Estatización, proteccionismo: ¿sólo rescates o un nuevo orden?

Desde 2008, gobierno tras gobierno en Occidente han inyectado masas de liquidez sin precedentes –más de US$ 4 billones (millones de millones) en pocos meses- en la banca y la economía privadas. Casi la mitad, a cargo de Estados Unidos. A cambio, ése y otros países han tomado acciones, deudas y activos tóxicos.

17 noviembre, 2009

<p>Sin duda, salvamentos como los de Citigroup, American Internacional, Merrill Lynch, Northern Rock, Bank of America o General Motors &ldquo;eran males necesarios&rdquo;. As&iacute; afirman Robert Gogel (<em>European executive council</em>, una entidad privada) y Ludo van del Heyden (Insead,<em> institut pour l&rsquo;administration des entreprises</em>, Par&iacute;s). A su criterio, era el precio de proteger bancos, otras instituciones, y al contribuyente en general, de quiebras y sus efectos. <br />
<br />
Pero, ahora &iquest;qu&eacute;? A diferencia de los fondos soberanos, cuyos compromisos suelen ser a largo plazo, el estado accionario se limita a inversiones temporarias. No obstante, aunque algunos bancos est&eacute;n comenzando a restituir sumas, la estatizaci&oacute;n se mantendr&aacute; en otros rescates, pues ser&aacute; dif&iacute;cil repagar esos montos al tesoro de cada pa&iacute;s. Para recolocar acciones a precios atractivos, en efecto, las econom&iacute;as occidentales deben recobrarse, algo que empezar&aacute; a ocurrir reci&eacute;n desde promediar 2010.<br />
<br />
A los neocl&aacute;sicos, las perspectivas de gobiernos manejando firmas y bancos privados les reavivan viejos temores al socialismo. As&iacute; fue como, durante la depresi&oacute;n de 1933/7, al programa keynesiano y a Franklin D.Roosevelt los tachaban alternativamente de comunistas y fascistas. Hoy, muchos ven todo como otra forma de estatizaci&oacute;n, capaz de acabar en el proteccionismo y la interferencia en los mercados libres o racionales (seg&uacute;n los cre&iacute;an Milton Friedman o Robert Lucas). Para Gogel y van der Heyden, es m&aacute;s sensato interpretar esta olas de intervenciones como anticipo &ndash;en parte del mundo- de un nuevo papel para estados que pasan a accionistas en el sector privado. Al menos, mientras lo sean.<br />
<br />
Por supuesto, subsisten interrogantes en el aire. &iquest;El dinero p&uacute;blico se gastar&aacute; sabiamente o no? &iquest;Los accionistas estatales actuar&aacute;n en forma distinta a los privados? &iquest;C&oacute;mo se afectar&aacute; el desempe&ntilde;o financiero? &iquest;Los bancos estatizados saldr&aacute;n m&aacute;s fuertes o d&eacute;biles?<br />
<br />
Lamentablemente, los avatares de muchas entidades manejadas o supervisadas por gobiernos no han sido positivos. Por ejemplo, Sallie Mae, Freddie Mac, la brit&aacute;nica Leyland o Alitalia fracasaron ante el ojo del p&uacute;blico y tampoco lograron sus objetivos iniciales. M&aacute;s vale por el contrario.<br />
<br />
Resulta afortunado que existan ejemplos opuestos. Incluyen &Eacute;lectricit&eacute; de France, AirFrance-KLM, Lufhansa u, hoy, Fiat-Chrysler. Ello demuestra que el control accionario o la intervenci&oacute;n estatal funcionan bien si tienen prop&oacute;sitos y responsabilidades claras.<br />
Los grandes fondos soberanos de China o los emiratos del golfo P&eacute;rsico aportan otro tipo de ejemplo. Por supuesto, no encarnan reg&iacute;menes capitalistas democr&aacute;ticos. Tampoco los constri&ntilde;e el corto horizonte que los paquetes accionarios estatizados afrontan en Occidente, pues no lidian con rescates de &uacute;ltima instancia ni con la dualidad inter&eacute;s publico-inter&eacute;s privado.<br />
<br />
Las nuevas experiencias con accionistas estatales no son globales ni podr&iacute;an serlo y, adem&aacute;s, est&aacute;n en fase temprana. Al respecto, cuatro gu&iacute;as sencillas pueden orientar a ese sector, seg&uacute;n suponen los autores.</p>
<p><strong>1 Management sist&eacute;mico</strong>. Una causa de la crisis financiera radica en fallas de gesti&oacute;n. No s&oacute;lo de las c&uacute;pulas, sino tambi&eacute;n de directorios y reguladores. El ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, lo admiti&oacute; testificando ante un comit&eacute; senatorial, octubre de 2008. Su mayor falta, se&ntilde;al&oacute;, fue &ldquo;presumir que los intereses propios de los bancos privados los llevar&iacute;an a proteger a accionistas y activos&rdquo;.<br />
Por su parte, los reguladores como la RF permit&iacute;an buscar m&aacute;s ganancias, sin tener en cuenta los riesgos incurridos ni la obsesi&oacute;n por los precios. Al respecto, el esquema tipo Carlo Ponzi, armado por Bernard Madoff &ldquo;debiera formar parte de todo programa de la SEC para nuevos funcionarios o de posgrados&rdquo;, sugiere van der Heyde.<br />
