Por Mauro Maciel
La falta de confianza en la economía es otro de los aspectos al que apelan los auditores, al referirse a la delgadez del mercado financiero vernáculo y la falta de seducción de las empresas locales en el rubro Fusiones y Adquisiciones (M&A, Mergers and Acquisitions, por sus siglas en inglés). Ambos reflejan indicadores de bajo entusiasmo para los inversores que usualmente están a la búsqueda de oportunidades de negocios.
Transcurrido el primer año desde la puesta en marcha de la Ley N° 26.831, más conocida como la nueva Ley de Mercado de Capitales, hay un punto de concomitancia en el que la gran mayoría de los profesionales de auditoría tienen una mirada muy parecida. Se trata de la regulación que, por un lado, obliga a las firmas auditoras a rotar en el plazo de tres años y, por otra parte, declara la incompatibilidad de prestar en simultáneo otro servicio, como puede ser el de consultoría. Medidas de esta naturaleza, coinciden los profesionales, conspiran contra la calidad de la información contable de las empresas, que es el objetivo final de la auditoría.
En lo que compete a las firmas profesionales, hubo una interpretación de aplicación prospectiva en torno a la ley, de tal modo que sus efectos, si finalmente se terminan aplicando como están expresados en el texto, se verán a partir del año 2017. Es decir, que desde la forma de operación de las firmas auditoras y la relación con los clientes, no ha habido cambios sustanciales en 2014. En cambio, más bien existe por parte de las empresas la voluntad de elegir a su auditor y no someterse a una imposición de cambio, tal como obliga la reglamentación actual.
Del lado de las firmas, cuestionan que la medida atenta contra los plazos de amortización que implican el proceso de aprendizaje y conocimiento de una industria o negocio de características complejas, los sistemas, la cultura y el código de ética de las empresas, necesarios para ser usados en beneficios de la calidad de la información.
Un mercado de capitales débil
Hay factores diversos que pueden explicar la debilidad del mercado de capitales financieros en la Argentina. La macroeconomía local, la falta de confianza y quizá también existan aspectos de naturaleza cultural, donde el uso del mercado de capitales como resguardo de ahorro o de inversión, tal vez por falta de conocimiento o de información, no aparece entre las primeras alternativas financieras de los argentinos. Sí lo es su utilización como herramienta de tipo especulativo.
YPF es un caso aislado, entre las compañías del mercado local, que actúa como una aspiradora, en medio de un apetito inversor bajo o moderado y las posibilidades de la Anses de colocación de excedentes de fondos. En mercados más desarrollados, el mercado de capitales representa un protagonista importante en el financiamiento de la actividad económica, incluso en la región Latinoamérica, donde la versión local figura detrás de Brasil, México, Chile y Colombia, y en niveles similares a Perú. Es allí donde una ley puede aportar, desde la promoción de nuevos incentivos, aun cuando la solución carezca de resultados positivos inmediatos.
Fusiones y adquisiciones a la baja
Existe en el mundo de las inversiones una línea que separa a la atracción del riesgo, y que convierte a los jugadores en actores audaces o conservadores, según el caso. En el mercado argentino, el trazo de la línea divisoria ha incrementado su grosor en los últimos años, a partir de ciertas medidas macroeconómicas que determinan los ánimos de negocios.
La situación de la deuda pública, el conflicto con los holdouts, la apertura hacia el mercado de capitales, la estabilidad jurídica son factores determinantes en la toma de decisiones, que se refleja en los montos de las operaciones en el rubro M&A, donde desde el año 2012 cayeron desde los U$S 10.000 millones por debajo de los U$S 3.000 millones, e igualaron a los valores registrados entre 2003 y 2005.
Pero hay un atenuante para nada menor en el que coinciden los expertos: la Argentina, sin embargo, es un país que ofrece buenas oportunidades. La hipótesis se sostiene a partir del valor de mercado que hoy tienen sus empresas, y que se considera muy por debajo de su valuación real. La brecha entre ambas cotizaciones está marcada por el riesgo que el inversor esté dispuesto a asumir. Dicho en otros términos, la Argentina es un mercado apetecible potencialmente que necesita transformar esa potencialidad en la realidad concreta.
Las entidades financieras, compañías de alimentos y el sector minero son algunas de las industrias que ofrecen ventajas competitivas. Además, existe una necesidad inmensa de inversiones en infraestructura, ferrocarriles, carreteras, energía, que significan un servicio para la sociedad y oportunidades para cualquier inversor.
El panorama ofrece un escenario demasiado similar para este 2015, donde lo más aconsejable parece ser conservar la ansiedad en medio de un año electoral con altas probabilidades de fin de ciclo. Aunque siempre están los jugadores audaces dispuestos a tomar riesgos y a comprar activos baratos con el afán de hacer una diferencia en algunos años.
