sábado, 28 de diciembre de 2024

Puja mundial por petróleo

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Más allá del repliegue de precios idel año pasado, la creciente demanda de China, India y otras economías en desarrollo recalienta la carrera por asegurarse acceso a hidrocarburos cada día más escasos. En tanto, los países ricos en recursos fósiles desarrollan sus propias compañías estatales siguiendo el ejemplo ruso. Las empresas estatales cobran una relevancia hasta ahora desconocida.

<p>Este proceso de doble mano impone mayores costos a los gigantes occidentales, pero tiene ventajas potenciales (sostienen expertos de la escuela de negocios Wharton y Boston Consulting Group) para inversores y emprendedores. <br /> <br /> La Agencia Internacional de Energ&iacute;a y Combustibles (AIEC) observaba hace un a&ntilde;o que &ldquo;si los Gobiernos se aferran a sus pol&iacute;ticas corrientes, hacia 2030 las necesidades mundiales ser&aacute;n 5% mayores que en 2006. La demanda ir&aacute; subiendo un promedio de 1,8% anual acumulativo e ir&aacute; de 11.400 millones a 17.700 millones de toneladas medidas en crudos (tmc). Los combustibles f&oacute;siles representar&aacute;n 84% de ese total, pero la porci&oacute;n del petr&oacute;leo habr&aacute; bajado de 35 a 32% y la del carb&oacute;n pasar&aacute; de 25 a 28%&rdquo;.<br /> A escala mundial, estima la AIE, ya en 2008, necesidades de inversi&oacute;n pr&oacute;ximas a US$ 22 billones (millones de millones) en infraestructura de abastecimiento y centradas esencialmente en China e India. Ambas aportan 45% al aumento de demanda. La infraestructura de la primera exigir&aacute; US$ 3,5 billones hasta 2030, la segunda 1,25 billones en d&oacute;lares actuales.<br /> <br /> Los factores claves para econom&iacute;as emergentes son &ldquo;seguridad y acceso a recursos, contaminaci&oacute;n y sustentabilidad&rdquo;, afirma Balu Balagopa (BCG). &ldquo;Sin duda, seguridad y autoabastecimiento en hidrocarburos influyen el lado demandante de la ecuaci&oacute;n, que manifiesta fuerte crecimiento en esos pa&iacute;ses&rdquo;. A juicio de este ejecutivo, &ldquo;no debe hablarse de una teor&iacute;a del <em>peak oil</em> &ndash;y agotamiento subsiguiente&ndash;, sino del fin de hidrocarburos hist&oacute;ricamente baratos&rdquo;. Quienes sostienen esa teor&iacute;a, desde hace a&ntilde;os, pronostican un m&aacute;ximo de extracci&oacute;n para 2025/30 y, despu&eacute;s, un agotamiento pausado pero inexorable. Balagopal intenta desvirtuar esa posici&oacute;n aludiendo a una cantidad de fuentes alternativas, entre ellas exploraci&oacute;n en aguas de mar profundo y arenas bituminosas. Pero &ldquo;son opciones hoy dificultosas o caras&rdquo;, admite el experto que, a diferencia de otros, no menciona combustibles alternativos.</p> <p><strong>Cuesti&oacute;n de acceso</strong><br /> <br /> &ldquo;En el mediano plazo, China e India deber&aacute;n importar m&aacute;s petr&oacute;leo y eso las pone nerviosas&rdquo;, subraya Witold Henisz (Wharton). &ldquo;El campo de batalla es hoy &Aacute;frica. All&aacute;, firmas estatales de ambos pa&iacute;ses invierten en Angola o Sud&aacute;n sin preocuparse de la corrupci&oacute;n sist&eacute;mica y eso les da una ventaja estrat&eacute;gica sobre competidores occidentales&rdquo;.<br /> <br /> Richard Peters (BCG) se&ntilde;ala que China, por ejemplo, busca ser inversora &ldquo;porque es la mejor manera de obtener acceso a fuentes y recursos en materia de hidrocarburos&rdquo;. A medida como los gigantes del sector se lanzan en pos de reservas, &ldquo;penetran en &aacute;mbitos poco familiares, donde los equilibrios de poder son diferentes. Hasta hace algunos a&ntilde;os, llegaban a pa&iacute;ses ricos en recursos petroleros y eran bien recibidos por su reconocida experiencia en la materia. Ya no es as&iacute;&rdquo;. <br /> <br /> Paralelamente, los pa&iacute;ses abundantes en recursos de &Aacute;frica, Latinoam&eacute;rica y la ex Uni&oacute;n Sovi&eacute;tica tratan de hacer mucho m&aacute;s por cuenta propia. Para tener &eacute;xito, sus modelos de desarrollo se desplazan hacia la transferencia de tecnolog&iacute;a. Tambi&eacute;n asumen posturas muy agresivas en lo tocante a defender derechos o definir condiciones para cederlos en todo o en parte. <br /> <br /> Henisz pronostica la globalizaci&oacute;n de petroleras estatales chinas, indias, rusas o brasile&ntilde;as como productoras integradas, capaces de rivalizar con Exxon Mobil, Royal Dutch/ Shell o British Petroleum. No obstante, &ldquo;el acceso por s&iacute; solo puede invalidarse v&iacute;a nacionalizaci&oacute;n, como en Rusia o Venezuela. Sea modificando el r&eacute;gimen de regal&iacute;as, sea forzando empresas o emprendimientos conjuntos&rdquo;.<br /> <br /> Otro analista de Wharton, Mauro Guill&eacute;n, pone a Gazprom como ejemplo de mal cumplidor de compromisos. &ldquo;El monopolio renegocia acuerdos continuamente y se crea mala imagen en Occidente. Pero, en realidad, es instrumento del Gobierno para ejercer indirectamente poder en el exterior. Eso no debiera hacerse&rdquo;. Pero siempre se ha hecho.</p> <p><strong>Problemas locales</strong><br /> <br /> Grandes petroleras privadas y compa&ntilde;&iacute;as estatales, como las chinas, han encontrado o encuentran oposici&oacute;n local en varios pa&iacute;ses de producci&oacute;n primaria. Henisz alude a protestas africanas contra empresas chinas, pues &ldquo;algunos pol&iacute;ticos notan que esas firmas tratan mal a la mano de obra, invierten poco en las comunidades circundantes y no las preocupa la corrupci&oacute;n sist&eacute;mica&rdquo;. Por supuesto, muchos organismos no gubernamentales (ONG) no ven a Beijing como inversora fiable.<br /> <br /> Las empresas que quieran triunfar en esos contextos deber&aacute;n afrontar no s&oacute;lo desaf&iacute;os tecnol&oacute;gicos, sino interacciones con Gobiernos, sindicatos, ONG y comunidades locales. Poco a poco, las compa&ntilde;&iacute;as occidentales se encuentran con mercados pol&iacute;ticamente inestables, reglas cambiantes y &ldquo;coaliciones sociales&rdquo; hostiles. Esto puede durar decenios.<br /> <br /> A criterio de Balagopal, quienes reci&eacute;n ingresan en esos contextos deben aportar propuestas din&aacute;micas a los pa&iacute;ses due&ntilde;os de recursos primarios. Adem&aacute;s, han de desplegar capacidad exploratoria y productiva, si se hallan en busca de nuevas fronteras. Las petroleras internacionales han de reconocer que las cosas han mudado en t&eacute;rminos de estructuras econ&oacute;micas y, por ende, deben replantear sus relaciones con los propietarios locales de recursos no renovables.</p>

