Lo que de verdad le importa al mundo

    El entendimiento de los grandes debates que se suceden en el planeta y de las fuerzas opuestas que se disputan la preeminencia de determinadas soluciones es vital para el crecimiento y la supervivencia una potencia mediana como la nuestra, sin mayor capacidad de gravitación en la geopolítica mundial y que pugna por establecer un camino viable.

    En este sendero de entendimiento, Mercado encontró un compañero de ruta. Con las mismas inquietudes, pero con más herramientas para analizar este escenario, hemos contado con la valiosa colaboración de “Crear, Fundación para el Autodesarollo”, una entidad sin fines de lucro que desde años nuclea a profesionales y empresarios y aborda el tratamiento de políticas públicas realizando aportes para quienes deben definirlas. Este aporte no es un recetario de soluciones fáciles. Es, en cambio, un diagnóstico preciso, elaborado, que sienta las bases para una discusión positiva que debe ser el corolario natural de esta presentación.

    Al igual que Mercado, Crear tiene la firme convicción de que es preciso elevar el nivel del debate nacional y la comprensión del mundo en el que estamos insertos.

    De común acuerdo, se han definido seis temas –sin que se pretenda agotar el temario– que revisten estratégica importancia para la Argentina. Lo que sigue es el aporte a este debate a fondo que nos debemos los argentinos.

    No hay intención de desconocer la indelegable responsabilidad del Estado en estas cuestiones. La meta es contribuir a generar marcos adecuados en los que se puedan debatir, intercambiar opiniones y conocimientos y, en definitiva, servir de base para formulación de las estrategias y sus instrumentos en los temas que nos atrevemos a calificar como esenciales para determinar el futuro de nuestra sociedad.

    A grandes rasgos, la fundación que preside Horacio Losoviz, aborda en este ensayo grandes capítulos como Educación, Energía, Alimentos, Políticas Industriales, Nueva Geopolítica Mundial y Sistemas Sociales vinculados a las nuevas características demográficas, por el envejecimiento relativo de la población.

    Tema central en el debate mundial

    El complejo escenario de alimentos y población

    Las ideas sobre las que con más intensidad se confronta son: fuerte incremento de las poblaciones con incorporación de importante cantidad de habitantes al consumo, cambiando sus hábitos tradicionales. La necesidad de preservar el medio ambiente y los recursos naturales. La producción de biocombustibles que reduce la disponibilidad de alimentos.

    Por Horacio Losoviz (*)


    Horacio Losoviz

    Preocupación creciente, en particular en los países desarrollados, por las características de los alimentos que deben ser “sanos” a juicio de los consumidores, y también el cambio en los hábitos de consumo donde, por diversas razones, cada vez se producen más alimentos listos para su consumo inmediato en bandejas y envases de diverso tipo.
    La Argentina no puede ser ajena a este debate. Su peso en la producción de alimentos la obliga a prepararse para los cambios que se están produciendo.
    Veamos las características de esas transformaciones.
    Las cifras fundamentales del crecimiento de la población y sus características son:
    La población mundial se triplicó en los últimos 70 años del siglo 20 hasta llegar a los 7.080 millones de habitantes en el 2012, con una tasa de crecimiento que no merma. Se prevé que en el año 2030, la suma total rondará los 8.250 millones y que en el año 2050 será de 10.280 millones.
    Ante esta realidad la pregunta es: ¿cómo se alimentará la población mundial atendiendo que solo 10,7% de la tierra es cultivable (cifra cuestionada por algunos expertos como veremos más adelante) y que el agua dulce es muy escasa (estimación de FAO-BM). En el último siglo, el consumo de agua se multiplicó por seis y duplicó la tasa de crecimiento de la población. A medida que aumenta la población se demanda más agua, alimentos, energía y se pone en peligro el medio ambiente y la sustentabilidad de la economía.
    El mundo se encuentra ante un verdadero problema, el crecimiento de la población hoy es de unos 84 millones por año, la concentración en las ciudades continúa por la emigración de las zonas rurales. Ante esa realidad los alimentos no llegan a todos.

    • Un tercio de la población mundial carece de seguridad alimentaria.

