicina privada.
    “Somos optimistas y pensamos que lo peor ya pasó y que ahora deberíamos estar empezando a pegar la vuelta, lentamente, con la apuesta a que baje la inflación, que tengamos una inflación como cualquier país de la tierra, donde la moneda tenga valor. Y apostar a crecer”, aseguró Julio Fraomeni, presidente de Galeno.
    El directivo indicó, sin embargo, que aún hay muchos puntos por corregir, porque el sector todavía está “medio amarrado” a una ley que los obliga a pedir autorización para subir las tarifas y compensar los mayores costos.

    –¿Qué esperan de este nuevo Gobierno? ¿Cómo afecta al sector la nueva coyuntura política?
    –La verdad es que el cambio de este nuevo Gobierno lo estamos viviendo con entusiasmo. Algunas medidas importantes que se tomaron como la salida del cepo, integrarnos al mundo, salir del default, eran todas asignaturas pendientes.
    Pero todo este proceso devaluatorio, que, si bien siempre dijimos que era una necesidad para el país, a nosotros, como empresa de salud, nos pega muy fuerte, porque casi todo lo que compramos es importado.

    –Durante el Gobierno anterior se sancionó la Ley de Medicina Prepaga, que los obligaba a informar los costos para después poder aumentar las tarifas a los afiliados. ¿Esperan una revisión de esto?
    –La aspiración es que la ley tenga alguna modificación, porque hoy estamos corriendo los costos desde atrás y llegamos tarde, y ya hay un costo asumido. Estas cuestiones deberían estar alineadas más en tiempo real. Estos son los temas a trabajar.

    –¿Qué otros temas quedaron pendientes de discusión con el Gobierno anterior?
    –Sobre todo el tema de la ley, y específicamente los artículos 10 y 17, que son los que hablan del tema tarifario y de la accesibilidad de gente con enfermedades previas, que es algo atípico, porque uno se asocia en momentos en que está sano, para prever cuando tenga algún problema grave. De esa manera, la ecuación solidaria del sistema funciona. Si no, se rompe y deja de funcionar.

    –Medicina privada es un sector sin capitales extranjeros, ¿cree posible que, ante la apertura que busca el Gobierno, lleguen inversores foráneos al sector?
    –Por supuesto que van a llegar capitales de afuera y van a querer jugar. Nosotros estamos preparados para competir, es lo que hicimos toda la vida. La expectativa mía, en lo personal es que todo lo que se pueda agregar de capital extranjero, ya sea en la compañía o como una compañía independiente, seguramente va a mejorar el sistema.

    –Mencionaba recién el tema de la tecnología. Hay mucha tecnología de uso aplicada a la salud, desde monitores cardíacos personales hasta apps que ayudan a gestionar turnos médicos. ¿Esto está avanzando en la Argentina?
    –El sector de medicina prepaga es un sector tecnológicamente de punta, así que buscamos incorporar toda la tecnología posible. Todo esto en beneficio de nuestros socios y de nuestra gente.

    –Toda esta tecnología ayuda a que el paciente busque los síntomas que tiene y cuando llega al consultorio ya tiene un diagnóstico hecho por sí mismo, ¿eso les genera mayores costos de pacientes que van de médico en médico hasta llegar a un diagnóstico que los satisfaga?
    –Hay muchos que hablan con el médico como si fuera un par y le dicen: “Pero acá yo leí que tengo esto y esto”, entonces el médico termina clarificando. Pero eso está bueno, porque le da transparencia al sistema, porque la enfermedad deja de ser un misterio.
    Toda esta transparencia hace que la gente recurra más al médico. Y eso genera muchas más consultas, muchas más prácticas. En definitiva, aumenta la tasa de uso. En los últimos años pasamos de seis o siete consultas por paciente al año a 12 o 13.

