¿Existe o no sucesor para el capitalismo?

La pregunta viene formulándose desde la crisis sistémica (2007/09) por el difunto Christopher Hitchens hasta la actualidad. Joseph Stiglitz y Paul Krugman (Nobel 2001, 2008) la replantearon hace poco. Ahora, la retoma Kenneth Rogoff desde Harvard.

21 diciembre, 2011

<p>Ninguno de ellos tiene respuestas positivas. En s&iacute;, el interrogante es curioso, pues presupone la existencia de sustitutos viables para un sistema que viene funcionando desde fines del siglo XVII. &ldquo;La verdad &ndash;opina el docente- es que, por el momento, las &uacute;nicas opciones serias al modelo anglosaj&oacute;n son otras formas de capitalismo&rdquo;. El renano, por ejemplo.<br />
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Pero esta alternativa, tambi&eacute;n llamada &ldquo;modelo europeo continental&rdquo;, &ldquo;no es sostenible&rdquo; afirma este ex analista del Fondo Monetario Internacional. Sucede que &ldquo;mezcla generosos gastos sociales, jubilaci&oacute;n temprana y redistribuci&oacute;n de ingresos m&aacute;s equitativa&rdquo;.<br />
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Sin duda, el esquema resulta &ldquo;imposible&rdquo; para la mentalidad de la tecnocracia fondista. En tercer lugar, aparece el &ldquo;capitalismo darwiniano chino. Su puntal son empresas exportadoras que act&uacute;an en un contexto de dura competencia, escasa seguridad social y papel hegem&oacute;nico del estado&rdquo;. Algunos prefieren llamar a este modelo &ldquo;maltusiano&rdquo;. Pero Rogoff tiene una objeci&oacute;n: &ldquo;el sistema chino cambia constantemente&rdquo;.<br />
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A su criterio, se ignora hasta qu&eacute; punto se transformar&aacute;n las estructuras pol&iacute;ticas, econom&iacute;as y financieras del gigante (ya es el segundo producto bruto interno). Varios expertos estiman que, en &uacute;ltima instancia, Beijing marcha hacia una forma distinta de capitalismo. &ldquo;En verdad &ndash;presume el numen de Harvard-, la clave reside en que todos los esquemas capitalistas son temporales e intercambiables&rdquo;.<br />
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Sin ir m&aacute;s lejos, el reciente fracaso en concluir un nuevo acuerdo mundial sobre cambio clim&aacute;tico en Durban es s&iacute;ntoma de la persistente par&aacute;lisis en la materia. En el plano econ&oacute;mico, la crisis sist&eacute;mica, su secuela recesiva y el endeudamiento de la Eurozona marcan contradicciones entre los programas de rescate y &ndash;como se&ntilde;alan Stiglitz o Krugman- &ldquo;sus in&uacute;tiles medidas de austeridad&rdquo;.</p>
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