    • Según estimaciones más de 10% de la población mundial, 710 millones de personas, sufren de desnutrición crónica, en un mundo en que 70% de las especies de peces está amenazada. La cosecha mundial se estima que crece a 1% por año y la población a razón de 1,2% por año, mientras disminuyen las áreas cultivables.

    Un tema a debatir es la real dimensión de las tierras cultivables a la luz de las nuevas tecnologías. Existen visiones diversas, ya que en algunos casos influyen “criterios de defensa ambiental” que eliminan áreas, por ejemplo, con riqueza forestal. También es necesario definir áreas con la posibilidad de doble cosecha, alternativas de pastoreo, etc.
    Es importante tener en cuenta, según estimaciones confiables que solo 15 especies de cultivos proporcionan 90% de los alimentos. El trigo, el arroz y el maíz son el alimento básico de 66% de la población, a su vez, estos granos se caracterizan por participar muy poco en el comercio mundial.

    Biocombustibles

    Otro aspecto importante a considerar y debatir es en qué medida los biocombustibles son una restricción para cubrir las necesidades alimentarias del mundo.

    El director general de la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) manifestó que la producción de biocombustibles resta anualmente 100 millones de toneladas de cereales a las necesidades alimentarias del mundo. Debe tenerse en cuenta que al lograrse incrementos en la cosecha se destinará un volumen mucho mayor a la producción de biocombustibles, algo que volverá a afectar a las necesidades alimentarias mundiales a la espera de que se hagan efectivas las nuevas políticas agroalimentarias en los países en vía de desarrollo.
    También debe considerarse que, si bien la producción de cereales del año pasado había alcanzado un récord histórico, debe vincularse a ello el aumento de la producción de biocombustibles.
    Es importante mencionar que los biocombustibles han tenido el desarrollo más importante en los últimos cinco años. La UE fijó una meta de 5,7% de participación en la canasta de líquidos para 2010. En el caso del bioetanol (versus nafta) y del biodiésel (versus gas oil). Un objetivo en la UE es llegar a tener una participación de bios en la matriz de líquidos de 20% en 2025, pero hoy día esa meta parece inalcanzable. EE.UU. es el mayor productor de bioetanol con base en maíz y Brasil es el principal productor en base a caña de azúcar. De todos modos la importancia de los bio en la MEP difícilmente crezca de modo relevante. Resulta muy importante observar estas estimaciones: si 100% del aceite producido en el planeta se dedicara a biodiésel, solo reemplazaría 7% de la demanda mundial, y si todo el maíz y el azúcar producido en el planeta se dedicara a bioetanol, cubriría 20% del consumo de nafta total. Los subsidios gubernamentales para apoyar al biodiésel, en el mundo, sumaron para 2009 unos US$ 57.000 millones. A la luz de los comentarios realizados, es indispensable analizar este tema y ver perspectivas y razonabilidad de este enfoque.

    Alimentos listos para consumir

    A pesar de las dificultades existentes en algunos segmentos del mercado, los lanzamientos de comidas preparadas parecen continuar imbatibles en razón de la permanente demanda de soluciones convenientes para consumidores cada vez más apremiados por el tiempo.
    Innova Market Insights registró numerosos lanzamientos de comidas preparadas a mediados de la década pasada en todo el mundo y, transcurridos escasos años de relativa estabilidad, los números están indicando otra vez una tendencia alcista. No obstante, la consultora adopta una definición muy amplia del mercado, que incluye no solo comidas listas para consumir, platos principales/centrales, kits de comidas y pizza, sino también pastas y fideos simples y preparados, comidas basadas en papas, ensaladas preparadas, arroz, sandwiches y otros componentes de comidas (principalmente, granos).
    La conveniencia fue el factor clave que ha impulsado el desarrollo de comidas listas para consumir y preparadas, ya que los consumidores (que cuentan cada vez con menos tiempo) buscan opciones rápidas y fáciles, con perfiles sensoriales y nutricionales aceptables. Los consumidores procuran recibir beneficios adicionales, como la portabilidad y pertinencia para el consumo tanto en el hogar como en movimiento. También la mayor presencia de microondas en hogares y oficinas alentó este desarrollo a igual que, actualmente, muchas personas viven solas.
    Un área clave de crecimiento es el relativamente bien desarrollado mercado de comidas congeladas y enfriadas. Francia es un ejemplo de este fenómeno, que se extiende hoy vigorosamente en los últimos años, en diversos países. Las comidas que se presentan en cajas individuales, y que suelen incluir tenedores y otros implementos. De una docena de productos en 2009, aumentó a más de 150 en 2011.

