<p>Dirigida individualmente a diecinueve jefes de estado o gobierno, la misiva añade: “es inútil lamentarse si algunas medidas debilitan temporalmente el dólar, pues el estado de la economía deja que desear. Sin duda, debemos limitar la volatilidad internacional comercial y financiera, que nos han constreñido a apelar a instrumentos extremos”.<br />
<br />
Según afirma al presidente de Estados Unidos, a quien hoy Hu Jintao, su colega oriental, supera al frente de la lista Forbes de influyentes, “los países emergentes relevantes deben darse cuenta de su nuevo poder. Éste comporta nuevas responsabilidades y exige otra agenda de cooperación económica”.<br />
<br />
Esta incipiente doctrina Obama, donde casi no se nombra a Beijing, no logra soslayar cierta pacatería, en contraste con el clima duro que inicia la cumbre. Las posturas de China, Alemania, Brasil y Rusia difieren demasiado de las expuestas por EE.UU. o aliados como Gran Bretaña, Canadá y, hasta cierto punto, Australia. En semejante contexto, la carta abierta busca encarrillar a su favor la cumbre. Eso mismo intentó hacer Washington en la anterior reunión (junio), sin resultados.<br />
<br />
Mientras tanto, la “flexibilidad cuantitativa” de la Reserva Federal –“eufemismo por emisión” la tachan Joseph Stiglitz, George Soros o Nouriel Roubini- multiplica críticas a Benjamin Bernanke y Timothy Geithner en Seúl. Por ahora, no impresiona a muchos el “llamado a la razón” de Obama, en particular porque la carta no altera un trasfondo geopolítico donde las relaciones de fuerza ya no benefician a EE.UU.<br />
<br />
Dos componentes no aparecen en el mensaje: esos US$ 600.000 millones de liquidez artificiosa inyectada por la RF y la lenta reapreciación del yüan, obsesión de George W.Bush y Obama. Por cierto, la misiva alude a “paridades cambiarias de países emergentes, que debieran responder al mercado y reflejar el sustancial crecimiento de estas economías. Si ello no ocurre, la brecha se ensanchará entre la diversas áreas del mundo y se dificultará la salida”.<br />
<br />
Probablemente, Obama no conocía las opiniones de Li Myung Bak, su anfitrión surcoreano. Horas antes de difundirse la carta abierta desde Washington, el mandatario se declaraba “pesimista sobre esta cumbre” y no trepidaba en emitir un diagnóstico negativo. “Harán falta varios meses –sostuvo- para llegar a un principio de acuerdo. Por supuesto, los breves debates producirán un documento formal optimista. Luego tomará hasta mediados de 2011 alcanzar compromisos específicos sobre los temas claves de la agenda”. <br />
</p>
Obama y el G-20: el dólar depende de nuestra economía
En sorpresiva carta abierta a la cumbre de Gyeongju, Barack Obama sostiene: lo mejor que podemos ofrecer al mundo es una economía norteamericana de nuevo en expansión, capaz de reducir desequilibrios. Para eso sirven nuestras iniciativas monetarias.