    –¿Cómo afecta a las prepagas el avance de la farmacología y el desarrollo constante de nuevas moléculas?
    –Todas las moléculas que aparecen año tras año, que son muchas, terminan valiendo 10 veces lo que valía la anterior y pasan a ser medicamentos de primera elección.
    Ahora, ¿cómo actualiza la cuota una prepaga en un país normal? Siempre la inflación médica está 10 o 20% por sobre la inflación general. Entonces se termina configurando un sistema en el que si uno está en un país con 3% de inflación, la prepaga va aumentar un 5%, porque tiene todo ese valor agregado.
    Y la gente que se asocia a una medicina prepaga, se asocia para tener lo mejor, no para tener casi lo mejor. Entonces, el paciente cuando llega a un tratamiento dice: “Yo quiero lo mejor y lo último”.

    Swiss Medical

    “Hay que mejorar el sistema para la gente”

    “Cuando se incluye una práctica que antes no estaba, el presupuesto sale de algún lado. No sale del aire, sino que se destina plata que antes estaba en otro lugar. Esto es lo que sucede hoy”, aseguró Claudio Belocopitt, presidente de esta prepaga.


    Claudio Belocopitt

    Advirtió que en los últimos meses se empezó a ver interés de empresas extranjeras para invertir en el sector. Aseguró que el Estado debería limitarse a controlar que las prepagas cumplan con los contratos.
    El ejecutivo, que mantuvo enfrentamientos públicos con el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, expresó su deseo de que las nuevas autoridades modifiquen la Ley de Medicina Prepaga y permitan que las empresas puedan fijar sus tarifas de manera más libre.
    “Queremos mejorar el sistema, pero aclaro: cuando uno dice que hay que mejorar un sistema, siempre quiere decir mejorar un sistema para la gente. Las empresas se desenvuelven mejor cuando la gente está mejor. No hay sistema sin gente ni tampoco hay gente en el sistema si las empresas no existen”, agregó.

    –¿Cómo esperan que sea la relación con el nuevo Gobierno y qué esperan que cambie a partir de ahora?
    –Es sabido que los últimos años con el Gobierno anterior fueron muy difíciles para el sector, en general, para mí, en particular como dirigente, porque había una clara problemática de los planteos públicos que hice a partir de la sanción de la ley, que yo dije que no iba a funcionar, que estaba mal planteada, mal estructurada y que no iba a ayudar a que el sector se desarrolle ni iba a ayudar a que la gente mejorara su calidad de producto.
    Obviamente, esto recién empieza con las nuevas autoridades, pero tenemos la expectativa y la convicción de que vamos a poder, en algún momento, plasmar la realidad de lo que le sucede al sistema e intentar hacer los cambios necesarios para que el sistema funcione mejor.

    –¿Qué contactos tuvieron ya con el Gobierno y qué le están pidiendo que modifiquen?
    –Les hemos abierto nuestra estructura de costos, que ya estaba en poder de las autoridades anteriores, para que conozcan cómo es la composición de un sistema, cómo funciona, cuáles son sus costos, sus necesidades y demás.
    También les hemos dicho que para mejorar el sistema no cabe ninguna duda de que hay que modificar la ley, porque ella es como un corsé que impide determinados cambios y movimientos que hace que se haga muy difícil modificar planes, productos, costos y demás cuestiones.

    –¿Qué pasa con las tarifas?
    –Siempre dije que está muy bien que el Estado quiera supervisar una actividad que despierta tanta sensibilidad en la comunidad. Ahora, que la pretenda manejar es un cambio radical, porque, justamente, la gente que está optando por pasarse a este sistema lo que busca es dejar la cobertura del Estado.
    La supervisión que tendría que haber tenido la ley es que uno firma un contrato con el afiliado y se vea obligado a cumplirlo. Y que el Estado esté atrás para hacer que ese contrato se cumpla.

    –¿Esperan empiecen a llegar capitales extranjeros al sector?
    –Ya se ve, ya se olfatea que los grandes grupos de salud internacionales vuelven a mirar a la Argentina. En los últimos 10 o 12 años no nos sonó el teléfono nunca, pero en los últimos meses nos llamaron cuatro o cinco. Esto solo se sostiene si se hacen las reformas necesarias, porque si no, no hay plan posible para que una compañía del exterior tome semejante niveles de riesgo, cuando ni siquiera maneja las tarifas.