    Salud vinculada a los alimentos.

    Es también un área que concita fuerte interés en cuanto a las reivindicaciones. Más de un tercio de los lanzamientos identificados por Innova Market Insights en 2012, utilizaron algún tipo de reivindicaciones, especialmente, asociadas a la salud pasiva (productos “reducidos en calorías”, “naturales”, “orgánicos”, entre otros) y a la salud activa (productos “fortificados con vitaminas y minerales”, para “el control del peso”, para “la salud cardiovascular”, por ejemplo.)
    Estos lanzamientos alcanzan un porcentaje cercano a 60% en Estados Unidos, y cifras cercanas en los demás países desarrollados. Los productos posicionados en plataformas asociadas con un bajo contenido de calorías o grasas o con la gestión del peso, representaron 6% de los lanzamientos globales de comidas listas para consumir registrados en 2012, siendo las más populares las reivindicaciones asociadas con el bajo contenido de grasas, utilizadas en 5% de los productos.
    El mercado de las comidas listas para consumir parece preparado para crecer. Si bien Estados Unidos y Europa dominan este mercado a escala global, los lanzamientos de comidas preparadas parecen continuar imbatibles en razón de la permanente demanda de soluciones convenientes para consumidores cada vez más apremiados por el tiempo a escala mundial.
    El Sudeste asiático es la región de más rápido crecimiento, donde la tradicional preferencia por las elaboradas comidas caseras ha comenzado a verse debilitada por los crecientes niveles de ingresos, el aumento de las ventas de refrigeradores y de hornos microondas, la rápida penetración de modernos formatos minoristas típicos del estilo de vida occidental, además de la creciente popularidad y disponibilidad de alimentos procesados de modo conveniente.

    Transgénicos

    Vinculado al punto anterior, un aspecto a considerar es el rechazo o prevención de consumidores, a aquellos productos provenientes de semillas transgénicas. En muchos envases se destaca que no pudo comprobarse el origen de ese producto. Resulta importante para nosotros evaluar la sustentabilidad de esta manifestación, y conocer los parámetros que permitan su debate.
    Para tomar conciencia de lo que estamos planteando, veamos la importancia que tienen hoy los productos listos para consumir, y dentro de estos “los saludables”. Veamos algunas cifras.
    En los países miembros de la Comunidad Europea en el año 2011, se consumieron € 67.000 millones; de ese total 22.000 millones fueron orgánicos – saludables.
    En los países del Golfo en el año 2012 se importaron US$ 450 millones, con un crecimiento interanual superior a 25%.
    En China las importaciones de alimentos elaborados superó los US$ 1.000 millones el último año, con un crecimiento interanual superior a 15%.
    Con lo planteado hasta aquí, tratamos de describir en forma sintética temas importantes que se discuten hoy en el mundo. Creemos que una acertada evaluación de los mismos, permitiría definir una correcta estrategia productiva de nuestro país, en un sector fundamental de nuestra economía. Una correcta visión de los mercados internacionales es indispensable para su crecimiento.

    (*) Economista. Fue presidente del Directorio de Empresas Públicas. Fue presidente de Iveco y de Indra. Dirige Fundación Crear.

    Definir el escenario de la transición

    El desafío implícito en la agenda global de energía

    El mundo está en los comienzos de una nueva “transición” que, hacia 2040/2050, habrá de registrar un cambio drástico en el mix que compone la matriz energética primaria (MEP). Los signos son claros, en lo que va del siglo 21 y acentuándose, se han acumulado problemas que son propios del fin de una era y el comienzo de otra y dan lugar a la agenda actual.

