<p>Esta experiencia y otras fueron tiempo después analizadas por Infosys, una consultoría y servicios en tecnología informática (TI), para Wharton. Por supuesto, la tecnología RFID (identificación por radiofrecuencia) ya estaba en operaciones –por ejemplo, en la industria automotriz y el Pentágono-, pero hacía falta un gigante para llevarla al campo minorista.</p>
<p>Pese a ser una tecnología muy en el candelero, RFID no es novedad. Fue inventada en 1948 por Henry Stockman pero, hasta fines de siglo no existía la infraestructura necesaria para ponerla en funciones. En efecto, hacían falta tres componentes: la etiqueta (un chip de memoria integrado a una transponder), un lector y la computadora anfitriona de ambos. A 57 años de concebida, 2005 era un momento clave para la consolidación entre tecnología y vendedores de software. Con parámetros y protocolos en línea (vía EPCglobal network), los proveedores podían ya largarse.</p>
<p>Los clientes que desean ir más allá de una simple etiqueta se centran en dos estrategias: coto cerrado –dentro de la empresa- y cadena de abastecimiento. Esta opción abarca proveedores de envases y embalajes, contratistas sectoriales, logística a cargo de terceros y minoristas.</p>
<p>Los sistemas cerrados son un adecuado punto de partida, porque las empresas pueden evitar problemas relativos a normas industriales y sincronización con socios externos. Las opciones son ilimitadas. Así, el departamento de defensa usa esta tecnología para detectar movimientos de vehículos blindados y tropas (como ocurre en Libia vía OTAN). Pero más original es su colega de agricultura, empeñado en ponerle a cada vaca una etiqueta RFID con el objeto de localizar fácil y rápidamente los vectores de cualquier mal bovino.</p>
<p>Naturalmente, la perfección se logrará cuando sea posible monitorear cada componente en cada fase de un proceso. Esto implicará, por ejemplo, vincular piezas armadas en China con embalaje o envasado en Japón, envíos vía Unión Europea y distribución en Estados Unidos. Por lo común, en cada eslabón de esa cadena pueden surgir trabas o errores. Aplicar radicalmente la tecnología RFID a un proceso completo previene esas contingencias.</p>
<p>Sin duda, la información por sí sola no resuelve problemas en la cadena de abastecimiento. En el caso de alimentos envasados, “una sola góndola puede tener productos que venzan en dos, diez o quince días. Sería bueno conocer la fecha de expiración de cada pieza. Pero faltan sistemas aptos para aprovechar bien los datos extraídos por RFID.</p>
<p>Un experto de Wharton, Gerard Cachon, es igualmente realista en cuanto a la tecnología y recomienda no ver en ella una panacea al instante. Basándose en investigaciones propias, sostiene que obtener más datos no es necesariamente una solución. “La verdadera clave reside en reducir tiempos”.</p>
<p>Así, el procesamiento de órdenes es decisivo. En los 80, el minorista las enviaba por nota, fax o teléfono. El proveedor las verificaba y las trasladaba al depósito, que juntaba los rubros y los cargaba en un medio de transporte. Más tarde, el proceso fue incorporando tecnología, al punto de permitir que las órdenes se transmitan por medios electrónicos. Hoy hay más información que nunca, sí, pero no se traduce necesariamente en mayor celeridad.</p>
<p>En tanto las etiquetas RFID se emplean mayormente para embalajes, algunos minoristas han dado un paso adelante y marcan artículos individuales. La cadena británica Marks & Spencer empezó a experimentar con la tecnología en 2008, poniendo etiquetas inteligentes a ropa de hombre en un solo local.</p>
<p>A diferencia de los ingleses, Wal-Mart no emplea RFID para recoger datos adicionales sobre los clientes y sus pautas de compra. Es decir, su sistema no contiene información personal. Ello no significa que haya desechado para siempre el recurso, pues ha dejado la puerta entreabierta a la RFID personalizada. “Obviamente, entendemos las preocupaciones del cliente por su privacidad”, indica Linda Dillon, vicepresidente de la firma. “Por eso, nuestras etiquetas no recogen datos adicionales sobre los compradores. De hecho, en un futuro cercano ni siquiera habrá lectoras RFID en nuestros salones de ventas”.</p>
<p>En noviembre último, Caspian, American Civil Liberties Union (ACLU), Electronic Privacy Information Center (Epic) y otros difundieron una declaración de principios pidiendo frenar el etiquetamiento artículo por artículo. Eso hasta que se hagan evaluaciones serias sobre la tecnología. También proponen leyes federales sobre la cuestión y una medida que obligue a informar públicamente qué productos de consumo o uso final contienen dispositivos RFID.</p>
<p>Mientras no exista ese tipo de recaudos, Caspian recomienda al público “votar con el bolsillo”. De ahí el boicot a Gillette (2007)y otras empresas que emplean etiquetas individuales en Estados Unidos. En el plano mundial, apoyan el boicot a Tesco, cadena minorista británica que aplica RFID personalizada.</p>
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