La transición energética es necesaria y debemos acelerar los proyectos que permitan la incorporación de energías alternativas, energías renovables, eficiencia energética y nuevas fuentes limpias, dice en esta entrevista Héctor F. Tamanini, de la IAE Business School, Universidad Austral.
Hay muchas tecnologías ya desarrolladas (solar, eólica, nuclear, hibridas, biomasa, etc.) y otras en desarrollo con horizontes a 10/20 años (transformación del gas y carbón en hidrógeno, o producción de hidrogeno verde a través de electrolisis con energías renovables).
Cualquier tecnología nueva que se incorpore deberá primero analizar cómo y cuánto se lograrán reducir las emisiones de gases efecto invernadero.
No hay posibilidades de un colapso energético en el mundo y menos aún en Argentina. Sólo hay que mirar los indicadores de generación versus consumo y el argumento del colapso se reduce a una mentira sin una base científica.
En nuestro país, en los últimos 20 años se han realizado inversiones en generación de energía muy por encima del consumo y con altas posibilidades de exportación pos pandemia.
Que el consumo sea el indicador de progreso de las naciones es la paradoja, es la extraña idea con la cual hacen creer a la población como un indicador verdadero.
El indicador de progreso es la calidad de vida con justicia climática y social. Por lo tanto, creer que la calidad de vida se logra con mayor consumo energético es una real falacia.
Todo lo contrario, luchar contra el cambio climático y disminuir nuestros niveles de consumo es lo que nos llevará a mejorar la calidad de vida. Podemos generar energía sin afectar el ambiente y allí estará el desafío tecnológico y la verdadera transformación.
En marcha
Estamos camino a un futuro que nos permitirá lograr disminuir emisiones de los GEI, lograr una transición hacia las energías que no contaminen y actuar con impacto contra el cambio climático.
Las reservas de hidrocarburos con la incorporación de los no convencionales (ejemplo Vaca Muerta en nuestro país y otras similares en el mundo) se han incrementado por lo cual no hay posibilidades de agotamiento en las próximas décadas.
La industria del petróleo y el gas ocupará una posición clave en su compromiso con la eficiencia energética, desde sus mejoras tecnológicas, hasta la utilización de los exclusivos mercados de bonos de carbono para compensar emisiones de los GEI.
Evitar que el calentamiento global se incremente a límites insostenibles será factible si cumplimos los compromisos asumidos en el acuerdo de Paris en 2015 (COP21), pero tenemos que ser rápidos. Para lograr una transición ordenada es necesario escuchar a científicos, expertos y conocedores del tema, pues estamos en una época donde la información fluye sin sustento científico, con noticias sin argumentos válidos y que solo busca atemorizar a la población.
Muchos gobiernos, ONG, empresas, científicos y conocedores del tema estamos comunicando a la población que la lucha contra el cambio climático está hoy en la agenda y cada vez más su conocimiento es público.
Economía circular (diseñar pensando en productos sin desechos, reciclables y/o reutilizables) en lugar de economía lineal (diseñar, producir, consumir y desechar) es la clave para una verdadera transformación.
Debemos incorporar proyectos energéticos estudiando su impacto con una visión de economía circular, pues la verdadera reducción la encontraremos, por ejemplo, en disminuir la movilidad y no tanto en tener más transporte eléctrico. Seguir con los negocios “business as usual”, nos llevará seguro a un mundo que no deseamos.
Escuchar las voces de las nuevas generaciones, que nos piden a gritos que su vida futura depende de las decisiones que la sociedad tome hoy, es un deber.
Los jóvenes están despertando para luchar contra el cambio climático, no los defraudemos.
(Tomado de la versión impresa de Mercado)