    Por Miguel Cuervo (*)


    Miguel Cuervo

    Una agenda en la que figuran el nivel y la variabilidad de los precios de los componentes de la MEP y su incidencia en la disponibilidad de capital de riesgo y en la inversión; el cambio climático y el ambiente; la vinculación con la incorporación de las energías renovables al mix de producto y los precios relativos de los combustibles fósiles y los renovables; el rol del impuesto al carbono en este punto; la disponibilidad de energéticos en cantidad y precios que no solo no sean un obstáculo para el crecimiento, sino que aporten al desarrollo del mundo de los países emergentes.
    El mundo debe prepararse para trabajar con todas las energías disponibles, avanzando en la medida que sea posible hacia un mayor peso de las energías renovables y esto no es tarea sencilla. La historia y el presente así lo indican.

    Mirando el 2050

    Los temas críticos de la administración de la energía a escala mundial en el largo plazo, según el consenso de los organismos y expertos del sector (Cf. Consejo Mundial de la Energía – WEC; Departamento de Energía de los EE.UU. – DOE; Agencia Internacional de Energía – IEA, OECD; ExxonMobile Corp, USA; British Petroleum, UK; Vaclav Smil, Distinguished Professor Emeritus, University of Manitoba, Canada e IHS Cambridge Energy Research Associates – IHS CERA, USA) consisten en contar con una oferta de energía asegurada, confiable, accesible, limpia y equitativa. Estos temas plantean desafíos complejos para la humanidad. En sí misma, la definición de la agenda global de la energía lleva al contraste entre los temas del corto plazo y los que definen los caminos del largo plazo.
    El foco de esta nota está en el largo plazo, es decir la definición del escenario de la “transición” en los problemas de la energía y la exposición de los temas que ocupan el debate estructural sobre el mercado de combustibles y la energía. La “transición” no implica cambios rápidos y drásticos de una situación real a otra, sino un proceso que se despliega en el tiempo y que va diversificando los componentes de la oferta de energía.
    Seleccionar los “temas globales de la energía” a comienzos del siglo 21 implica considerar la oferta de energéticos y la relación con las necesidades crecientes de la sociedad, así como el caso de la eficiencia energética, el ahorro de energía y otros temas del lado de la demanda. No obstante, en este artículo solo se plantearán los temas del lado de la oferta.
    El análisis se apoya en dos factores. El primero es la preocupación que genera la relación entre la matriz de energía primaria, la generación de energía y el cambio climático. El segundo consiste en la incógnita de si el mix actual de la energía, la composición de la energía primaria, es compatible con una política de crecimiento global y será capaz de satisfacer el aumento de la demanda de energía en el mundo de los países emergentes.