    –¿Cómo miran desde la medicina prepaga los avances tecnológicos, que incluyen wearables y aplicaciones médicas para el celular, entre otras?
    –Estamos haciendo mucha inversión en tecnología para que todo nuestro sistema pueda estar en red, de manera que uno pueda mirar en el celular todos los registros médicos. Creemos que el avance en este tipo de tecnología de información, como el avance en farmacología es gigante. Pero eso obliga a prestar mucha atención, porque también el desafío es gigante. No hay nada que esté creciendo en materia de inversión, como lo que se está realizando en medicina.
    La gente quiere vivir más. La buena noticia es que se está logrando. La mala noticia es que no sabemos cómo se va a financiar.

    –Mencionaba antes el avance farmacológico, que es otro factor que incide en los costos, ¿cómo los afecta?
    –Hace 15 años atrás, el gasto en farmacia era el más importante en medicamentos, y hoy es ínfimo, porque los medicamentos especiales son los que se llevan todos los fondos. En farmacología es tremendo lo que sucede. Y ahí me parece que no hay otra alternativa de que el Estado más tarde o más temprano intervenga, fije condiciones, pautas, marcas…
    El único formato que va a poder existir es que no sea el sistema privado el que fije las condiciones, para que no digan que si se elige un medicamento es para ahorrar, sino que sea el Estado el que regule y todos los medicamentos de alto costo sean regidos por un sistema de seguros o de comprador único.
    Y si la droga corresponde, por supuesto hay que darla, pero si no corresponde, por supuesto que no hay que darla.

    Osde

    No todo es la tarifa, hay que ir al fondo de la cuestión

    El gerente general de la empresa de medicina prepaga, Tomás Sánchez de Bustamante, dijo que le presentaron al Gobierno un plan de trabajo sobre los temas pendientes del sector. Pidió modificar la Ley de Medicina Prepaga y el Programa Médico Obligatorio.


    Tomás Sánchez de Bustamante

    Con planes que incluyen la construcción de un sanatorio en Mendoza, en conjunto con ASE, y de un nuevo edificio corporativo frente al Parque de los Patricios, justo al lado de la sede social de Huracán, el club de sus amores, el gerente general de Osde, Tomás Sánchez de Bustamante, estima que ha llegado el momento de que las prepagas puedan conversar con el Gobierno algo más que la cuestión tarifaria.
    “Nosotros le dejamos al Gobierno un documento que tiene que ver con un plan de trabajo con la Superintendencia de Servicios de Salud [SSN] para poder mejorar todos los temas que tenemos pendientes”, expresó Sánchez de Bustamante.
    Entre ellos, el directivo indicó que le hicieron llegar al Gobierno una propuesta de modificación de la ley de regulación de las prepagas y la reforma del Programa Médico Obligatorio (PMO).
    “Para nosotros esta fue una pésima, pésima ley. Distorsionó muchísimo el sistema, estableció una serie de pautas de acceso libre al servicio, que produjo una gran inequidad respecto de los que ya estaban”, agregó.

    –¿Cómo impacta en el sector el cambio de Gobierno?
    –Hemos tomado contacto con este Gobierno, hemos tenido varias reuniones, con el ministro, con el superintendente, con funcionarios de otras áreas. Y vemos con preocupación que todavía hay una especie de inercia que se está viviendo de lo que fueron los 12 años de la gestión anterior. El problema es que seguimos discutiendo el tema tarifas y no vamos al fondo de la cuestión, que son las reformas pendientes.

