En salud, viene la revolución y hay muchos frentes abiertos

    Por Francisco Llorens (*)

    Según cuenta la leyenda, Sisa fue el creador del ajedrez. El emperador de su reino, quien le había encargado un juego para entretenerse, estaba tan deslumbrado con el invento que quería recompensarlo. De hecho, le dio la oportunidad de elegir su paga. Sisa, que además de creativo era muy buen matemático, le dijo: “Soy un hombre humilde. Me conformo con que me pagues con un grano de trigo por el primer casillero del tablero del ajedrez, dos por el segundo, cuatro por el tercero, ocho por el cuarto, y así sucesivamente”. Inmediatamente, el emperador aceptó, ya que creyó que era una muy escasa suma, y ordenó que cuenten cuántos granos serían y se los den en una bolsa.

    El encargado de pagarle necesitó nada menos que una semana para calcular la cifra. Eran unos 18,4 trillones de granos de trigo. Si tomamos la actual producción mundial de trigo, se necesitarían más de 20.000 años para pagarle a Sisa. Está claro que el emperador no le pudo pagar… Algunas versiones aseguran que le entregó el trono, y otras menos felices que lo mandó a matar.
    ¿Por qué existe esta desconexión tan grande entre lo que el emperador pensaba que sería la suma y lo que era realmente? Porque se trata de un crecimiento exponencial –no aritmético–, en donde cada casillero contiene un grano más que todos los anteriores sumados. Para nuestro cerebro, los crecimientos de este tipo resultan totalmente anti-intuitivos, y cuanto más se avanza en la progresión, más difícil se nos hace concebir el crecimiento. En los primeros casilleros las sumas eran razonables, pero después de la mitad del camino se manejan números exorbitantes e inconcebibles.

    ¿Qué relación tiene la leyenda de Sisa con la actualidad de nuestro sistema de salud? Las profundas transformaciones que estamos viviendo son producto de los avances tecnológicos. Así como en otros momentos de la historia los cambios vinieron a partir de cambios culturales o directamente sanitarios –como la higiene–, hoy la ciencia y la tecnología funcionan como una dupla infalible e imponente que parece llevarse todo por delante.

    De esta forma, según los avances registrados y las proyecciones –inclusive las no tan optimistas–, nos encontramos ya en la segunda mitad del tablero de ajedrez. Los cambios que podremos ver en los próximos años harán parecer a los avances del siglo 20 meros detalles.

    Expectativa de vida

    Si bien la esperanza de vida ha aumentado en los últimos años (en la Argentina es tres años mayor que en 1990), aún no hemos visto cambios muy profundos. De hecho, en la Antigüedad, existían personas que vivían 80 años, como sucede actualmente. El límite no se ha desplazado de manera significativa si observamos el tiempo transcurrido.

    En este sentido, las proyecciones son, por lo menos, impactantes. Google invirtió este año US$ 425 millones para investigaciones que permitirían en el corto plazo preparar a las personas para vivir 500 años. Modificaciones genéticas, desarrollo de biotecnologías que puedan curar el cáncer y otras enfermedades graves, rejuvenecimiento de tejidos mediante células madre, trasplante de órganos artificiales y reparación molecular son algunas de las aristas que asoman como posibilidades de expansión.

    La determinación del genoma humano ha abierto un horizonte que parece infinito. La posibilidad de modificar la especie es concreta, y el debate ético que implicaría esta implementación puede llegar a ser el más profundo que le ha tocado a la humanidad. Genéticamente, solamente en alrededor de 3% estamos alejados de los monos. Si se logra tener la capacidad técnica de “mejorar” a los seres humanos en ese porcentaje, ¿con qué individuo nos encontraríamos? ¿Estamos preparados para afrontar esa discusión?.

    Los límites de nuestra expansión son impuestos justamente por nuestros propios cuerpos. Los tejidos se deterioran, los órganos fallan. Ya existen implantes, por ejemplo, que son mejores que lo natural. Oscar Pistorius –antes de ingresar a la sección policial de los diarios– fue un paradigma de un atleta discapacitado que compitió en Juego Olímpicos. Sin sus dos piernas, el sudafricano contaba con implantes ortopédicos. En una decisión polémica, se le permitió correr frente a los deportistas tradicionales. Con el objetivo de no segregar a quien contaba con una aparente deficiencia, se lo puso en una situación de igualdad contra sus contrincantes, quienes sufrían las desventajas de los órganos tradicionales: a Pistorius, está claro, no se le iban a cansar las rodillas. Así como se quejaron los rivales de Pistorius por esta diferencia, fue el mismo sudafricano el que se quejó meses después, cuando compitió en los Juegos Paralímpicos y no ganó: su contrincante contaba con mejores implantes que él.

    Tanto evolucionan estas tecnologías que hay personas que cuentan con brazos implantados que son manejados directamente desde su cerebro, sin controles remotos. Por lo que Daniel Scioli, si lo desea, podrá volver a levantar sus dos brazos nuevamente. Y el nuevo seguramente sea mejor que el que tenía hace treinta años.