    La “Transición” en el siglo 21

    La “transición” ha sido el sendero por el que ha venido transitando la evolución de las energías. La biomasa (bosques, desechos) ha sido el energético primario dominante hasta los primeros años del siglo 20, siendo reemplazada por el carbón que llegó a ocupar 50% de la Matriz Energética Primaria (MEP). A mediados del siglo 20 otros energéticos completaron la MEP, primero y principalmente el petróleo, luego el gas, la hidroenergía y la nuclear; y a finales de la centuria se incorporaron los renovables, con la energía eólica y la solar fotovoltaica, dominando este último rubro.
    A comienzos del siglo 21 dos factores impulsaron el debate acerca del comienzo de una nueva “transición”.
    El primero es el papel del cambio climático y su relación con la energía y el uso de combustibles fósiles. La Unión Europea con su Sistema de Comercio de Emisiones de Carbono al 2020, el marco a 2013 y la hoja de ruta a 2050; EE.UU. con su sistema de regulaciones e incentivos para el uso de energías de bajo nivel de generación de carbono, con el objetivo que su parque de energía eléctrica funcione a partir de renovables en 80% para el año 2050; y China, el principal emisor singular actual de dióxido de carbono, asumiendo un papel pro renovables en su Doceavo Plan Quinquenal marcan el camino hacia un mundo compatible con el ambiente y la lucha contra el calentamiento global.
    El segundo factor es la aparición de los países emergentes en el crecimiento económico mundial y su peso en la demanda de energía. Hacia el año 2000 los países desarrollados (OECD) absorbían dos tercios de la oferta mundial de petróleo, y en 2011 los países en desarrollo tomaban la mitad de la demanda total. Además importa la necesidad de energía en el mundo en desarrollo, donde aún hoy 1.300 millones de personas no tienen acceso a fuentes modernas de energía. Se estima que en las próximas dos décadas, el aumento del nivel de vida en estos países reclamará 30% más de energía que la actual.
    La “transición” será larga y consecuencia de un conjunto sucesivos de etapas, pero ya ha comenzado la cuarta desde finales del siglo 19 y se estima que su conformación final tome hasta mediados del siglo 21. Después de todo, tomó 80 años para que el petróleo desplazara del liderazgo de los energéticos primarios al carbón en los EE.UU. (y en China aún es el primero).
    Los desafíos que plantea la “transición” en el siglo 21 comienzan por posicionar adecuadamente el papel de los renovables en la MEP mundial. Sin duda el reclamo de la sociedad y la retórica de los Gobiernos se dirigen hacia la reducción del calentamiento global. Actualmente el foco está en lograr un mundo con solo dos grados centígrados más que los actuales hacia 2050 (el mundo 2GC) y para ello se reclama un mayor rol de los renovables. Sin embargo, la mayor “transición” en lo que va del siglo 21 fue el crecimiento del carbón en la MEP global, cuyo aumento fue el doble que el del gas natural, tres veces mayor que el del petróleo y 10 veces superior al aporte de los renovables y, además, recién comienza la explotación de los hidrocarburos no convencionales (shale y tight gas y petróleo), que cambiarán la oferta de energéticos en las próximas décadas.

    En torno a los precios

    Los precios de los combustibles son el desafío mayor para la definición del mix de energías. Las medidas de protección ambiental a partir de instrumentos de comando y control (regulaciones) deberán complementarse con medidas de mercado que ataquen las “fallas de mercado” y de las “políticas públicas”. La introducción de un impuesto a la contaminación (carbono) está en la frontera de las medidas ambientales que afectarán el precio de los energéticos de hidrocarburos fósiles. La discusión actual se da en el campo de la economía, la determinación de los precios relativos de los combustibles que emiten carbono a la atmósfera versus los renovables limpios.
    El papel de la innovación tecnológica, sea para la explotación eficiente del petróleo y el gas shale y tight, los yacimientos no convencionales o para la transformación del gas natural en un commodity global a través de la expansión eficiente del Gas Natural Licuado o para la obtención de combustibles líquidos más “limpios” a partir de convertir carbón, se espera que sea relevante recién a partir de 2030.
    El temor de llegar al “peak oil” (el momento en que se hubiera alcanzado la máxima tasa de extracción global de petróleo, luego del cual la tasa declina sostenidamente), que dominó la escena entre 2005 y 2009 ha pasado. La explotación de campos no convencionales de petróleo y gas, así como la tecnología disponible y crecientemente eficiente para explotar hidrocarburos en el Ártico y en aguas ultra-profundas, cambiaron la percepción de la industria y los Gobiernos.
    Los energéticos renovables, eólicos, solares, mareomotrices, de la biomasa, incluyendo algas, tienen aún un peso muy menor en la MEP. En los hechos, 87% de la MEP es dominada por la tríada petróleo, carbón y gas natural, 5% proviene de la energía nuclear, mientras que solo 1,6% es provisto por eólicos, solares, geotermales y otros no-hidro (Cf. BP Statistical Review of World Energy, 2012).
    Mientras el mundo adopta tecnologías amigables con el ambiente, los Gobiernos buscan promover el uso de renovables (mediante subsidios) y el uso racional de la energía aparece en el horizonte de los “usos finales”, el mundo aún espera por hechos revolucionarios, como sería el caso del automóvil eléctrico de uso masivo, que sí contribuiría a cambiar el escenario del uso de energéticos primarios.
    Los Gobiernos han venido dando señales de su preferencia y necesidad de incrementar el peso de renovables en la MEP. Por ejemplo, los objetivos/metas de que 30% de toda la generación de electricidad sea eólica en 2030 o de que 50% de todas las energías sean renovables para 2050, son hoy por hoy una aspiración. La realidad marca que en lo que va del siglo 21 lo que ha crecido más es el uso de hidrocarburos fósiles (2,65% respecto del 2%, respectivamente). El peso determinante de la urbanización y la industrialización en la aglomeración de la población y las actividades (50% a escala mundial) reclama la provisión de flujos constantes de energía y el aporte de los renovables es aun visto como intermitente y de energías de baja densidad.