*El informe fue elaborado íntegramente por Mauro Maciel.
PwC
Servicios complementarios con alto valor agregado
Si bien es cierto que la nueva Ley de Mercado de Capitales no tiene consecuencias directas sobre el trabajo de auditoría, existen en la misma regulación efectos sobre el plazo de rotación de las firmas, donde el término de tres años resulta demasiado breve para llevar a la práctica un desarrollo consistente por parte de las firmas auditoras, a lo que se suma la incompatibilidad de servicios.
Santiago Mignone
“Si la auditoría sirve para la calidad de la información, vemos que medidas de este tipo conspiran contra el objetivo final de la auditoría”, señala Santiago Mignone, socio a cargo de la práctica de Auditoría de PwC Argentina.
La principal imposición que tiene la norma es la rotación obligatoria cada tres años y una rotación de un equipo de trabajo cada dos años, cuyos argumentos se desconocen, ni hay al respecto experiencias favorables. “Hay algunos antecedentes donde se aplicó y se volvió atrás con la reglamentación porque, en la práctica al menos, no existía un beneficio demostrable”. Algunos países, sin embargo, existen plazos de rotación aunque mucho más extensos, como Italia que tiene nueve años, mientras que la Comunidad Europea habla de plazos entre 10 y 20 años.
“Lo que vemos es que tiene muchos efectos nocivos, sobre todo en lo que hace al conocimiento del cliente, inversión para poder auditar en forma apropiada y de implementación, sin duda”, introduce Martín Barbafina, socio responsable de Mercado de Capitales en PwC Argentina. “Además, aun cuando uno pueda ser el auditor, existe un impedimento de poder prestar otro tipo de servicios, por ejemplo de consultoría. Sin dudas, esa es hoy una preocupación en las compañías, y también en las firmas y en la profesión”.
Cuando se inicia una auditoría en una empresa, sobre todo empresas complejas, se necesita entre uno y dos años de aprendizaje para adaptarse a las características de la empresa, sus sistemas, su forma de trabajar, su código de ética. Toda una serie de cuestiones que luego se precisan años para amortizar ese conocimiento y usarlo en beneficio de la calidad de la información, que es lo que en teoría se protege en una auditoría. “En plazos excesivamente cortos uno tiende a pensar que se conspira contra la calidad de la auditoría porque en realidad cuando te estás acomodado, te tenés que ir”, aporta Mignone.
–El mercado de capitales ha tenido en 2014 una actividad moderada, pero además es un mercado chico dentro de la región. ¿A qué se debe?
–MB: No creo que sea consecuencia de la nueva Ley de Mercado de Capitales, sino que hay factores diversos. El primero es macroeconómico, el segundo es de confianza y sumaría un aspecto cultural. En nuestra cultura no existe la utilización del mercado de capitales como resguardo de ahorro o de inversión. Y una cosa que también daña el mercado de capitales es su uso como herramienta de tipo especulativo para otro propósito. Es decir, que no funciona como en otros mercados más desarrollados, donde es protagonista en el financiamiento de la actividad económica.
Martín Barbafina
–En 2014 hubo un retroceso en el rubro de (M&A) fusiones y adquisiciones en el mercado local.
–MB: también tiene una lectura macroeconómica. Tiene que ver con la coyuntura del país, la situación de deuda pública, la apertura hacia el mercado de capitales, la estabilidad jurídica. La Argentina tiene buenas oportunidades, hay un entendimiento de que el valor de las compañías argentinas está por debajo su valuación real y tiene que ver un poco con el modelo económico adoptado por nuestro Gobierno.
En un modelo económico con restricciones hacer negocios no es fácil. Igual, sigue siendo un país rico en oportunidades asociadas con cosas que al mundo le falta.
–¿En qué rubros hay elementos atractivos para invertir?
–SM: Hay ventajas competitivas en las entidades financieras, en alimentos, minería. Hay una necesidad inmensa de inversión en infraestructura, ferrocarriles, carreteras, energía. El país las necesita y en el mundo el dinero está barato.
–¿Hay una expectativa de mejoras para 2015 en el rubro M&A?
–SM: Puede haber un jugador que quiera sacar ventaja pero no desde el punto de vista racional. El inversor que toma riesgos se va a encontrar con activos baratos para vender dos años después y difícilmente sea una inversión sostenible. Pero para los inversores más racionales o conservadores, 2015 va a ser un año parecido a 2014.
–Donde sí hubo fusiones fue dentro del rubro de auditoría.