    –Pero el tema tarifas en medio de un contexto inflacionario parecería ser el más urgente, tanto para el gobierno como para los afiliados…
    –Lo que le decimos al Gobierno es que la ley establece pautas alrededor de lo que es la estructura de costos, que cada empresa tiene que presentar. Si en algún momento la SSN establece una base de estructura de costos, una polinómica, después cada empresa va a poder presentar su estructura y podrá modificar sus tarifas en el momento en que lo necesite y no todas juntas, que es lo que dice la ley, por otra parte.
    En realidad, nunca nos dan lo que necesitamos, siempre la corremos de atrás. Siempre queda pendiente una parte que no se aumenta y que nos significa desfinanciarnos. Venimos con 10 o 15% de retraso.

    –¿Qué otros temas, además de las tarifas, tienen pendientes con el Gobierno?
    –La reforma del Programa Médico Obligatorio. Hay que definir el tema de la ley de prepagas, la regulación, definir el tema de las tarifas en cuanto a cuándo aumentar y la polinómica que tiene que hacer la SSN.
    Es muy difícil solventar nuevas prestaciones sin que nos digan de dónde va a salir el dinero. Y el Gobierno anterior ha tirado una cantidad enorme de nuevas prestaciones, como fertilización, obesidad, drogodependencia, y nadie nos dijo cómo se iba a financiar. Lo que le decimos al Gobierno y al Congreso es que no saquen ninguna nueva ley referida al sector salud sin que nos digan cómo se va a pagar. Nada más que eso.


    –En medicina prepaga no hay capitales extranjeros, ¿creen que empezarán a llegar inversiones?

    –Creo que sí. La primera intención, supongo, será comprar empresas que estén en funcionamiento. Hay preguntas, pero por ahora no más que eso. La Argentina va a tener que demostrar que su economía avanza con reglas de juego claras y ahí se verá si vienen capitales de afuera. Este es un sector muy complejo, con una rentabilidad muy pequeña, hiperregulado y muy distorsionado.

    –Otro de los temas que trae el avance tecnológico es la investigación en medicamentos y el rápido avance en este campo. ¿Cómo ven las prepagas todo este proceso?
    –Lo vemos con muchísima preocupación, porque se lanzan medicamentos que son de última generación, pero son muy caros, impagables en muchos casos. Los jueces a veces nos obligan a cubrir esos medicamentos aun cuando no están aprobados por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat).
    Ahí lo que se debería hacer, y sabemos que el Gobierno está trabajando en eso, es crear una agencia de evaluación de nuevas tecnologías, que esté junto con la Anmat. Creemos que es fundamental para poner un poco de racionalidad al sistema.

    Sancor Salud

    Un sector en delicado equilibrio

    “La estabilidad del nivel de servicios a prestar a los asociados surge del balance entre el valor de la cuota y la cuantificación de las prestaciones. Y ambos componentes se encuentran regulados a partir de la vigencia de la Ley de Medicina Prepaga.

    “En tanto que ambas variables permanezcan en esta situación, la actividad estará resguardada”. Esta es la opinión de Fernando Werlen, gerente general de Sancor Salud, quien por otra parte evalúa como poco probable el ingreso de capitales extranjeros en medicina privada. Hay un fuerte avance del uso de aplicaciones web para la gestión de afiliados.
    El ejecutivo de la empresa con sede en Sunchales estima que en cuanto haya un desvío pronunciado de alguna de las variables y se rompa ese equilibrio, el desempeño del sector de medicina privada se verá “notablemente afectado”.
    “La ruptura del equilibrio puede darse por factores como retrasos en la aplicación de los incrementos que correspondan a los aportes o el crecimiento acelerado de los aranceles que se deben pagar a los prestadores, insumos importados o prótesis”, apunta.

    –¿Cómo encuentra al sector la llegada del nuevo Gobierno y el nuevo contexto político y económico?
    –Tal vez resulte un tanto prematuro poder predecir la movilidad y el impacto del nuevo contexto. Estamos atravesando una etapa de transición en el país, sin dudas con un nuevo escenario económico y político, y si bien las organizaciones advertimos ciertas movilidades, todavía no tenemos los elementos necesarios para aseverar que haya cambios pronunciados de tendencias en lo que refiere a nuestra actividad.