    La situación actual

    El consumo global de energía ha aumentado 27% desde el año 2000, mostrando algunos cambios en el mix de energéticos. La participación del carbón en la MEP creció de 23% en el año 2000 a 28% en 2012, el petróleo bajó de 36% en 2000 a 32% en 2012, el gas natural se ubica en 27% en 2012, subiendo desde 2000; la energía hidro alcanzó a 7,5% en 2012 y la nuclear a 4,4%, dejando para los renovables solamente 1,1% y de este pequeño porcentaje, 50% proviene de la biomasa y 10% de los biocombustibles, dejando para eólica y solar el resto, o sea 0,4% de la MEP global (Cf. BP Statistical Review of World Energy, 2013).
    El carbón es aún la principal fuente de energía primaria en EE.UU. y tiene una participación preponderante en la generación, con 39% del total (Cf. Departamento de Energía, EE.UU.). En China e India el carbón es aún el energético más importante. En India se estima que hacia 2035 el gas sea el segundo energético, después del carbón y en China el 12° Plan Quinquenal planea que el gas aumente su participación en el mix de 4% actual (2012) a 10% en 2020. Sin embargo las proyecciones indican que China participará de 67% del uso de carbón en el mundo hacia 2030 e India con 33%. EE.UU. planea no acrecentar el uso de este energético. En el mundo, la participación del carbón en la generación de energía, para 2012, alcanzó a 40% del total.
    Sin embargo, debe destacarse que el papel de los renovables en la generación de energía eléctrica ha crecido, de la mano de la hidroenergía. Mientras que en el año 2000 participaban de 1,4% de la generación en el mundo, en 2012 treparon a 4%, dando pie a una industria de US$ 184.000 millones (Cf. Daniel Yergin, The Quest: Energy, Security and the Remaking of the Modern World, Penguin Press, 2012).
    La energía eólica fue el componente que más creció en este siglo, sumando 35 GW de potencia, mientras que la energía solar aportó 15 GW anuales en el último quinquenio, absorbiendo más de 50% de las inversiones en renovables hacia 2011/2012.
    Los biocombustibles comenzaron a hacer notar su participación en líquidos, pero aún no pesan en la generación y solo incipientemente en el “uso final” en el transporte.
    La energía nuclear, a pesar del impacto negativo derivado del desastre de Fukushima (Japón), aún cuenta con 12% de la generación de energía global. Mientras Alemania decidió eliminar plantas nucleares para el futuro y Francia impulsa al gas natural como fuente de energía, los EE.UU., China e India mantienen su interés en la energía nuclear y Japón ha vuelto a considerar la instalación de plantas.
    El gas natural, mediante el LNG (Gas Natural Licuado), está comenzando a ser visto como un commodity mundial, habiendo doblado el comercio entre 2000 y 2010. La Agencia Internacional de la Energía (IEA por sus siglas en inglés) estima que el comercio de LNG crecerá 50% para 2020.
    El consumo de gas natural se triplicó en los últimos 30 años y la IEA espera un crecimiento adicional de 50% para el año 2035. Sin embargo, el petróleo continuará siendo el energético dominante de la MEP y el carbón descenderá al tercer lugar, luego del gas. Este último será el energético de mayor crecimiento, estimándose un aumento del consumo de 65% entre 2010 y 2040.
    El consumo de energéticos para las décadas próximas, hacia 2040, continuará dominado por hidrocarburos fósiles, con petróleo y gas en 60% del total de la MEP y el carbón en tercer lugar. (Cf. Rex Tillerson, Chairman y CEO de ExxonMobil Corporation, EE.UU., en WEF 2014).
    Que el “peak oil” es un tema del pasado lo prueba el dato de reservas mundiales de petróleo, que crecieron 31% entre 2000 y 2011, mientras que las reservas probadas de gas natural aumentaron 35% en el mismo lapso. Nuevos oferentes han sido identificados en el este de África (Mozambique, Tanzania, Uganda y Kenia), tanto on-shore como off-shore, tanto para gas como para petróleo. Esto suma a lo ya mencionado de las explotaciones no convencionales, con EE.UU. liderando el camino y la Argentina y Canadá en el segundo pelotón. China, a pesar de sus reservas de este tipo de combustibles, enfrenta la dificultad de las tensiones ambientales en su explotación, dado que mientras los tres países anteriormente citados tienen los depósitos en áreas de poca población, en China los yacimientos están en el subsuelo de zonas densamente pobladas.
    El dato interesante acerca de los hidrocarburos fósiles es que en el futuro, en la “transición”, habrá paridad de combustibles y no uno dominante, esperándose que su participación en la MEP se ubique entre 25% y 30% hacia 2020/2030 (Cf. Chistof Rühl, Economista jefe y vicepresidente de BP, Reino Unido, en WEF, 2014).

