<p>En una entrevista concedida a Mercado, el economista describió el proceso de crecimiento iniciado en este milenio y destacó en ese contexto el comportamiento de la industria, que llegó a un nuevo punto de partida desde la reconstrucción de las ramas productivas destruidas en el final de la convertibilidad.</p>
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<strong>-¿Hasta qué punto ha repercutido en Argentina la situación internacional?</strong></p>
<p>-La estructura productiva argentina, consecuencia de los ´90 pero también de decisiones tomadas en los ´80, es altamente dependiente en cuanto a la provisión de componentes importados. El proceso de sustitución de importaciones se está dando pero de manera muy lenta: no es fácil desarrollar proveedores de la noche a la mañana. </p>
<p>El caso italiano es el que más he estudiado en cuanto al desarrollo de proveedores locales, de cadenas de valor, y llevó muchos años de consistencia de políticas. Obviamente la crisis que se desató en 2008 y 2009 a escala global, creo que no ha terminado sino que está abriendo capítulos (empezó en Estados Unidos, ahora sigue en Europa, por supuesto en formas diferentes, y va a ser largo el proceso de desempalancamiento, sobre todo en el sector privado, en particular de las familias, pero también de las empresas) está dejando como dato central, sobre todo para las economías emergentes, una tasa de desempleo muy alta, históricamente mucho más alta que la que vaya a tener en los próximos años, porque posiblemente presionará sobre los salarios de estos bloques en el largo plazo, lo cual tornará más competitivas las exportaciones de los países desarrollados frente al mundo emergente, que es el mundo que, obviamente, con tropiezos, con sobresaltos, está sosteniendo su aumento de producto en estos años.</p>
<p>¿Qué ocurrirá con el aumento del desempleo y sus efectos productivos en el mundo emergente? Y ahí deberían se canalizadas buena parte de las políticas públicas que se decidan en más.</p>
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<strong>-¿Cómo afecta actualmente al país la ola de desempleo que menciona?</strong></p>
<p>-La industria en los últimos seis meses ya ha dejado de crear puestos de trabajo formales: hubo reducciones importantes de horas extras, algo de aumento de suspensiones y muy poco, pero algo hay, de despidos.</p>
<p>Esa dinámica de creación de empleo industrial se torna cada vez más dificultosa dado el actual contexto internacional, en el que el empleo tiende a ser cada vez más escaso. En Estados Unidos, que no es el que peor la está pasando, desde la salida de la gran recesión de la que todavía se sienten coletazos, como también en Europa. Por cada puesto de trabajo que se crea hay cuatro que no. Y es un dato que hay que ir a la década del ´30 para encontrar algo parecido en términos de problemática laboral.</p>
<p>En la Argentina, la demanda laboral, después de tocar un pico en 2008, se desplomó fuertemente durante la crisis y, como se recuperó el producto, en lugar de regresar a niveles previos, creció algo, pero muy poco, y se estabilizó en esos niveles. O sea hoy tenemos una economía más productiva en términos de generación de bienes, porque se producen más bienes y servicios con la misma cantidad de gente, lo que hace que la posibilidad de absorber mano de obra en la industria en particular se haga cada vez más difícil.</p>
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<strong>-¿Están bien las medidas anticíclicas con las que el gobierno combate las presiones contra el empleo?</strong></p>
<p>-Las medidas correctivas que aplicó el gobierno en el 2009 estuvieron bien en términos de equilibrios en el mercado laboral. Cuando cayó la actividad económica, hubo una recesión ese año expresada en 0,8 % de crecimiento que dio el Indec para ese año, y el gobierno implementó los Repro, que son planes de asistencia a las Pymes con situaciones de crisis, que subsidiaron con aportes no reintegrables, 50 % del salario de los trabajadores durante el período que durara la declaración de crisis, lo cual llegó a abarcar a 150 mil trabajadores, de los que hoy quedan unos 30 mil dentro del programa.</p>
<p>Esa línea de políticas directas de subsidios al salario es interesante, por supuesto que tiene una carga fiscal. Algo así viene haciendo Brasil con la industria desde el año pasado, cuando lanza un plan piloto de exoneración de cargas salariales, patronales y personales, que empezó con cuatro sectores: textil y vestimenta, muebles, calzado y telecomunicaciones, y ahora se extendió a 15. En Brasil no hay ahora cargas sociales patronales para 15 sectores, muchos de ellos competidores de Argentina en términos de comercio bilateral. A cambio de eso, se les pide porcentaje (que va del 1 al 1,5 %) de la facturación de la empresa a fin de compensar parte de ese costo fiscal.</p>
