Todos los vinos que se exporten bajo este sistema, y que serán comercializados con el sello Fair for Life, serán de fácil identificación y tendrán una prima adicional que el consumidor está dispuesto a pagar, tal como relataron desde la marca.
Esta prima, representa un precio adicional, y apunta a beneficiar al trabajador y la comunidad donde vive. Este dinero regresa a una cuenta separada para que ellos mismos puedan administrarlo con un fin social y comunitario para promover el desarrollo socio-económico y ambiental, generando un impacto positivo que apunta a mejorar tanto su calidad de vida como la de entorno.
Desde la firma, sostienen que entre los principales objetivos que deben perseguir todas las empresas que certifican sus productos con el sello FFL, se encuentran:
-Mejorar el desarrollo socioeconómico de los trabajadores fijos y temporales, de sus familias y la comunidad en que están insertos.
-Mejorar las condiciones de seguridad en el lugar de trabajo.
-Proteger los derechos de los niños.
-Preservar el medio ambiente – Flora & Fauna
De acuerdo a la empresa, la bodega Santa Julia ha capacitado a sus trabajadores para que en forma democrática elijan un comité que los represente. El objetivo del comité será la toma de decisiones, uso, gestión y control del dinero que provenga de la venta de vinos certificados FFL.