–MB: Más que fusiones, lo que tratamos como firma es diversificar nuestro porfolio de servicios. Buscamos servicios de consultoría complementarios de alto valor agregado. En nuestro caso particular, este año materializamos la compra de Booz & Company y el objetivo fue incluir servicios que estén por fuera de nuestro negocio core que es el que más se comoditiza. El negocio de auditoría genera alrededor de 50% de la facturación y es un negocio al que le vemos crecimiento vegetativo.
EY
Faltan incentivos a la inversión extranjera
Eduardo Coduri, Managing Partner de la firma en la Argentina, remarca la falta de consenso con actores claves como uno de los aspectos que no han contribuido a atraer la inversión. A ello se suman regulaciones tales como el control y la injerencia en empresas.
Eduardo Coduri
“Entendemos que el propósito de una ley de mercado de capitales es justamente la atracción, retención y fomento del movimiento de los capitales financieros, que ayude a incentivar especialmente a la inversión extranjera”, dice Eduardo Coduri, Managing Partner de EY Argentina, acerca del primer año de la nueva Ley de Mercado de Capitales que entró en vigor en agosto de 2013. “Basado en el nivel de actividad que existe en el mercado de capitales, no vemos que se hayan implementado mecanismos para favorecer la inversión en los mercados”, sostiene.
“Asimismo, para nuestro negocio, el proyecto de rotación mandatoria de auditores que propone la ley no contribuye a la mejora en la auditoria de las empresas sino, por el contrario, reduce el nivel de conocimiento de parte del auditor sobre el negocio de sus clientes. De esta forma se afecta a la calidad de la auditoría y a la confiabilidad de la información financiera”.
–¿Cuál es la explicación sobre este punto de rotación mandatoria?
–Nosotros entendemos que no debe existir rotación mandatoria y que la mejor forma de asegurar la calidad del trabajo del auditor es a través de las regulaciones que existen para la profesión y los controles de los organismos de fiscalización de las empresas.
–La Argentina retrocedió en el rubro fusiones y adquisiciones el último año, ¿por qué?
–Si bien la cantidad de transacciones fueron menores durante los últimos años, estamos viendo que en determinados sectores, y teniendo en cuenta que la valuación de las empresas argentinas hoy pueden ser una oportunidad a futuro, están realizando compras estratégicas para el mediano plazo.
Las perspectivas para 2015 son similares al de este año pero somos muy optimistas en el mediano plazo. En la medida que no se promueva un escenario de estabilidad jurídica con reglas claras, se abra el flujo de fondos con el exterior y se mejoren las condiciones ofrecidas a los inversores, el rubro de M&A va a seguir debilitado.
–El negocio de auditoría ya no representa el pilar fundamental, sino que en igual protagonismo aparecen la consultoría y cuestiones impositivas. ¿Cuáles son las razones que produjeron dicho cambio?
–El negocio de auditoría sigue siendo muy importante y aún representa alrededor de la mitad de nuestros ingresos. Sin embargo, la presión fiscal, las regulaciones aduaneras y cambiarias y las constantes modificaciones en la legislación que afecta a las empresas hacen que hoy el área de impuestos tenga niveles de crecimiento muy significativos tanto en el negocio tradicional de cumplimiento fiscal como en los temas de asesoramiento impositivo, precios de transferencia, temas aduaneros, cambiarios y el negocio de litigios, acompañando a nuestros clientes en la defensa ante reclamos en las instancias administrativas y también judiciales.
En el negocio de consultoría también hay una expansión no solo de las áreas más tradicionales como mejora de procesos en todas las áreas de las empresas y servicios vinculados al riesgo de los negocios sino de otras como logística, IT, recursos humanos, prevención e identificación de fraudes y las áreas comerciales entre otras. Para poder ofrecer estos servicios con el mayor nivel de calidad, hemos incorporado nuevos perfiles de profesionales que ya no son mayoritariamente contadores o licenciados en administración sino que cada vez tenemos más ingenieros, analistas de sistemas, licenciados en economía y otras carreras humanísticas. La conformación de equipos multidisciplinarios genera un mayor valor agregado para nuestros clientes.
–¿Cuáles son las expectativas en el negocio de la auditoría para 2015?
–El negocio de auditoría continuará creciendo por la necesidad de las empresas de transparentar su gestión y su información, además de tener acceso al crédito y el control de los organismos de fiscalización.
En particular, hay dos líneas con crecimiento muy significativo, que son la seguridad tecnológica y la práctica de prevención e identificación fraudes. Un sector muy importante para nuestra firma es el mercado de empresas emergentes, las familiares y el segmento de los emprendedores. Nuestra firma ha decidido darle un enfoque prioritario a estas empresas que serán las grandes compañías del mediano y largo plazo. De hecho, nuestro premio Entrepreneur of the Year tiene como objetivo reconocer y premiar a los grandes emprendedores del país en sus distintas etapas de crecimiento.