<p>Son medidas que aliviarían en parte la estructura productiva local y permitirían generar situaciones de rentabilidad, que se han perdido y mucho sobre los sectores Pymes.</p>
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<strong>- ¿Pueden alterar los empleos las restricciones a la importación?</strong></p>
<p>-Si las medidas cambiarias y comerciales se eternizan serían nocivas. Si fueron pensadas para el corto plazo, de alguna manera comunicadas y explicitadas por el gobierno, deberían tener efectos poco reales en el mediano y largo plazo.</p>
<p>Está asumido por todos que este año las medidas de control de cambios seguirán existiendo, pero también es cierto que por el lado de las importaciones empezaron a haber flexibilizaciones, lo cual reconocen clientes del estudio que provienen de sectores productivos a diferencia de dos o tres meses atrás. Fue ese segundo semestre del año el peor en términos productivos y económicos.</p>
<p>Ahora existe la certeza en el industrial de que va a contar con el insumo, con la parte importada, pagando al precio oficial como viene sucediendo hasta ahora.</p>
<p>Claro que las filiales de empresas extranjeras tienen el componente adicional de que no pueden rendir utilidades a sus casas matrices, sino que tienen que pedir autorización al Banco Central. Si la situación internacional no se desequilibra, si la soja sigue en estos niveles, si la cosecha del año que viene, como todo parece indicar, mejora, estas restricciones, hoy muy fuertes, en el mercado de cambios en particular, van a empezar a descomprimirse.</p>
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<p><strong>Tasas achinadas </strong></p>
<p><strong>-¿Retomará el país la senda del crecimiento que traía hasta antes de la crisis mundial?</strong></p>
<p>-Vamos hacia una etapa en la que el crecimiento va a ser mucho más bajo del que traíamos en las épocas doradas de las tasas chinas, pero no vamos a entrar en zona de riesgo. Se sentirán los efectos de la recuperación que se espera de Brasil en cuanto empiece a dar señales a partir del último trimestre de este año. </p>
<p>Las inversiones van a salir de la propia generación de recursos internos, de los pesos que los argentinos vayan de alguna manera acumulando. Hay una situación paradójica: una fuerte liquidez en pesos ante la veda para comprar dólares, y esto en algunas empresas, sobre todo medianas, que ven ahora un horizonte más calmo, empieza a generar la pregunta de qué hacer con los pesos y decidir entonces invertir.</p>
<p>Es un efecto paradojal. Pero juegan también a favor los mecanismos de créditos subsidiados, como el del Bicentenario, el famoso 5 % que los bancos tienen que ofrecer a las Pymes, fondeos de Anses destinados a Pymes, que están a mano y funcionan. Si bien estas inversiones privadas no van a generar un boom, sí van a revertir este proceso de caída que se ha dado en el primer semestre.</p>
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<strong>-¿Entonces estarían dadas las condiciones para una segunda etapa de despegue, aunque más moderada? </strong></p>
<p>-Hoy estamos en una realidad donde hay una cantidad de condicionamientos que no existían en los primeros años de la década. Básicamente casi no hay ya capacidad ociosa, ni elevado desempleo y los salarios en dólares llegaron a un punto que hasta empiezan a hacer crujir las estructuras de costos en varios sectores, lo cual abre una etapa diferente en términos de crecimiento desde el sector productivo.</p>
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<strong>-¿Está preparada la industria para encarar este desafío?</strong></p>
<p>-La recuperación industrial ha sido muy significativa, y durante cuatro o cinco años desde el 2000 ha sido el sector más dinámico de la economía, tanto en la generación de empleo como de aporte al producto bruto en la oferta. El sector agropecuario, agroindustrial si se prefiere, viene un poco después a dinamizar fuertemente. </p>
<p><strong>-¿Especialización o diversificación?</strong></p>
<p>-Con ciertas restricciones, la especialización absoluta genera muchos costos en términos de asignación de recursos, de equilibrio macroeconómico. Cuando las economías dependen de muy pocos productos son muy vulnerables a los shocks, tanto de oferta como de demanda. Por eso lo más sano es lo que tenemos, una matriz más diversificada. Y creo que va a seguir.</p>
<p>Además del sector agropecuario y agroindustrial, donde las ventajas son bastante obvias, hay otros donde el Estado tiene que empezar a focalizar la cuestión del financiamiento, como los nuevos vinculados con la tecnología, genética animal, software, es decir, que absorben recursos calificados importantes, donde haría falta mayor impulso crediticio.</p>
