Nadie podría acusar de incoherencia al gobierno nacional. La mayoría de los analistas decía –durante la primera mitad del año pasado– que era urgente y necesario corregir el rumbo. Por el contrario se persistió en el derrotero a pesar de las predicciones. Tres cuartas partes del año pasado transcurrieron de ese modo. El oficialismo en tono triunfalista, los opositores en coro apocalíptico.
Lo cierto es que hasta octubre, no fue un año con noticias espectaculares o resonantes en el ámbito de los negocios en nuestro país. Empresas y empresarios parecieron enfocados en entender los acontecimientos locales, las claves y señales del proceso electoral, antes y después de los comicios. Todo el mundo a la expectativa.
Pero entonces hubo un cambio importante en el escenario. Los comicios de renovación parlamentaria de octubre supusieron una derrota oficialista imposible de esconder, a lo que se sumó la incertidumbre derivada del estado de salud presidencial.
Entonces hubo cambios. Tal vez epidérmicos, pero que descomprimieron. Como la salida de Guillermo Moreno o el derroche de energía del nuevo jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.
Ese clima más distendido y esa apariencia de transformaciones significativas apuntaba a un fin de año más tranquilo –aunque las rebeldías policiales generalizadas opacaron ese objetivo–. En todo caso, no hubo ningún cambio relevante en el plano económico, excepto la intención de gestionar de modo más eficiente los grandes capítulos pendientes de la economía.
¿Será 2014 un año más difícil para todos los argentinos?
El nuevo escenario
Hay nuevas realidades que enfrentar. China ha dejado de crecer a las tasas de dos dígitos a que nos tenía acostumbrados y por tanto su requerimiento de productos básicos es menor, y por ende se resiente el precio de los commodities.
Estados Unidos sorprendió. El shale oil y gas le ha dado otra vitalidad y un renacer de industrias como la petroquímica que permiten crear nuevas fuentes de trabajo. Su economía está mejor de lo que se imaginaba, con lo cual es altamente probable que cambie su política de seguir inyectando dinero en el mercado. Los tiempos de dólar barato y bajos intereses pueden estar en proceso de desaparición.
Europa sigue atascada en su crisis, pero aguantando más de lo previsto. Los emergentes tropiezan con dificultades. La idea de que ellos eran su propia locomotora ha demostrado ser una falacia.
En nuestro país fue evidente la aceleración de la devaluación del dólar oficial y los esfuerzos para acercarlo al blue. La decisión de recargar en 35% los gastos con tarjeta en el exterior profundizó la defensa de las divisas con que se cuentan.
Aunque con poco que mostrar. Como lo reveló el adelanto del análisis de coyuntura del IAE, “el Banco Central tiene más títulos públicos que reservas en su activo, en un contexto de baja perspectiva de exportación e importaciones en alza”. A mediados de diciembre pasado, las reservas del Central eran de U$S 31.000 millones.
En definitiva, en esta tradicional edición del mes de febrero, Anatomía de la Nación, repite su intención: un verdadero anuario estadístico sobre la economía argentina tanto en el análisis de los doce meses pasados, como en avizorar lo que vendrá en los próximos doce meses.
Este valioso documento se ha organizado, para facilitar la comprensión del lector, en ocho grandes capítulos que permiten, gracias a tal agrupamiento, una sistematización rigurosa de la información presentada y una fácil comprensión de los materiales.
Ellos son: Economía internacional; Política Fiscal; Política Monetaria y Cambiaria; Sector Externo; Nivel de actividad local; Mercado Monetario y Financiero; Mercado laboral y Variables sociales; y Perspectivas 2014.