Su meta era “realizar estudios, evaluaciones y acciones necesarios para proporcionar una computadora portátil a cada niño en edad escolar y a cada maestro de la escuela pública; también para capacitar a los docentes en el uso de la herramienta y promover la elaboración de propuestas educativas”, como reza el decreto 144/007, la piedra fundacional del proyecto. Lo cierto es que entonces, el Plan Ceibal no conocía precedentes en el mundo
Esto es lo que cuenta Miguel Brechner de esta singular experiencia, en diálogo con Florencia Pulla, de Mercado.
– ¿Cuáles cree que son los efectos más sobresalientes del Plan Ceibal?
– Que la brecha digital se ha reducido a cero es el cambio más dramático desde el punto de vista estructural. En 2006 era un privilegio tener una computadora, hoy es un derecho. Justo venimos de entregar la computadora un millón, que era simbólica porque en realidad nosotros tenemos 620.000 estudiantes pero cada cuatro años cambiamos por una mejor, y la experiencia es indescriptible.
Más por lo que cuesta: US$ 100 al año. Eso son US$ 8 y monedas por mes, e incluye la PC, la reparación, los servidores, la Internet en las escuelas y en las plazas públicas, las plataformas educativas, los libros digitales…. En otros países, cuesta US$ 2000 por año. Eso quiere decir que el plan cuesta 5% del costo del estudiante en otros países.
– ¿Y cómo se llega a esas cifras?
– Las razones del éxito son que sabemos lo que es el plan y lo que no es. Tenemos muy claro lo que hacemos. Tenemos un diseño institucional diferente que en otros países de America latina, en donde es, básicamente, un plan del Ministerio de Educación. Eso es un suicidio porque no están preparados técnicamente: saben de educación, no de infraestructura.
Nuestro liderazgo está orientado a ayudar al sistema educativo y además somos un país que tiene ventajas geográficas. Somos chicos, entonces tenemos complejidades menores que en un país como Perú o Argentina. Acá en el peor de los casos tomamos el auto y seguimos por caminos de tierra. En Chile hay que resolver técnicamente muchas cosas, en México también. Al final, yo soy maratonista y todos saben eso, las maratones son como los elefantes. Hay que comérselos de a pedacitos. Esto es lo mismo.
– Aunque el plan no es del Ministerio de Educación sin dudas son socios en este plan porque el objetivo es educativo.
– Nuestro diseño institucional es muy especial. En el directorio hay un representante de Economía, uno de Presidencia que soy yo, uno de Ministerio de Educación y otro de la Educación Publica. Además, vienen a todas las reuniones los líderes de cada uno de los secundarios, primarias, instituciones de educación técnica y de formación docente para participar en la toma de decisiones. Los miércoles tomamos las decisiones y después cada uno las lleva a su lugar.
– En Argentina existe Conectar Igualdad y una de las críticas que más recibe tiene que ver con el uso práctico que se les da a esas computadoras que han tenido una gran penetración en los sectores más desfavorecidos. ¿Esa crítica, también se aplica acá?
– ¡Se aplica también! La integración entre la pedagogía y la tecnología no está resuelta ni en Latinoamérica ni en el mundo. Cada país intenta hacerlo a su manera pero la solución del problema no la encontramos todavía. Creo que primero tenemos que hacer las autopistas y después poner camiones.
Esa es la primera etapa pero hay tres. La primera es construir las autopistas, en la segunda las plataformas (de inglés, matemática, evaluación en línea) y ahora hay que conferir poder a los docentes para que la usen más y más. Esa es la etapa más difícil. Es más fácil dar computadoras que ejercicios de matemática. La tecnología está manejada por los ingenieros que quieren que los maestros se adapten a ellos, pero tiene que ser al revés.
– En términos ingenieriles, una implementación tan compleja, lleva un tiempo de desarrollo. ¿Cómo se hace para manejar eso?
– Es parte del desafio. Cuando empezamos pensaron que era vapor work, un verso presidencial. Pero hicimos un equipo muy profesional, todos venimos de IT, del área privada. Muchos de los que estábamos ahí en la primera fila llamamos a quienes tuvimos que llamar. Primero nadie creía, después todo el mundo se maravilló…
– Llegó el éxito.
– Sí, pero no es una bala de plata. No es magia. De hecho, tenemos muchos problemas con las máquinas, que se rompen seguido. No las cuidan todos perfectamente…
– ¿Cómo fue el proceso de adopción? ¿Hubo resistencias de los sindicatos a la hora de introducir una tecnología tan disruptiva?
Acá hubo muchas protestas de los maestros. Hay que pensar que en dos años cubrimos toda la primaria. No tuvieron tiempo de adaptarse. Mientras todos discutíamos, nosotros entregábamos máquinas. Los chicos se maravillaban, les contaban a los maestros y los maestros, que tienen un amor infinito por los chicos, iban aprendiendo.
Hay que ganarse la credibilidad con los docentes. Los maestros rechazan cosas, a veces, porque están cansados de que les impongan proyectos sin ningún beneficio. ¿Que beneficio les dio IT a los maestros en los últimos 20 años? Pero lo cierto es que la discusión del curriculum hay que empezar a hacerla en algún momento. El nuestro tiene 20 años. Los chicos se aburren. Están muy alejados de la realidad del estudiante.
– De alguna manera llegó la hora de enfocarse más en el contenido que en el dispositivo…
Ahora que tenemos el dispositivo, no me importa el dispositivo. El año que viene no sabemos qué vamos a entregar, si tabletas o computadoras, por ejemplo. La tecnología avanza, cambia. Cuando empezamos a idear el plan nuestro objetivo era que tuvieran acceso a Internet discada. Porque cuando empezamos no había tabletas, iPhones… hoy necesitamos poner fibra óptica, ancho de banda, porque tenemos más aplicaciones que lo demandan. Pero no hay glamour. Es natural. El plan tiene un apoyo popular grandioso.
– Básicamente este es un proyecto muy atado al Frente Amplio. ¿Cree que ya pasó de ser una política impuesta por un partido para ser una política de Estado? ¿Hay consenso político ya sobre el Plan Ceibal o temen que, de asumir un gobierno de diferente signo político, pegue un giro?
– Ninguna duda de que el Plan Ceibal es una política de Estado. Es lo que ocurre cuando un privilegio se transforma en un derecho. De hecho, en la elección anterior todos decían que iban a continuar con el Plan Ceibal. Garantizo que el año que viene todos van a decir que van a mejorarlo. Es importante y hay más por hacer. Además, ¿hoy en día cómo se le dice a la población que no van a recibir más computadoras?