El Príncipe

    Gabriel Martino, CEO y presidente

    Cuando leemos un libro, más de una vez nos damos cuenta de que cada vez que lo terminamos sustraemos una conclusión o reflexión diferente. Hace muchos años leí por primera vez El Príncipe, de Maquiavelo, y ahora lo estoy releyendo.
    Creo que es un clásico que sigue completamente vigente a 500 años de haber sido escrito y considero que Nicolás Maquiavelo fue un visionario de su época. Hoy podemos resignificar su obra y todavía reflexionar sobre la misma obteniendo resultados aplicables a la realidad en la que vivimos.
    Durante mucho tiempo a Maquiavelo se le adjudicó la responsabilidad del accionar de muchos líderes políticos negativos de la historia y, en consecuencia, tiene una mala fama inmerecida. Es conocido por la interpretación superficial de la célebre afirmación sobre los medios y los fines, pero El Príncipe es un libro que contiene observaciones muy profundas sobre la naturaleza humana que nos hacen entender mejor no solo la política sino también la economía, el management y, en general, todas las actividades sociales.
    Si bien El Príncipe fue pensado como un manual sobre cómo se debía gobernar específicamente en la Italia renacentista, fue leído y tenido en cuenta por muchos soberanos de la época y más contemporáneos también. Si analizamos la naturaleza del mensaje en definitiva la temática que trata es el estudio del liderazgo y el funcionamiento de los grupos: las cualidades de los líderes y sus equipos, cómo deben comportarse, cuáles deben ser sus tareas, acciones y obligaciones.  
    Por eso, hoy puede ser retomado y analizado por los líderes políticos y empresariales para interactuar y coordinar sus equipos de la mejor manera. Un texto para leer, releer y reflexionar sobre conceptos y mecánicas del liderazgo y del management de hoy en día.

    Grant Thornton Argentina
    Crear el futuro

    Arnaldo Hasenclever, Managing Partner

    El autor que más me ha impactado en el último tiempo es Peter Drucker. No solo porque fue un escritor, pensador, profesor, consultor, y, además, se autodescribía como “ecologista social” (exploró la manera en que los seres humanos se organizan e interactúan, tal como un ecologista observaría y analizaría el mundo biológico), sino porque es considerado el padre del management moderno. Escribió 39 libros sobre temas de economía, sociedad, política y gestión, junto con innumerables artículos, y predijo muchos de los principales acontecimientos de finales del siglo 20, incluyendo la privatización y la descentralización, el ascenso de Japón como potencia económica mundial, la importancia decisiva del marketing y la innovación, entre otros.
    Particularmente, mi cita favorita de Drucker es “la mejor manera de predecir el futuro es crearlo”. Creo que esta frase resume de forma precisa y clara el hecho de que todo está en nuestras manos. Contiene un mensaje sumamente positivo y sigue la idea de aceptar que todo lo que queremos lograr, se puede conseguir si nos lo proponemos.
    Esto significa no dejarse intimidar por las situaciones del mercado, y encontrar en la adversidad y los tiempos difíciles una oportunidad de mejora, tanto en lo personal como en lo profesional. En Grant Thornton pensamos que en las decisiones de negocios, no todo es blanco y negro, y entendemos que, para liberar su potencial de crecimiento, todas las empresas dinámicas tienen que aplicar tanto la razón como el instinto. Nosotros mismos creamos nuestro destino, y está en nosotros identificar nuestro potencial para alcanzar nuestras metas y objetivos.

    Fiat Argentina
    Smith y la riqueza

    Cristiano Rattazzi, presidente

    Desde hace años, esencialmente leo más informes y noticias que libros de tenor académico. Pero rescato el libro de Adam Smith, La riqueza de las naciones, como una de las obras que despertó mi interés por la economía, así como las de otros clásicos de la ciencia económica. La obra de Smith se explaya sobre conceptos relevantes de cómo se manifiesta el sistema capitalista, como la división del trabajo y la especialización como premisa para bajar los costos de producción, las leyes del mercado, o sea, el juego de la oferta y la demanda, la libre competencia, el fenómeno de la acumulación del capital como fuente del desarrollo económico.

    Banco Comafi
    Las consecuencias

    Eduardo Maschwitz, director

    Recientemente he leído un libro de Frederic Bastiat: Obras escogidas. Elegiría de él en particular dos capítulos: “Lo que se ve y lo que no se ve” y “Sofismas económicos”, que me resultaron sumamente interesantes, de mucha actualidad y muy amena lectura. Textos que yo calificaría como frescos, finamente irónicos, con un toque de humor y, sobre todo, muy claros.
    Vale recordar que Bastiat nació en 1801 en Bayona, Francia, y que tras la revolución de 1848 se desempeñó como diputado, primero en la Asamblea Constituyente y luego en la Asamblea Legislativa. Fue también economista y escritor de amplia labor, pero lamentablemente murió joven en Roma, en 1850.
    En los capítulos mencionados, Bastiat intenta explicar a sus colegas legisladores y a la sociedad de aquel momento, las reales implicancias de las decisiones e ideologías imperantes, tan populares entonces como dañinas para Francia. ¿Y en dónde radica su significancia para nosotros? En que las situaciones y problemas que él planteaba hace más de 150 años, hoy siguen vigentes, con casos de actualidad notoriamente asimilables. Y en que ciertas debilidades de la democracia, incipiente en aquel momento de Francia, siguen sin resolverse en la actualidad, particularmente en la Argentina.
    Considero que es una lectura muy recomendable para legisladores, funcionarios y la clase dirigente en general, que lleva a reflexionar sobre la necesidad de evaluar siempre todas las consecuencias de cada medida que se va a tomar, así como a desterrar ciertas creencias con beneficios aparentes a corto plazo, que a la larga terminan siendo sumamente perjudiciales.