    –La medicina privada es un sector que carece de capitales extranjeros, ¿cree que haya inversores foráneos que busquen competir, ya sea desde cero o mediante la compra de empresas ya existentes?
    –El sistema de salud de nuestro país cuenta con características reglamentarias que lo hacen muy diferente al de otros países. Este factor puede haber influido en el hecho de que hasta hoy, el mercado argentino no fuera un terreno propicio para el desembarco de las empresas extranjeras. De todos modos, es una alternativa que no debe descartarse, aunque las posibilidades de que eso suceda parecen mínimas en las condiciones actuales.
    Sin embargo, en Sancor tenemos confianza en que, en el caso de que ingresen nuevos competidores al mercado, el conocimiento que tenemos del mercado local y de las necesidades puntuales de los distintos segmentos, son la fortaleza que nos permitirán seguir adelante.

    –Hoy se observan avances tecnológicos que revolucionan la atención de la salud. ¿La Argentina está preparada para hacer frente a este enorme cambio?
    –El avance en la innovación tecnológica en lo relacionado a la industria de la salud es un proceso al que nuestro país no permanece ajeno, si tenemos en cuenta la velocidad y simultaneidad con la que se comparten los progresos a escala mundial.
    En cuanto a la batería de aparatos de última generación aplicada al monitoreo, detección y tratamiento de las enfermedades, hay que tener en cuenta que sus altos costos iniciales no siempre permiten que sean accesibles para toda la población.
    En paralelo, se registra un crecimiento del interés de la población en tratar de encontrar en Internet la guía y orientación para los tratamientos que su salud requieran. Lo positivo de esta masividad es que permite la viralización de la información, y como negativo puede generar desorientación en el paciente.
    Por otro lado, en nuestro país, el alto grado de accesibilidad a la telefonía celular y a Internet permite la utilización de estos canales para brindar servicios diferenciales desde las empresas y hacia sus usuarios. Por ejemplo, en Sancor Salud contamos con una aplicación móvil que posibilita a nuestros asociados realizar gestiones, consultas y acceder a diferentes servicios, lo mismo que puede autogestionar desde su computadora. También tenemos una presencia marcada en las redes sociales.

    –También la industria farmacéutica atraviesa una etapa revolucionaria en la forma en que fabrican medicamentos. ¿Cómo será el panorama en los próximos años?
    –Entendemos que esta carrera no se detendrá; el ritmo de innovación en la industria farmacéutica seguramente todavía está muy lejos de su techo. Se trata de una tendencia en permanente ascenso. El desafío de las empresas de medicina prepaga es garantizar el acceso de sus asociados a las mejores alternativas, a la vez que se resguarda un equilibrio que permita la sustentabilidad del sector.

    Medifé

    “Hay que reducir la judicialización”

    “Es necesario crear un sistema que le dé más previsibilidad al sector y que no sea un juez el que, incluso con la mejor voluntad, dictamine qué tratamientos o medicamentos hay que cubrir, porque un magistrado no tiene el conocimiento necesario para ello”, sostiene Jorge Piva, presidente de la entidad.


    Jorge Piva

    Agregó que ve un “espíritu positivo” en la Superintendencia de Servicios de Salud. Consideró que es improbable la llegada de capitales extranjeros a un sector de “bajísima rentabilidad”.
    En ese sentido, Piva destacó que el sistema argentino debería mirar las experiencias de países como Chile y Uruguay, en los que el Estado junto con los prestadores privados trabajaron seriamente en un protocolo de atención de la salud, que permite determinar con claridad cómo deben actuar los prestadores y qué tratamiento o medicamentos se deben cubrir, sin importar si es más barato o más caro, sino solo tomando en cuenta su efectividad científica comprobada.
    “Esperamos que a partir de ahora podamos trabajar en terminar de reglamentar la Ley de Medicina Prepaga, que es algo que los prestadores estamos esperando desde tiempo ya”, agregó.