<p><strong>India y otros mercados</strong><br />
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Henisz ofrece una explicaci&oacute;n de por qu&eacute; algunas empresas occidentales han tardado en entrar a los sectores indios de hidrocarburos. &ldquo;Se topan con compa&ntilde;&iacute;as y grandes conglomerados locales fuertes. En electricidad o telecomunicaciones, los extranjeros a&uacute;n no obtienen retornos significativos sobre las inversiones efectuadas&rdquo;. <br />
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En lo atinente a las petroleras mayores, India no es Angola, Chad ni Sud&aacute;n. Por el contrario, en India, China y Rusia las ganancias van principalmente a los competidores locales, lo bastante grandes o poderosos para financiar inversiones o emprendimientos con capital propio. Ello obliga a los gigantes internacionales a asociarse con servicios de ingenier&iacute;a tan poco transparentes como Halliburton o Bechtel.<br />
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Guill&eacute;n cree que, aunque las empresas occidentales sean perjudicadas por estos cambios, surgir&aacute;n nuevas e interesantes oportunidades. Por caso, proveer capitales, equipos y tecnolog&iacute;as necesarias para generar infraestructuras de explotaci&oacute;n en China o India, ofreciendo una gama de productos. Entre ellos, m&aacute;quinas herramientas, equipos pesados, etc.</p>
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<p><strong>Fuentes renovables </strong><br />
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Las fuentes renovables de energ&iacute;a, sin duda, presentan oportunidades para empresarios e inversores, sostiene Paul Kleindorfer (de Wharton) en conexi&oacute;n con eventuales l&iacute;mites al efecto invernadero. En enero, la Uni&oacute;n Europea defini&oacute; un conjunto de objetivos para reducir emisiones de mon&oacute;xido/di&oacute;xido de carbono.<br />
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Llamado &ldquo;20/20/20&rdquo;, intenta bajar emisiones 20%, generar 20% de energ&iacute;a de fuentes renovables y elevar 20% la eficiencia de los veh&iacute;culos. Todo eso de ahora a 2020.<br />
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Seg&uacute;n subraya el alem&aacute;n, los miembros de la UE pueden optar por una variedad de instrumentos, inclusive subsidios, diferenciar normas por sectores o garantizar determinado retorno sobre inversiones en tecnolog&iacute;as espec&iacute;ficas. Por ejemplo, si alguien busca invertir asegur&aacute;ndose utilidades en siete a diez a&ntilde;os, tendr&aacute; una idea bastante clara acerca de precios sostenes, fuentes de ingresos y retornos.<br />
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A juicio de Peters, las inversiones en fuentes de energ&iacute;a renovables resultan econ&oacute;micamente atractivas a precios corrientes o hasta inferiores. El problema consiste en que, a menudo, las compa&ntilde;&iacute;as afrontan enormes costos para encarar un desarrollo ambientalmente &ldquo;limpio&rdquo; (postura t&iacute;pica de las grandes petroleras).<br />
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Al respecto, Kleindorfer nota que existen posibilidades interesantes en materia nuclear. Incluyen sectores tan florecientes como Francia o el Pac&iacute;fico noroccidental (Jap&oacute;n, Taiw&aacute;n, Surcorea). &ldquo;Estados Unidos &ndash;apunta&ndash; se mantiene fr&iacute;o en la materia&rdquo;. Peor ocurre con la hidroenerg&iacute;a, que estos expertos silencian, pese a su alcance global y al hecho de ser limpia, renovable y no radiactiva. <br />
