<p>Por ejemplo, el desempleo norteamericano sigue alto (9,97/10%) o crítico (más de 22,1% en España y Letonia), con perspectivas harto complejas para esta segunda mitad de 2010 y parte de 2011. En el tercero y cuarto trimestres de 2009, apenas una parte de los enormes estímulos fiscales y económicos empezaron a hacerse notar. Ahora, los planes regresivos impuestos en países de Europa occidental arriesgan efectos contraproducentes.<br />
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Desde 2008, la Reserva Federal y sus contrapartes han intervenido en una escala sin precedentes respaldando un sistema que varios economistas serios dan por irrescatable (igual que el bursátil). Otros califican esos paquetes de tareas inconclusas. Entretanto, el porvenir es incierto.<br />
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Por de pronto, los expertos difieren notoriamente en políticas económicas, financieras y malos hábitos de los mercados. Verbigracia, David Wessel (<em>Wall Street Journal</em>) ubica la causa de la catástrofe en el triunfo de la especulación a expensas de la industria norteamericana. Jopeph Stiglitz y Paul Krugman (Nobel 2001 y 2008) sospechan que el capitalismo anglosajón tiene la culpa. En realidad, estas crisis carecen de fuente unívoca.<br />
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Con matices, casi todos los analistas sostienen que los funcionarios claves encararon, generalmente sin mucha confianza en sí mismos, el alud que se había desatado a fines de 2007. El elenco incluye Benjamin Bernanke, Henry Paulson –secretario del tesoro bajo George W.Bush- y su sucesor, Timothy Geithner, entonces presidente de la RF neoyorquina.<br />
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Resulta difícil disentir con las duras críticas de Wessel a Alan Greenspan, antecesor de Bernanke, hasta 2006 mucho más intocable que éste. Si alguien debiera haber actuado a tiempo para evitar la crisis elevando tasas y ahogando el auge de malas hipotecas vía regulaciones más estrictas, ése era Greenspan. Pero éste había echado por la borda su propia crítica de 2003 a la “exuberancia irracional de los mercados”. Todavía en 2007, quienes hoy lo atacan funcionaban como “claque” incondicional (riesgo que también corre Bernanke).<br />
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Si se buscan planteos más ácidos, debe acudirse a Mark Zandi, allegado a Moody’s Investors Service. Al incursionar en causas socioeconómicas, pone en la picota el auge de malas hipotecas, la obsesión norteamericana por la casa propia, las desgravaciones impositivas de George W.Bush que promovieron endeudamiento de todo tipo y, en lo financiero, exóticos instrumentos especulativos, mal manejo de riesgos, etc. Todo enmarcado en el papel ambiguo de las agencias calificadoras (Moody’s inclusive), inadecuada regulación y un nuevo factor: la licuación del euro.<br />
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Crisis 1 y 2: se multiplican interpretaciones de todo tipo
Una descripción total o satisfactoria de ambos episodios -2006/09 en EE.UU., 2010 en la Unión Europeo- dista de ser posible. Cierto grado de estabilidad se consolida aquende el Atlántico, pero el sistema sigue bajo presiones en la otra orilla.