Sistema internacional: una reliquia del pasado

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Una crisis global de capitalismo ha desencadenado una crisis de política global. Los votantes quieren que los protejan de las tormentas globales y los discursos sobre la necesidad de una nueva arquitectura para el sistema internacional no acallan la furia de los pobres y desempleados.

Durante los 20 a&ntilde;os que la globalizaci&oacute;n gener&oacute; prosperidad &ndash; si bien una prosperidad despareja — pareci&oacute; que se avanzaba hacia el modelo internacional. Pero el crac financiero expuso los fracasos y fragilidades de la globalizaci&oacute;n. Lo que todav&iacute;a no sabemos es si los gobiernos podr&aacute;n crear una estructura que restaure la legitimidad pol&iacute;tica.<br />
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En opini&oacute;n del columnista del Financial Times Philip Stephens, el sistema internacional actual es una reliquia de una era pasada, de un tiempo en que defin&iacute;amos el mundo seg&uacute;n ideolog&iacute;as rivales &ndash; democracia liberal y comunismo &ndash; y cuando las instituciones encargadas de vigilar lo que se supon&iacute;a era gobierno global eran la reserva de las naciones ricas de Occidente. <br />
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La ca&iacute;da del Muro de Berl&iacute;n se erigi&oacute; como el triunfo de este consenso de Washington. El colapso de Lehman Brothers marc&oacute; su fracaso.<br />
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Muchos esperan que la respuesta la d&eacute; el G-20 en su reuni&oacute;n en Londres. Esperan que el grupo de l&iacute;deres logre convertir a todos los pa&iacute;ses del mundo en una suerte de accionistas de un nuevo orden global.<br />
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&iquest;Se convertir&aacute; el G20 en una concertaci&oacute;n global de potencias? Se pondr&aacute;n de acuerdo americanos de las tres Am&eacute;ricas, europeos, asi&aacute;ticos y africanos para cuidar la prosperidad y solucionar sus conflictos?<br />
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Pero algunos piensan que el grupo deber&iacute;a tener un alcance m&aacute;s amplio que el financiero y econ&oacute;mico y convertirse en una instituci&oacute;n pol&iacute;tica permanente. Los pa&iacute;ses ricos temen que si los l&iacute;deres del G20 se re&uacute;nen regularmente debilitar&iacute;an al G8, de las naciones industrializadas. Otros piensan en un G13, que estar&iacute;a formado por el G8 m&aacute;s los cinco pa&iacute;ses emergentes m&aacute;s grandes.<br />
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Es muy f&aacute;cil para todos los reunidos decir al un&iacute;sono que para salvar la globalizaci&oacute;n hace falta coherencia en el gobierno internacional. Otra cosa es pasar del an&aacute;lisis a un acuerdo sobre c&oacute;mo repartir poder y responsabilidad en un nuevo sistema internacional Las naciones ricas no quieren ceder su poder en las instituciones que crearon a mediados del siglo pasado; las potencias nacientes, especialmente China e India, preguntan por qu&eacute; habr&iacute;an de ser socias en un sistema en el cual tienen una peque&ntilde;a participaci&oacute;n. <br />
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Estados Unidos sigue resisti&eacute;ndose a aceptar acuerdos que limiten su libertad de acci&oacute;n nacional. A los europeos les gusta hablar de inclusi&oacute;n, pero siguen aferrados a ilusiones de grandezas pasadas y tampoco quieren ceder poder. La prueba es que Benelux sigue teniendo en el fondo Monetario m&aacute;s votos que China. <br />
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China, por su parte, quiere influencia sin responsabilidad, o sea, prosperar con el orden internacional pero sin hacerse cargo de sostenerlo. India piensa sobre todo en su inter&eacute;s nacional. .

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