jueves, 21 de noviembre de 2024

Guerra comercial entre EE.UU. y China y su impacto en las economías regionales

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Subsiste la incertidumbre acerca de la duración y profundidad del conflicto entre las dos grandes potencias. La inminente cumbre en el seno del G20 en Japón alienta expectativas positivas, sin embargo, el conflicto ya ha adquirido tal dimensión que tampoco resulta sencillo el proceso de reversión de la escalada.

Por Jorge Day (*)

Hay además, efectos directos visibles sobre el volumen de comercio y el ritmo de crecimiento de la economía global. En pocas provincias las exportaciones a EE.UU. y China representan más de 2% de sus respectivos PBG, una situación compatible con el hecho que la Argentina es un país con limitado sesgo exportador. Este es el corazón del informe “La guerra comercial entre EE.UU y China y su impacto sobre las economías regionales de la Argentina “ de la Fundación Mediterránea, presidida por María Pía Astori.

Por otra parte, es acotado el comercio bilateral entre EE.UU. y China de productos agroindustriales y/o típicos de nuestras economías regionales, por lo que el posible efecto “desvío de comercio” a favor de nuestras exportaciones también lo sería.

En caso de un menor crecimiento global, sería esperable una política de exportaciones más agresiva de parte de ambas potencias. Si este fuera el caso, habría sobre-oferta de productos industriales, por lo que, desde una perspectiva regional, habría impacto negativo sobre las plantas fabriles locales, por lo general ubicadas en las provincias más grandes.

Iniciada en 2018, esta guerra comercial tiene como condimento especial la aplicación, por parte de una nación, de más y mayores aranceles al ingreso de productos del otro país. Tratándose de las dos principales economías del mundo, los montos comercializados son inmensos. En principio, dentro de unos días se reunirán sus presidentes, con la intención de reducir fricciones, aunque todavía podría mantenerse la incertidumbre en materia comercial. Además, comienzan a aparecer efectos directos, como las menores exportaciones de China a EE.UU. Desde una perspectiva regional, una pregunta es cómo impactará esta guerra comercial sobre las economías regionales en Argentina. En términos globales, no le resultaría tan favorable. El comercio entre esos dos países es bajo en 4 regiones. Y en cambio, es posible que sea mayor la invasión de productos industriales de esas dos economías nacionales, las cuales afectarían a parte de la industria sustituta de importación, más concentrada en las grandes provincias.

Para analizar más en detalle, consideremos los posibles impactos de la falta de un acuerdo entre ambas potencias:

– Menor crecimiento de esos dos países afectaría a economías provinciales más dependientes de esas economías.

– Favorable desvío de comercio: es una oportunidad que aparecería si China vende menos a EE.UU (y viceversa).

– Desfavorable desvío de comercio: si China vende menos a EE.UU, exportará más al resto del mundo, generando una reducción de precios en los correspondientes productos.

– Impacto global por menor crecimiento.

Una guerra comercial implica una reducción del comercio bilateral entre los dos países en conflictos, que se puede traducir en un menor crecimiento en ambas economías. Si así fuese, las economías provinciales más sensibles a esta guerra serían las que son más dependientes de esos dos países. En ese sentido, debe considerarse dos factores: el porcentaje de sus exportaciones que se destinan a China y EE.UU, y cuán exportadora es cada provincia.

Aparecen dos grupos de provincias: por un lado, están aquellas que destinan un alto porcentaje de sus exportaciones hacia esos dos países, pero son provincias no muy exportadoras: Misiones (té a EE.UU y papel a China), Chubut (aluminio a EE.UU y petróleo y mariscos a China), Mendoza (vinos a EE.UU).

Por otro lado, el caso inverso, jurisdicciones muy exportadoras, pero que destinan una baja fracción de sus ventas externas a EE.UU y China: Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. En pocas provincias, las exportaciones a esos dos países representan más del 2% de sus respectivos PBG. De esta manera, se puede comentar que el impacto global de la guerra comercial sobre las economías regionales no sería alta, compatible con la condición de que Argentina es un país poco exportador.                                                            

A este argumento se deberían agregar dos puntos. Uno es en cuánto caería el crecimiento (y las importaciones) en esos dos países en conflicto, y lo segundo es que, dado el tamaño de ambas economías, hay impacto sobre el comercio mundial.

Favorable desviación de comercio. Si EEUU importa menos de China, el primero puede comprar más a otros países. En este sentido, este desvío de comercio es una oportunidad para el resto del mundo. Desde una perspectiva regional, consideraremos algunos productos claves.

En cada uno, la oportunidad será mayor mientras mayor sea:

• el monto que venía exportando China a EEUU (y viceversa)

• las exportaciones totales de Argentina de ese producto (señal de potencialidad)

• la participación de Argentina en el comercio mundial de cada producto.

Un caso que cumple con esas condiciones es la soja, que China importa de EE.UU, y en el cual Argentina tiene mucha ventaja. ¿Qué ocurre con productos regionales, especialmente “no pampeanos”? Considerando una docena, se observa que en sólo unos pocos se cumplen las dos primeras condiciones,                                                                                                          

Por ejemplo, China importa US$ 168 millones en tabaco, y Argentina exporta un monto mayor, por lo cual hay una oportunidad. Sin embargo, en esos y en la mayoría del resto de los productos considerados, es baja la participación argentina en su comercio mundial, señal de que hay muchos competidores que querrán aprovechar esa oportunidad. La excepción sería el ajo, porque aunque es baja la participación argentina, es muy alta la de China. Además, una vez detectada la oportunidad, falta una serie de pasos para aprovecharla. Por ejemplo, previamente se debe lograr una mayor estabilidad macroeconómica y, al mismo tiempo, ganar esos nuevos mercados.

 

Todavía hay incertidumbre de cómo seguirá esta guerra comercial entre EE.UU y China. Una visión optimista considera que la próxima reunión entre sus presidentes ayudará a disminuir sus efectos. Pero es posible que se trate de un proceso lento. Si va lento, o peor, si se agravase esta guerra comercial, ¿cómo impactaría sobre las economías regionales argentinas? Por un lado, el deseado desvío de comercio sería relativamente menor, porque es bajo el porcentaje de comercio bilateral de productos agro y agroindustriales, especialmente los típicos de nuestras economías regionales (la excepción sería la soja).                                                                                                                     

Tampoco sería tan fuerte el impacto por un menor crecimiento de EE.UU y China, debido a que varias economías regionales no son tan exportadoras. Por último, es posible que el impacto mayor se dé en la invasión de productos de esos países, que son los que están en discusión en esta guerra comercial. Generalmente son productos industriales, y desde una perspectiva regional, afectaría más a industrias ubicadas en las provincias grandes del país.

(*) Investigador del IERAL de la Fundación Mediterránea.

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