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Las compa&ntilde;&iacute;as del mundo desarrollado, sin duda, mantendr&aacute;n ventajas tecnol&oacute;gicas y financieras, am&eacute;n de experiencia, aunque las econom&iacute;as emergentes encuentren m&aacute;s f&aacute;cil obtener capitales o tecnolog&iacute;a. &ldquo;Las grandes firmas occidentales tienen buenas propuestas &ndash;afirma Balagopal&ndash;, pero deben esforzarse en comunicarlas y tornarlas aceptables&rdquo;.<br />
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Esas propuestas hacen a experiencia, tecnolog&iacute;a y posibilidades de invertir o co-invertir en pa&iacute;ses con reservas de hidrocarburos. Por ejemplo, submarinas. Seg&uacute;n explica Henisz, &ldquo;si se cree que una parte creciente de reservas por ubicar est&aacute;, como en Brasil o Malvinas, a entre 1.000 y 4.000 metros de profundidad, de inmediato aparecen las ventajas de las compa&ntilde;&iacute;as mayores&rdquo;. <br />
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En igual plano, Peters &ndash;sin negar eso&ndash; se&ntilde;ala que <em>China National Offshore Oil Corporation</em> (CNOOC) es muy fuerte en exploraciones submarinas y sus tecnolog&iacute;as. Igual sucede con PetroNas, una firma malaya cada vez mejor pertrechada.</p>
<p><strong>Efecto invernadero</strong><br />
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El grupo emergente y en desarrollo aportar&aacute; en 2009-28 casi tres cuartas partes del aumento mundial en el uso de combustibles, especialmente carb&oacute;n (que se incrementar&aacute; a mayor ritmo). Seg&uacute;n la AIEC, hasta agosto pasado el alza de hidrocarburos tornaba competitivo el carb&oacute;n, cuyos m&aacute;ximos usuarios son China e India, que representan juntos 45% del total mundial. Ambos probablemente aporten 80% de su aumento entre ahora y 2030. Si los precios siguen cediendo o se estabilizan, ese consumo se elevar&aacute; y ser&aacute; m&aacute;s dif&iacute;cil limitar el efecto invernadero. <br />
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Semejante combinaci&oacute;n de factores pone en evidencia problemas que vienen frustrando acuerdos contra la emisi&oacute;n de mon&oacute;xido (carb&oacute;n vegetal) y di&oacute;xido de carbono (hidrocarburos f&oacute;siles). EE.UU. exige a China e India &ldquo;compromisos previos&rdquo; sobre objetivos espec&iacute;ficos, antes de definir los suyos. <br />
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&ldquo;&Eacute;se es el obst&aacute;culo clave&rdquo;, afirma Kleindorfer. &ldquo;China e India creen que EE.UU. se ha pasado de la raya como consumidor de combustibles f&oacute;siles &ndash;en parte, por influencia del <em>&ldquo;lobby&rdquo;</em> petrolero&ndash; y ahora ellos deben afrontar las consecuencias. Pero no les interesan pactos que no reconozcan sus derechos a desarrollarse y lograr niveles de vida aceptables&rdquo;. <br />
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El nuevo Gobierno en Washington deber&aacute; volver a la mesa, pero no ya como obst&aacute;culo a materializar el languideciente protocolo de Kyoto (1992). El analista sugiere tomar elementos del &rdquo;20/20/20 para 2020&rdquo; de la UE.<br />
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Definir las estrategias correctas ser&aacute; arduo en un tablero con tantas piezas en movimiento. Oblicuamente, lo reconoc&iacute;a a principios de a&ntilde;o Jeroen van der Veer, director ejecutivo de Royal Dutche/Shell. &ldquo;Hacia 2100 &ndash;se&ntilde;alaba&ndash;, la grilla energ&eacute;tica mundial ser&aacute; radicalmente distinta a la actual, merced a la helioenerg&iacute;a, la energ&iacute;a e&oacute;lica, la hidroelectricidad y los biocombustibles&rdquo;. Su planteo define dos horizontes: entrop&iacute;a y proyectos. El primero ser&aacute; una loca carrera con muchas bajas; el segundo, un camino previsible y ordenado. Mientras tanto, quedan 92 a&ntilde;os pendientes.</p>

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