    –¿Qué esperan que cambie a partir del nuevo Gobierno?
    –El sector de la medicina prepaga tiene una alta dependencia del nivel de empleo formal ya que la mayoría de sus afiliados provienen de lo que se conoce como desregulación de aportes y contribuciones de ley. En tal sentido, la preservación del empleo formal y su eventual crecimiento serán los resortes que sostengan e impulsen a nuestro sector. Tenemos el deseo de que el Gobierno aliente ese recorrido.
    La verdad es que tenemos una muy buena relación con el nuevo superintendente de Servicios de Salud [Luis Alberto Scervino]. Además de la reglamentación de la ley, tenemos que rever el tema de las prestaciones que se incorporaron al Programa Médico Obligatorio (PMO), sin tener en cuenta los costos que ello supone para todas las coberturas de salud.
    El Gobierno anterior no quería ver el problema que todo esto suponía. Nosotros no tenemos problema en dar más prestaciones, pero eso supone más costos, que alguien debe asumir.

    –El sector carece de capitales extranjeros, ¿cree que con la política de atraer inversiones al país es posible que haya nuevos jugadores en el sistema de salud privado?
    –Es un escenario posible pero improbable. El sector de la medicina prepaga es de bajísima rentabilidad y se ejerce en un marco legal adverso, con costos crecientes no controlables. Por otra parte, las empresas locales líderes del mercado tenemos una trayectoria que inspira confianza en la población (las seis empresas nacionales de mayor caudal de afiliados sumamos casi 5 millones) y ese capital es un obstáculo difícil de superar para quienes aspiren a disputar ese segmento de afiliados.
    Ya en los años 90 hubo inversiones extranjeras en el sector. Llegaron los principales jugadores a escala mundial, pero todos se fueron antes de que se rompieran las reglas cambiarias.
    Sin embargo, si hay reglas de juego claras, si las tarifas empiezan a poder ajustarse según los costos que realmente tenemos, entonces podría llegar a ser un sector interesante para el capital extranjero.

    –Hoy la tecnología, en forma de nuevas aplicaciones, wearables, chips, está jugando un rol revolucionario en la atención de la salud. ¿Cree que las empresas locales están en condiciones de adaptarse?
    –Las empresas de servicios tenemos la obligación de incorporar todos los adelantos tecnológicos que se traduzcan en comodidad para nuestros afiliados, que faciliten el acceso a los servicios de salud y que permitan resolver cuestiones administrativas de un modo sencillo, rápido, y no presencial. En nuestro caso hemos desarrollado algunas de estas herramientas y estamos en constante búsqueda de mejoras.

    –También industria farmacéutica muestra un avance a pasos agigantados, ¿cómo encuentra esta situación a las empresas del sector?
    –El desarrollo de la industria farmacéutica nos pone frente a dos cuestiones que deben ser debatidas en un marco mucho más amplio que el de la medicina prepaga. En primer lugar, la Argentina debe fortalecer sus entes que evalúan las nuevas tecnologías, de modo de poder someter a los nuevos medicamentos a todas las pruebas que sean necesarias para medir la relación costo/efectividad, indispensable para asumir a posteriori la obligatoriedad de su cobertura.
    En segundo lugar, y en todo el mundo, la curva de crecimiento de los costos de la cobertura en medicamentos es vertical, lo que implica un desafío para las naciones en su conjunto, que destinan porciones crecientes de su PBI a este aspecto. La definición de esta problemática excede el marco de nuestro sector, pero lo incluye y lo obliga a aportar ideas para resolver esta encrucijada, garantizando las prestaciones y asegurando la sustentabilidad del sistema.

    Omint

    El eje del sector pasa por el financiamiento

    La meta es invertir en tecnología de imágenes en las clínicas propias: del Sol, Bazterrica y Santa Isabel, y acompañar el servicio con una oferta ampliada de consultorios médicos. También hay previstas inversiones en tecnología informática para hacer un uso eficiente de todos los datos del sistema, dice Marcelo Mancini, director general del grupo.


