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<h5 style="margin: 0px 0px 5px; padding: 0px; font-family: Georgia, 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 11px; color: rgb(165, 165, 165); font-weight: normal; ">El MBA en la encrucijada</h5>
<p><span style="color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; ">Por Martín Boerr (con la colaboración de Florencia Pulla y Francisco Llorens)</span></p>
<p style="margin: 0px 0px 15px; padding: 0px; color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; "><img src="http://www.mercado.com.ar/mercado/ro/imagenes/foto_nota_1134_8_1.jpg" alt="" style="margin: 0px; padding: 0px; border: 0px; " /></p>
<p style="margin: 0px 0px 15px; padding: 0px; color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; ">Desde Adam Smith hasta hace menos de dos décadas, se daba por sentado que el objetivo central de una empresa era ser rentable y dar beneficios a sus accionistas. Pero crisis originadas en la codicia y escándalos de corrupción corporativa fueron abriendo margen para que se instalaran otros temas como el de la responsabilidad de las empresas ante los stakeholders, pero sobre todo, hacia la sociedad en la que están insertas. ¿Cuál es la responsabilidad de estos centros de estudio? En la Argentina, crecieron como hongos pero ya no son garantía total de empleo más jerarquizado y mejor remunerado.</p>
<p style="margin: 0px 0px 15px; padding: 0px; color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; ">¿Para qué sirven las escuelas de negocios? ¿Qué responsabilidad tienen –en tanto semillero de las elites corporativas– en la actual crisis que tiene en jaque al sistema capitalista? <br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Los MBA<em style="margin: 0px; padding: 0px; "> (Master in Business Administration)</em> que miles de universidades ofrecen en todo el mundo a jóvenes con una carrera corporativa prometedora y que fueron considerados durante años un pasaporte al éxito en el mundo empresario hoy están más cuestionados que nunca.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Tras recurrentes crisis económicas –desde 2008 hasta hoy–, escándalos corporativos mayúsculos (ayer Enron y Arthur Andersen, hoy Barclays y su manipulación de la tasa Libor), el reclamo por mayor transparencia y ejercicio ético por parte de directivos empresariales se hace sentir en las escuelas de negocios.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Antes de “la gran recesión” que sobrevino a la caída de Lehman Brothers en septiembre de 2008, ya existían críticas a las escuelas de negocios, cuando empezaron a percibirse los efectos secundarios del clásico modelo de maximización de ganancias que fomentaron esas casas de estudio.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
En 2007, el profesor Rakesh Khurana escribió un libro que rápidamente se convirtió en clásico: <em style="margin: 0px; padding: 0px; ">From Higher Aims to Hired Hands: The Social Transformation of American Business Schools and the Unfulfilled Promise of Management as a Profession. </em><br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Recientemente, un equipo de catedráticos de Harvard Business School, Srikant M. Datar, David A. Garvin, y Patrick G. Cullen, presentaron <em style="margin: 0px; padding: 0px; ">Rethinking the MBA: Business Education at a Crossroads. </em><br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Los autores tratan cuatro grandes temas: la necesidad de cambio en la educación gerencial, la necesidad de una nueva relación entre el “rigor” necesario en la investigación y la “relevancia” exigida por los profesionales, el rediseño del currículum del MBA y el desafío de la implementación. <br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Khurana decía antes en su libro que las pretensiones académicas fueron bajando en las escuelas de negocios y usó la metáfora de la escuela de negocios como empresa comercial: con una proposición de valor (programa MBA) diseñada para diferentes segmentos de clientes. Vistas como industria, decía, las escuelas de negocios funcionaron bastante bien, sextuplicaron su producción de másters en los últimos 30 años, y sus ingresos se convirtieron en una porción cada vez más grande de la base financiera total de las universidades que las alojan.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
¿Entonces el problema dónde está? Hoy, la demanda del producto central de las escuelas de negocios –el MBA a tiempo completo de dos años de duración– está en corto circuito, especialmente en las escuelas de negocios de segunda clase, y la brecha está siendo llenada por una cantidad de productos competidores, como ofertas de MBA de medio tiempo y de cursos sustitutos. <br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Esto provoca lo que los autores de <em style="margin: 0px; padding: 0px; ">Rethinking the MBA</em> definen como “vaciamiento” de la carrera. Además considerando que hasta 75% de las clases que se gradúan de algunas escuelas siguen estudios en finanzas y consultoría, el achicamiento posterior a la crisis de esos sectores agrega otro peligro a la demanda futura de MBA. El graduado de un MBA ya no tiene un empleo calificado asegurado.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Pero los autores parecen confiar que las escuelas de negocios van a poder recuperar su objetivo o “misión” institucional. Creen, sin embargo, que tienen que reestructurar su oferta comercial para responder a los cambios operados en el mercado. </p>
