Los partidarios del "libre comercio" proponen un sistema abierto, sin trabas. Los proteccionistas creen que el gobierno debe regular en materia comercial y subsidiar las industrias y productos para proteger la economía interna. <br />
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Históricamente, todos los gobiernos fueron proteccionistas alguna vez, desde la Gran Bretaña imperial, propagandista de la libertad comercial con las demás naciones, la Alemania de Bismarck; hasta los Estados Unidos del siglo XIX y, como se acaba de comprobar, también del siglo XXI. El objetivo final de la discusión es decidir con qué énfasis y durante cuánto tiempo se debe aplicar proteccionismo para alcanzar los objetivos de largo plazo de una economía. La polémica no se da únicamente entre naciones que compiten por porciones del comercio mundial. Muchas veces es más intenso y apasionado el debate interno, especialmente en un país como Estados Unidos. <br />
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<strong>Posiciones enfrentadas </strong><br />
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Aunque la intensidad de la participación del gobierno en el comercio varía de país en país y de producto en producto, en general podría decirse que las barreras al comercio se han reducido mucho desde la Segunda Guerra Mundial. Pero todos los gobiernos practican cierta medida de proteccionismo. El debate se centra en si habría que aplicar muchas o pocas medidas proteccionistas, cuáles y de qué manera para que un país logre sus objetivos macroeconómicos de largo plazo. <br />
Una situación de comercio totalmente libre permitiría: <br />
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– ofrecer a la población casi todos los bienes y servicios al menor costo posible; <br />
– dar a los consumidores la libertad de comprarle a quienquiera que produzca los bienes y servicios con mayor eficiencia; y <br />
– generar una competencia por las industrias nacionales que podría provocar desempleo y menor crecimiento en las empresas menos eficientes. <br />
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Si los autos se pueden fabricar con más eficiencia en otro país y los consumidores tienen la libertad de comprarlos en cualquier parte, la industria automotriz nacional perderá su negocio y puede pedir al gobierno que la proteja limitando la importación de autos más baratos. <br />
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<strong>Argumentos en favor de la protección </strong><br />
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Son muchos los argumentos que presentan los defensores del proteccionismo: <br />
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– <em>Mano de obra barata</em>: Los países menos desarrollados tienen una ventaja de costos natural porque los costos laborales en esas economías son bajos. Pueden producir bienes más económicos que las economías desarrolladas, bienes que son más competitivos en los mercados internacionales. <br />
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– <em>Industrias nacientes</em>: Los proteccionistas dicen que las industrias nuevas deben ser protegidas para darles tiempo a crecer y fortalecerse lo suficiente como para competir internacionalmente, especialmente aquellas que pueden brindar una sólida base para el crecimiento futuro, como por ejemplo, computación y telecomunicaciones. Los críticos, por su parte, responden a eso que algunas de esas industrias nacientes nunca "crecen". <br />
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– <em>Preocupaciones de seguridad nacional</em>: Cualquier industria clave para la seguridad nacional, como la producción de equipamiento militar, debería ser protegida. Así la nación no tendrá que depender de proveedores extranjeros durante crisis políticas o militares. <br />
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– <em>Diversificación de la economía</em>: Si un país canaliza todos sus recursos hacia unas pocas industrias, se arriesga demasiado a depender de la suerte que corran. Mantener competitivas industrias más débiles mediante protección, contribuye a diversificar la economía de la nación <br />
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– <em>Degradación del nivel ambiental</em>: En el apuro por satisfacer la demanda mundial para sus exportaciones, más países pueden comprometer la seguridad del medio ambiente. Esto es especialmente cierto en el caso de los países menos desarrollados, que no tienen en vigor leyes claras de protección ambiental. <br />
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<strong>Métodos de protección </strong><br />
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Los gobiernos usan una serie de herramientas para manejar la posición de sus países en el comercio internacional. <br />
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– <em>Aranceles</em>: Son impuestos a las exportaciones. Las hacen más caras a los consumidores, reduciendo de esa forma la demanda. <br />
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– <em>Cuotas de importación</em>: A veces los gobiernos restringen la venta de productos extranjeros aplicando cuotas a la importación. Ellas limitan la cantidad de unidades que se pueden importar y ayudan así a los productores nacionales limitando la cuota de mercado que pueden cubrir los productos extranjeros. <br />
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– <em>Restricciones voluntarias</em>: Otras veces los gobiernos negocian acuerdos mediante los cuales un país acepta voluntariamente limitar sus exportaciones de un determinado producto. <br />
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– <em>Subsidios</em>: Otra forma de lograr los objetivos del proteccionismo es hacer más competitiva a la industria nacional. Los subsidios, que son subvenciones del gobierno a una industria, son una manera de conseguirlo. Un subsidio puede ser: <br />
– <em>directo </em>(pago liso y llano); <br />
– <em>indirecto </em>(el gobierno otorga exenciones impositivas especiales o incentivos, compra excedentes, da préstamos a bajo interés o garantiza préstamos privados). Por ejemplo, Estados Unidos subsidia, entre otros, el azúcar y los productos lácteos. <br />
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– <em>Veda comercial</em>: A veces los gobiernos prohíben el comercio con ciertos países por razones políticas (en tiempos de guerra o de crisis política). También vedan la importación de ciertos productos para proteger a sus industrias nacionales. Por ejemplo, Japón prohíbe la importación de arroz para proteger a su industria arrocera nacional. <br />
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– <em>Imposición de normas</em>: Los niveles sanitarios, ambientales y de seguridad varían según el país. Esos niveles pueden actuar como obstáculo al comercio libre y como herramienta útil al proteccionismo. Por ejemplo, la Unión Europea exige niveles muy estrictos de seguridad y salud a todo país que quiera vender sus productos en ese mercado. <br />
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– <em>Otros</em>: Aparte de las restricciones legales puede haber otros obstáculos menos formales que impiden el comercio. Uno de ellos es el factor cultural. <br />
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<strong>Argumentos en favor del comercio libre </strong><br />
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El debate sobre hasta dónde debería llegar la libertad del sistema comercial es de larga data, con posiciones y argumentos que fueron evolucionando con el tiempo. A los defensores del comercio libre de Estados Unidos les gusta decir que los consumidores se benefician con la libertad de comercio y dan muchas razones para respaldar su teoría: <br />
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– El comercio libre y la resultante competencia extranjera obliga a las empresas estadounidenses a mantener bajos sus precios. <br />
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– Los consumidores tienen una mayor variedad de bienes y servicios para elegir en los mercados abiertos. <br />
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– Las empresas nacionales tienen que modernizar sus plantas, técnicas de producción y tecnologías para mantenerse competitivas.<br />
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– Cualquier tipo de medida proteccionista, como los aranceles, suele provocar acciones de contraataque de los gobiernos extranjeros, lo cual puede restringir la venta de bienes estadounidenses en esos mercados. Eso puede dar como resultado inflación y desempleo en Estados Unidos, porque las industrias de exportación sufren y suben los precios de las importaciones. <br />
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– Un sistema comercial abierto crea mejor clima para la inversión y los emprendimientos empresariales, que otro donde exista el temor de que el gobierno corte el acceso a ciertos mercados. <br />
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– El costo de la protección es casi siempre más alto que sus ventajas.
Pro y contra del proteccionismo, un viejo debate que renace
No hay gobierno, en todas las naciones del planeta, que no mantenga o imponga algún tipo de regulación sobre el comercio internacional. El gran interrogante reside en saber cuál es el límite adecuado de esa intervención.