viernes, 27 de diciembre de 2024

Brecha de género de la seguridad financiera

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Las mujeres tienen menos capacidad de ahorro que los hombres, planifican menos su jubilación y están más estresadas por su situación financiera, según un informe de Mercer.

 

Si bien las personas de todas las edades y etapas no confían en que ahorrarán suficiente para jubilarse, la confianza es menor entre las mujeres, según el estudio Healthy, Wealthy & Work-Wise: Los nuevos imperativos para la seguridad financiera realizado por Mercer, consultora global líder en recursos humanos.

En comparación con los hombres, las mujeres están planificando menos, tienen menos capacidad de ahorro, contribuyen menos a planes de inversión y tienen menos confianza en que se jubilarán bien. En consecuencia, las mujeres están más estresadas por su seguridad financiera actual y futura.

“El estado laboral y las disparidades en los ingresos afectan la capacidad de las mujeres para planificar y ahorrar. Los ciclos de trabajo de las mujeres son diferentes a los de los hombres, lo que genera disparidades en la cantidad de dinero que se gana. La seguridad financiera de las mujeres en el trabajo se ve afectada por las diferentes experiencias y actitudes”, comenta Ana María Weisz, directora de Wealth de Mercer de Argentina.

El estudio se realizó en 12 países, siete regiones y contó con la participación de 7.000 adultos mayores de 18 años y 600 líderes en toma de decisiones tanto del sector público como privado.

Las mujeres continúan ganando menos en las mismas ocupaciones, trabajan en empleos con menor remuneración, tienen más lagunas laborales, hacen más trabajos de jornada parcial y pasan más años fuera de la fuerza laboral cuidando a los demás, lo que afecta negativamente sus ingresos de por vida. Dado que las mujeres ganan menos que los hombres en promedio, los beneficios de jubilación vinculados a los ingresos se traducen en pensiones más bajas, en promedio, para las mujeres.

Las mujeres son más propensas que los hombres a gastar sus ahorros en el cuidado de otra persona en lugar de quedarse con el dinero para sus propias necesidades. Las mujeres también son más adversas al riesgo que los hombres, lo que afecta la cantidad de dinero que pueden acumular para la jubilación. Y sin embargo, como las mujeres viven 4,6 años más que los hombres, a menudo necesitan recursos financieros que se extenderán a un período de jubilación más largo.

Además, las mujeres se ven afectadas por diferentes problemas de salud y enfermedades que los hombres, experimentan y usan el sistema de salud de manera diferente, y tienen más probabilidades que los hombres de ser cuidadores de otros, lo que hace que las preocupaciones de salud tengan una importancia especial al tomar decisiones de seguridad financiera. “Las ofertas tradicionales de salud no son suficientemente específicas en materia de género ni están alineadas con los ciclos de vida profesional de las mujeres. Enfoques más específicos y flexibles sobre la salud y el bienestar podrían tener un impacto significativo en la participación femenina en la fuerza laboral”, destacó Weisz.

Las mujeres equilibran múltiples roles importantes, por lo que las oportunidades de carrera y desarrollo, especialmente en conjunto con la flexibilidad laboral, son particularmente factores incidentes. Las prácticas de apoyo que tengan en cuenta estas características influyen en la atracción, promoción y retención, y también impulsan el compromiso y la productividad.

Las empresas a la vanguardia del cambio han introducido elementos específicos por género en sus programas de jubilación y ahorro y como resultado, están viendo un impacto en su capacidad para atraer el talento femenino. Los enfoques efectivos para ayudar a las mujeres a mejorar su bienestar financiero incluyen programas y educación orientados a sus necesidades financieras, actitudes y comportamientos específicos; por ejemplo, talleres de inversión y planificación financiera sólo para mujeres, monitoreo de tasas de ahorro y opciones de inversión por género, personalización de programas de educación y capacitación sobre ahorros para la jubilación para diferentes comportamientos de género, o permitir contribuciones variables para remunerar diferentes acuerdos laborales.

Los líderes que buscan tener un impacto significativo en la participación de la fuerza de trabajo femenina y en las consecuencias resultantes de la diversidad de género deben reconocer y responder a las necesidades financieras, de salud y profesionales únicas de las mujeres en las diferentes etapas de sus carreras con programas innovadores y específicos que reconozcan la interconectividad de las tres áreas. Los enfoques exitosos incluyen la adopción de un enfoque de macrosistema mediante la colaboración con otros grupos de interés clave, como escuelas, gobiernos, empresas de salud pública, agrupaciones industriales y ONG. Las estrategias específicas incluyen trabajar con agrupaciones industriales y universidades para entregar capacitación y oportunidades de aprendizaje permanente a las mujeres o trabajar con gobiernos y ONG para promover un mejor acceso a la atención médica. La solución correcta depende en gran medida del contexto estratégico, operativo y cultural de la empresa particular. Un diagnóstico profundo del problema en los programas de RR.HH. y diversidad e inclusión determinará las estrategias más sólidas y relevantes.

 

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