    Gas Natural Fenosa
    Leyes irrefutables

    Bettina Llapur, directora de Comunicación y de la fundación

    Uno de los últimos libros que leí es: Las 21 leyes irrefutables del liderazgo, de John Max­well, y me entusiasmó la crítica que de él realizó Víctor Manzanilla. Es un libro fundacional y clásico al mismo tiempo. Además, en un rasgo tan característico de la cultura sajona, el autor concentra en 21 leyes los principios esenciales del liderazgo moderno. Habla de leyes que se cumplen de manera inexorable en la relación que establecen los lideres con sus pares, sus dependientes y sus superiores. Y de alguna manera con ellos mismos.
    Resulta apasionante leer sobre leyes tan diversas como la ley del límite, del proceso, de la influencia, del magnetismo, la intuición, la reproducción de un líder que solo puede darse por medio de otro líder.
    Es de fácil lectura pero invita a la meditación profunda; pone en juego valores que a veces resultan fáciles de detectar y que otras veces ignoramos que poseemos.
    Obliga a reflexionar sobre la manera como nos relacionamos con los otros, cuánto podemos influir y de qué manera podemos optimizar ese vínculo.
    El hecho que esté planteado desde el concepto de leyes al principio despierta la sospecha de saber si estas normas, como por ejemplo la “Ley del respeto” o la de “tierra firme”, son inevitables, sí encierran realmente el valor de un mandato y a medida que uno va avanzando en la lectura, comprende que en realidad se trata de leyes naturales que cada uno puede desarrollar, aceptar o someterse sin dejar de lado las propia escala de valores que uno tiene como individuo, más allá del lugar que ocupa en la sociedad.
    Una de las leyes que me impactó es la que Mawell denomina “La ley de E. F. Hutton” que dice: “Cuando el verdadero líder habla, las personas escuchan” pues el líder tiene y sabe manejar la información, pero por sí solo, el conocimiento no hace al líder; pero sin él, nunca podrá serlo. Reflexiona sobre por qué las personas no necesariamente escuchan por la verdad que se comunica en el mensaje, sino por el respeto que tienen hacia el orador. Resulta de verdad un libro muy interesante, que recomiendo fervorosamente.

    Directv
    Pura estrategia

    Francisco Ruiz Luque, VP de Customer Experience & Broadband

    Mi elección es: Playing to Win (How Strategy Really Works), de Lafley (quien fuera Chairman & CEO de Procter & Gamble) y Roger Martin (decano de la Rotman School of Management).
    ¿Por qué? Porque incentiva a pensar en grande, a saber dónde jugar, qué competencias y sistemas de management necesita organización, y cómo jugar para ganar.
    ¿Cuál es el eje de la temática tratada? Esencialmente estrategia.

    Volkswagen Argentina
    Trabajo y ética

    Luis Merens, director de Relaciones Públicas y Gubernamentales

    Uno de los libros que más me impactó este último tiempo es la biografía de Warren Buffet, La bola de nieve. Warren Buffett y el negocio de la vida, de Alice Schroeder. Refleja la vida de un hombre tan común como multimillonario, referente en temas de negocios y admirado por su ética empresarial. El libro refleja la filosofía de un hombre que dedicó su vida al trabajo, que alcanzó el éxito financiero sin perder de vista lo esencial de la vida.
    Me parece interesante ya que toma un ejemplo contemporáneo y transmite un mensaje positivo. Se deja en claro el valor del trabajo que dignifica al hombre pero también la importancia de no descuidar el desarrollo personal de cada uno.
    Hoy en día existe la necesidad de elegir entre la estabilidad económica o hacer lo que a uno le apasiona. Este libro rompe con esa estructura y muestra que se puede ganar dinero haciendo lo que a uno le entusiasma, trabajando con gente que uno estime y rigiéndose por la ética y transparencia empresarial. El libro comienza con la célebre frase de Buffet que da título al libro: “La vida es como una bola de nieve. Lo importante es encontrar la nieve y una montaña realmente alta”.
    El libro enumera los consejos de Warren Buffet para invertir correctamente, pero también deja en claro que ser millonario no es sinónimo de gastos desmedidos e innecesarios. Buffet es un hombre de hábitos simples, continúa viviendo en su primera vivienda, prefiere ropa cómoda y de menor costo y comida simple. Algo admirable: donó gran parte de su patrimonio a actividades filantrópicas incentivando así a sus hijos a seguir su mismo camino, sin regalárselo con la herencia.