<p style="margin: 0px 0px 15px; padding: 0px; color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; "><strong style="margin: 0px; padding: 0px; ">Ser, saber y hacer</strong><br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Los autores usan la tríada de liderazgo<em style="margin: 0px; padding: 0px; "> ser-saber-hacer </em>llevada a la fama por el ejército de Estados Unidos en West Point, como un marco útil sobre el cual basar su primer postulado: que desde los informes de las fundaciones Ford y Carnegie en los años 50, las escuelas de negocios vienen poniendo demasiado énfasis en hechos, marcos y teorías del componente “saber” a expensas de habilidades, capacidades y técnicas del “hacer” y valores, actitudes y creencias del “ser”.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Identifican ocho necesidades insatisfechas de los estudiantes, muchas de las cuales se relacionan con “ser” y “hacer”. Entre ellas: lograr perspectiva global; desarrollar liderazgo y habilidades de integración; actuar creativa y novedosamente y entender los límites de los modelos, mercados y otros marcos de referencia. <br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
La típica escuela de negocios es una isla, la mayoría de cuyos profesores y decanos prefieren un currículum fragmentado basado en disciplinas porque así tienen la máxima libertad para perseguir sus propios intereses de investigación. Cambiar sus planes de incentivos no será fácil. Lo cual no deja de ser paradójico ya que en las aulas los profesores enseñan a los futuros CEO a ser flexibles, cambiar estrategias permanentemente e inclusive, deshacerse del <em style="margin: 0px; padding: 0px; ">staff</em> cuando no está adecuadamente preparado para los desafíos que le depara el mercado. <br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Sin embargo, las pesadas burocracias de profesores<em style="margin: 0px; padding: 0px; "> full time </em>e investigadores que incubaron las universidades hacen de las escuelas de negocios unos barcos lentos y difíciles de maniobrar en un mundo corporativo donde el contexto –y los conocimientos que requiere– cambian casi a diario. <br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
“Las escuelas de negocios tal como han sido pensadas en sus inicios, en este momento están colapsadas. Fueron concebidas para un contexto histórico que no tiene nada que ver con este momento. Yo diría, haciendo una especie de porcentaje intuitivo, que entre 60 y 70% en términos de conocimiento no sirve. ¿Por qué? Se están reproduciendo modelos, herramientas, concepciones técnicas que corresponden en el mejor de los casos a unos 70 u 80 años de antigüedad y en términos de ciencias a cuatro siglos”, dice Marcelo Manucci, un argentino que se dedica a la consultoría y da clases en distintas universidades de América y España.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
“Creo que el colapso del paradigma de negocios es que jamás estuvo pensado para sistemas humanos sino para máquinas y no involucra lo emocional, la imprevisibilidad, la complejidad de los comportamientos”, agrega Manucci.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Santiago Lazzati, director asociado de Deloitte y experto en gestión de capital humano, también opina que las escuelas de negocios están en crisis y deben rever su papel de formadores de ejecutivos y empresarios. “Hay un libro que hace una buena síntesis de las críticas que se le hacen que se llama <em style="margin: 0px; padding: 0px; ">Managers, no MBA</em> (de Henry Mintzberg) y que entre otras cosas, cuestiona la excesiva utilización del método del caso”, explica Lazzati.</p>
<p style="margin: 0px 0px 15px; padding: 0px; color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; "><strong style="margin: 0px; padding: 0px; ">¿Y por casa cómo andamos?</strong><br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
En la Argentina las escuelas de negocios tuvieron su origen a fines de los años 80, si bien las universidades ya tenían algún tipo de curso de posgrado orientado a capacitar a los hombres de empresa. <br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
En los años 90, con la apertura económica y la inserción de la Argentina en los mercados internacionales –la Argentina llegó a explicar 20% del índice EMBA de JPMorgan, superando a Brasil, Rusia y otros países emergentes– el MBA se puso de moda y alcanzó su apogeo, incluso ayudado por su pegadiza sigla en inglés que se transformó en un sinónimo de pasaporte a la elite de las grandes estructuras corporativas. Todo aquel que tuviera aspiraciones de llegar alto en una gran empresa no podía dejar de pasar por una escuela de negocios. El MBA era un producto ofrecido por unas pocas universidades a un alumnado que, en general, superaba los 40 años promedio y ya tenía una considerable experiencia gerencial a cuestas.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
“Los primeros que vinieron eran ejecutivos con posiciones ya importantes que se enfrentaban a situaciones límite en sus trabajos y venían a la escuela en búsqueda de respuestas”, dice Jorge Stern, director desde hace cuatro años del MBA de la UBA. <br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Pero en la Argentina –un país con una fuerte cultura de acceso irrestricto a la universidad en comparación con países vecinos como Brasil o Chile– el producto académico MBA con su “aura” de ser un pasaje a un trabajo soñado, se terminó masificando. En rigor, en la década del 90 las universidades privadas provocaron una explosión de la oferta. Multiplicando las carreras de grado, al principio, y cursos de posgrado más tarde. <br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