    El mundo farmacológico también vive acelerado. En el mediano plazo, simples pastillas reemplazarán a largos y dolorosos tratamientos que existen actualmente. El esquema evoluciona de enfermedades incurables a crónicas, para llegar por fin a la solución. También se evoluciona en que hay enfermedades que dejaron de ser mortales, y que no solo se suman años de vida, sino también calidad de vida.

    Como divulgador tecnológico y científico, Santiago Bilinkis advierte que el mundo cambiará más en los próximos 50 años que lo que lo hizo en los últimos 5.000. Él sugiere adoptar una actitud positiva y proactiva frente a esta situación. De nada sirve hacer como que el tren no viene; ya no va a frenar. Si acompañamos el cambio podremos decidir racionalmente e influir sobre la dirección que se tome.

    Preocupaciones locales

    Los actores principales de la medicina privada de la Argentina se encuentran con varios frentes de batalla abiertos. En su mayoría, con mayor o menor conciencia, saben que esta revolución se viene, y están convencidos de que son actores importantes de esta película. Sin embargo, lo urgente no deja tiempo a lo importante, y los problemas coyunturales y cotidianos no permiten planificar ni elaborar visiones profundas.

    Si estamos frente a la posibilidad concreta de una extensión profunda esperanza de vida de la población, nos encontramos con un dilema. ¿Se pueden mantener las actuales prestaciones? ¿Debe modificarse la edad de jubilación? ¿Cómo debería funcionar una población envejecida, donde la pirámide poblacional tiene cada vez menos de pirámide? Existe un marcado consenso en que son discusiones que la sociedad se debe dar. De hecho, ya suceden en países que se encuentran algunos casilleros por delante de nosotros en esta carrera: la reforma Obama a eso apunta. Y no han sido pocos los problemas que le causó.

    Pero en cuanto a lo urgente que no deja lugar a lo importante todos coinciden: la rentabilidad ha bajado drásticamente. Por eso es que se encuentran más ocupados por seguir a flote que por invertir en nuevas tecnologías.

    El contexto es inflacionario, y han tenido que otorgar mejoras de sueldos (los salarios explican 70% de los costos del sector) que no se han trasladado a las alícuotas. Si hubo aumentos de cuotas, fueron por un porcentaje menor que los gastos y a destiempo.

    A esto se agrega que las últimas incorporaciones que hizo el Congreso al paquete médico obligatorio, como celiaquía y fertilidad, no se incluyeron en los costos de las prepagas. Aquí también existe un consenso en abrir la posibilidad de poder brindar una cobertura básica –y, por lo tanto, más económica– y otra que sea completa como la actual.

    Esta realidad de baja rentabilidad y alta exigencia –ya que se cumple una función social básica– se puede ejemplificar viendo a los grandes actores del segmento. Por más que alguno auspicie a Messi, son empresas argentinas, no hay inversión extranjera. No se percibe desde afuera como un negocio rentable, y se suele emprender en este campo más por pasión que por análisis de riesgos.

    (*) Francisco Llorens es el autor de todas las entrevistas de este informe.

    Tendencias en salud para 2015

    El panorama del sector sanitario, a escala mundial, es muy diverso para 2015. Avances en los tratamientos y las iniciativas gubernamentales para ampliar el acceso a la atención médica debe impulsar la expansión del sector, pero la presión para reducir los costos es cada vez más fuerte.
    El crecimiento demográfico y el aumento del poder adquisitivo de los consumidores están inflando la demanda de servicios de salud y paralelamente el envejecimiento de la población y la mayor incidencia de enfermedades crónicas están obligando a quienes pagan los tratamientos a tomar decisiones difíciles sobre los niveles de los beneficios. En medio de este tira y afloje, muchos modelos de negocios ya no serán ni eficientes ni suficientes. Cuatro grandes tendencias van a impactar a las partes interesadas en 2015: costo, adaptación a las fuerzas del mercado, transformación e innovación digital, regulación y acatamiento.

    Costo. El costo es uno de los temas más importantes. Recortar costos sin perder valor.
    Los costos sufren todo tipo de presiones. Incertidumbre política, crisis económica y medidas de austeridad. Todo es caro; terapias dirigidas, medicina personalizada, medicina genética, equipos. Todo eso añade carga a los costos.

    Adaptación a las fuerzas del mercado. El cambio exige que proveedores y planes de salud modifiquen su modelo tradicional de negocios para atender los nuevos problemas de la atención médica. El gobierno, como pagador y regulador, tendrá un papel cada vez más importante. La convergencia de las fuerzas del mercado preanuncian una gran consolidación en la provisión de salud, que crece a pesar de la mayor vigilancia regulatoria. A medida que crecen las poblaciones y las necesidades sanitarias todos los países se esfuerzan por contar con el número necesario de profesionales, desde médicos hasta enfermeras. La escasez de personal, deficiencias de infraestructura y obsolescencia de instalaciones agrandan los problemas de acceso a la atención.
    Transformación e innovación digital. La adopción de avances y métodos digitales o electrónicos está transformando la forma en que interactúan médicos, pacientes y pagadores. Innovaciones digitales, inteligencia artificial, dispositivos de diagnóstico y wearables reducen costos y aumentan la eficiencia de los procesos.

    Regulación y acatamiento. El panorama regulatorio mundial es complejo y en permanente evolución. Lo impulsa el bienestar y la seguridad del paciente. Sin embargo, los métodos de las autoridades para proteger a esos pacientes varían según el país. Para complicar el panorama existen factores como los rápidos cambios en clínica y tecnología, mayor control de los Gobiernos, los medios y los consumidores y técnicas más sofisticadas de control. Será importante también la transparencia en los pagos y proteger la información de salud del paciente contra ciberataques al sistema computarizado.

    Las 10 predicciones para 2020

    Los consumidores de la salud
    Pacientes informados y exigentes se irán convirtiendo cada vez más en los socios del médico para su propio cuidado

    Sistemas de entrega de servicios de salud
    La era de la medicina digitalizada avanza. Nuevos modelos de negocios impulsarán ideas nuevas.
    Wearables y aplicaciones de mHealth
    Se impondrá la tendencia a medir la calidad de la vida, no solamente indicadores clínicos.

    Big data
    Datos de salud que aparecen por todos lados requieren nuevas herramientas y modelos de proveedores. Todo eso nos rodeará en 2020.

    Regulación
    La regulación aumentará de la mano de la convergencia entre la tecnología y la ciencia

    Investigación y desarrollo
    Laboratorios en red, asociaciones y big data abren nuevas posibilidades.

    El modelo comercial farmacéutico
    La localía será importante pero surge el marketing multicanal centrado en el paciente.

    La configuración de la empresa farmacéutica – la trastienda
    Activación del conocimiento responsable y global.

    Nuevos modelos de negocios en los mercados emergentes
    Todavía en proceso de surgimiento, pero llenos de creatividad para el mundo.

    Impacto de las conductas en la reputación de las empresas
    Una nueva alborada para la confianza.

    (Del Deloitte Center for Health Solutions, en el informe que diera a conocer en la Global Pharmaceutical and Biotechnology Conference.)

    Osde

    Importancia de la prevención

    Se trata de uno de los nombres más consolidados del mercado. Tomás Sánchez de Bustamente, su gerente general, mira hacia el futuro y pone el foco en la creación de conciencia y en el involucramiento del paciente como factores claves para la sustentabilidad del sistema.


    Tomás Sánchez de Bustamante

    Con confianza en el potencial de su compañía, Sánchez de Bustamante parte de un análisis de la coyuntura y se aventura a imaginar lo que viene.

    –A escala internacional, ¿se han modificado las problemáticas de los pacientes? ¿Cómo se adaptan a estos cambios?
    –Efectivamente, en los últimos años ha aumentado la incidencia de las enfermedades no transmisibles –diabetes, hipertensión, EPOC–, producto del sedentarismo y de los malos hábitos, al punto que la OMS en sus documentos habla de una epidemia global. El paciente se va deteriorando día a día, lejos del sistema de salud y llega cuando se produce el episodio agudo. Esto es negativo para su calidad de vida y para la sustentabilidad del sistema. Nosotros creemos que la clave para revertir la tendencia es la prevención, la creación de conciencia y el involucramiento del paciente, tomando responsabilidad y construyendo su salud día a día.

    –¿De qué manera afectan las mejoras tecnológicas a las prestaciones de servicios que pueden brindar?
    –Las tecnologías de la información y comunicación son un instrumento valiosísimo en la empresa. Recientemente hemos desarrollado “Proteger +”, un programa de telemedicina de seguimiento a distancia que no hubiera sido posible sin tecnología. Lo hicimos en conjunto con empresas europeas, que tienen la mayor experiencia y know how en estas cuestiones.

    –¿Nos encontramos en las puertas de una gran revolución sanitaria a escala mundial?
    –Esperemos que así sea, aunque las características propias de cada país y región hacen prever que los desempeños también serán distintos. Si las claves son darle primacía a la atención y el involucramiento responsable del paciente a través de aplicaciones digitales, está claro que esto no se interpretará de igual manera en el hemisferio norte que en Ãfrica o América latina, por ejemplo. Y al interior de cada región, habrá asimetrías vinculadas a los recursos disponibles, al grado de institucionalidad alcanzado y a otros factores.

    –¿Revisan los procesos internos para mejorar las prestaciones y la rentabilidad?
    –Constantemente. Tenemos un área entera dedicada a revisar, agilizar y perfeccionar cada uno de los procesos e interacciones que tienen lugar en nuestra empresa y hacen posible el servicio. No se trata tanto de la rentabilidad sino de la responsabilidad en el manejo de los recursos que los socios nos confían.