Muchos reguladores &ndash;y los directorios que supervisan- aparentemente no comprend&iacute;an los riesgos subyacentes a sus propias pr&aacute;cticas. Tampoco hac&iacute;an a los gerentes responsables por los resultados: simplemente, forzaban rebajas en comisiones y bonificaciones, o las alineaban con las utilidades resultantes (tal el caso de los productos primarios). Nunca en la historia se hab&iacute;a pagado tanto en comisiones de corto plazo, mientras se destru&iacute;an los valores a mediano y largo plazo.</p>
<p><strong>2 Reponsabilizar, pero &iquest;a qui&eacute;n?</strong> El contralor financiero es muy diferente del que hace a bienes o servicios. Sin alguien que compra algo no est&aacute; conforme, va y lo obtiene de otro proveedor. Pero, cuando un banco o una firma de valores entra en insolvencia, tal vez no se recobre. Eso puede da&ntilde;ar a personal, socios, comunidades y hasta pa&iacute;ses enteros (como sucedi&oacute; en Irlanda, Islandia, Estonia o Letonia).<br />
La justificaci&oacute;n clave, en un rescate v&iacute;a estatizaci&oacute;n accionaria, es tomar control hasta que la sociedad pueda reanudar operaciones sin muletas. Cu&aacute;ndo y c&oacute;mo un gobierno debe intervenir, ser&aacute; siempre un asunto delicado: siempre habr&aacute; tensiones entre interferir m&aacute;s, o bien dejar caer la entidad, o que se reestructure sola. <br />
Mejorar la gesti&oacute;n no es suficiente. En 2002, EE.UU. protagoniz&oacute; la mayor reforma financiera moderna, la ley Sarbanes-Oxley. Sus normas, onerosas y caras, quedaban en manos de una junta pro supervisi&oacute;n contable de sociedades registradas en bolsa (PCAOB en ingl&eacute;s). Este mecanismo poco hizo para evitar la crisis sist&eacute;mica desatada en 2008.</p>
<p><strong>3 Elegir directores con cuidado</strong>. Los accionistas estatales deber&aacute;n seleccionar para la junta miembros competentes y experimentados, capaces de manejar las sociedades en cuesti&oacute;n. Por ejemplo, las ocasiones para conflictos de intereses abundar&aacute;n en un contexto donde haya ambig&uuml;edades, la informaci&oacute;n no circule en forma aceitada o sea dif&iacute;cil de evaluar. Pero disponer o preparar ese tipo de ejecutivos puede ser dif&iacute;cil porque, comparada con la formaci&oacute;n gerencial, la de directores de junta est&aacute; en la infancia, si no en gestaci&oacute;n. <br />
Existen, sin embargo, oportunidades para profesionales duchos en banca y capaces de representar a los accionistas estatales. Esta clase de material humano debe tener iniciativa propia y encarar la reestructuraci&oacute;n de una entidad con planteos a largo aliento. M&aacute;xime si se trata de instituciones todav&iacute;a grandes. Encontrar, formar estos elementos y ubicarlos al frente de una estructura es un desaf&iacute;o que requiere una dosis saludable de independencia.</p>
<p><strong>4 Remuneraciones.</strong> Sin duda, es un &aacute;rea donde se precisa ser cuidadosos al extremo. A medida como se restaura la salud institucional de un banco o una compa&ntilde;&iacute;a, el gobierno cosechar&aacute; los beneficios de su tarea revendiendo parte o toda su tenencia accionaria. Los banqueros con sentido de responsabilidad social &ndash;no abundan, pero los hay- estar&aacute;n ansiosos por redimir al sector ante el p&uacute;blico y la dirigencia pol&iacute;tica de un pa&iacute;s.<br />
A esa etapa seguir&aacute; la de remuneraciones adecuadas. Pero no ya la de bonificaciones abusivas para los ejecutivos o los directorios: no debe confundirse reconocimiento a servicios p&uacute;blicos con estipendios fuera de lo razonable. Sin un marco claro ni orientaci&oacute;n adecuada, no es f&aacute;cil reclutar gente dispuesta a jugarse. <br />
La crisis sist&eacute;mica, entonces, ofrece a los ejecutivos financieros sorprendentes oportunidades de propender al bien com&uacute;n. Trabajar para un accionista estatal representa un aporte a rescatar &ndash;en varios sentidos- un sector de la econom&iacute;a en severos problemas.<br />
<br />
Parad&oacute;jicamente, el fracaso de varios gobiernos y sus bancos centrales como reguladores han llevado a esta masiva presencia del estado como accionista. Una vez en este punto, resulta ir&oacute;nico que, contra el pensamiento ortodoxo, los poderes legislativo o ejecutivo sean la mayor esperanza de reforma financiera para el sector privado. Los gobiernos, pues, tienen la ocasi&oacute;n de entrar al sistema en calidad de directores, hacer todos los cambios necesarios y salir. Por otra parte, podr&aacute;n actuar proactivamente cuando los mercados no est&eacute;n en condiciones normales y, como ocurriera tantas veces en la historia, el estado deba rescatarlos.</p>

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades