Temple Grandin, nacida en 1947 en Estados Unidos, es una de las cientìficas más emblemáticas del mundo. Experta en conducta animal , es profesora en la Universidad de Colorado, autora de libros y activista del autismo, enfermedad que padece de toda la vida. Inventó “la máquina de abrazar” , un aparato para tranquilizar y dar algo parecido al afecto a los que sufren una serie de afecciones relacionadas con el autismo, como por ejemplo el síndrome de Asperger. Su vida fue tema de una película biográfica galardonada en 2010 titulada con su nombre : “Temple Grandin”. Sus logros son muchos y abarcan muchas áreas de la ciencia, pero el mayor es, tal vez, el de haber logrado tantas cosas en su condición de autista. Esa condición le permitió ver, pensar y reflexionar aspectos de la naturaleza humana que a otros se le escapan.
Por toda esa trayectoria, por sus investigaciones y sus logros en referencia al autismo, La Universidad de Buenos Aires le otorgó, el 30 de junio, la máxima distinción: el diploma y medalla de Doctor Honoris Causa.
El acto tuvo lugar en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, y fue presidido por el rector Alberto Barbieri junto con el decano de dicha casa de estudios, Rodolfo Golluscio.
Durante la entrega de las distinciones, Barbieri señaló: “es una inmensa alegría recibir en nuestra Universidad a la doctora Temple Grandin, quien es fiel reflejo de que se puede realmente abarcar un cambio social sustentable, en vistas de un mundo más justo y con más respeto por la diversidad”.
Además, hizo hincapié en que “este diploma no sólo se trata de premiar sus investigaciones y sobresaliente tarea desde la ciencia, sino también de celebrar la relevancia humana y ética que la impulsa. Se premia tanto su inteligencia como su corazón”.
Por su parte, el decano Golluscio destacó de la galardonada no sólo sus alcances en cuanto a la relación con los animales, sino también la particular empatía que a lo largo de su carrera ha mostrado para con ellos.
Expresó admiración por la “capacidad de detenerse en cuestiones que a cualquiera de nosotros se nos hubieran escapado”.
Ambas autoridades coincidieron en que Grandin es un ejemplo de cómo el amor puede permitir que cada uno desarrolle su potencial y alcanzar logros impensados.
Por su parte, Grandin dio las gracias por los discursos brindados y se dirigió brevemente a los estudiantes.
Su mensaje fue: “Sean entusiastas y buenos observadores de todo lo que emprenden”.
Temple Grandin recibiendo el galardón del rector de la Universidad de Buenos Aires, Alberto Barbieri.