    –¿Cuáles considera que son las deficiencias estructurales de nuestro sistema de salud actual?
    –Últimamente se han sancionado leyes específicas que obligan a nuevas coberturas sin explicar de dónde surgirán los fondos para cubrir dichas prestaciones. Los legisladores deberían tener más en cuenta este aspecto en el momento de sancionarlas, pues cada prestación que se incorpora sin asignar recursos específicos, modifica la ecuación y altera el equilibrio. También sería necesario un sinceramiento de los números: las empresas, clínicas y sanatorios no pueden absorber la inflación indefinidamente.

    –¿Qué lugar cree que ocupan hoy en el mercado?
    –Nos distinguimos por la calidad del servicio. Ha sido así desde el primer día. Eso es lo que los socios esperan cuando vienen a nuestras oficinas o cuando presentan su credencial al llegar a una clínica. Esto nos ha convertido en una marca aspiracional. Lo verificamos con frecuencia, al seguir nuestro desempeño en los principales rankings de prestigio de las marcas.

    –¿Cómo imagina lo que queda de 2015? ¿Qué desafíos esperan?
    A lo largo de 42 años de trayectoria hemos sorteado toda clase de crisis, de manera que nuestra solidez ya está comprobada. Nos preocupa el bienestar de toda nuestra cadena de valor y de la comunidad en su conjunto. Los desafíos son los mismos que en años anteriores. En el esquema vigente se requiere autorización oficial para aumentar cuotas y ello nos obliga a absorber aumentos salariales, costos de investigación y desarrollo, nuevas patentes, y demás. Esta ecuación, que ya lleva varios años, genera preocupación en el mercado.

    Galeno

    Un seguro infinito, contra todo riesgo y sin franquicia

    El presidente de la organización de salud, Julio Fraomeni, sostiene que las coberturas de las prepagas son “infinitas”. Pero al no haber podido trasladar los costos a las cuotas, han perdido rentabilidad al punto de cubrir únicamente los gastos operativos.


    Julio Fraomeni

    “La mayor problemática de la salud privada es la ley que regula el sistema, que es mala de por sí”. Con la mirada en el Congreso, Fraomeni advierte que las actuales condiciones con las que actúan son insostenibles en el tiempo. Fertilidad, celiaquía y obesidad, lo más cuestionado.

    –¿La imposibilidad de trasladar los costos a las cuotas es una de sus mayores complicaciones?
    –Sí, y año tras año nos vamos desfinanciando más, al no poderse cumplir el aumento en tiempo y forma. Cuando llegan, son tardíos y por menos de lo que se necesita. Nuestros mayores costos son salariales, e inflacionarios en general. Necesitamos tener el equipamiento actualizado, contar con la última tecnología. Es una situación crítica, ojalá se resuelva en el mediano plazo. Tendría que generarse confianza entre los actores del sector, que sea más previsible. Que se pueda ver el futuro sin tanta angustia e incertidumbre.
    Esto es lo que nos afecta a nosotros. El sistema público, por su parte, tiene mucho por resolver. Tanto los recursos humanos como los recursos en general. Podría mejorar muchísimo.

    –¿Por estas complicaciones es que los actores del sector son locales?
    –En los años 90 vinieron muchos de afuera y no pudieron. Uno está acostumbrado, pero son empresas de difícil administración y baja renta. Cuando andan bien, tienen 5, 6% de rentabilidad, hay muy poco margen de error para equivocarse. Si uno se pone ineficiente, enseguida queda dado vuelta, con los números al revés. En principio, que los actores seamos todos locales es porque hubo gente de afuera y se le hizo muy difícil administrar esto.

    –¿Sería bueno que existan planes más básicos?
    –Eso no depende de nosotros. Los legisladores votan cada vez más cosas para que estén adentro del menú obligatorio, como fertilidad, celiaquía, obesidad… Cuando uno va al exterior y cuenta lo que vale y lo que incluye, no lo creen. Esto pasó a ser un seguro de salud infinito, contra todo riesgo y sin franquicia. Y no pudimos trasladar los costos: todo lo que se agregó no se pudo incluir a nuestra estructura de costos. Y esto tiene un impacto.

    –¿En qué se notó ese impacto?
    –Hasta ahora, en nada, porque perdimos la rentabilidad que teníamos y quedamos prácticamente con un ingreso que cubre el gasto operativo. Pero si esto sigue, no podremos renovar equipos ni seguir con el nivel de atención que tenemos hoy. Hasta ahora, con mucho esfuerzo, y resignando todo, pudimos mantener la calidad.

    –¿Cuáles imagina que serán los mayores avances en medicina en los próximos 20 años?
    –La medicina siempre fue curativa. Yo creo que en muy poco tiempo iremos a una medicina predictiva. Uno va a saber de antemano, sobre todo por haber descifrado el genoma, cuáles son las cosas que le pueden ocurrir y qué abanico de soluciones hay que prevenir, y no trabajar tanto sobre una enfermedad establecida.

    –¿Nos acercamos a riesgos éticos en ese aspecto?
    –Esto es algo que irá evolucionando. Lo ético se irá resolviendo sobre las certezas científicas. Uno tiene que basarse sobre una realidad científica, y sobre eso se trabaja día a día.

    –Muchos de esos cambios producirán un cambio en la esperanza de vida, lo cual los afecta directamente. ¿Cómo se preparan?
    –Son efectos deseados por nosotros, pero tienen un costo. Estamos haciendo que la gente viva más y mejor; uno tiene que acompañarlo con los costos que eso implica. Pero en definitiva, el balance es muy positivo. Hoy, un hombre de 60 años que se cuida es joven, y antes era grande. Actividad física, alimentación, cuidado personal, encontrar enfermedades de forma precoz… todo eso permite que el cuerpo tenga menos daño y mejor perspectiva. Hay enfermedades de las que uno termina de curarse, pero por ahí vive más años y bien.

    –¿La implementación de tecnología, puede colaborar en el largo plazo a reducir los costos?
    –No, la tecnología no sirve para bajar costos. Detecta situaciones en una etapa precoz y permite tratamientos en situaciones que en otros casos serían tardías e inoperantes. Y eso va a contramano de la reducción de costos. Pero sí permite salvar vidas. Mucha gente que antes se moría, hoy se cura. Y hay gente que, aún teniendo enfermedades muy complicadas, no llega a curarse del todo pero puede vivir más tiempo y mejor. Entonces, hay dos efectos: mejora la mortalidad y la morbilidad, que la enfermedad se lleve mejor.

    Swiss Medical

    Una revolución farmacológica

    Tratamientos menos invasivos. Enfermedades mortales que se vuelven crónicas y que tienden a desaparecer. Para Claudio Belocopitt, presidente del grupo, se aproximan debates éticos para las sociedades debido a la extensión de la esperanza de vida.


    Claudio Belocopitt

    “Lo que ha avanzado la medicina en los últimos 20 años, y lo que se espera que avance en los próximos diez, es una cosa impresionante”. Con esa advertencia comienza Belocopitt la charla, y advierte por dónde imagina los mayores avances: “En materia farmacológica hay una revolución a partir de los monoclonales y sus derivados. Esto hace que cada vez más enfermedades que antes tenían tratamientos cruentos, hoy se solucionen con una pastilla. Según lo que cuentan los especialistas, la cantidad de distinto tipo de medicación que va a aparecer en los próximos 24 meses es gigantesca. Muchas de las enfermedades que eran incurables hoy son crónicas, y mañana pueden desaparecer”.

    –No sería llamativo que esta revolución conduzca a una mayor expectativa de vida de las personas. ¿Qué implicaría esta transformación?
    –Esto es un desafío para el mundo. Hay una frase que dice “hay una buena y una mala noticia: la buena es que la sociedad va a vivir más y mejor, y la mala es que no sabemos cómo vamos a pagarlo, como sociedad”. Creo que las sociedades van a tener que replantearse de todo. Una de las cuestiones será la edad de jubilación. Va a ser muy difícil que se puedan seguir sosteniendo los actuales parámetros.

    –¿Cómo imagina esa discusión, ese debate?
    –Esto ya está ocurriendo en el mundo. La reforma Obama y las del sistema de salud inglés tienden hacia allí: el presupuesto de salud crece cada vez más. El principal capital que tenemos, si bien la sociedad a veces no lo reconoce, es la salud. En la Argentina, las preocupaciones en época de elecciones no giran sobre la salud. Pero cuando brindamos a fin de año, el motivo siempre es ese. Por lo cual, hay una disociación entre lo que la gente desea y lo que se está dispuesto a pagar por ello.
    A la sociedad todavía le cuesta internalizar y valorar los verdaderos costos en salud. Por eso está en el imaginario que su prepaga es cara. Pero no cree que el seguro de su auto sea caro, porque lo relaciona con un valor patrimonial, y el de salud es intangible. No se valora hasta determinadas circunstancias. Falta en la Argentina una concientización respecto a los valores del sistema de salud. Hay una frase que dice “la salud no tiene precio”, pero no tengas dudas de que tiene costos, y esos costos son muy altos.

    –Buena parte de los costos se explican por los salarios. ¿Cómo los afecta el contexto inflacionario?
    –Nos complica enormemente, porque en un sistema de salud, la mano de obra es 70% del costo. Cuando hablamos de paritarias, de 30 ó 35%, el impacto que tiene en el sistema es enorme. Los reconocimientos paritarios siempre estuvieron por debajo de la incidencia, y eso ha lastimado mucho la sustentabilidad del sistema.

    –Incluso, en los últimos años, el paquete obligatorio se ha ampliado.
    –En la Argentina se ha dado una paradoja: es el país que más leyes sancionó en los últimos años en el sentido de ampliación de coberturas, lo que aparentemente resulta muy bueno. Pero no se ha preocupado en cómo financiarlo. No solo no le ha dado ningún recurso, sino que al contrario, le ha recortado la capacidad de fijación de tarifas. Esto es una frazada corta, que termina trayendo problemas. El sector privado no puede sustituir al público, y además no tiene la capacidad de emitir moneda. Con lo cual, si se le acaban los fondos, no puede hacer frente a esta circunstancia. Creemos en la incorporación de nuevas prestaciones, pero debe realizarse con sensatez para que sean financiadas. Este es uno de los grandes desafíos que tenemos por delante: explicarle a las autoridades que hemos fracasado rotundamente en hacer entender que cuando uno dispone a través de una legislación la cobertura de una nueva patología, también tiene que determinar cómo la va a financiar, porque de otra forma es imposible.

    –¿Cree que los avances tecnológicos que mencionaba pueden traer una mayor democratización del acceso a la salud?
    –Los avances le vienen permitiendo a la sociedad en general vivir más y mejor, no hay dudas. Pero me parece que para llegar a todos, en la Argentina, falta un montón. Porque hay una marcada diferencia entre la salud pública y la privada. Esto no se puede perder de vista. Hay mucho camino por recorrer.

    Medifé

    Horizonte insondable

    La vertiginosa evolución de las investigaciones científicas hace que el futuro de la medicina sea difícil de prever. Jorge Piva, presidente de la prestigiosa marca de salud, cree que la gran revolución viene de la mano de las células madre.


    Jorge Piva

    Consciente del escenario internacional, Piva compara nuestro sistema de salud y marca los temas de agenda que se encuentran en la columna del debe. Además, sostiene que el gran desafío para este año será mantener la calidad del servicio brindado en el marco de un atraso tarifario en relación a los aranceles.

    –El mundo tiende a contar con una población cada vez más envejecida. ¿Cómo se preparan ante este desafío? ¿Puede complicar el modelo de negocio como está concebido actualmente?
    –Como integrantes del sistema de salud de este país, debemos encontrar la forma de adaptarnos, ya que seguramente esto va a afectar al modelo de funcionamiento del conjunto de la seguridad social, tanto en nuestro país como en el resto del mundo.
    La prolongación de la vida de los seres humanos y la escasa generación de empleo de buena calidad están afectando el financiamiento de los sistemas de salud en un grado tal que es un tema que se debate mucho en los organismos multinacionales, como Naciones Unidas o Unión Europea. Nos parece que en nuestra región y en nuestro país todavía no se ha constituido como una prioridad en la agenda de la política.
    No me refiero solo a los políticos partidarios, sino también a los empresarios y a sus asesores, que no ven que en esto también se juega la competitividad de sus empresas en un mundo con pocas barreras.
    La reforma del presidente Obama en Estados Unidos no solamente estaba impulsada por un vector de justicia social: también tuvo en cuenta el costo disparado del sistema de salud y su enorme grado de ineficiencia, que entre otras cosas contribuía a la pérdida de competencia de sus empresas. Al igual que las automotrices, muchas empresas comenzaban a relocalizar sus fábricas en otros países.
    Nuestro humilde aporte a la solución de estos problemas es reclamar que se preste atención prioritaria y desde varios ángulos a este tema y aportar propuestas sustentables.

    –¿Cree que las mejoras tecnológicas pueden aumentar la democratización del acceso a la salud?
    –Deberían… pero no lo puedo asegurar. Creo que uno puede sostener eso cuando los frutos del progreso llegan a todos sin tener en cuenta su condición social. Hasta ahora, el sistema de obras sociales en nuestro país hizo mucho para que las mejoras alcancen a todos los trabajadores formales. La salud pública con muchos esfuerzos lo intenta.

    –¿Cuáles cree que serán las tecnologías que más impactarán la vida cotidiana de la población en el mediano plazo?
    –Me parece que la tecnología y la investigación que van a revolucionar el panorama actual van a ser el tratamiento de las células madres y los medicamentos personalizados. Esto puede tener un impacto tan importante en la salud de la población similar al que se tuvo cuando a principios del siglo pasado la gente comenzó a lavarse las manos sistemáticamente. La diferencia es que aquello fue mucho más barato.

    –¿Qué lugar ocupa la innovación dentro de la compañía?
    –La innovación que intentamos introducir siempre es la de simplificar los procesos administrativos, facilitar el acceso de nuestros socios a los servicios y acortar los plazos de pago a los prestadores. Persiguiendo la innovación y la renovación, el año pasado inauguramos el Sanatorio Finochietto, en la ciudad de Buenos Aires. Es el centro asistencial más moderno del país.

    –¿Cuáles considera que son las deficiencias estructurales de nuestro sistema de salud
    actual?

