China plantea desafíos que las empresas no pueden darse el lujo de subestimar

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No prestar atención al gigante tiene costos. Empezando por adaptar estrategias a un mercado en constante mutación, donde impera una dura competencia y pesan las prioridades del gobierno. Así cree un chino étnico, Edward Tse, de Booz & Co.

<p>Las ventas minoristas crecieron 179% en dos d&eacute;cadas.<br />
En 2006, International Business Machines mud&oacute; las oficinas administrativas de Armonk (Nueva York) a Shenzhen, cerca de Hongkong. Fue un hito en la transformaci&oacute;n de Big Blue en &ldquo;una compa&ntilde;&iacute;a globalmente integrada&rdquo;, seg&uacute;n palabras del presidente ejecutivo Samuel Palmisano.<br />
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La firma hab&iacute;a llegado a China en 1993 y fabricaba esencialmente computadoras personales, negocio que vendi&oacute; en 2005 a la local Lenovo. Durante a&ntilde;os, IBM hab&iacute;a producido servidores, sistemas para el comercio minorista e impresoras en Shenzhen. Primero para mercados exteriores, luego para el chino. Al llevar a esa ciudad el centro mundial para procuraci&oacute;n, la compa&ntilde;&iacute;a no s&oacute;lo fortalec&iacute;a sus bases administrativas, sino que adem&aacute;s ubicaba mejor una de sus prestaciones centrales: cadenas de abastecimiento para terceros.<br />
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La empresa tambi&eacute;n invert&iacute;a en investigaci&oacute;n y desarrollo (I&amp;D). Su laboratorio chino, uno de ocho en el planeta, se yergue en el barrio universitario de Beijing. Muchos de sus 150 cient&iacute;ficos y t&eacute;cnicos poseen t&iacute;tulos locales, indispensables para especializarse en tecnolog&iacute;as del lenguaje o computaci&oacute;n pervasiva (instalar microprocesadores en objetos de la vida cotidiana).<br />
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En s&iacute;ntesis, la presencia de IBM es hoy muy diferente de lo que habr&iacute;a sido hace algunos a&ntilde;os. Se define no en funci&oacute;n del crecimiento demogr&aacute;fico o los bajos salarios de China, sino por la integraci&oacute;n en su sistema mundial. Como tantas otras compa&ntilde;&iacute;as &ndash;Coca-Cola, Honeywell, KFC, Goodyear-, sus estrategias ven al mundo como unidad. Adem&aacute;s de fabricar en China, invierte en operaciones y las integra al resto del conglomerado.<br />
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La resistencia china a la recesi&oacute;n occidental de 2007/9, promovida por la reorganizaci&oacute;n de la red bancaria y una clase media expansiva, han atra&iacute;do a muchas empresas. Como subrayaba el analista brit&aacute;nico Martin Wolf, &ldquo;la reputaci&oacute;n occidental de eficiencia financiera o econ&oacute;mica est&aacute; por el suelo, en tanto aumenta la de los chinos&rdquo;. <br />
Por otra parte, crece la rentabilidad local de las firmas extranjeras. Un estudio de la c&aacute;mara norteamericana de comercio (Beijing, 2009) nota que, en 1999, apenas 13% de firmas cubiertas declaraba m&aacute;rgenes de utilidad superiores a los de sus promedios mundiales. Hacia fin de 2008, la cifra alcanzaba 50%.<br />
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Pero tambi&eacute;n los problemas para actuar en China se han incrementado en ese lapso. La mayor&iacute;a de negocios, aun los exitosos, pueden hallarse mal preparados para el porvenir. Arriesgan no s&oacute;lo perder oportunidades, sino ser desplazados por rivales, viejos o nuevos, que aprovechen ese mercado para reconvertir sus propias posiciones de competencia.</p>

<p>En 2005, Tse ya preve&iacute;a que &ldquo;la experiencia de los &uacute;ltimos cinco o diez a&ntilde;os no ser&aacute; gu&iacute;a adecuada para los cinco siguientes&rdquo;. Esto vale mucho m&aacute;s &ndash;afirma el analista de Booz &amp; Co.- &ldquo;para el quinquenio o el decenio a partir de 2010. Los l&iacute;deres de negocios en pos de suceso han de afrontar un triple desaf&iacute;o, cifrado en la creciente complejidad del mercado chino, una competencia m&aacute;s complicada y las pol&iacute;ticas de los gobiernos nacionales o provinciales.<br /> <br /> A treinta y dos a&ntilde;os de iniciarse la apertura econ&oacute;mica del pa&iacute;s (1978), pero nunca la pol&iacute;tica, los comercios ofrecen una vasta gama de bienes que ni siquiera los mercados de Jap&oacute;n, Europa occidental o Estados Unidos pueden empardar. Desde 1990 a 2009, las ventas anuales al detalle pasaron de unos US$ 100.000 millones a US$ 1,8 billones. Ese 179 % de aumento indica que la clase media ser&aacute; chica pero ha llegado para quedase.<br /> La expansi&oacute;n de mercados, obviamente, viene acompa&ntilde;ada por una competencia fenomenal, junto con abruptos vaivenes en la participaci&oacute;n de nuevo y antiguos productos o rubros. Pero hay un factor muy relevante: si bien la plaza oriental est&aacute; abierta a bienes extranjeros, es tremendamente localista o provinciana, atada a costumbres y gustos tradicionales, con extremas variaciones de regi&oacute;n en regi&oacute;n.<br /> <br /> Los m&eacute;todos comunes al presente entre marketineros globales probablemente no sean ya efectivos en el futuro. <br /> La mayor&iacute;a de multinacionales han concentrado sus esfuerzos chinos en &aacute;reas relativamente chicas y una fracci&oacute;n de potenciales compradores. Ergo, est&aacute;n familiarizados con tres ejes centrales: Shanghai, Hongkong-Guangzhou, Beijing-Tianjin. No son desde&ntilde;ables, claro, pues en conjunto representan casi la mitad del producto bruto interno y US$ 5.000 a 6.500 de PB por habitante. Pero el resto de la China han &ndash;o sea sin Tibet, Xingjiang y Mongolia interior- es un mercado m&aacute;s promisorio, con alta tasa de urbanizaci&oacute;n y nuevas redes de comunicaci&oacute;n, donde hay docenas de ciudades con un mill&oacute;n de habitantes o m&aacute;s.<br /> <br /> Varios observadores superficiales en occidente creen que la existencia de mercados abiertos torna China en capitalista en todo salvo el t&iacute;tulo. Creen que la libertad econ&oacute;mica y la creciente burgues&iacute;a llevar&aacute; a la democracia, tarde o temprano. No pueden estar m&aacute;s equivocados: en cualquier escenario, ser&aacute; un r&eacute;gimen totalitario por a&ntilde;os bajo un partido comunista con&nbsp; millones de afiliados activos. El episodio Google es t&iacute;pico de un sistema que, desde 1949, refleja una sociedad cerrada que data de Shi Chi Huangdi (siglo &ndash;III).</p>

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