La sustentabilidad es buen negocio

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La compañía de consumo masivo Unilever presentó sus avances, metas y pendientes en cuanto al desarrollo sustentable. La clave: las marcas relevantes para los consumidores crecen al doble de velocidad. Por Carina Martínez.

Unilever es de las empresas que se han tomado en serio el desarrollo sostenible. Esto es, la búsqueda del crecimiento minimizando los impactos negativos en el ambiente y en la sociedad. Y también, claro que sí, ahorrar costos y encontrar nuevos negocios. Ya no es una elección; quienes no se suban a la ola de los negocios sustentables hoy, quedarán desplazados mañana.

Si bien 90% de las empresas argentinas encuestadas por según PwC reconoce que es importante tener en cuenta el impacto ambiental generado, solo 15% mide, efectivamente, la huella de carbono en toda su cadena de valor. Mucho camino queda por recorrer.

En el marco de la presentación sobre sus políticas de sustentabilidad que Unilever realiza cada año, su presidente para América latina, Miguel Kozuszok, pasó revista de los logros alcanzados, las metas pendientes y algunos hitos, como es el lanzamiento de la línea de antitranspirantes Dove y Rexona en envase más pequeño que logra, con la misma forma de aplicación y el mismo rendimiento, 30% menos de aluminio, 50% menos de gas propelente y 39% menos de GEI (gases de efecto invernadero).

Desde 2010, el Plan de Vida Sustentable rige los negocios de la compañía y orienta la gestión, con metas y objetivos específicos: mejorar la salud y calidad de vida de la población de 1.000 millones de personas para 2020 (a través de sus marcas, mediante campañas de higiene de manos, de aseo dental, o la campaña “la belleza real” de Dove, que trabaja sobre la autoestima); reducir a la mitad el impacto ambiental de la cadena de valor; y lograr que, para 2020, 100% de las materias primas provengan de un manejo sustentable.

Al momento de iniciar el plan, 14% de las materias primas provenía de fuentes sustentables y en 2014 el porcentaje ya asciende a 55%. Un caso típico es el aceite de palma, de cuyo consumo global Unilever es responsable de 3%. Para lograr este objetivo, la empresa capacita a agricultores en manejo sustentable de los cultivos.

La sustentabilidad conviene
Tal como relata el Kozuszok, desde que el Plan de Vida Sustentable se puso en vigencia, la compañía ha logrado un crecimiento del negocio de 21%, en gran parte por el ahorro de costos y también por incrementar la relevancia de sus marcas en el público, más atento que nunca a la hora de elegir qué y a quién comprar.

Un ejemplo. Una de las metas a destacar en estos años es el haber logrado porcentaje 0 de desperdicios para relleno sanitario. Esto significa que las 240 plantas, distribuidas en 67 países, han logrado un manejo de residuos mediante el reciclado de 100% del material, lo cual ha permitido, además del casi nulo impacto ambiental, un ahorro de costos de nada menos que 220 millones de euros.

Sin embargo, el trabajo en cadena de valor no es fácil. Y el eslabón donde la ingerencia es menor, por supuesto, es el consumidor. Allí, según estiman desde la compañía, se ha logrado reducir solo 12% de residuos y 2% el consumo de agua, por el uso, por ejemplo, de productos concentrados. Es que, en palabras del ejecutivo, hay que aprender a desaprender. Luego de años en que las marcas incentivaron el consumo en cantidades, de producto, de agua (gozar con una ducha de una hora, con espuma, gel de baño y todos los chiches del confort) introducir ahora el discurso del cuidado no es sencillo.

El Plan de Vida Sustentable parte de tres puntos básicos: la búsqueda del crecimiento (como motor para mejorar la calidad de vida), la eficiencia (reducir impactos) y la innovación (que permita, por ejemplo, lograr nuevos productos sustentables).

En cuanto a este último punto, Kozuszok destaca, nuevamente, por qué la sustentabilidad es un buen negocio: las marcas relevantes, o significativas –aquellas que se tornan tales por contribuir de alguna manera a mejorar la calidad de vida de las personas y/o al medio ambiente- crecen al doble de velocidad que las demás. Desde que el Plan de Vida Sustentable se puso en marcha, estas marcas son las responsables de 50% del crecimiento de la compañía y tienen una rentabilidad de +2%; nada poco teniendo en cuenta el volumen de negocio de esta firma global.

Como en gran parte de la industria, el consumo energético es uno de los impactos más fuertes de los negocios. En este sentido, Unilever ha logrado que 28% de la energía utilizada en su proceso productivo provenga de fuentes renovables. Sin embargo, esta distribución no es pareja. En Europa y Estados Unidos, estas fuentes alternativas llegan casi a 100% de la producción mientras que en América latina solo 25%. Es uno de los desafíos pendientes. Otro, es lograr la reducción de GEI, que ha aumentado 4% en los últimos años.

En cuanto a otros logros, los nuevos empaques de Ciff pisos, concentrado, ha logrado una reducción de 55% en material de packaging, 85% del consumo de agua, además de la disminución de efecto invernadero, por logística. Algo similar sucede con los lavavajillas de la marca, que han logrado reducir 300 toneladas de plástico, además de que 40% del plástico utilizado en envases, en ambos casos, es Pet. Los polvos de lavar concentrados, por su parte, logran ahorrar 70% de consumo de agua, 38% de cartón y también de plástico. El incremento en ventas de este producto, en los últimos tres años, fue de nada menos que 29%.

Otro dato de relevante que ayuda a dimensionar de qué manera la sustentabilidad también es negocio: el uso de material reciclado en 3.000 exhibidores de punto de venta llevó, globalmente, a una reducción de costos de 300.000 euros.

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