Fatalmente, Estados Unidos ganará la guerra de las divisas
Sin dudas hay roces entre una moneda supuestamente fuerte e inflexible, el yüan chino, y una considerada débil, el dólar. Pero el problema real es otro: cómo gerenciar un ajuste económico general. Eso creen Olivier Blanchard y expertos anglosajones. Pero Washington acabará ganando porque sostiene Martin Wolf- tiene una munición infinita, el dólar. No existen límites a su emisión.
18 octubre, 2010
<p>El francés Blanchard, asesor técnico del Fondo Monetario Internacional, se vincula a John Lipsky, segundo de Dominique Strauss-Kahn. En un trabajo destinado a la futura cumbre del Grupo de los 20, el primero señala: “debemos concentrarnos en una recuperación sostenible. No será fácil y exige dos acciones. Una, interna, es volver a apoyarnos en la demanda privada de las economías centrales. Otra, derivada, es promover las exportaciones de ese mismo grupo y las importaciones del bloque emergente, empezando por China”.<br />
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Blanchard mismo teme que ambas metas estén tomando demasiado tiempo. Exactamente lo mismo afirma Martin Wolf en el Financial Times. Pero el analista tiene en cuenta dos dimensiones. “Primera, los países avanzados, gastadores y adictos al déficit deben desapalancar sus sectores privados y marchar hacia una nueva normalidad. Segunda, las paridades cambiarias reales de economías con sólidas posiciones externas, oportunidades de inversión o ambas cosas deben reapreciar sus monedas expandiendo su demanda interna para compensar la consiguiente baja de exportaciones”.<br />
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En realidad, Blanchard, Lipsky y Wolf quieren que China revalúe el yüan y exporte menos a Estados Unidos, mientras –con un dólar más barato- éste frene importaciones provenientes del gigante asiático. Dicho de otro modo, mover las piezas en la guerra a favor de una victoria norteamericana.<br />
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Por ello, “las políticas monetarias agresivas, por parte de países emisores de deuda, son elementos claves en ambos procesos. Así, el pánico de ciertos mercados ante las escaramuzas cambiarias y las presiones contra el dólar reflejan los efectos desiguales de las propias políticas estadounidenses”.<br />
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Wolf es más obvio que Blanchard: “existe una tozuda resistencia a aceptar ajustes. Para decirlo crudamente, EE.UU. quiere inflar al resto del mundo y éste, o el bloque emergente con China a la cabeza, quiere desinflar a EE.UU.”<br />
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Pero Washington “acabará ganando porque –sostiene el columnista- tiene una munición infinita, el dólar. No existen límites a su emisión. Sólo hace falta negociar mecanismos para la rendición del mundo”. Por supuesto, China tiene otra visión del juego. En todo caso, el dólar no es hoy más poderoso que el oro durante siglos o la libra entre 1785 y 1914. <br />
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