    El mercado y el Estado

    Los dos actores principales en la “transición” hacia 2050 y para la determinación del mix de energéticos, el mercado y el Estado, deberán asumir un rol protagónico en pos de lograr los dos objetivos centrales: energía amigable con el ambiente y compatible con el desarrollo económico de los países emergentes, que protagonizan el mayor ritmo de crecimiento económico en estos años y el futuro cercano.
    La industria se plantea continuar el desarrollo y la provisión de fuentes de energía seguras, continuas y responsables respecto del ambiente. Para ello, su planeamiento de largo plazo, lo usual, estará ajustado al “manejo de riesgo” de las inversiones que, por la escala necesaria, requieren la asistencia del mercado mundial de capitales y un set de precios que sea factible de ser monitoreado y previsible, evitando en lo posible grandes fluctuaciones que dificulten el acceso al financiamiento.
    No puede ignorarse que la industria decide invertir en proyectos de exploración y explotación de combustibles, el upstream de la cadena de valor, balanceando varias décadas de retorno sobre el capital, un conjunto indeterminado de riesgos que incluye el capital, la construcción, la tecnología, la operación, la oferta, el plan de negocios, el mercado y la política pública. De allí que reclame reglas jurídicas, impositivas y regulatorias claras y estables para el sector. Este reclamo se dirige al Estado.
    En cuanto al papel del Estado en sí, depende del tipo de organización según países. En aquellos donde el Estado opera el sistema de energía, cualquier tecnología que no vulnere los límites de las leyes de la física será operable y los costos sociales (no los “privados”) serán siempre afrontables, dentro del contexto de cada macroeconomía.
    En todos los casos, con Estado dominante o mercado prevaleciente, el rol de regulador de las energías por parte del Estado será un tema siempre presente en la política económica de los países.
    El impulso hacia energías limpias depende casi absolutamente del Estado. Mientras el crecimiento del gas natural en la MEP ofrece un marco ambientalmente más seguro para la captura de carbono, dado que la quema de gas natural es mucho más limpia que la de los otros combustibles fósiles, el Estado debe intervenir para solucionar las “fallas de mercado” (bienes públicos y externalidades, principalmente) y evitar las “fallas de políticas públicas”.
    Teniendo en cuenta que la industria y los Gobiernos llevan 50 años tras el objetivo de energías limpias, los resultados a la vista indican que el éxito ha sido mínimo.
    Sin regulaciones de “comando y control” efectivas y sin introducir el impuesto progresivo al carbono que cambie los precios relativos del mercado, los biocombustibles no pueden competir con el petróleo y el gas natural, por la simple ecuación de costos y algo similar sucede con el resto de las energías renovables, con la sola posible excepción de la biomasa. El balance sólo puede modificarse si se contabilizaran adecuadamente los costos ambientales y su incidencia en el precio del petróleo y el gas. Esta es una tarea del Estado.

    (*) Licenciado en Economía Política, FCE, UBA. Bachelor of Philosophy in Economics (BPhil), Nuffield College, Universidad de Oxford, Inglaterra.