La agenda de 2016

    La discusión o está agotada o ya cansa. Pero lo importante es que ahora es totalmente estéril. Si este Gobierno que termina tuvo “viento de cola” y condiciones excepcionales en el mundo, con precio alto de los commodities que vendemos, con dólar barato y con intereses casi en cero, ya no importa.
    Todo eso cambió y el futuro Gobierno encontrará un nuevo entorno internacional –además de la famosa “herencia” específica que le deje la actual gestión–.
    El nuevo escenario internacional es poco alentador. Según el FMI, el crecimiento de este año, para toda la región, será de 0,9%. Los pronósticos aseguran que el promedio de los próximos años podría ser de 2% anual, es decir la mitad de lo usual en los años de bonanza a principios de siglo.
    La economía de China se sigue desacelerando y compra menos productos básicos –soja por ejemplo–. Ahora, hay que ver cómo reaccionan las economías latinoamericanas y cómo están equipadas. Muchos de estos países en lugar de usar los ingresos en inversiones productivas lo hicieron en un alegre festival de consumo. Mientras tanto, el dólar se fortaleció a escala mundial, y pronto –tal vez antes de fin de año– Estados Unidos comenzará a subir la bajísima tasa de interés de los últimos años.
    En suma, la nueva administración encontrará un sinnúmero de problemas internos y externos. Hemos querido concentrarnos en los internos y para eso pedimos la ayuda de CIPPEC (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento) para fijar la agenda esencial del año próximo.
    El resultado son cuatro ensayos medulares sobre temas centrales que requieren atención inmediata. Es que como dice Mariano Straface (director ejecutivo del think tank), “La Argentina tiene un déficit de mercado político de largo plazo. El sistema político oferta poco el largo plazo y la sociedad demanda –y premia– menos aún”.

    El primero: la educación

    La principal conclusión es que “la difícil situación educativa responde principalmente al deterioro de la docencia. Maestros y profesores reciben una formación insuficiente, desactualizada o desvinculada de las numerosas problemáticas que deben afrontar, enseñan en soledad, no tienen oportunidades genuinas de desarrollo profesional durante su carrera, sus salarios fluctúan junto con los vaivenes macroeconómicos y varían ampliamente según las provincias, y sufren un fuerte desprestigio en la sociedad”.
    “Y, sin embargo, los buenos docentes son determinantes. Diversos estudios internacionales demuestran lo evidente: la calidad del aprendizaje depende en amplia medida de la calidad de la enseñanza. De hecho, los sistemas que logran una educación de calidad con inclusión han apostado a fortalecer a los docentes como el principal motor de la mejora”.

    El segundo: infraestructura

    “Actualmente, cerca de la mitad de la población argentina no tiene acceso a servicios cloacales y más de 15% no accede a la red de agua potable en sus hogares. El desbalance energético alcanzó un récord histórico de más de US$ 6.000 millones, y los subsidios al transporte y la energía ascienden a alrededor de 5% del producto. Una de cada 10 llamadas de telefonía móvil no puede ser completada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la velocidad de la banda ancha de Internet es casi 40% más lenta que en países líderes de América latina”.
    “En la próxima década, la Argentina enfrenta un desafío de magnitud histórica: cerrar la brecha de infraestructura. Redes de transporte deficientes, una situación crítica en el sector energético, una cobertura deficiente de servicios de agua y sanidad y un sistema de telecomunicaciones ineficiente demandan una estrategia decidida de reforma e inversión masiva en el sector”.

    El tercero: primera infancia

    “Entendida como la etapa que abarca entre el embarazo y los primeros cuatro años de vida, es un período crucial para el desarrollo físico, intelectual y emocional de las personas. Se trata, por lo tanto, de una franja etaria fundamental para el futuro del país, más aún si se considera que en la Argentina la pobreza está infantilizada. En efecto, 26,2% de los niños de entre 0 y 4 años están en situación de pobreza, frente al 10,8% de la población total”.
    “Las condiciones de vida precarias atentan contra el buen desarrollo de los más pequeños y suponen una hipoteca inadmisible. Es necesario contar con políticas públicas que limiten la transmisión intergeneracional de la pobreza y sienten las bases para una sociedad más integrada”.

    El cuarto: calidad institucional

    “En vez de discutir si necesitamos presidentes débiles o fuertes, tenemos que asumir que necesitamos instituciones fuertes. Y las instituciones fuertes son aquellas que dan respaldo político a la acción de Gobierno, que reparten el poder adecuadamente y que limitan el arbitrio de los oficialismos. En la Argentina tendemos a tener oficialismos que actúan unilateralmente y concentran cargos. Y oposiciones que esperan errores y cuando pueden bloquean”.
    “La debilidad institucional no es un problema abstracto, tiene resultados concretos. Los Gobiernos solamente llegan hasta donde sus capacidades institucionales les permiten intervenir. Las instituciones débiles producen políticas públicas insuficientes o efímeras. Desafíos prioritarios como la protección de las niñas y los niños más pequeños, mejorar la calidad de la educación y construir una infraestructura productiva robusta exceden las capacidades de gobierno que ofrecen las rutinas políticas vigentes”.