Certidumbre no muy alentadora

    La OPEP ha ratificado su política de no reducir la producción (aunque la demanda global es menor por desaceleración de las economías asiáticas y europeas y mayor producción de shale oil en la estadounidense).

    El informe anual que acaba de publicar el Banco Mundial refleja el momento que se vive: hubo menor crecimiento global al esperado para 2014 (2,6% contra 2,5% en 2013); recuperación en Estados Unidos; estancamiento en Europa y Japón; leve retroceso en China.

    Incide en la nueva realidad los bajos precios de los productos básicos; débil comercio internacional y bajísimas tasas de interés.

    La notable caída en el precio del petróleo dará alivio a las economías importadoras que verán reducida su factura energética. En cambio, golpeará a los exportadores con repercusiones regionales (Rusia en su zona de influencia y Venezuela en el Caribe).

    Se estima que la economía mundial puede crecer 3% durante este nuevo año.

    Otra vez: lo que ocurra en el frente petrolero puede cambiar todos los cálculos. La tesis de la OPEP es que su nueva e inflexible política de no aumentar los precios, es para mantener el market share que existe en el abastecimiento mundial y también para castigar a productores independientes que siguieron aumentando la extracción cuando la demanda comenzó a ser menor.

    En verdad, en la esencia de la estrategia de la OPEP está confirmar si es cierta la tesis de que a estos precios es imposible la extracción de shale oil & gas, porque los costos serían imposibles de soportar. El argumento contrario es que los productores marginales cesarán todo emprendimiento, pero que los eficientes –sostienen en Estados Unidos– seguirán su ritmo productivo.

    Lo que sí es cierto es que, en todo el mundo, y en todo tipo de yacimientos, hay una importante parálisis de inversiones. Es la política de observar y esperar en pleno apogeo. Mientras tanto, los tradicionales grandes consumidores como China, India y otros países asiáticos y europeos, aprovechan el bajo precio para armar o reforzar sus reservas estratégicas.

    En el plano local

    La expectativa de los autores de Anatomía de la Nación, el tradicional producto anual de Mercado –que aparecerá en la próxima edición de febrero– en cuanto a nuestro país, es que es evidente que los ajustes anunciados en materia de transferencias al sector privado (subsidios) e, incluso, el no pago del cupón PIB (rentas de la propiedad) en diciembre 2014, se quedaron muy cortos en términos del ajuste fiscal necesario para superar el desequilibrio creciente entre ingresos y gastos.
    En 2014 los recursos genuinos (sin considerar giro de utilidades del BCRA y uso del ANSES de recursos del FGS del SIPA) del SPNNF totalizaron $896.250 millones, incrementándose 36% anual. En tanto, los recursos totales (incluyen utilidades BCRA y uso por parte del ANSES de recursos del FGS del SIPA) totalizaron $1.018.238 millones, incrementándose 41,8% anual.

    En la vereda de enfrente, el gasto primario (corriente y de capital sin considerar intereses de la deuda) alcanzó unos $ 1.060.000 millones durante 2014, experimentando una variación nominal de 43% anual. El rubro corriente experimentó una variación nominal de 43%, explicando 87% del incremento absoluto correspondiente al total. En tanto, el gasto primario de capital promedió un alza interanual de 46% nominal.

    De modo que los ajustes anunciados a principios del año pasado sobre los esquemas de subsidios al gas y la electricidad ni siquiera alcanzaron a compensar el salto que supuso la devaluación nominal del peso sobre el costo en pesos del gas y el combustible importado (generación térmica de energía eléctrica).

    Para 2015 la perspectiva es que el sesgo expansivo de la política fiscal local se sostenga por décimo año consecutivo. Es decir, habremos acumulado una década completa e ininterrumpida de impulso fiscal de la demanda interna, con todo lo esclarecedor que eso resulta respecto de los procesos inflacionario, de atraso cambiario y de desequilibrio de la balanza de pagos en curso. Es decir, el rol central que ese sesgo expansivo tiene desde el punto de vista de las causas últimas del proceso de deterioro macroeconómico local.

    La desaceleración será mayor por el lado de los ingresos, dado el mal desempeño de la economía real y el impacto que los menores precios de exportación implicarán desde el punto de vista de los Derechos de Exportación.