El combustible de las empresas

    Por Carolina Riemann (*)


    Carolina Riemann

    Hace relativamente poco, los progresos en la extracción rentable de shale oil revolucionaron esta distribución azarosa, y con ella, los esquemas de todo el mundo. Algunos países descubrieron que poseían un tesoro que potencialmente podía cambiar su situación energética (y por lo tanto económica) en un futuro cercano.

    Hoy los datos son un nuevo tesoro y, a diferencia del shale oil o el petróleo convencional, su presencia no depende del azar sino de la acumulación de información disponible. La información no está “en la naturaleza”, sino almacenada –muchas veces inútilmente– en las bases de datos de empresas y organismos.

    Sin embargo los yacimientos son complejos, la extracción no es sencilla y la utilidad todavía no parece estar del todo clara para las empresas. Hay que refinar, procesar y finalmente utilizar los resultados de estos procesos para lograr un salto cualitativo en la calidad de los servicios, fidelidad de los clientes, entre muchas otras posibilidades que resultan, en definitiva, en una maximización de las ganancias.

    ¿Son conscientes las empresas de la existencia de este nuevo petróleo bajo su suelo?
    ¿Están dispuestas a dar el gran salto de adelantarse a los hechos, de proveerse de las herramientas para tomar mejores decisiones que hagan la diferencia antes que su competencia?
    En muchos casos no. Desafortunadamente muchas empresas se resisten. Con frecuencia carecen de la experiencia necesaria para conectar las posibilidades de big data con los objetivos propios de su negocio.

    Los proyectos exitosos de big data rompen esas barreras con un enfoque integral, ejecutado desde el management, las unidades de negocios y desde el plano individual. En definitiva, las empresas tienen un tesoro en su información y algunas ni siquiera lo saben. Esto les hace perder una importante ventaja competitiva.

    Las claves en preguntas

    Saber que se tiene es apenas el comienzo. Hay que saber extraerlo pero tampoco alcanzará con eso. Las claves están en hacerse preguntas útiles para después extraer y organizar esa información para que nos dé las respuestas.

    Solo sirven los millones de datos si podemos sumergirnos en ellos para tomar únicamente los relevantes para contestar lo que previamente nos preguntamos.

    Big data puede ubicar y extraer, pero además puede recopilar, almacenar, clasificar, optimizar y combinar millones de datos aparentemente inconexos, en segundos. Puede analizarlos y mostrarlos mediante visualizaciones que facilitan la comprensión de los mismos.

    Pero también posee la capacidad –en función de los datos relevantes– de identificar oportunidades, predecir riesgos y comportamientos. Todo esto en tiempo real y realimentándose continuamente.
    Hoy las empresas tienen el petróleo y la capacidad para extraerlo y utilizarlo para fortalecer sus negocios. ¿Por qué no aprovecharlo?

    (*) Carolina Riemann es gerente de Marketing en Hexagon Consulting, empresa de consultoría de Negocios e IT. Hexagon es Sap Service y Channel Partner que ofrece soluciones alrededor de tecnologías Sap para la industria de servicios financieros, consumo masivo y retail en áreas de contacto con clientes, sistemas core y soluciones analíticas y de big data.