    –Para nosotros, en el sistema de salud actual se nota la falta de coordinación del Ministerio de Salud de la Nación. Conviven subsectores públicos y privados, nacionales, provinciales y municipales. Creemos que hace falta una política nacional para garantizar el acceso de toda la población a las nuevas tecnologías que deben ser aplicadas con la utilización de protocolos, como pasa en Uruguay, Chile y Brasil.
    Nos parece imprescindible la constitución de un seguro nacional ante las enfermedades catastróficas y de baja incidencia y alto costo siguiendo, los modelos de los países que mencionaba antes.

    Sancor Salud

    Salud en tiempos de redes sociales

    El acceso a la información puede conducir a conclusiones erróneas por parte de los pacientes, si no hay un profesional detrás. Directivos de esta empresa analizan el actual escenario luego de adquirir todas las acciones de Staff Médico.


    Miguel Ãngel Costamagna y Miguel Eiriz

    Miguel Ãngel Costamagna, presidente de Sancor Salud, se muestra orgulloso tras la adquisición de 100% del paquete accionario de Staff Médico. De esta forma, podrán ampliar su presencia en Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano Bonaerense, lo que complementará con su histórica cobertura en el interior. Junto con Miguel Eiriz, gerente general de la compañía, analizan las variables que influyen hoy en la medicina moderna.

    –Actualmente, la tecnología avanza velozmente en la medicina. ¿Cuáles serán los cambios más significativos que atravesaremos?
    Miguel Eiriz. –Pienso que la movilidad, la portabilidad y el acceso a la telefonía celular y a Internet en cualquier momento y lugar son las grandes vedettes del momento y resulta imperioso su uso, ya que brindan grandes oportunidades. En relación con los avances tecnológicos en materia de salud, la concepción de una historia clínica única, activa y completa de cada usuario sería un verdadero aporte. En otro plano, la evolución de la farmacología ha sido realmente significativa.

    –¿Estamos frente a una gran revolución sanitaria a escala mundial?
    Miguel Costamagna. –No me animaría a llamarlo revolución, más bien es una constante evolución. Los avances en genética, medicina molecular, fármacos y tecnología para la detección temprana de problemas de salud plantean permanentes desafíos. La contracara es que no sea en detrimento de la personalización del paciente y que pueda encuadrarse en un esquema de accesibilidad en cuanto a costos.

    –Estos avances, ¿cree que se trasladarán a buena parte de las sociedades o solo estarán disponibles para un grupo?
    ME. –La investigación y la implementación de aparatología de última generación para la detección y tratamiento de enfermedades propician un amplio espectro de posibilidades, pero muchas veces sus costos elevados no son lo inclusivo que se pretendería.
    Por otro lado, hoy la población tiene acceso a todo tipo de información y en esa vorágine de la inmediatez, busca por esta vía respuestas que no siempre son las acertadas. Actualmente, un individuo con alguna dolencia googlea sus síntomas y accede a un volumen de información que no es fácil de procesar y que le genera miedo. Eso lo lleva a un autodiagnóstico que no hace eficiente el gasto médico.

    –Las prepagas en nuestro país son todas empresas locales. ¿Por qué sucede este fenómeno, que no se suele ver en otras actividades económicas?
    MC. –El negocio es poco previsible, por los siguientes aspectos: baja rentabilidad del negocio; complejidad del gerenciamiento de un sistema donde la prestación final está casi centralizada en otro actor que son los prestadores; amplitud del Programa Médico Obligatorio; inexistencia de topes y límites en las coberturas. Estos pueden ser algunos de los factores que inciden en la decisión de empresas externas de no incursionar en el mercado argentino, lo que se suma a las características reglamentarias de nuestro sistema de salud, que son muy distintas a la de otros países.

    –Para diferenciarse, dentro de un mercado competitivo, ¿apuestan a ofrecer otro tipo de servicios?
    MC. –Buscar nuevos horizontes es una necesidad para continuar siendo competitivos en un mercado cada vez más demandante. Nosotros lo hacemos a través de un proceso de integración horizontal, a diferencia de lo que sucede con otras empresas colegas, que se focalizan en un proceso de integración vertical, que incluye aperturas de clínicas y sanatorios. Por esto, a través de alianzas estratégicas con empresas líderes, estamos incursionando en el mercado de riesgos del trabajo. Por otro lado, nos encontramos próximos a operar desde una compañía de seguros de vida.

    –¿Cuáles son los horizontes de crecimiento para ustedes?
    ME. –Nuestras metas se centran en lograr mayor inserción en las provincias, porque si bien hoy tenemos presencia en todas ellas, sabemos que hay un potencial de crecimiento importante a desarrollar en el interior del interior. Hacia allí se focalizan nuestras estrategias de mediano y largo plazo.

    Omint

    Revolución de la información

    Marcelo Mancini, director general del grupo, asegura que la tecnología informática posibilitará mayor integración y coordinación en la atención de los pacientes; analiza la situación actual del sistema de salud y adelanta los avances que más influirán en el futuro.


    Marcelo Mancini

    Con 47 años en el país, Omint es una de las empresas de medicina privada protagonistas del sector.