    Marcelo Mancini

    Habrá inversión en tecnología. Orientadas a facilitar el acceso a turnos médicos y servicios básicos. Incluso se está evaluando incorporar atención médica por Skype para determinados casos y el chat para atención a socios.

    –Nuevo Gobierno, y nuevo contexto económico–político, ¿favorecen a la actividad?
    –Vemos un escenario en el cual se fomenta el acercamiento y el diálogo entre las partes y a través del cual se están planteando propuestas y las preocupaciones del sector. Hay muchos campos para trabajar y el eje central tiene que ver con el financiamiento del sector.
    Venimos de un periodo donde se sancionaron leyes por enfermedad sin financiamiento y contamos con una ley de medicina prepaga que contiene artículos que condicionan normas y principios básicos actuariales.
    Adicionalmente tenemos retrasos en el reconocimiento de mayores costos que no se han podido trasladar, en su verdadera magnitud, a los precios de los planes médicos. Y esto fue una constante durante varios años.
    Hay que recordar además, que la inflación médica –por la incorporación de nuevas tecnologías y nuevas drogas para medicamentos, por el aumento en la indicación y utilización de estudios y nuevos métodos diagnósticos que contribuyen a prolongar la esperanza de vida y mejorar significativamente la calidad de vida– se ubica en promedio, 5% por encima de la inflación de la economía a escala local o mundial, y esta diferencia tampoco fue reconocida a lo largo de los últimos años. Es por ello que las cuotas del sector privado de la salud están retrasadas.

    –Este nuevo clima presagia la llegada de capital extranjero con intención de invertir en el país. Medicina prepaga es un área donde está totalmente ausente. ¿Pueden instalarse competidores foráneos desde cero o comprar empresas ya existentes?
    –Más allá del buen clima para la inversión de capital extranjero que se está propiciando, tenemos la evidencia de experiencias pasadas de inversiones de empresas de salud extranjeras que se retiraron de la Argentina, fenómeno que también se ha visto en otros países del mundo y esto se explica porque el fenómeno y la pericia de estas empresas de planes de salud es muy local.
    Dado el ambiente creado por la nueva administración para invertir en el país, estimamos que serán las empresas locales quienes, gracias al acceso a capitales, serán quienes desarrollen inversiones.

    –Toda la actividad de la salud, a escala global, enfrenta un cambio sin precedentes. La tecnología, en forma de nuevas aplicaciones, wearables, chips, etc., está jugando un rol revolucionario en la atención de la salud. ¿Se avecina este proceso en la Argentina?
    –Sin duda estamos acercándonos a este nuevo paradigma de la actividad, a través de aplicaciones móviles como ya está ocurriendo. Desde Omint, por ejemplo, desarrollamos Omint Móvil en 2015 , una aplicación para socios, gratuita disponible en Android y IOS que ya cuenta con cerca de 15.000 usuarios.
    Hemos invertido en un software para la administración de la relación con los clientes que proporciona gestión de ventas, servicio al cliente, y que nos ayudará a seguir integrando todas las aplicaciones.

    –Lo mismo ocurre con la industria farmacéutica que atraviesa una etapa revolucionaria en la forma en que se fabrican medicamentos, más el aporte incesante de las biociencias. ¿Cómo será el panorama en los próximos años?
    –Los adelantos en la industria farmacéutica se están acelerando. El proceso de investigación y desarrollo se ha ido diversificando y los tiempos involucrados se han ido acortando.
    Existen varias nuevas líneas de investigación, algunas de la cuales tiene resultados terapéuticos sorprendentes. Las que más notoriedad han tomado en los últimos dos años han sido los tratamientos de la hepatitis C y la inmunoterapia entre otros nuevos tratamientos en oncología. Todas estas nuevas tecnologías están acompañadas de costos más altos y constituyen una preocupación no solo para los financiadores y los Gobierno, sino también para los mismos laboratorios que ven como este tema puede constituir un freno para el uso de la nueva tecnología y en última instancia para su desarrollo.