<p>Es un poco lo que hace Brasil; también hay que mirar la experiencia que hizo en los últimos 15/20 años, donde a las líneas más generales, más habituales de financiamiento productivo son las que otorgan los bancos privados, pero básicamente el BBDS con líneas para sectores puntuales que permiten de alguna manera sobre todo ser competitivos en un mundo donde el real es una moneda muy fuerte. Y la competitividad en Brasil vía precios está hoy muy cuestionada.</p>
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El piso en el 2000</strong></p>
<p><strong>-¿Y cómo evalúa en ese contexto el grado de competitividad alcanzado en Argentina?</strong></p>
<p>-Para entender un poco lo que ha pasado en estos nueve años después del estallido de la convertibilidad hay que ver de dónde venimos: de una realidad productiva muy compleja en la Argentina, donde de alguna manera se habían desarticulado gran parte de las ramas productivas, sobre todo con mayor grado de integración local, consecuencia de las políticas que se siguieron en los años ´90. </p>
<p>En término de resultados implicó una caída muy grande de la producción y el empleo industrial. Hay que partir de ese piso, para no entrar en la discusión de los ´90, porque ya pasaron muchos años, si bien los péndulos económicos tocaron las realidades del sector productivo local. </p>
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<strong>-¿Partir de este piso implicaría la necesidad de rever las metas del plan 2020?</strong></p>
<p>-La meta del 2020 es ambiciosa pero tiene un grado importante de realismo. Hace mucho que vengo pensando – para no entrar en estos falsos dilemas- la industria argentina sin devaluación, que en algunos casos puede ser cierto, y para evitar esas fluctuaciones, habría que saltar el laberinto por arriba, como decía Borges, y empezar a pensar en el financiamiento como un motor, un driver importante de la competitividad del sector industrial. Ahí es donde el gobierno debería hacer un esfuerzo muy grande seleccionando, mirando proyectos, apoyando desde ese lugar. </p>
<p><strong>-Proyectos significan inversión, y ésta, plazos más largos. ¿Cómo se sale de la agenda del día a día para ponderar perspectivas?</strong></p>
<p>-Es fundamental que el gobierno empiece a dar algunas señales más generales, más macro desde el punto de vista económico, que tiene que ver básicamente con empezar a pensar en cómo hacer para que la inflación empiece a bajar. No de manera drástica, sino gradual, sin ajustes fiscales, sin recetas ortodoxas, ni bajar salarios, ni megadevaluaciones, ni planes de estabilización que generen violentas transferencias de ingresos, pero sí me temo que sea difícil pensar en financiamientos de largo plazo de estos sectores y de toda la economía en general con una tasa de inflación que hoy está ubicada por encima del 20%.</p>
<p>Cuando se miran los números fiscales o de crecimiento de gasto o los agregados monetarios se la ve e igual se la nota todos los días. Si bien la inflación, como dato atractivo interesante, no espiralizó. Y como ya van varios momentos de estos últimos años que sigue estando estable en esos niveles va comiendo la productividad, además de generar problemas macro.</p>
<p><strong>-Pero la inflación no es nueva en Argentina, muchas generaciones han crecido en el marco de la inestabilidad. ¿Por qué se le da hoy tanto dramatismo? </strong></p>
<p>-En la época del ´60 había estos niveles de inflación, que se la llamaba latina. Las correcciones no deberían ser demasiado costosas, son políticamente beneficiosas todas las estabilizaciones de estos niveles de inflación. Si se fuera a correctas mediciones de precios de la manera que se quiera, dejar el índice actual y armar uno nacional se puede hacer perfectamente y la gente va a empezar a coordinar sus expectativas con ese parámetro en tanto esté bien medido, porque hay una cuestión muy importante: la inflación en la Argentina tiene una carga de expectativas muy fuerte, es un componente muy importante, diría casi el principal, y si se percibiera que se toman medidas contra la inflación y hay preocupación, de alguna manera va a coordinar sus expectativas a la baja.</p>
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Volverá el crecimiento pero sin tasas chinas
El director de Analytica, Ricardo Delgado, pasó algunos años en Italia estudiando la integración de las cadenas productivas regionales y cree que es el momento de profundizar el modelo de crecimiento con matriz diversificada estimulando con financiamiento los proyectos de inversión, aunque para ello sea necesario dar señales a la baja para la inflación.