    –A escala global, la edad de la población es cada vez mayor. ¿Significa un desafío para ustedes?
    –Desde Omint nos preparamos para este nuevo desafío desarrollando activamente la atención primaria de la salud con un fuerte enfoque en la promoción y en la prevención de enfermedades, ya que la mayor parte de las enfermedades prevalentes se pueden prevenir. Tenemos en cuenta además la extensión de los tratamientos médicos por la mayor expectativa de vida. En este sentido, el modelo de negocio actual está incorporando estas nuevas tendencias.

    –Los avances tecnológicos, ¿pueden aumentar la democratización del acceso a la salud?
    –Sí, a través de un acceso más fácil al médico y a los centros de salud. Por ejemplo, a través de la telemedicina o las tecnologías mobile y la historia clínica electrónica, el acceso a la salud se ampliará y será más eficiente.

    –Concretamente, ¿cuáles serán las tecnologías de la salud que más nos impactarán en nuestra vida cotidiana? ¿Se acerca una revolución sanitaria mundial?
    –Las tecnologías que más impacto tendrán serán la difusión de la historia clínica electrónica, las terapias génicas, la telemedicina, la cirugía robótica y las tecnologías mobile.
    Creo que es una etapa revolucionara. De la mano de la tecnología informática, va a ser posible una mayor integración y coordinación de la atención de los pacientes con enfermedades crónicas no transmisibles, que representan 80% de las causas de muertes a escala mundial y afectan a una porción muy importante de la población.

    –Internamente, ¿qué lugar ocupa la innovación para mejorar la calidad del servicio?
    –Impulsamos proyectos que cuentan con herramientas innovadoras, como equipos multidisciplinarios por fuera de la estructura jerárquica organizacional, que trabajan desde la generación de la idea hasta el análisis de la factibilidad de su implementación.

    –A diferencia de muchos otros rubros, los grandes actores de la medicina prepaga en la Argentina son locales. ¿Cuáles son las causas que impiden el establecimiento exitoso de empresas externas?
    –El sector requiere de mucho know how local en cuanto a la comunidad prestacional, la comunidad médica, las leyes y disposiciones. Asimismo, el aumento de la judicialización y la regulación del sector a través de la ley de regulación de la medicina prepaga limitan el atractivo para el ingreso de nuevos actores extranjeros.

    –¿Cuáles considera que son las deficiencias estructurales de nuestro sistema de salud actual?
    –El sistema de salud de la Argentina está compuesto por el sistema público, el de seguridad social y el sistema privado de salud, donde se encuentran las prepagas. Estos tres sistemas conviven, pero podría optimizarse la coordinación entre ellos. Particularmente debería incrementarse la coordinación e integración de los cuidados entre los distintos niveles de atención que se hace más manifiesto en el caso de las enfermedades crónicas.

    –¿Cómo se manejan como compañía dentro de un mercado tan competitivo?
    –Ponemos especial énfasis en mantener la excelencia de nuestras prestaciones médicas, tanto en nuestras clínicas propias en Ciudad de Buenos Aires, como a través de nuestros prestadores. También estamos trabajando en pos de adecuarnos a las nuevas formas de consultas y acceso de la información. Por eso, ya desarrollamos aplicaciones móviles para nuestros socios y en breve desarrollaremos nuevas formas de acceso a consultas médicas para el segmento joven.

    –¿Cómo imagina lo que queda del año? ¿Cómo será el contexto?
    –Estaremos en un contexto de creciente limitación de recursos. Sin embargo, mantenemos nuestro desafío de seguir brindando servicios de alta calidad médica para mejorar la salud de nuestra población.

    Hospital Alemán: “La salud debe ser una política pública”

    Marcelo Mastrángelo, director de Relaciones Institucionales, asegura que los cambios demográficos auguran un debate para la sociedad.
    “A escala mundial nos encontramos frente a una revolución sanitaria”, advierte Mastrángelo, quien es referente de la tradicional institución porteña. La reconocida trayectoria del hospital les sirve como base para mirar hacia el futuro y los grandes temas que se aproximan: “La tecnología digital ya es una realidad, y es la que más va a impactar en la vida cotidiana en el mediano plazo. A esto se agregan los progresos en la genética y la biología molecular”.
    Sobre el impacto demográfico en la medicina, asegura: “La pirámide demográfica ya no tiene esa forma, cada vez se asemeja más a un barril. Eso significa que la vida se prolonga en cantidad y en calidad. El consumo de la clase pasiva aumenta exponencialmente, y el aporte de la activa está en una meseta. Este desbalance será el gran tema a debatir. Yo creo que la salud de la población debe ser una política pública. En base a esa definición se desprende el resto del debate”.
    Finalmente, cuenta que puertas adentro promueven la innovación para estar a la vanguardia de la tecnología: “Contamos con distintos comités, y uno de ellos es el de mejora continua. Es el responsable de la planificación estratégica de la institución. No solo en la vanguardia médica, sino también en procesos internos e incorporación de tecnología al servicio del paciente”.