“Hoy existen 150 universidades que ofrecen escuelas de negocios reconocidas por la CONEAU”, explica Stern. Quien admite que el MBA ya no es un boleto que garantiza una alta posición gerencial como antes. Sin embargo, es un título imprescindible, si se quiere aspirar a un cargo gerencial superior. <br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
“Es <em style="margin: 0px; padding: 0px; ">vox populi,</em> sin un MBA no se puede aspirar a un cargo gerencial. El MBA de hoy es lo mismo que el título de grado hace 20 años”, dice Stern y niega que las escuelas de negocios se hayan convertido en un negocio en sí mismo –como postula Rakesh Khurana– y explica que “todo el dinero que se recauda por las matrículas se vuelve a invertir en profesores, aulas, material”.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Quienes critican que las escuelas de negocios se han convertido en un mero negocio, afirman que los posgrados tienen dos mercados a los que atender: los potenciales alumnos y las empresas, donde trabajarán los futuros MBA.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
En los diálogos con los responsables de las nueve principales escuelas de negocios de la Argentina quedó de manifiesto el esfuerzo que hacen los responsables de los MBA por explicar que están fuertemente vinculados y orientados al mercado. <br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
“Nosotros tenemos a figuras del ámbito empresarial, en plena actividad y muy exitosos en sus carreras, también hay profesores <em style="margin: 0px; padding: 0px; ">full time</em> e investigadores, claro”, explica Christian Goldsztein, director del MBA de la Universidad Católica, quien a su vez también se desempeña en el ámbito privado en la consultora Prefinex.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Miguel Kozuszok, director de Unilever y Alberto Abad –ex titular de la AFIP y director de Banco Santander Río– son dos de los profesores que dan clases en el MBA de la UBA, destaca Jorge Stern, director de esa maestría.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Sin embargo, más allá de estas presencias, en casi todas las escuelas de negocios la mayoría de los profesores tienen un marcado perfil académico.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
En el mundo de las empresas, mientras tanto, coexisten dos realidades. Por un lado, los reclutadores –áreas de Recursos Humanos, consultoras, <em style="margin: 0px; padding: 0px; ">head hunters</em>, etc.– que suelen utilizar al MBA como un filtro más que les garantiza cierto nivel educativo, socioeconómico, etc. No existe el peligro de que este filtro deje a los seleccionadores sin “materia prima” ya que al haberse popularizado los MBA, el universo para realizar una búsqueda es amplísimo.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Sin embargo, a la hora de llegar a los máximos niveles de una organización, los hombres de acción suelen dar un valor muy relativo a tener o no un MBA.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
“Yo paso mucho tiempo armando equipos y seleccionando equipos gerenciales. Lo que menos me importa son sus conocimientos. Lo más importante para mí son las actitudes, que la persona sea crítica, que se ponga la camiseta, y que todo el tiempo se esté preguntando cómo puedo hacer mejor este trabajo o encarar este negocio”, dice Luis Roque Otero Monsegur, ex CEO de Banco Francés, quien actualmente controla la limonera San Miguel (junto a la familia Miguens Bemberg) y la agropecuaria Ganagrin.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
“Para mí, que venía de una forma de razonar más cartesiana, fue un <em style="margin: 0px; padding: 0px; ">shock</em>”, dijo a<em style="margin: 0px; padding: 0px; ">Mercado</em>, Javier Tizado, CEO y dueño de Tubos Trans Electric, una empresa que fabrica transformadores de alta tensión y exporta a una veintena de países. Tizado trabajó casi tres décadas en Techint y fue CEO de Siderar y Techpetrol, entre otras empresas del grupo. Antes de llegar a la cima realizó un MBA llamado <em style="margin: 0px; padding: 0px; ">Program for Management Development </em>en Harvard, donde tuvo como profesor a un joven Michael Porter.</p>
<p style="margin: 0px 0px 15px; padding: 0px; color: rgb(85, 85, 85); font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; line-height: 16px; "><strong style="margin: 0px; padding: 0px; ">–¿Sirve hacer un MBA? </strong><br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
La mejor respuesta está a su lado. Su hija, Trinidad, también ingeniera, está visitando a su padre unos días antes de retornar a Boston, donde retomará su MBA en Harvard junto a otros siete argentinos. “En el proceso aplicativo hay que rendir al máximo”, explica Trinidad Tizado, uno de los 900 alumnos de MBA que estudian en Harvard, y que representan menos de 10% de los 10.000 postulantes. <br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Quizás ese nivel de exigencia en la selección de candidatos es lo que les falte a los MBA argentinos, muchos de los cuales tienen a Harvard como modelo.<br style="margin: 0px; padding: 0px; " />
Sus necesidades de financiamiento y la competencia con otras escuelas de negocios llevaron a los MBA argentinos a convertirse en un producto masivo al alcance de cualquiera que pueda pagarlo. Como si convertirse en líder solo dependiera de eso.</p>
¿Para qué sirven las escuelas de negocios?
¿Cuál es la responsabilidad de estos centros de estudio? En la Argentina, crecieron como hongos pero ya no son garantía total de empleo más jerarquizado y mejor remunerado.